11 noviembre 2019

CONVERTIR LOS CONFLICTOS EN OPORTUNIDADES!


psicología /desarrollo personal                                                                                  
¡CÓMO CONVERTIR LOS CONFLICTOS EN OPORTUNIDADES!
Todos, en algún que otro momento, hemos tenido conflictos, ya sea con nuestros amigos, pareja, hijos, compañeros de trabajo e incluso con nosotros mismos. Los conflictos surgen cuando no somos capaces de articular nuestra perspectiva con los puntos de vista ajenos y no estamos dispuestos a ceder, parapetándonos detrás de nuestras creencias, como si de una muralla se tratase. 
De hecho, en realidad la causa más común de los conflictos no radica en la diferencia de criterios o motivaciones sino en la incapacidad para encontrar un punto en común, en la negación a ceder. Obviamente, estas posturas producen malentendidos, disgustos y peleas. 
Sin embargo, los conflictos no son necesariamente negativos, podemos convertirlos en oportunidades para aprender, para crecer como personas y para desarrollar la flexibilidad. Los conflictos nos permiten adentrarnos en perspectivas diferentes a la nuestra y ampliar nuestra mente. También pondrán a prueba nuestras habilidades sociales y nos ayudarán a ser más empáticos y asertivos. Por supuesto, para obtener estas ventajas, es importante saber manejar los conflictos.
5 ideas para aprender a manejar los conflictos y sacar provecho
1. Reconoce y valora los aspectos importantes para la otra persona. Cuando estamos en presencia de un conflicto es fundamental discriminar cuál es el aspecto que nos ha llevado a esa contradicción. No se trata del problema de base sino de la discrepancia que nos impide ponernos de acuerdo. Una vez que hayas detectado cuál es la verdadera causa del conflicto, intenta comprender por qué es importante para la otra persona. Por un minuto, ponte en su lugar, asume su perspectiva y haz tuyos sus valores. Solo así podrás entender el verdadero alcance del problema.

2. Mantén bajo control las emociones. Las emociones son un arma de doble filo ya que en ocasiones, sobre todo cuando nos enfrentamos a un conflicto, nos juegan malas pasadas al tomar el mando y hacernos decir o hacer cosas inapropiadas. Por eso, para convertir un conflicto en una oportunidad es fundamental que aprendas a manejar tus emociones. Por supuesto, no siempre es fácil tomar el mando emocional, en esos casos, lo mejor es que postergues la conversación. Explícale a la otra persona que en esos momentos no estás en la mejor disposición para resolver un conflicto y que será mejor que aplacéis el asunto hasta que puedas enfrentarlo con más calma y la mente despejada. De la misma forma, si notas que tu interlocutor está demasiado exaltado, hazlo notar y pídele postergar la conversación.

3. Muestra una actitud positiva, abierta a diferentes soluciones. A menudo las personas se parapetan en su posición y no quieren oír hablar de alternativas que no sean las que ellos proponen. Esta actitud defensiva solo servirá para que tu interlocutor se encierre a su vez, en un búnker. Como resultado, no lograréis avanzar. Por eso, lo mejor es acudir al conflicto con una actitud abierta, dispuesta al diálogo y, sobre todo, con la meta de alcanzar una solución que sea satisfactoria para ambos. Al final, esta actitud se reflejará en tus gestos y palabras y terminará por hacer que todo fluya con mayor facilidad.

4. Maximiza la empatía. No basta con que comprendas racionalmente al otro, también es importante que entiendas sus motivos y sus sentimientos, sobre todo cuando se trata de un conflicto con personas a las que te unen lazos afectivos. Remontarte atrás en el tiempo y recordar sus experiencias de vida seguramente te ayudará a comprender por qué se siente de determinada manera. Por supuesto, también es importante que seas capaz de despertar la empatía. Pídele a la otra persona que se ponga en tu lugar y explícale cómo te sientes. 

5. Sé proactivo. No decidir es peor que tomar una mala decisión. Los conflictos interpersonales suelen generar una gran carga emocional que acarrea consecuencias en el plano personal y social. Por eso, evadirlo casi nunca es la mejor solución ya que solo te traerá preocupaciones y estrés. Después de que hayas sopesado los pros y los contras, decídete a enfrentar el problema. Quizás no logres solucionarlo a la primera, pero al menos estarás dando pasos para buscar una alternativa.

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