19 noviembre 2007
Nostalgia
Nostalgia:
Estoy triste, siento que la vida misma no tiene más sentido que la levedad de lo superficial
Todo vuelve y se derrumba; tal vez es la tristeza misma por lo que pudo haber sido.
Mi corazón desea ser feliz, mis sueños luchan inalcanzablemente por crecer y no ser parte de una vana ilusión. Tengo ganas de salir, correr, gritar, decirle al mundo lo triste que es la vida; pero el miedo me calla, me incomoda, me cohíbe. Deseo con toda el alma buscar la salida, encontrar una respuesta... pero sé que sólo el tiempo no puede devolverme lo mucho que me han quitado.
Melancolía, parte de la vida misma. Tan necesaria como el poder de una sonrisa. Soledad y tinieblas, parte del cuerpo mismo. Tan fuertes como el rumor de tu boca en mi boca, donde el sentimiento está cansado de sentir.
Es claro que paso por el preciso momento, esta claro que llueve a lo lejos y el cielo se muere
Es claro que duele, que rompe el alma y deja rasguños, en el lugar más frágil que tiene mi cuerpo.
Nostalgia, esta claro que eres parte del pasado, parte de mi vida
Porque a la hora, los recuerdos se esconden por las calles de la inocente cuidad, donde habitan mis sueños y corren todas las noches para entrar al lugar en donde ya nada exista y puedan ser felices a lo largo del letargo que produce toda la fragilidad, que queda en mí.
Sé que hay muchas personas que tienen la, no se muy bien si calificarla así, sana costumbre de anotar todo aquello que consideran relevante durante su día. Esa anotación recogida en una página que al final todas juntas, de cada día, forman un “Diario”.
Es el libro de nuestra vida y que recoge lo que no queremos que se pierda en un archivo sin retorno en el fondo del “baúl de nuestros recuerdos” y que guarde nuestra más sincera e intima intimidad.
Nunca lo llevé, nunca inicié un diario ni tampoco utilicé agenda,... hasta hace poco. Y ahora que soy un desordenado. Fijaros anotaba lo que tenia que hacer y todo eso pero… se me olvidaba abrir la agenda. En serio que sí, pero bueno tenía, y digo bien, tenia una muy buena memoria. Algo queda aún, pero, no sé si por cantidad o por otras cosas, a veces ya me falla, o quizás en la inteligente discriminación de cosas “importantes o no” que hace mi cerebro, considere, éste, que no es importante el mantener ocupadas neuronas con esa información que luego no recuerdo. Aunque dicen que no hay problema de límite de almacenamiento, pues no se que os diga. Mi cerebro sabrá lo que hace. Yo le dejo ir por libre, a mi me va mejor ¿Se llama desconectar? Bueno que me pierdo, como siempre.
Decía que no llevé nunca un diario, pero si muchas veces anotaba alguna cosillas en mis hojas en blanco. Sobre todo frases que se suponía deberían de hacer de llave de esa “caja-archivo” donde se guardan las cosas para un tiempo largo; el caso es que cada día, y no se bien porqué, reviso mis hojas y, como por magia, al ir leyendo algunas notas , aparecieron imágenes, que me devolvieron pensamientos de otro a momentos mi libreta pequeña y mi lápiz, (en la mayoría de las ocasiones utilizo el teclado para escribir, hay que sentir placer en la mano al manchar papeles con palabras sin sentido, aparente. caprichos de la mente.
Es la revolución de las neuronas puestas en pie de guerra, como rebeldía a los momentos sin sentido.
Nov-07 dt.
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1 comentario:
Hola Diego, soy Anna.
Hasta hoy no he podido entrar en tu blog, porque mi hija tenía el ordenador estropeado.
Me ha gustado un montón todo lo que cuentas, incluso haces referencia a tu pueblo, que es lo mejor del mundo mundial (con sus choricicos y tó).
El jueves me dieron la quimio y estoy un poco cansaica, pero bueno, ya me pasará.
Bueno Diego, me voy a cenar (aunque no tengo mucha hambre, pero voy a hacer un esfuerzo).
Si puedo mañana me conecto.
Gracias por tus palabras de aliento del otro día. (Eres un buen compi).
Un abrazo muy fuerte de Anna.
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