El Mito de Atalanta e Hipómenes
a benevolente encontró
una niña recién nacida, llamada Atalanta, al pie de la montaña, que había sido
abandonada por su padre por ser mujer.
La osa la crió como a uno de sus hijos y le enseñó a cazar y
a recoger miel y bayas. Una vez que creció se convirtió en una seguidora de
Diana la cazadora; vivía sola y era muy feliz recorriendo los bosques y los
campos inundados de sol.
Apolo, apoyaba su modo de vida y le recomendó que no se
casara nunca para no perder su identidad.
Sin embargo, siempre vivía rodeada de pretendientes.
Cansada de tener que enfrentar esta situación y para
liberarse de ellos organizó un plan. Confiando en su destreza física, los
desafió a competir con ella en una carrera; y el que la pudiera vencer se
casaría con ella, pero el que fuera vencido perdería la vida.
Estaba segura qué con esta condición nadie querría
participar, ya eran lo suficientemente duras como para desalentar a cualquier
candidato, sin embargo, muchos hombres estuvieron dispuestos a perder la vida.
Un día un extranjero llamado Hipómenes, pasó por esa región
y se enteró de la competencia. Se burló de los hombres que participaban, pero
en cuanto conoció a la bella Atalanta también quiso arriesgarse para lograr ser
su esposo.
Era el nieto de Neptuno, dios del mar, un orgulloso e
intrépido caballero que la impresionó por su arrogante presencia.
Atalanta le pidió que se fuera porque temía por la vida de
ese gallardo joven que la había conmovido y del que se estaba enamorando.
Sin embargo, a pesar de sus súplicas él no quiso ceder y con
gran pesar tuvo que consentir en competir con él.
Hipómenes le rogó a la diosa Venus que lo ayudara y ésta
decidió hacerlo y así tener la oportunidad de castigar a Atalanta por
despreciar al amor.
Venus cortó tres manzanas de oro de un árbol sagrado y se
las dio al audaz caballero para que se las fuera arrojando a la joven durante
la carrera para distraerla y alejarla del camino. Era la única manera de
ganarle, porque era más veloz que el mismo viento.
Las dos primeras manzanas lograron hacer retroceder a
Atalanta para recogerlas llegando estar los dos a la par; pero la tercera
manzana era la última oportunidad, por lo tanto, Hipómenes trató de lanzarla lo
más lejos posible.
Atlanta se disponía a ignorarla para no perder la carrera,
pero en ese momento de la decisión Venus tocó su corazón y le hizo abandonar el
camino para recogerla, perdiendo así la carrera.
Hipómenes ganó así la competencia gracias a la ayuda de
Venus, logrando ser el primero en ganar el premio, que le permitía tomar a
Atalanta como esposa.
Pero con el afán de ganar la carrera, Hipómenes olvidó
agradecerle a Venus el apoyo, quien, enfurecida por su falta de agradecimiento,
con la ayuda de Diana, la diosa de la Luna urdió un castigo para la pareja por
haberla ignorado.
Cuando ambas diosas los encontraron juntos en el bosque
recostados sobre la hierba a la luz de la luna, decidieron convertirlos en
animales.
Fue así que esa misma noche sus cuerpos comenzaron a
experimentar grandes cambios y se transformaron lentamente en dos poderosos
leones.
Cuando se despertaron a la madrugada, comenzaron a rugir y
no tuvieron más remedio que salir a cazar para poder subsistir.
A partir de entonces, Atalanta e Hipómenes vivieron juntos
para siempre en las profundidades del bosque convertidos en leones y dominados
por la luna.
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