01 septiembre 2020
¿CÓMO ALCANZAR LA PAZ INTERIOR:
Psicología/ desarrollo personal
Estamos tan imbuidos en ese ritmo
frenético que a veces, cuando tenemos un poco de tiempo para nosotros mismos,
nos sentimos culpables. Culpables porque deberíamos estar haciendo algo más
productivo. Sin embargo, hay un momento en que es necesario detenerse y decir
“¡basta!”. Basta a las preocupaciones sin sentido y al ritmo de vida agobiante.
Basta a las presiones sociales, a todas esas tareas sin sentido y a la
persecución de la perfección.
Reencontrar la paz interior es
fundamental para nuestro bienestar y felicidad. De vez en cuando es
imprescindible relajarse un poco, tomar una pausa y reordenar nuestras prioridades.
Es un cambio que vale la pena.
La paz interior es una sensación
de calma en la que dejamos de luchar contra los pensamientos y las emociones
negativas y perturbadoras, aunque eso no significa que no existan, sino que
dejan de dominarnos y causarnos daño porque no les damos una importancia
excesiva ni permitimos que se conviertan en preocupaciones recurrentes. Es un
estado en el que nos apartamos mental y emocionalmente de los problemas y
conflictos cotidianos, asumimos una distancia psicológica para
disfrutar de la serenidad.
¿Se puede desarrollar la paz
interior?
Muchas personas piensan que es
imposible alcanzar la paz interior. Afirman que la vida cotidiana es tan
incierta y a veces tan caprichosa, que no es posible encontrar la serenidad
porque los problemas siempre están agazapados a la vuelta de la esquina,
esperando para atacarnos en cualquier momento. Es cierto. No se puede negar que
la vida acarrea una gran dosis de incertidumbre. La clave está en el locus de
control.
Cuando tenemos un locus de
control externo y cualquier situación tiene el poder de incidir negativamente
sobre nosotros y hacernos perder la calma, es imposible encontrar la paz
interior. Las personas con un locus de control externo son como hojas movidas
por el viento que no hallarán la paz ni siquiera en los mejores momentos porque
estarán pensando en todas las desgracias que pueden perfilarse en el horizonte.
Sin embargo, eso no implica que
sea imposible alcanzar la paz interior. Cuando tenemos un locus de control
interno podemos decidir qué guerras vale la pena luchar. Si en vez de
limitarnos a reaccionar, tomamos el control y decidimos con qué actitud
enfrentar los problemas tomando las riendas de nuestra vida, podemos aspirar a
desarrollar una paz interior duradera.
Por tanto, la paz interior no es
algo que se encuentra a lo largo del camino por casualidad, es una decisión
personal, es algo construimos de manera consciente poniendo en práctica
comportamientos y pensamientos que nos conducen a la serenidad.
¿Dónde encontrar la paz
interior?
Un monje que buscaba la paz
interior y la iluminación se retiró a una pequeña isla desierta y alejada. Se
comprometió a no enojarse más, a no estar triste ni eufórico sino simplemente a
estar realmente consigo mismo en paz.
También se prometió no abandonar
aquella isla y contentarse con su compañía. Escogió un lugar, se sentó cerca de
un árbol, se quedó quieto y meditó. Después de muchos años de meditación y silencio,
pensó que había llegado a la iluminación. Se sentía tranquilo, revitalizado y
fresco, en completa sintonía con aquella isla y consigo mismo.
Estaba tan contento que decidió
enviar una carta a su maestro anterior, agradeciéndole por sus enseñanzas, y
contándole que había alcanzado la iluminación, que ya nada del mundo lo
agobiaba o importunaba y que jamás abandonaría aquella plácida isla.
El monje recibió una respuesta.
Abrió con entusiasmo la carta y, para su sorpresa, solo leyó una serie de insultos
contra su persona. El monje se enojó tanto que decidió abandonar la isla para
pedirle una explicación a su antiguo maestro.
Esta parábola budista, en
sintonía con las palabras de Virginia Woolf: «no puedes encontrar la paz
evitando la vida «, nos brinda una gran lección: la paz interior es algo
que encontramos en nosotros mismos. La paz que se consigue evadiéndonos de la
realidad y de los problemas es una paz artificial que se hará añicos apenas la
adversidad llame a nuestra puerta, como le sucedió al monje.
1.
Dedica tiempo a la
introspección
Dedica menos horas a los diarios
y los noticieros y más tiempo a explorar tu interior. Cuando permites que tu
mente absorba la negatividad que transmiten la mayoría de los medios, es muy
difícil limpiarla. No se trata de crear una burbuja feliz y artificial a tu
alrededor, pero es conveniente que programes hábitos mentales menos tóxicos y
que te asegures de pasar tiempo a solas contigo mismo. No se trata de dar
vueltas a los problemas sino de hacer las paces contigo mismo. La paz interior
proviene de sentirte cómodo con tus decisiones, pensamientos y emociones, y
para ello necesitas actualizar constantemente tu autoimagen.
Acepta los pensamientos y
emociones “negativas”
3.
Evita la crítica
destructiva
Todos tenemos la tendencia a
comparar, sacar conclusiones y luego criticar. Sin embargo, la crítica negativa
es el peor enemigo de la paz interior. La crítica no solo hace daño a quien es
criticado sino también a quien emite ese juicio de valor. Suele ser expresión
de rigidez mental y rechazo a la realidad. El problema es que la crítica
negativa te sumirá en un estado de insatisfacción permanente que te aleja de la
serenidad que pretendes alcanzar. Eso no significa que debes aceptarlo todo,
pero tienes que aprender la diferencia entre la crítica constructiva que da pie
a un cambio positivo y la crítica destructiva cuyas consecuencias siempre son
negativas. Se trata de aprender a no juzgar y ser más tolerantes y flexibles.
4.
Simplifica tu vida
¿A veces te gustaría que el día
tuviese más de 24 horas? No puedes alargar el día, pero puedes simplificar tu
vida, de manera que aproveches mejor cada minuto. Cada cierto tiempo, es
conveniente que te detengas y te preguntes si estás haciendo lo que realmente
te gusta o si estás perdiendo el tiempo inútilmente. Piensa en cómo puedes
simplificar tu vida para que puedas dedicar más tiempo a las cosas que
realmente te importan y te brindan felicidad y satisfacción. Recuerda que la
madurez no está en añadir cada vez más, sino en restar y necesitar cada vez
menos para ser feliz.
5.
Practica la gratitud
No dejes que pase un solo día sin
sentirte agradecido por algo. Siempre hay algo por lo cual dar gracias, solo
hay que aprender a valorar las cosas que damos por descontado, como el simple
hecho de vivir o de tener a nuestro lado a personas que nos aman y a las que
amamos. Cuando empezamos a sentirnos agradecidos por lo que tenemos, en vez de
quejarnos por lo que no tenemos, reencontramos un nuevo equilibrio interior. La
gratitud es una de las llaves que abre la puerta a la serenidad y la felicidad.
6.
Da sin esperar recibir a
cambio
Muchas personas dan esperando
recibir algo a cambio, convierten las relaciones interpersonales en relaciones
comerciales. Cuando no reciben la recompensa esperada, se enfadan. Por eso, si
quieres lograr la paz interior, debes despojarte del egoísmo y reencontrar el
placer que implica el acto de dar, por el simple hecho de ayudar o hacer una
buena acción. Dar debe ser lo suficientemente gratificante de por sí. Siéntete
bien contigo mismo por lo que has hecho.
7.
Aprende a estar plenamente
presente “Si te sientes deprimido,
estás viviendo en el pasado, si te sientes ansioso, estás viviendo en el
futuro. Si te sientes en paz, estás viviendo en el presente”, dice una frase
sobre la paz interior de Lao Tzu. Muchas veces vivimos agobiados porque estamos
a caballo entre las culpas del pasado y las preocupaciones del futuro. Aprender
a estar plenamente presente, en lo que los budistas llaman “el instante
eterno”, te permitirá encontrar la paz en lo que estás haciendo, sea lo que
sea. De hecho, puedes practicar diferentes ejercicios de mindfulness cotidiano,
ni siquiera es necesario que te sientes a meditar.
8.
No te agarres, deja ir A lo largo de nuestra vida vamos acumulando mucho
resentimiento y rencor, sentimientos que terminan haciéndonos daño y nos
impiden lograr esa paz interior que tanto ansiamos. Por eso, es fundamental que
aprendas a dejar ir esos sentimientos y pensamientos que te afectan y mantienen
atado al pasado. También es fundamental que aprendas a practicar la ley
del desapego, incluso con las metas que te has propuesto. La vida fluye, si te
aferras te quedarás estancado luchando contra la corriente, lo cual te agotará
emocional y físicamente. La técnica de visualización las “hojas del río” te ayudará a comprender que todo cambia.
9.
Tranquiliza tu mente
Cada día nos enfrentamos a
cientos o incluso miles de estímulos. Nuestra mente está en un estado de
hiperestimulación constante que nos impide encontrar la serenidad. Por eso, es
conveniente que dediques al menos unos minutos al día a practicar la meditación
o la relajación. Aprende a vaciar la mente y a liberarla de todas las
preocupaciones cotidianas. Este vídeo de música relajante también te ayudará a
reencontrar la paz interior en los momentos más complicados. Es una auténtica
joya para relajarse o meditar:
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