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SI NO ES EL ESTRÉS SERA LA MALA GESTIÓN DE LAS EMOCIONES
La vida tiendSe al caos, pero hoy día todavía más. Vivimos en un entorno VUCA que hace que haya más factores que ponen en peligro nuestra estabilidad. Un ejemplo son las redes sociales. Todos estamos demasiado accesibles para todos, y además todos esperamos una respuesta rápida, lo que genera no pocas tensiones. Pero lo importante no es la tensión −todos la soportamos−, sino cómo la gestionamos. Como afirma el dicho: ‘Hay gente que se ahoga en un vaso de agua’. Todos conocemos personas que tienen numerosos frentes abiertos, y aun así no pierden la compostura; y otras, en cambio, ante cualquier mínimo imprevisto se bloquean y pierden los papeles.
¿Por
qué sucede esto? ¿Por qué las personas responden de manera tan distinta ante
unos mismos hechos? ¿Por qué hay gente que ‘se ahoga en un vaso de agua’ y
otros ‘nunca pierden los papeles’?
La
respuesta nos la daban los griegos hace miles de años, quienes distinguían
entre lo que es la realidad objetiva (lo que sucede) y la
realidad subjetiva (cómo la vive cada uno). La habilidad más
importante, para la vida, en general, y para la empresa, en particular, es la
inteligencia emocional, porque todo lo que hacemos está filtrado por las
emociones. No es posible eliminar las emociones de nuestra vida, aunque
queramos.
Daniel Goleman escribía
que “las emociones afectan a nuestra atención y a nuestro rendimiento. Las
emociones fuera de control pueden transformar en estúpidas a personas
inteligentes”. Las emociones provocan cambios en nuestra conducta. Por eso, es
esencial aprender a identificarlas, regularlas y gestionarlas, porque cuando no
se hace obstaculizan nuestra vida. Apuntamos algunas ideas para conseguirlo:
1.
RELATIVIZAR
La
felicidad es darse cuenta de que casi nada es demasiado importante. Cuando
naciste el mundo llevaba girando mucho tiempo, y con una alta probabilidad, si
falleces mañana seguirá dando vueltas con normalidad. Han muerto reyes, papas,
jefes de estado, ilustres deportistas y artistas, personajes históricos… y ¿qué
ha pasado? Nada. Nadie (ni tú, ni yo) y ningún proyecto (ni el tuyo ni el mío)
son demasiado importantes. Y si lo fuesen y desaparecen, aparecerán otras
alternativas para cubrir ese hueco. El mundo puede vivir sin ti, sin mí, sin
todos.
La
habilidad más importante para la vida y la empresa es la inteligencia emocional
2.
ACEPTACIÓN
A
menudo, la frustración procede de no aceptar la realidad. La filosofía estoica
(Séneca, Epicteto, Marco Aurelio…) se centra en distinguir entre lo que se
puede y no se puede controlar, para poner el foco en aquello sobre lo que
podemos influir. Hay muchas cosas que escapan a nuestro control, pero lo que
siempre depende de nosotros al cien por cien es cómo reaccionamos a lo que
sucede. “Sea lo que sea lo que el momento presente contenga −escribe Eckhart
Tolle−, acéptalo como si lo hubieras elegido”. Tu actitud, de negación y
rechazo o de crecimiento y aprendizaje, es lo que va a marcar una diferencia en
tu vida. El reconocimiento y la aceptación de los hechos te dan libertad
respecto a ellos. Lo contrario, te hace esclavo de los acontecimientos y te
frustra.
A menudo, la frustración procede de no aceptar la realidad
3.
PEDIR AYUDA
Querer
saber de todo y querer llegar a todo son papeletas seguras para el estrés. La
autosuficiencia nos hunde un poco más. Nadie es Superman o Superman. Pedir
ayuda es muy sano para conseguir objetivos y para el bienestar emocional y la
tranquilidad interior. Pedir ayuda es uno de los rasgos que mejor definen a las
personas más inteligentes: las personas inteligentes piden ayuda cuando lo
necesitan, avanzan y son más felices; las personas autosuficientes son víctimas
del orgullo, quedan estancadas y viven más amargadas.
4.
DELEGAR
Derivado
del punto anterior, conviene dedicarle un apartado específico porque es la
principal dificultad a la que se enfrentan los directivos, empresarios y otro
tipo de personas con responsabilidad. En muchos casos piensan que nadie puede
hacer las cosas tan bien como ellos. Tim Ferris nos recuerda: “Aunque haya algo
que tú puedas hacer mejor que otras personas, eso no significa que tengas que
hacerlo si es intrascendente”. Y también: “Es sorprendente cómo el CI (Cociente
Intelectual) de alguien parece doblarse en cuanto le otorgas responsabilidades
y le haces saber que confías en él”.
5.
CASI NADA ES URGENTE
Tranquilo/a,
el mundo no se acaba. Decía Tom Peters: “No he conocido una crisis que no
pudiese esperar un par de horas”. Lo que parece urgentísimo siempre puede
esperar un poco (bastante) más en casi todos los casos. Es bueno recordarle a
la gente que ‘sus urgencias no son tus prioridades’. Urgente… esa palabra que
hace tanto daño. A veces, también, lo urgente es esperar. No celebres la
velocidad, sino la dirección y los avances. Rápido es rápido; rápido no es
mejor.
6.
ASERTIVIDAD
Si
queremos avanzar, ser productivos, sacar nuestro trabajo adelante y conseguir
objetivos, nos vamos a ver obligados a decir ‘no’ muchas veces. Que tu boca no
te llene de trabajo. Mucho estrés procede de compromisos adquiridos por no
haber sabido decir ‘no’ a tiempo. Aprender a ser asertivo se ha vuelto una
competencia primordial. La diferencia entre ser asertivo y ser agresivo reside
en el impacto que nuestras palabras tienen en los demás. Decir ‘no’ es
sencillo, lo difícil es hacerlo con cordialidad
Aprender a ser asertivo se ha vuelto una competencia primordial hoy día
7.
PREPARACIÓN
El
estrés procede muchas veces de asumir retos que nos vienen grandes. Subir
peldaños de dos en dos nos vuelve inseguros. La preparación hace de efecto
placebo contra el estrés. Y la preparación, como todo, exige plazos suficientes
hasta que los conceptos y la experiencia se asimilan e interiorizan hasta
formar parte de nosotros. Un pequeño éxito impulsa a conseguir éxitos más
grandes y así sucesivamente, pero si queremos correr antes de aprender a andar
lo más seguro es que seamos presa de la ansiedad y nos estrellemos.
8.
PACIENCIA
Mucho
estrés procede de querer forzar las agujas del reloj. La vida tiene sus ritmos,
y muchos fracasos proceden de querer adelantar la hora de nuestros éxitos. No
se siembra hoy y se recoge mañana. Date tiempo y disfruta del camino. No
olvides las palabras de Rudyard Kipling: “Sueña, pero no dejes que tus sueños
te esclavicen”. Otra cosa solo genera ansiedad y frustración.
9.
MEDITAR
Por
meditación entendemos distintas técnicas de control de la respiración y los
pensamientos. Meditar consiste en calmar los pensamientos que revolotean por
nuestra cabeza. Las personas que practican meditación durante largos periodos
inducen cambios en el funcionamiento cerebral que mejoran el conocimiento, el
bienestar y la felicidad. El equilibrio interior nos permite ver las cosas de
otra manera, con más claridad, distinguiendo lo importante de lo secundario.
10.
SENTIDO DE VIDA
Tener
un propósito de vida claro hace que todo se haga más soportable. Cuando uno
está alineado con su propósito, el sufrimiento, la adversidad o el rechazo se
llevan de otra manera. Los motivos que tenemos para vivir son esenciales como
factores protectores contra el estrés. Nuestro para qué nos da
fuerzas para seguir adelante y no desfallecer cuando todo se tambalea
alrededor.
En
definitiva, una vida más equilibrada es una vida más feliz. El estrés (estrés
malo o distrés) nos desequilibra, por ello la clave está siempre en aprender a
ser emocionalmente más inteligentes, en convertir el ‘analfabetismo emocional’
en ‘sabiduría emocional’.
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