psicología /desarrollo personal
TECNICA PARA SALIR DEL BUCLE DE PENSAMIENTOS NEGATIVOS
Controlar las emociones es difícil, y más cuando
entras en un bucle de pensamientos negativos. Por eso, aquí te dejo algunas formas para que puedas salir del
bucle.
PENSAMIENTOS NEGATIVOS CONTROL EMOCIONES
Cuando tenemos expectativas poco realistas es
probable que tomemos decisiones erróneas y si las cosas no salen como
esperábamos podemos entrar en un tipo de pensamiento circular, de
juicios negativos, de culpas y de remordimientos que nos jugarán malas
pasadas. Te explicamos cómo aprender a parar a tiempo el bucle
emocional y físico manteniendo el equilibrio interior.
Todos alguna vez hemos pasado por una época en que
nos hemos obsesionado con una idea que no deja de rondar en nuestra cabeza. Son
ideas que a menudo vienen acompañadas de emociones potentes que parece que no
podemos cambiar y que nos hacen estar preocupadas y tensas en extremo.
Focalizamos nuestros sentidos en aquello que va mal y sentimos que no podremos
salir nunca de ese estado. Nos quedamos en una especie de bucle que
nos hace pensar que la vida no es agradable ni productiva, sin darnos cuenta
que cuando los pensamientos se mueven como en bucle puedes llegar a sentirte
excesivamente débil y cansada. De hecho, investigaciones llevadas a cabo
por la Universidad de Saint Louis Missouri (EE UU) confirman que el enfado y la
rabia que habitualmente sostienen los pensamientos obsesivos producen más
síntomas físicos que la ansiedad o la depresión. Recuperar el rumbo
de tu vida sin estos pensamientos reiterativos es posible. La clave pasa por
aprender que estas reflexiones adictivas nunca son aleatorias, y que también
pueden ser oportunidades extraordinarias para aprender a entenderte y
a encontrar la ruta interna para alcanzar tu bienestar.
"¿Por qué a mí?"
Aferrarse a ciertas situaciones o personas nos impide
tomar distancia y afrontar que las cosas pueden tomar rumbos inesperados. Es
probable que entonces caigamos en preguntas trampa como “¿por qué me sucede
esto a mí?”, sin darnos cuenta de que en el mismo instante en que ponemos
el foco en que somos nosotros el problema, los sentimientos de indefensión se
disparan y quedamos enredadas en conclusiones erróneas y dañinas. No en vano,
en los últimos años, se ha llegado a demostrar que mantener la sensación de
vivir en una injusticia constante durante un período prolongado tiene un efecto
adverso en nuestra mente y eso acaba por afectarnos y por manifestarse en
nuestra salud (lo somatizamos). Librarse de la tendencia a rumiar es posible y
también lo es poner en marcha un proceso rápido de higiene mental para
frenar la vorágine de ideas distorsionadas que acaban desconectándonos de
nosotras mismas y de los demás. Te contamos cómo lograrlo.
Estrategias pare evitar el bucle de pensamientos
negativos
Llenarse de actividad para no pensar en el dolor de
una pérdida, en un fracaso laboral, en la soledad, en el abandono... No hace
desaparecer la herida. De poco sirven las horas de lecturas, de gimnasio, de
cafés con amigas y charlas. Porque los pensamientos repetitivos seguirán
estando ahí. En lugar de ello decide cómo afrontarás tu vida a partir
de eso que te pasó, antes de que todo ello desemboque en el malestar.
1. Escribe lo que te pasa
Hazlo con libertad, al menos durante 20
minutos. Todos tenemos creencias que se desencadenan ante la frustración.
Si quieres ponte una alarma y no pares de escribir hasta que suene. Aunque
parezca extraño, escribir ayuda a cambiar la narrativa. Cuando
sucede algo que nos duele, a menudo revivimos el evento una y otra vez en
nuestras cabezas, volviendo a enfriar el dolor. Este proceso se llama
rumiación y en absoluto nos mueve hacia la curación y el crecimiento.
Al pensar qué vas a escribir, también reflexionas desde otras
perspectivas y esto te ayuda a obtener nuevos conocimientos sobre los
nuevos desafíos y a repensar tus creencias, así como a explorar tus pensamientos
y sentimientos más profundos.
2. Haz algo que te ayude a reparar tus emociones
Algo que te haga sentir bien, no importa si hace
mucho que no lo haces. Puede ser ver a un viejo amigo, que te apetezca ir a
nadar o a bailar... Reparar emociones es difícil
porque la evolución nos ha dotado de la motivación psicológica para evitar ser
abandonados por otros y la forma más fácil de boicotearnos cuando no lo
logramos es huir, o bien devolver el golpe, o imaginar represalias, algo que
está muy arraigado en la historia evolutiva.
3. Perdona y perdónate
La naturaleza dotó a la humanidad de venganza pero
también de la capacidad para comprender y perdonar como
herramientas para la resolución de conflictos. Sin embargo, la sola idea de
pensar que debemos dar el brazo a torcer nos hace sentir incómodos.
Probablemente porque no se tiene en cuenta que no es signo de debilidad sino
que es eso lo que realmente nos hace humanos. Un sencillo truco es repetirte
mentalmente que las cosas están bien tal y como están.
4. Rompe el círculo
Intenta no darle tanto poder a eso que estás pensando
y que una y otra vez te lleva a recordar solo la parte negativa del problema o
de una situación concreta. Cuando esos pensamientos se produzcan, utiliza
un estímulo de corte. Por ejemplo, decirte: “¡Basta ya!”, y cambia
de actividad, de espacio… Recuerda que vivir es aceptar que las cosas
cambian y pretender que las cosas no cambien es más que ilusorio. Es como
dejar de lado que uno cambia de forma de pensar, de ser, a medida que las experiencias
se convierten en verdaderas oportunidades de aprendizaje. ¡Incluso nuestras
propias células cambian!
5. Dale la vuelta a la experiencia
Una vez que ya hayas explorado el lado oscuro de una
experiencia dolorosa, que te hayas impregnado de todos los sentimientos
negativos que pasaron por tu mente, tienes una segunda opción: elegir
contemplar algunos de los aspectos positivos de la nueva situación que
ahora te toca afrontar. Por ejemplo, podrías reflexionar sobre cómo lo que
ahora sientes te ha permitido sacar a la luz ciertas emociones que no habías
expresado antes y que te ha servido para defender mejor tu punto de vista. O,
por ejemplo, que no tener pareja te ha llevado a encontrar grupos de
personas realmente interesantes o que tener más tiempo para ti te ha
permitido involucrarte en asuntos sociales que realmente te permiten aportar
algo especial de ti mismo a la sociedad y sentirte más reconfortado y
pleno.