31 enero 2008

El Verdadero valor

EL VERDADERO VALOR Hay una vieja historia de un joven que visitó a un sabio en busca de ayuda. Su problema me recuerda al de mucha gente. Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más? El maestro, sin mirarlo, le dijo: Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... Y haciendo una pausa agregó. Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar. E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas. Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó. Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado más de cien personas y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro, para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación. Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto delverdadero valor del anillo. Qué importante lo que dijiste, joven amigo, contestó sonriente el maestro. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo: Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo. ¡¿58 monedas?! –exclamó el joven. Sí, replicó el joyero. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente... El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido. Siéntate, dijo el maestro después de escuchar al joven. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda. Sinceramente el maestro tiene bastante razón ,nos pasamos media vida tratando de agradar a otras personas ,haciendo cosas para que el resto del mundo nos valore mas y casi siempre olvidamos lo que realmente somos y lo que de verdad valemos ,creemos que por que fulanito diga de nosotros que no somos gran cosa ,entonces es por que no somos gran cosa, y olvidamos que la única persona que sabe al 100% lo que valemos somos nosotros mismos, no se por que razón creemos que por que una persona nos diga que somos buenos o malos es lo que de verdad somos ,quizás sea por que vivimos en un mundo en el que no importa quien eres de verdad sino como te ven los demás ,te tienes que ajustar a unas ciertas normas que quizás no se ajusten contigo pero en lugar enfrentarte a esas normal y al resto del mundo por ser quien de verdad eres, sencillamente lo aceptamos ,cuando en verdad hasta el que supuestamente no sirve de nada es de un gran valor para muchísima gente. Es como el mundo habitual en el que vivimos, parece que una célula por ejemplo no sirve de nada, es algo minúsculo sin embargo es de lo mas importante en nuestras vidas ya que sin estas no podríamos existir. En fin solo me queda decir una cosa, más bien un consejo, dejar de pensar en el valor que tienes y disfruta de todo lo que se nos da la vida. los seres humanos somos el único animal que piensa que no lo es. No mires al pasado, lo que cuenta es el presente. No hagas caso a la gente, haz lo que creas conveniente. Recuerda: no eres ni mejor ni peor... eres simplemente tú. Ene-08 Dt.

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