Psicología
sin Reservas
SEÑALES QUE INDICAN QUE NECESITAS IR
URGENTEMENTE AL PSICÓLOGO
Si has visto muchas películas, es
probable que te hayas formado una idea errónea sobre los problemas
psicológicos. Quizá piensas que solo atañen a la joven que comprueba 25 veces
que ha cerrado bien la puerta antes de acostarse o al soldado traumatizado que
confunde las aspas del ventilador de techo con las de un helicóptero en una
zona de combate.
Estos son casos extremos. En una
sociedad que nos obliga a trabajar cada vez más duro, los problemas que tenemos
son otros.
Las expectativas enormes que
colocan sobre nuestros hombros, la cantidad de tareas y obligaciones que
debemos enfrentar cada día, las dificultades de la vida y los conflictos
interpersonales generan un nivel de estrés y ansiedad que a veces resulta
difícil de soportar y que pueden quebrar hasta a las personas más fuertes
emocionalmente. En esos casos, lo mejor es recurrir a los servicios de
Psicología.
¿Cuándo necesitas la ayuda de un psicólogo?
1. Has sufrido un trauma o una
pérdida de la que no logras reponerte
A lo largo de la vida tenemos que
enfrentar situaciones difíciles, pero a veces no contamos con los recursos
psicológicos necesarios. Si has pasado por una situación traumática o has
sufrido una pérdida importante y no logras recuperarte, es fundamental que
pidas la ayuda de un psicólogo.
Un estudio llevado a cabo en la
Universidad de Harvard comprobó que las experiencias dolorosas se quedan
grabadas como huellas en el cerebro y se reactivan como si estuviéramos
viviendo de nuevo la situación. Para superar el trauma es necesario convertirlo
en una experiencia narrativa, lo cual se logra reprogramando el cerebro
emocional.
El periodo “normal” de duelo por una pérdida es de seis
meses, pero si te sientes muy mal, si sigues experimentando sentimientos muy
intensos y notas que no mejoras, no es necesario que esperes tanto tiempo. Un psicólogo
puede ayudarte a lidiar con esasituación dolorosa desarrollando la resiliencia.
2. Te enfermas a menudo,
sufres dolores musculares, de cabeza o tienes problemas gastrointestinales sin
una causa específica
El estrés crónico, la ansiedad,
la depresión y otros estados emocionales afectan el sistema inmunitario,
haciendo que seas más vulnerable a las infecciones y enfermes con mayor
frecuencia. Un metaanálisis realizado en la Universidad de Kentucky en el que
se incluyeron más de 300 estudios concluyó que el estrés crónico suprimía la
inmunidad celular.
En otros casos, las
preocupaciones y las emociones reprimidas pueden tener una expresión somática.
Normalmente se manifiestan a través de problemas en la piel, dificultades
gastrointestinales y molestias musculares.
Es importante que no pases por
alto estos síntomas porque podrían agravarse y convertirse en factores de
riesgo para la aparición de patologías más graves.
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3. Sientes que ya no eres el
mismo
La personalidad cambia a lo largo
del tiempo. Un estudio realizado en la Universidad de Edimburgo reveló que
somos una persona completamente diferente a los 14 y a los 77 años. Áreas como
la autoconfianza, la perseverancia, la creatividad y la voluntad de superación
sufren grandes transformaciones.
Sin embargo, si sientes que ya no
eres el mismo y los cambios han sido muy repentinos, es probable que exista
algún problema. Si ya no disfrutas como antes de las cosas que te apetecían, si
casi nada te ilusiona y ves el futuro gris, es importante que pidas ayuda porque
podrías estar sufriendo depresión.
Tampoco es buena señal que
cambies repentinamente de estado de ánimo, sintiéndote un momento eufórico y a
la hora siguiente profundamente triste y melancólico ya que puede ser síntoma
de un trastorno bipolar.
También deberías pedir ayuda si
crees que no puedes gestionar tus emociones y estas te desbordan, si te sientes
muy irritable o te enfadas con frecuencia.
4. Te preocupas demasiado sin
motivo
Cuando tenemos un problema, es
normal que nos preocupemos, pero la preocupación no debe convertirse en tu
compañera de viaje habitual. La preocupación excesiva suele generar un
desagradable estado de aprensión que se convierte en la base para trastornos
psicológicos como la ansiedad y las fobias.
Una investigación realizada en la
Case Western Reserve University reveló que preocuparse excesivamente por la
pareja, familia, amigos y compañeros de trabajo también nos lleva a asumir
estilos relacionales poco asertivos que terminan generando críticas y dañan la
relación.
Otra investigación desarrollada
en la Universidad de Sussex reveló que la diferencia entre la preocupación
normal y la patológica radica en que la primera se centra en un aspecto
concreto y puntual mientras que la preocupación patológica se extiende. En
práctica, una preocupación conduce a la otra formando una espiral
descendente.
Por eso, si tienes tendencia al
catastrofismo, si siempre esperas que ocurra lo peor y a menudo eso te hace
sentir ansioso, es mejor que acudas a un psicólogo.
5. Estás desarrollando una
dependencia
En muchos casos, la adicción es
un intento de compensar las ausencias y/o fracasos en otras esferas de la vida.
El comportamiento adictivo suele comenzar a raíz de una situación estresante,
por lo que buscamos refugio en ciertas sustancias.
Sin embargo, no existe
simplemente la adicción a las drogas, el alcohol y el tabaco, también puede
tratarse de una dependencia de la comida. De hecho, la ingesta emocional es un
problema cada vez más común que tiene graves repercusiones para la salud puesto
que normalmente implica el consumo de alimentos ricos en azúcar y grasas, que
son los más gratificantes para el cerebro.
También se puede desarrollar una
dependencia del ejercicio físico, denominada vigorexia, o incluso de tu pareja,
en cuyo caso se trata de una dependencia emocional.
En cualquier caso, la dependencia
y la adicción pueden hacer que caigas en una espiral de descontrol que puede
tener serias consecuencias para tu vida, por lo que es mejor pedir ayuda al
psicólogo cuanto antes.
¿Cuánto dura la terapia de psicología?
Desde AGSPsicólogos, donde llevan
más de 30 años abordando desde los trastornos del estado de ánimo como el
estrés, la depresión y la ansiedad, hasta las adicciones y los problemas de
pareja, indican que la mayoría de las personas se sienten más aliviadas después
de la primera visita y notan una mejoría importante entre la séptima y la
décima sesión con el psicólogo.
De hecho, los estudios sobre la
eficacia de la psicoterapia han revelado que el 42% de las personas solo
necesita entre tres y diez visitas y solo 1 de cada 9 necesitarán más de 20
sesiones. Por supuesto, los trastornos más complejos o ya instaurados pueden
demandar una intervención más larga, por eso es importante acudir antes de que
el problema siente casa definitivamente.
Desde AGS también apuntan que es
importante que el profesional trabaje para promover la autosuficiencia, de
manera que la persona no desarrolle una dependencia del psicólogo. El objetivo
final de la psicoterapia es dotarnos de las herramientas psicológicas necesarias
para que podamos afrontar los diferentes problemas de la vida sin tener que
recurrir constantemente a la terapia.
En ese sentido, un metaanálisis
realizado en la Vanderbilt University mostró que los resultados de la
psicoterapia, en comparación con los tratamientos farmacológicos, tienden a ser
más duraderos y no suelen requerir tratamientos adicionales ya que las personas
desarrollan una serie de habilidades que les permiten seguir mejorando, aunque
el tratamiento haya terminado.
Fuentes:
Graham, C. et. Al. (2016) The perseverative worry bout: A
review of cognitive, affective and motivational factors that contribute to
worry perseveration. Biological Psychology; 121: 233–243.
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