LA FUERZA INTEOR
QUE HAY EN TU INTERIOR ES MAS FUERTE, POR DURA QUE CUALQUIER OBTACULO QUE TE PONGA LA VIDA
En los campos de concentración, las pequeñas cosas se convertían en grandes cosas. Y también en señales premonitorias. “Cuando veíamos a un camarada fumar sus propios cigarrillos en vez de cambiarlos por alimentos, ya sabíamos que había renunciado a confiar en su fuerza para seguir adelante y que, una vez perdida la voluntad de vivir, rara vez se recobraba”, contó el psiquiatra Viktor Frankl sobre su estancia en los campos de concentración nazis de Auschwitz y Dachau.
Frankl se dio cuenta de que en los campos de
concentración no siempre sobrevivían los más jóvenes y fuertes. Muchas personas
que aparentemente no tenían ninguna probabilidad de sobrevivir, superaron aquel
horror. ¿La clave? Una vida interior rica apuntalada por un sentido, una meta
futura, algo por lo cual luchar y a lo cual aferrarse.
No busques
fuera, mira dentro
Nuestra sociedad – al menos la sociedad que
fuimos hasta hace poco – vivía completamente volcada hacia afuera. Nos animaba
a buscar las satisfacciones de nuestra insatisfacción interior en las cosas.
Nos animaba a mantenernos continuamente ocupados. Haciendo siempre más.
Comprando siempre más. En un estado de narcotización continua que enajenaba el
pensamiento y nos alejaba cada vez más de nosotros mismos.
De repente todo eso se ha detenido y muchos
se han quedado sin asideros, experimentando un auténtico síndrome de
abstinencia. Abstinencia de ese flujo constante de estímulos exteriores con el
que se adormecía la conciencia.
Sin embargo, para afrontar las situaciones
límite necesitamos desarrollar una vida interior más rica. Mirar dentro. Ser
consciente de uno mismo. Dejar de volcarse hacia afuera en busca de fuerzas y
encontrar esa fuerza en nuestro interior. Se trata de asumir el reto. El tiempo
que nos tocó vivir. Las condiciones particulares de cada uno.
“Esa intensificación de la vida interior”
nos permite “refugiarnos contra el vacío, la desolación y la pobreza
espiritual de la existencia” cuando las cosas se tuercen, aseguraba Frankl.
Alimentar esa vida interior no implica cerrar
los ojos ante la realidad, sino encontrar cobijo y consuelo yendo más allá de
lo que podemos ver y tocar. “Las personas con una vida intelectual rica
sufrieron muchísimo, pero el daño causado a su ser íntimo fue menor porque eran
capaces de aislarse del terrible entorno retrotrayéndose a una vida de riqueza
interior y libertad espiritual”, explicó el psiquiatra.
Busca tu
sentido
Cuando debemos enfrentarnos a desafíos
extremos, muchas veces la fuerza mental apuntala la fuerza física. La capacidad
para seguir adelante pase lo que pase, surge de que tengamos un motivo para
luchar. Y de que seamos capaces de aferrarnos a este con uñas y dientes. Como
diría Nietzsche: “quién tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar
cualquier cómo”.
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