¿CÓMO RECUPERARSE
CUANDO TOCAS FONDO EMOCIONALMENTE
Entonces sentimos que nos deslizamos – lenta
pero inexorablemente – por un túnel sin asideros. Caemos sin resistencia. Sin
autoestima a la cual aferrarse. Sin esperanzas. Con la certeza de que ya no
tenemos nada que perder – y tampoco nada que ganar.
No es una experiencia agradable. No cabe
duda. Pero tras tocar fondo emocionalmente, debemos asegurarnos de no quedarnos
atrapados en ese agujero indefinidamente. Justo en ese momento, cuando más
hundidos y destrozados estamos, podemos usar esa experiencia para fortalecernos
y crecer.
Caemos por
la fuerza de gravedad, pero nos levantamos con la fuerza de voluntad
Cuando tocamos fondo emocionalmente tenemos
dos opciones: quedarnos paralizados en ese agujero o comenzar el ascenso.
Aunque parezca irracional, lo cierto es que en ciertas circunstancias la
perspectiva de quedarse ahí abajo puede ser tentadora. A todo se acostumbra
uno. Y estar en ese agujero, por cuanto oscuro, frío y angustioso que sea, nos
libera finalmente de la necesidad de luchar, nos da permiso para deponer las
armas y bajar las manos, ya inertes y sin fuerzas. De cierta forma, ese agujero
se convierte en un respiro de todos los problemas que nos condujeron hasta el
fondo. Y eso se agradece.
Por otra parte, el peso psicológico que
arrastramos también nos arrebata las fuerzas para subir y nos nubla la mente,
de manera que somos incapaces de vislumbrar una salida, aunque la tengamos
justo delante de nuestros ojos. Sin embargo, quedarnos en el fondo del pozo
implica una muerte segura – en el sentido metafórico y a veces también literal.
Por eso, apenas reunamos un ápice de fuerza, necesitamos emprender la escalada.
Cinco
lecciones muy valiosas que aprendemos al tocar fondo
Si no sabemos nadar para mantenernos a flote,
acabaremos tocando fondo. Aunque la sensación de ahogo no nos guste y no
sepamos cuándo podremos salir, el fondo nos permitirá coger impulso y emprender
un viaje de autodescubrimiento y evolución personal. Podemos sacar algo bueno de
esa terrible experiencia.
1.
Concientizamos las verdaderas implicaciones
de las decisiones que hemos ido tomando en la vida. Tocar fondo nos enseña que no somos inmunes a los golpes de la vida
y nos permite comprender el alcance de todos y cada uno de los pasos que hemos
ido dando. Nos ayuda a quitarnos la venda de los ojos y detectar las decisiones
incorrectas que nos llevaron hasta ese punto del camino. A su vez, nos ayuda a
aceptar la responsabilidad por nuestras decisiones, contribuyendo a que nos
demos cuenta de que quejarnos, buscar culpables o inventar excusas no tiene
ningún sentido.
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