06 julio 2020
EL BOMBARDEO MEDIÁTICO NOS DESESTABILIZA EMOCIONALMENTE Y NOS PUEDE CREAR PROBLEMAS DE SALUD
PSICOLOGÍA
SIN RESERVAS
El 15 de
abril de 2013, mientras cientos de corredores llegaban a la línea de meta en el
maratón anual de Boston, dos bombas explotaron. Tres personas murieron ese
día, incluido un niño de ocho años. Cientos resultaron heridas.
Los medios
de comunicación de todo el mundo le dieron seguimiento. Durante días.
Transmitieron las terribles imágenes de la detonación, el caos, el dolor de las
víctimas. Las personas que vivieron aquel atentado sufrieron daños
psicológicos, pero Alison Holman y sus colegas de la Universidad de California
descubrieron que también hubo otro grupo de personas afectadas.
Tras
entrevistar a 4.675 adultos comprobaron que las personas que no habían vivido
la explosión en carne propia, pero habían consumido 6 o más horas de noticias
al día durante la semana posterior, también presentaban signos de estrés
postraumático.
Los
investigadores concluyeron que “la exposición repetida a los medios relacionada
con los bombardeos se asoció con un mayor estrés agudo que la exposición
directa. La cobertura mediática después de traumas colectivos puede
difundir ampliamente el estrés agudo”.
Por tanto,
les quedó claro que todos subestimamos los efectos de las noticias en nuestra
salud mental. Y ni siquiera somos plenamente conscientes de que las noticias
también cambian la visión que tenemos de la realidad, influyen en nuestras
actitudes, moldean nuestras opiniones y, en última instancia, determinan nuestros
comportamientos e incluso pueden afectar nuestra salud.
Sumergidos
en un flujo constante de noticias
La pandemia
actual y el confinamiento nos han expuesto como ninguna otra situación a los
medios de comunicación, que se han convertido en nuestra única ventana al mundo
en un periodo de gran incertidumbre y soledad. Justo cuando más vulnerables
psicológicamente hemos estado, los medios de noticias han alcanzado cifras
récord de audiencia.
A los medios
de comunicación tradicionales se han sumado otros canales – redes sociales,
podcast y blogs – que siempre están disponibles y han terminado por sumirnos en
un auténtico maremágnum de noticias desde que nos levantábamos hasta que nos
acostábamos.
De hecho,
uno de los primeros estudios realizados sobre la cobertura mediática que se ha
realizado de la pandemia de Covid-19 reveló que el consumo de los nuevos medios
de comunicación generaba síntomas más agudos de depresión, ansiedad y estrés,
en comparación con los medios de comunicación tradicionales. Los investigadores
de la Universidad Normal de Tianjin también comprobaron que la forma de
presentar las noticias cuenta. Aquellas que enfatizaban los aspectos más
positivos o mostraban el contenido de manera más neutral nos desestabilizaban
menos.
Imbuidos en
ese flujo constante de información/desinformación, no es extraño que hayamos
caído en un círculo vicioso particularmente peligroso. Cuando creemos que
existe una amenaza para nuestra vida o estabilidad, nos preocuparemos y
queremos recopilar la mayor cantidad de datos posible para comprender “mejor”
lo que está sucediendo y tomar decisiones informadas.
El problema
es que eso nos conduce a consumir más noticias que, cuando son contradictorias
o sensacionalistas, en vez de aclararnos nos sumen aún más en la confusión.
De hecho,
investigadores de la Universidad de California comprobaron que las personas más
preocupadas por las consecuencias de los eventos suelen consumir más noticias
durante el periodo previo a que ocurran, lo cual se revierte en un peor
desempeño psicológico cuando el problema finalmente se materializa. Es decir,
consumir más noticias no suele prepararnos mejor para los problemas que se
avecinan.
Eso, por
supuesto, no significa que debamos estar desinformados. Pero quizá deberíamos
acercarnos a las noticias con una actitud más cauta y crítica.
Las noticias
aprovechan nuestros sesgos
Una de las
razones por la cual los efectos de las noticias son tan potentes es nuestro “sesgo
de negatividad”. Se trata de nuestra tendencia a prestar más atención a las
cosas negativas que suceden a nuestro alrededor. Es probable que ese sesgo se
deba a que necesitamos protegernos del peligro, razón por la cual nos centramos
más en las noticias negativas y descartamos rápidamente las positivas.
Sin embargo,
un sesgo no es la realidad, es una percepción limitada de la misma. De hecho,
investigadores de la Universidad de Carolina del Norte comprobaron que las
noticias económicas que transmiten los medios a menudo son más sombrías que la
realidad, de manera que terminan influyendo negativamente sobre nuestras
expectativas de futuro. Muchas noticias, por ende, deforman nuestra percepción
del mundo – no necesariamente para mejor.
Las noticias
también hacen leva en el “efecto marco o encuadre”, un fenómeno psicológico que
indica que la manera en que nos presentan un hecho o elección influye en la
forma en que pensamos al respecto.
En 2016 dos
investigadores de la Universidad de Bournemouth presentaron a un grupo de
personas la misma noticia, pero encuadrada de manera diferente, para evaluar su
percepción sobre el nivel de riesgo de un país.
Descubrieron,
por ejemplo, que decir que un ataque terrorista era causado por “al-Qaeda y
los grupos islámicos radicales asociados” preocupaba mucho más a las
personas que referirse de manera más vaga a un “grupo separatista rebelde
nacional”, aunque ambos titulares tienen el mismo significado y sus
consecuencias eran las mismas.
Un estudio
del Moffitt Cáncer Center en Florida
descubrió que las noticias también nos llevan a malinterpretar la incidencia de
diferentes tipos de cáncer. De hecho, solemos pensar que el cáncer cerebral es
mucho más común porque está sobre representado en los medios de comunicación, mientras
otros, como los tumores en el sistema reproductivo, que ocurren con más
frecuencia incluso entre las personas que conocemos, nos parecen menos comunes.
Esa percepción sesgada podría hacer que subestimemos nuestro nivel de riesgo y
pasemos por alto los primeros signos de advertencia. Eso significa que los
efectos de las noticias también se extienden a nuestra salud.
Los efectos
de las noticias en nuestra salud
Una
investigación realizada en el Hospital Louis-H. La Fontaine de Montreal
comprobó que leer noticias negativas durante apenas 10 minutos produce un
aumento de cortisol, la hormona del estrés, en las mujeres. Esas noticias
también son recordadas con mayor nitidez, lo cual significa que nuestro cerebro
las percibe como una amenaza.
Otro estudio
desarrollado en la Universidad de Misuri comprobó que las noticias negativas
aumentan nuestro ritmo cardíaco, lo cual podría tener implicaciones graves para
nuestra salud a largo plazo si nos exponemos continuamente a un alud de
noticias negativas día tras día. De hecho, la exposición de 4 horas o más a la
cobertura mediática sobre los atentados del 11 de septiembre aumentó hasta en
un 53% las probabilidades de tener problemas cardiovasculares durante los tres
años posteriores y otros problemas de salud.
No es
extraño. Vemos las mismas noticias, una y otra vez. Sabemos que no es ficción.
Hay alguien que está sufriendo o que lo está pasando mal. Y eso termina dejando
una huella emocional que puede tener un impacto en nuestra salud.
Otro estudio
desarrollado en la Universidad de Texas comprobó que la exposición a los medios
de comunicación fue un factor predictor de los niveles de ansiedad. Estas
personas reportaban niveles más bajos de optimismo y una mayor angustia
psicológica.
En realidad,
el problema no es la noticia en sí, sino su repetición. El bombardeo. Los
nuevos detalles traumáticos que se añaden para llamar la atención. Porque hace
mucho tiempo que las noticias se han olvidado de su objetivo principal,
informar, y se han convertido en una fuente de entretenimiento más a la que es
necesario añadir drama para mantenernos pegados a las pantallas. De hecho, tras
analizar las noticias en 14 países, psicólogos de la Universidad Nacional de
Taiwán alertaron de que el tratamiento sensacionalista de las mismas ha
aumentado exponencialmente en los últimos años.
Y nadie es
inmune. Aunque algunos sean más sugestionables que otros, psicólogos de la
Universidad Abierta de los Países Bajos constataron que las noticias afectan
nuestro estado de ánimo, generando emociones negativas y borrando las
positivas, independientemente de nuestras características de personalidad.
Por tanto,
en la era de la infoxicación, necesitamos asumir una actitud proactiva, que
quizá signifique reducir el consumo de noticias y/o elegir fuentes fiables que
realmente nos informen en vez de limitarse a generar alarma o añadir detalles
morbosos. Nuestra salud mental y física nos lo agradecerá.
Fuentes:
Gorvett, Z.
(2020) How the news changes the way We think and behave. En: BBC.
Hoog, N.
& Verboon, P. (2020) Is the news Making us unhappy? The influence of daily
news exposure on emotional states. British Journal of Psychology; 111(2): 157-173.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario