Psicología/Desarrollo Personal
MANERAS DE COMPLICARSE LA VIDA
INNECESARIAMENTE
Hay personas que saben fluir, que afrontan los problemas apenas aparecen
y encuentran soluciones rápidamente. No es que la vida les sonría o que tengan
más suerte que el resto de los mortales, tan solo son proactivos y no dejan
para mañana lo que pueden hacer hoy.
Al contrario, otros se complican la vida innecesariamente, se quedan atascados
analizando el problema o buscando soluciones. Les cuesta mucho salir del
agujero cuando caen porque tienen lo que podríamos llamar "sobrepeso
mental". Estas personas dan demasiadas vueltas a los problemas, analizan
al milímetro las posibles soluciones y postergan indefinidamente la toma de
decisión hasta que no se encuentran contra la espada y la pared. Ello genera
una sobrecarga emocional y cognitiva que puede llegar a ser extenuante.
Tipos de pensamiento que nos
complican la vida
1. Planificas tareas
pendientes que realmente no necesitas hacer
A menudo nos sobrecargamos con compromisos o tareas que no son realmente
necesarios. El problema es que cuando comenzamos nuestro diálogo interior con
la palabra “necesito” se activa la alarma para dar prioridad a esa presunta
necesidad. Eso puede hacer que prioricemos cosas que no son necesarias y
posterguemos aquellas que realmente son imprescindibles. De esta manera nos
mantenemos ocupados en tareas más o menos intrascendentes mientras las cosas
importantes se quedan en un segundo plano y se acumulan. Como resultado, no es
extraño que terminemos agotados y estresados, con la sensación de que no hemos
aprovechado el día.
¿Solución? Si no quieres complicarte la vida por gusto,
asegúrate de tener en tu lista de tareas solo aquellas que sean verdaderas
prioridades. Analiza todos tus “necesito”. Quizá podrías cambiarlos por
palabras como “quiero”, “me gustaría” o “prefiero”. Ese cambio semántico te
ayudará a sacar a colación otras cosas que realmente son más importantes y a
las que vale la pena dedicarle tu tiempo y energía.
2. Buscas la solución
perfecta
Buscar la solución perfecta es uno de los errores más comunes que nos
mantiene atrapados en el círculo vicioso que ha creado el problema a nuestro
alrededor. En nuestra mente, exploramos diversas alternativas, pero no nos
decidimos por ninguna porque vemos fallos o posibles riesgos en todas. El miedo
a equivocarnos alimenta un flujo constante de ideas que termina confundiéndonos
y paralizándonos. Así, en vez de buscar soluciones para el problema, hallamos
problemas para las soluciones. A cada idea le encontramos un fallo. Esa
situación nos sobrecarga cognitivamente y termina dejándonos exhaustos.
¿Solución? Debes asumir que existen decenas de
soluciones, muchas de las cuales son perfectamente válidas. Reflexionar antes
de tomar una decisión es inteligente, quedarse dando vueltas en las decisiones
no lo es. Es tan solo una manera de complicarse la vida. Por tanto, interioriza
que no hay soluciones perfectas, garantizadas y 100% libres de riesgo.
3. Has encontrado una buena
solución, pero no la implementas
Por inverosímil que parezca, a veces podemos quedarnos atascados en la
“fase teórica”, sin pasar a la acción. Le pasa a menudo a las personas que
padecen depresión o a los procrastinadores. Estas personas pueden saber cuál es
el camino a seguir, han encontrado la solución para el problema, pero no la
implementan. Como resultado, se quedan atrapadas en el problema, el cual las
desgasta cada vez más. Este comportamiento puede deberse a múltiples causas,
pero generalmente se explica por el miedo a salir de la zona de confort, una
zona en la que quizá no nos sentimos bien, pero nos reporta la seguridad de lo
conocido.
¿Solución? Asume que el primer paso no te llevará donde
quieres llegar, pero al menos te sacará de donde estás. Si te asusta tomar una
decisión, simplemente ve dando pequeños pasos. Siempre tienes la opción de
volver atrás y emprender otro camino. Recuerda que a veces el camino no es
recto sino lleno de curvas y retrocesos. Aun así, es mejor moverse que
mantenerse paralizado sufriendo una situación que te está dañando.
4. Te obsesionas con las
consecuencias de las decisiones y con lo que pensarán los demás
El pensamiento es una herramienta muy potente que nos permite
proyectarnos al futuro para evitar posibles daños. Sin embargo, también es un
arma de doble filo que genera preocupaciones incesantes que nos arrebatan la
tranquilidad. Uno de los principales errores que nos mantienen atascados y nos
complican la vida consiste en pensar continuamente en las implicaciones de
nuestras decisiones, casi siempre previendo las consecuencias más negativas que
podamos imaginar. De hecho, muchos temen a cómo reaccionarán los demás o qué
pensarán de ellos. El temor al juicio social les mantiene atrapados.
¿Solución? Tomar decisiones es el arte de elegir
caminos y lidiar con la incertidumbre. Eso significa que, dado que solo podemos
recorrer un camino, debemos olvidarnos del resto. Todas las decisiones que
tomes siempre tendrán consecuencias. Siempre tendrás que renunciar a algo y
nunca podrás estar seguro completamente de las implicaciones de los pasos que
das. Aún así, si quieres seguir creciendo, debes moverte. Y eso implica tomar
decisiones. Asume que no puedes controlar las reacciones de los demás y que es
probable que tu decisión no guste a todos. Aún así, es tu decisión. Es tu vida,
y tú decides.
5. Inventas obstáculos
Puede parecer un contrasentido, pero a menudo inventamos obstáculos en
nuestro camino para evitar tomar una decisión que nos atemoriza. De hecho, es
la estrategia más común para complicarse la vida innecesariamente. Por ejemplo,
nos decimos que no podemos tomar la decisión sin consultar antes a una persona
que no se encuentra disponible o con la cual mantenemos una mala relación. O
nos decimos que no podemos decidir hasta que no tengamos más información, a
sabiendas de que nunca será suficiente porque es imposible minimizar a cero la
incertidumbre. En esos casos, en vez de dedicar nuestro tiempo y energía a
buscar soluciones, nos dedicamos a poner obstáculos. Como resultado, nos
sentiremos atrapados en un laberinto sin salida que hemos construido nosotros
mismos.
¿Solución? No es necesario que crees más obstáculos de
los que la vida te pone. Si te sientes atascado a pesar de que ya has
encontrado una solución, pregúntate a qué le tienes miedo. Ahí se encuentra la
respuesta a los obstáculos que estás creando para no dar el próximo paso.
Puedes aprovechar esa situación para crecer afrontando tus temores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario