TO psicología /desarrollo personal
LA HABILIDAD MÁS IMPORTANTE QUE DEBES DESARROLLAR EN LA VIDA ES LA LERANCIA AL
ESTRÉS
A lo largo de la vida atravesamos
múltiples situaciones estresantes que pueden suponer un elevado nivel de
angustia y ansiedad. Sin embargo, muchas veces no tenemos control sobre las
circunstancias, de manera que no nos queda más remedio que ejercer la última de
nuestras libertades: la posibilidad de elegir la actitud con la cual
afrontaremos la adversidad.
Cuando las cosas se tuercen y la
adversidad llama a la puerta o cuando los problemas, tensiones y conflictos se
acumulan, existe una habilidad clave que nos ahorrará agobio, angustia y
sufrimiento: la tolerancia al estrés.
¿Qué es la tolerancia al estrés?
La tolerancia al estrés es la
capacidad para soportar las presiones y tensiones sin venirse abajo,
manteniendo un nivel de funcionamiento eficaz y un grado de ansiedad mínimo en
condiciones que para la mayoría de las personas serían tensionantes o
agobiantes.
Tolerar el estrés no significa
ser inmunes a la adversidad, se trata de una habilidad mucho más compleja. Por
una parte, implica sobrellevar la angustia y la ansiedad que generan las
situaciones estresantes y adversas. Por tanto, es una capacidad que nos permite
soportar estados emocionales negativos o aversivos, como el malestar físico o
la presión psicológica, sin venirnos abajo.
Por otra parte, la tolerancia al
estrés también implica el acto conductual de resistir los estados internos
angustiantes provocados por algún tipo de evento estresante o adverso. Eso
significa que podemos mantener un nivel de funcionamiento basal que nos permite
hacer frente a los eventos estresantes de manera adaptativa, impidiendo que
esas emociones negativas interfieran demasiado en nuestro desempeño.
Poca tolerancia al estrés, los
riesgos que acarrea
En los tiempos que corren, cuando
tenemos que ir contrarreloj y las obligaciones se multiplican, tener poca
tolerancia al estrés puede ser muy perjudicial porque nos abocará a vivir en un
estado de tensión y angustia casi permanente.
Una persona con escasa tolerancia
al estrés será más propensa a responder de manera desadaptativa cuando las
circunstancias la pongan contra las cuerdas. Es probable que se vuelva
extremadamente reactiva y reaccione con impulsividad o incluso agresividad, o
quizá adopte estrategias de evitación que terminen siendo lesivas.
En este sentido, una
investigación realizada en el Hospital General de Massachusetts con 118
personas que tenían VIH encontró que aquellas con poca tolerancia al estrés
solían tener más síntomas depresivos, consumían más alcohol y/o drogas o
abandonaban el tratamiento en un periodo de seis meses después de haber
experimentado eventos vitales adversos.
Otras investigaciones han hallado
que las personas con poca tolerancia al estrés son más impulsivas y tienen más
probabilidades de desarrollar bulimia, ansiedad, depresión, alcoholismo y/o
drogadicción.
El principal problema es que las
personas con poca tolerancia al estrés suelen poner en práctica estrategias de
evitación experiencial para escapar de las emociones negativas o los estados
aversivos relacionados. Para intentar huir de esas emociones despliegan
comportamientos desadaptativos que terminan siendo lesivos. Por eso, los
psicólogos han concluido que la baja tolerancia al estrés es un marcador de
riesgo mientras que un nivel elevado de tolerancia al estrés actúa como un
factor protector contra diferentes trastornos mentales.
Curiosamente, la tolerancia al
estrés no influye únicamente en nuestro equilibrio mental, sino que también
permea la manera en que percibimos el mundo. Otro estudio realizado en la
Universidad de Tel Aviv constató que las personas con poca tolerancia al
estrés también tenían una mayor tendencia a caer en estereotipos. Ello se debe
a que tienen problemas para lidiar con la ambigüedad, de manera que saltan a
conclusiones precipitadamente para sentirse en un terreno más seguro.
Los 5 pilares sobre los que se
construye la tolerancia al estrés
Las personas tolerantes al estrés
comparten algunas características que les ayudan a lidiar con la tensión y los
problemas:
1. Anticipación de la experiencia. “El efecto de lo que no se busca es aplastante,
pues al peso del desastre se suma lo inesperado. El hecho de que fuera
imprevisto intensifica la reacción de una persona. Por eso debemos asegurarnos
de que nada nos tome por sorpresa. […] Debemos prever todas las posibilidades y
fortalecer el espíritu para afrontar las cosas que puedan ocurrir si no
queremos sentirnos abrumados y aturdidos. […] Todo el mundo se enfrenta con
mayor valentía a algo para lo cual se ha preparado durante mucho tiempo.
Aquellos que no están preparados, por otro lado, reaccionarán mal ante los
acontecimientos más insignificantes”, escribió Séneca hace siglos. Las
personas tolerantes al estrés son capaces de anticiparse a las experiencias
negativas y prepararse psicológicamente para ellas.
2. Desvirtuar la atención de la emoción negativa. Cuando atravesamos un mal momento, es normal que
toda nuestra atención se enfoque en lo que nos ocurre. Sin embargo, de esta
manera podemos terminar maximizando los problemas, sumergiéndonos en el bucle
tóxico que crea nuestra mente y se alimenta de las quejas. Las personas con
mayor tolerancia al estrés, en cambio, no se obsesionan con las circunstancias
adversas o las sensaciones aversivas, son capaces de reconducir su atención. No
es que se olviden de la adversidad, simplemente saben redistribuir sus recursos
atencionales para no obsesionarse con lo que les ocurre y poder seguir adelante
con cierta dosis de normalidad.
3. Reevaluación de la situación como aceptable. Cuando estamos sumidos en una situación estresante,
podemos caer en el error de pensar que todo es peor de lo que es. La
frustración y la angustia pueden convertirse en un cristal a través del cual
vemos el mundo de manera distorsionada. Eso puede hacernos creer que todo es
más insoportable o terrible. Las personas tolerantes al estrés no disfrutan de
las situaciones adversas, pero son capaces de disminuir su impacto a un nivel
aceptable que les permite seguir gestionando su día a día y recuperar la
normalidad en la medida de lo posible. Pueden lograrlo porque son capaces de
ver el panorama general. Comprenden que probablemente el problema que les
preocupa hoy será intrascendente o habrá pasado en un mes o un año. Eso les
permite valorar sus preocupaciones bajo una luz más realista.
4. Capacidad para regular el comportamiento. Las personas con tolerancia al estrés son capaces de
mantener un grado de autocontrol adecuado que impide que las emociones
negativas influyan demasiado en su comportamiento. Así mantienen un nivel de
funcionamiento adaptativo incluso en medio de la tormenta. Su nivel de
autorregulación impide que se produzca un secuestro emocional, de manera
que no llegan a tocar fondo emocionalmente, sino que incluso en los
momentos más difíciles son capaces de mantener una rutina. Curiosamente, a
menudo esa rutina es lo que les permite aliviar la carga que están llevando
sobre sus hombros para restar impacto a la adversidad.
5. Diálogo interior positivo. Cuando las cosas van mal, es difícil ver la luz al
final del túnel. Es más fácil caer por el desfiladero de los pensamientos
negativos y los peores augurios. Sin embargo, las personas con tolerancia al
estrés mantienen un diálogo interno positivo. No son optimistas
ingenuos. Saben que las cosas pueden estar mal o incluso son conscientes de que
pueden empeorar, pero se dan ánimos y confían en sus capacidades para afrontar
lo que ocurra. Se dicen: “Puedo hacerlo”, “soy una persona fuerte”, “esto
pasará”, “ya me he levantado antes y puedo volver a hacerlo”. Ese diálogo
interior positivo les brinda la fuerza que necesitan para seguir adelante hasta
que el temporal amaine.
Fuentes:
Leyro, T. M. et. Al. (2010)
Distress Tolerance and Psychopathological Symptoms and Disorders: A Review of
the Empirical Literature among Adults. Psychol Bull;
136(4): 576–600.
No hay comentarios:
Publicar un comentario