22 mayo 2010
Desde mi Mirador
Desde mi Mirador
Desde el mirador de mi imaginación tuve una inocente fantasía. tuve un sueño: Un sueño intenso, diáfanoun sueño de difusos colores; Un sueño inocente, tan inocente, que ignoré que era un sueño.
Observó, descubro, sus ciclópeas formas que superan mi imaginación; su suave calor me conmueve, me da abrigo.
La luz que irradia lo enmaraña, desconcertado me pierdo en la fascinación que ejerce sobre mi su significado, me pierdo, sin querer encontrarme.
Yo sé que llegará una mañana, en la que el crepúsculo matutino lo borrará como todo lo que se lleva el día, entonces el despertar volverá a ser sombrío.
Hoy es noche clara en mi vida, la luna cómplice comparte mi sensación, esta sensación que solo provoca mi sueño de mirada incrédula.
Hoy es noche, clara y aquí, desde la vista de mi presente, me conformo solo con soñar utopías con mi delicado sueño, lleno de delirios
Mi apacible sueño, que no sabe que es un sueño.
El placentero sueño, que, impunemente, me robará el despertar.
A mitad de camino de mi última etapa, yo te bendigo, Vida, porque nunca me dejaste sin esperanza fallida ni trabajos injustos ni pena inmerecida, Porque veo al final de mi rudo camino Yo que fui arquitecto de mi propio destino; que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse tristeza y desolación, planté imaginaciones y coseché siempre sueños.
Hallé sin duda largas las noches de desvelo;Es mas no me prometiste tú sólo noches buenas, y en cambio tuve algunas noches agradables serenas. Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
¿Real o Irreal?
¿Qué es lo que diferencia lo real de lo que no lo es? Recientemente, y gracias a un nuevo amigo, me he estado haciendo esta pregunta.
Si lo piensas bien, lo único que diferencia lo real de lo que no lo es, es que la realidad la podemos tocar, la que choca con nosotros y nos hace daño, a veces nos hace llorar, de rabia, tristeza, desesperación, o también de emoción, alegría, felicidad...
Pero esas diferencias no hacen lo irreal algo malo, siempre he creído que la imaginación hace que la vida resulte más interesante.
Como siempre, la virtud, se encuentra en el termino medio, y debemos vivir la vida con los pies en la tierra, pero sin olvidar que en nuestra imaginación podemos cambiar el color de las cosas, y disfrutar mucho más de todo lo que tenemos en el mundo real, es cuestión de saber combinar las dos cosas.
Es lo que yo hago casi siempre desde esta pequeña ventana, desde mi mirador, dejo volar mi imaginación, y consigo ver viajes fantásticos y curiosos por el mundo, me pongo a recordar acontecimientos pasados, que disfrazo con trazos de historias inventadas.
La imaginación es importante, casi imprescindible, la vida sería muy aburrida sin ella.
Desde mi Mirador
¿Dónde están las fronteras entre lo real y lo imaginario? Pregunta interesante… Ya los grandes filósofos, como Descartes o Hume, Platón o Kant se devanaron las meninges. Y no seré yo quien la solución la respuesta, desde luego. Nuestras vidas hoy son una mezcla de impresiones, un álbum de fotos que van cambiando según nuestras neuronas cambian los detalles de nuestros recuerdos, las pinceladas de las galerías que conforman los laberintos de nuestras almas.
Esa imaginación que nos cambia los recuerdos, nos hace, en realidad, lo que somos, pues los malos recuerdos se atemperan, y los buenos se relativizan. Con ello, podemos alcanzar el tan buscado término medio, como náufragos en pos de una isla, como golondrinas en océano abierto buscando un lugar donde posarse y poder plegar, al fin, las alas.
Es la imaginación la que nos permite dar brazadas, la que hace que sigamos aleteando, porque sólo con la imaginación podemos atisbar un futuro, y, así, nos permite tener ilusiones, sueños, aspiraciones.
Nos permite ser más felices, afrontar el futuro en una carabela construida con el frágil casco de una sonrisa.
La imaginación, de esa manera, nos alimenta; si no de pan, al menos sí de ilusiones. Aunque no nos calme la sed, sí puede apagar algunos fuegos que llevamos dentro. Sin imaginación, en definitiva, el alma es sólo carne, y la vida sólo un árbol que ya nació despojado de sus hojas.
Woody Allen: "A mí no me gusta nada la realidad, pero es el único lugar donde me puedo comer un buen filete de ternera".
El problema de qué es real sólo se puede plantear cuando ya existe algo irreal o, si se prefiere, ficticio, ilusorio, intangible..
En un estado inicial, el ser humano no puede plantearse el problema de la realidad, sencillamente porque todo lo que existe es verdadero.
Pero es él mismo ser humano quien, por medio del lenguaje, y de las representaciones pictórico-escultóricas, comienza a crear realidades contenidas en sí mismas.
De ahí que el tótem o las pinturas rupestres fueran deificadas: era muy difícil para el hombre de entonces desvincular esos hechos perceptivos de lo que conocían como cierto (lo cual no desmerece en absoluto su inteligencia. Miles de años después, muchas personas modernas se agachaban al pasar el tren . o los caballos de la primera proyección cinematográfica).
Hay, pues, una realidad real y segunda "virtual", en un estrato inferior, la cual comenzó estando formada por pinturas, esculturas, relatos, y ahora también la conforman películas, videojuegos, el ciberespacio, la blogosfera...
Esa realidad virtual es la que crea el hombre por sus medios. Ahora bien, habría una tercera realidad, que podríamos denominar "invisible", y que sería aquella que el lenguaje no crea (está antes que el lenguaje), pero sí desvela y ayuda a desentrañar, como es el mundo de las matemáticas, la geometría, la ciencia y, probablemente, la moral. Realidades que preexistían al lenguaje que las formulara, virtudes que estaban ahí, intangibles, antes de que el hombre las encarnara. Las "ideas" platónicas, de todas las distintas formas que desde Platón hasta Deleuze se pudieron entender.
Frecuentemente, atribuimos un valor mayor a las cosas que descubrimos que "además" son reales: una película basada en hechos reales, una crónica frente a un relato, una historia real frente a una inventada, la letra de una canción autobiográfica... Ahora bien, el mero hecho de ser real, puede ser en sí mismo insignificante, ¿qué es más importante para el hombre en su conjunto, una historia de ficción que lean y comenten millones de personas de distintas generaciones (algo irreal), o la vida de un hombre que no deje huella?
Encontramos que la validación ontológica, tal vez, carezca de valor añadido.
En el mundo que vivimos se hace difícil el problema, por cuanto el conjunto de :
"realidades irreales", historias, películas, valores, creencias, que podemos elegir es acaso demasiado amplio y no consensuado. De ahí, se hace difícil vivir con imaginación en un contexto donde no es compartida, por ejemplo, o se fabula de otra manera que no compartimos.
Si toda creación artística, por definición, no es real, en tanto que se refiere a sí misma y se valora de manera subjetiva, ¿qué sentido tiene una vida que se ciña a lo real?
De igual modo, aplicado al individuo, si todos los sueños, ilusiones, sentimientos, creencias, virtudes no son estrictamente reales..
¿Cuál es el valor real de la realidad?
Como me decía mi buen amigo:
"si la realidad de la vida te obliga a hundir las piernas en el fango, húndelas, pero mantén la cabeza mirando al cielo".
Dts. May-2010
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