PSICOLOGÍA / desarrollo personal
LEYES QUE
GOBIERNAN NUESTRAS EMOCIONES
Las emociones han sido las cenicientas de la Ciencia Psicológica por
muchos años. El camino andado por la Psicología en relación con los procesos cognoscitivos
es muy largo y amplio pero las emociones siempre han sido relegadas a un
segundo plano en tanto su estudio muchas veces nos conduce a los vericuetos de
la subjetividad más profunda. No obstante, en la actualidad su estudio está
cobrando nuevos auges. Tanto es así que uno de sus principales investigadores,
Fridja, nos proponen también algunas leyes para comprender nuestras emociones
cotidianas.
1.
Ley del significado situacional. Esta ley nos indica que las emociones
derivan de las situaciones que vivimos, pero va un paso más allá para afirmar
que generalmente las situaciones similares generarán respuestas emocionales muy
parecidas. Es decir, las cosas que nos enfadan, probablemente nos continuarán
enfadando durante mucho tiempo; si tememos a los insectos probablemente nos
continuaremos asustando ante los mismos… aunque variemos la intensidad de la
respuesta emocional, existe una gran posibilidad de que idénticas situaciones
despierten siempre la misma emoción.
2.
Ley de la preocupación. Nosotros sentimos porque nos preocupamos, porque
mostramos cierto interés hacia algo o alguien. Las emociones se despiertan
porque algo nos resulta particularmente significativo y halla un eco en nuestro
sistema de valores.
3.
Ley de la realidad aparente. Todo lo que a nosotros nos parezca real,
despertará respuestas emocionales reales. En otras palabras, la forma en la
cual interpretamos las más diversas situaciones determinará nuestra
emocionalidad. Esta es la razón por la cual los filmes o los libros de mala
calidad no despiertan nuestras emociones, porque los asumimos como hechos
irreales mientras que un buen libro o un excelente filme nos hace vivenciar la
ficción cual si fuese un hecho real en el cual nos involucramos emocionalmente.
4.
Ley de la habituación. Nuestra respuesta emocional decrece cuando nos
vamos acostumbrando a los eventos, es como si desarrollaramos cierto umbral de
sensibilidad que aumenta con la repetición. Tal es el caso del personal médico
que se acostumbra a la muerte.
5.
Ley del cambio. Al contrario de la ley de la habituación, esta
ley hace referencia a que, cuando vivenciamos un cambio, respondemos de manera
altamente emociógena ante el mismo.
6.
Ley de las emociones comparadas. A lo largo de la vida desarrollamos un
marco de referencia emocional con el cual, muchas veces de manera inconsciente,
comparamos nuestras respuestas emocionales y la intensidad de estas. De esta
forma controlamos la intensidad emocional y no mostramos un overreacted.
7.
Ley de la asimetría hedónica. Aunque según la ley de la habituación la
recurrencia debe minimizar el impacto emocional de los hechos; hay algunas circunstancias
que se escapan a esta regla. Así, hay cosas a las cuales no nos acostumbramos y
cada vez que nos debemos enfrentar a las mismas activamos una emoción
igualmente fuerte. Sin embargo, estos hechos suelen tener implicaciones
negativas como puede ser la pérdida de un ser querido o la pérdida del trabajo
mientras que aquellos hechos que despiertan emociones positivas son más influenciados
por el hábito, observándose respuestas cada vez más pobres ante los mismos. En
resumen: tenemos una tendencia a acostumbramos a los hechos felices, pero ante
el dolor nos mostramos igualmente emocionales.
8.
Ley de conservación de los momentos emocionales. Los
eventos mantienen su poder emocional a través de los años si no los revaloramos
nuevamente a la luz de las nuevas experiencias. Así, a menos que reflexionemos
sobre la verdadera importancia de haber desaprobado un antiguo examen, éste
seguirá acechándonos desde nuestra memoria para activarse en cualquier momento
como un recuerdo vergonzoso o doloroso.
9.
Ley del cierre. Tendemos a responder de forma absoluta ante
nuestras emociones y éstas nos guían a un camino u otro totalmente
antagónico. En otras palabras, cuando estamos tomados emocionalmente vemos las
cosas en blanco y negro por lo cual nuestros comportamientos o posibles
decisiones no tendrán matices. De ahí que el conocimiento popular aconseje
tomar las decisiones cuando pase la borrasca emocional.
10.
Ley del cuidado y las consecuencias. Las personas normalmente
tienen la posibilidad de reconsiderar sus emociones y modificarlas en relación
con sus posibles consecuencias. Por ejemplo, la ira puede provocar sentimientos
violentos dirigidos hacia otras personas, pero somos capaces de valorar lo que
sentimos, delimitar responsabilidades y reorganizar nuestro comportamiento.
Desgraciadamente esta es una de las leyes que no siempre se cumple.
11.
Ley de la descarga brillante. Sabemos que el impacto emocional de los
acontecimientos depende en gran medida de nuestra interpretación de estos. Así,
las personas tienden a reinterpretar las situaciones para disminuir el impacto
emocional negativo de las mismas. El problema radica en que usualmente generamos
una reinterpretación ilusoria.
12.
Ley de la gran ganancia. Cuando una situación negativa puede
brindarnos una ganancia emocional, tendemos a reinterpretarla y utilizarla a
nuestro favor. Quizás el ejemplo más común es cuando nos percatamos de que con
nuestro enojo podemos hacer que las demás personas respeten nuestra orden.
Por supuesto, podemos discrepar de algunas de estas leyes,
pero les pido que las analicen como el primer intento de brindarle una
sistematización al complejo mundo de las emociones. Así, aunque no las tomemos
al pie de la letra, pueden servirnos como punto de partida para reflexionar
sobre cómo se manifiestan en cada uno de nosotros.
Fuente: Fridja, N. (1988) The law of emotion. American Psychologist; 43: 349-358.
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