LOS PASOS PARA ALIVIAR LA ANSIEDAD POR CORONAVIRUS
1. Legitimar el miedo
Los mensajes tranquilizadores – como “no tengas miedo” – no
surten efecto e incluso pueden ser dañinos o contraproducentes. Este tipo de
mensajes crean una fuerte disonancia cognitiva entre lo que estamos viendo y
viviendo y la «orden» de conjurar el miedo. Nuestro cerebro no se deja engañar
tan fácilmente y decide autónomamente mantener el estado de alarma interior.
De hecho, en las primeras fases de la epidemia, esconder la
realidad, intentar maquillarla o restarle importancia es extremadamente
negativo porque impide que las personas se preparen psicológicamente para lo
que vendrá, cuando aún tienen tiempo para ello. En su lugar, es mejor decir: “Entiendo
que tengas miedo. Es normal. Todos lo tenemos. Lo superaremos juntos”. Debemos
recordar que el miedo no se esconde, se enfrenta.
2. Evitar desinformaciones alarmistas
Cuando sentimos que estamos en peligro, es normal que
busquemos todas las pistas posibles en nuestro entorno para valorar si el nivel
de riesgo ha aumentado o disminuido. Sin embargo, es importante que elijamos
inteligentemente las fuentes de información que consultamos, de manera que no
alimenten una ansiedad desmedida.
Este es un buen momento para dejar de ver programas
sensacionalistas o leer información de procedencia dudosa que solo genera más
miedo y ansiedad, como muchos de los mensajes que se comparten por Whatsapp. No
hay necesidad de estar buscando de manera obsesiva información minuto a minuto.
Hay que mantenerse informados, pero con datos y fuentes fiables. Y contrasta
siempre toda información. No te fíes de lo primero que leas.
3. Distraerse para ahuyentar las nubes negras del pesimismo
La vida continua, aunque sea entre las cuatro paredes de
casa. Para luchar contra los efectos secundarios de la cuarentena y la ansiedad
por el coronavirus es importante distraerse. Esta es una oportunidad para hacer
esas cosas que siempre aplazamos por la falta de tiempo. Leer un buen libro,
escuchar música, pasar tiempo con la familia más cercana, dedicarnos a un
pasatiempo… Se trata de distraer la mente de la obsesión por el coronavirus.
Seguir una rutina, en la medida de lo posible, también nos
ayudará a sentir que tenemos cierto grado de control. Los hábitos dan orden a
nuestro mundo y nos reportan una sensación de tranquilidad. Si tus rutinas
cotidianas se han visto trastocadas por la cuarentena, establece rutinas nuevas
agradables que te hagan sentir bien.
4. Detener los pensamientos catastrofistas
Imaginar los peores escenarios posibles y pensar que el
Apocalipsis está a la vuelta de la esquina no ayuda a aliviar la ansiedad por
el coronavirus. Luchar contra esos pensamientos catastrofistas para expulsarlos
de nuestra mente a la fuerza tampoco, porque genera un efecto rebote.
La clave consiste en aplicar la aceptación radical. Eso
significa que, llegados a cierto punto, necesitamos dejar que las cosas fluyan.
Una vez que hayamos tomado todas las medidas de precaución posibles, debemos confiar
en el curso de la vida, siendo conscientes de que hemos hecho todo lo que está
al alcance de nuestra mano. Si no nos aferramos a esos pensamientos y emociones
negativas, terminarán yéndose como vinieron. En estos casos, adoptar una
actitud mindfulness será de gran ayuda.
5. Centrarnos en lo que podemos hacer por los demás
Gran parte de la ansiedad por el coronavirus se debe a que
sentimos que hemos perdido el control. Si bien es cierto que existen muchos
factores sobre los cuales no podemos influir, otros se encuentran en nuestras
manos. Por tanto, podemos preguntarnos qué podemos hacer y cómo podemos ser
útiles.
Ayudar a personas vulnerables o brindar apoyo, aunque sea
desde la distancia, puede conferir a esta situación que estamos viviendo un
significado más allá de nosotros que nos ayude a lidiar mejor con el miedo y la
ansiedad.
Y sobre todo, no olvidemos que “una situación externa
excepcionalmente difícil da al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente
más allá de sí mismo”, según Viktor Frankl. No podemos elegir las
circunstancias que nos han tocado vivir, pero podemos elegir cómo reaccionar y
qué actitud mantener. La manera en que afrontemos estos, como personas y como
sociedad, puede hacernos más fuertes de cara al futuro.
Fuentes: Taha, S. et. Al. (2013) Intolerance of uncertainty,
appraisals, coping, and anxiety: the case of the 2009 H1N1 pandemic. Br J
Health Psychol; 19(3): 592-605.
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