06 abril 2019

10 técnicas y eficaces para combatir la ansiedad


Psicología/ Ansiedad
10 técnicas y eficaces para combatir la ansiedad

La ansiedad no es agradable. No te deja vivir. Si sufres ansiedad, es probable que experimentes un estado de inquietud de carácter difuso. Te sentirás expectante, como si fuera a ocurrir algo negativo de un momento a otro, lo cual te mantiene en un estado de alarma permanente que te impide relajarte.

Sin embargo, no logras explicar por qué te sientes así, no encuentras la causa de la ansiedad. También es probable que seas consciente de que ese estado de sobreactivación no tiene sentido, pero no logras encontrar las estrategias adecuadas para combatir la ansiedad y eliminarla de una vez por todas. El primer paso consiste en comprender la ansiedad.
¿Qué tipo de ansiedad sufres?
A grandes rasgos, se puede hablar de dos grandes tipos de ansiedad: la ansiedad rasgo y la ansiedad estado. Distinguir qué tipo de ansiedad padeces es importante porque te permitirá conocer mejor el problema y dar los pasos necesarios para superar la ansiedad.

- La ansiedad rasgo indica a una persona que desde una etapa muy temprana de su vida ha sentido ansiedad, quizás desde la infancia o la adolescencia. Estas personas suelen tener un temperamento que les conduce a reaccionar inmediatamente ante las más diversas situaciones, se excitan con facilidad y les cuesta relajarse. De hecho, como han tenido que combatir la ansiedad durante gran parte de su vida, no saben cómo es vivir de otra manera. Para estas personas la ansiedad ha sido una compañera perenne de viaje.

- La ansiedad estado, al contrario, está desencadenada por algún acontecimiento específico (o un conjunto de ellos). Ante esa situación, una persona que nunca ha sido particularmente nerviosa, responde con ansiedad. En el fondo, lo que ocurre es que esa persona no cuenta con las herramientas psicológicas necesarias para hacerle frente al problema, por lo que su cuerpo y su mente responden con un estado de activación “excepcional”.

Por supuesto, ambos tipos de ansiedad pueden coexistir. Una persona ansiosa notará que su nivel de ansiedad aumenta cuando tiene que enfrentar determinadas demandas del medio. De la misma forma, alguien que nunca ha sido ansioso, puede comenzar a responder con ansiedad ante diferentes situaciones, ya que no logra retomar el control de su vida emocional.
La buena noticia es que los síntomas de la ansiedad se pueden revertir, sin tener que recurrir a los ansiolíticos. De hecho, no debes olvidar que los medicamentos para la ansiedad no están exentos de efectos adversos y no son una solución a largo plazo. Al contrario, existen diferentes estrategias que han sido comprobadas científicamente y que son fáciles de aplicar que ayudan a combatir la ansiedad de manera natural.
¿Cómo eliminar la ansiedad de manera natural?
1. Acepta la ansiedad, sé un observador imparcial

La ansiedad es dañina, lo sabemos y por eso queremos eliminarla. Por tanto, es normal que nuestro primer impulso sea negarla y rechazarla. Sin embargo, la paradoja radica en que mientras más intentemos combatir la ansiedad, más agobiados nos sentiremos. Cuando negamos una emoción o sensación, esta crece. 
De hecho, la mente de una persona ansiosa no está llena de preocupaciones por hechos de su vida cotidiana sino por las metapreocupaciones. Es decir, se preocupan porque se preocupan. Esta persona activa su crítico interior, una voz que le dice constantemente que la ansiedad es intolerable, que es incapaz de mantener el control o que su existencia es miserable. 
De esta forma desencadenan un círculo vicioso que solo sirve para aumentar la ansiedad. Por tanto, no intentes negar la ansiedad que experimentas, simplemente sé consciente de su existencia. Cuando no huyes de una emoción ni la etiquetas como “negativa” puedes adoptar una distancia emocional del problema y recuperar el control de ti mismo.
2. Destierra la prisa de tu vida

La mayoría de las personas ansiosas se mueven continuamente de un lugar a otro, comen de pie, sin sentarse a la mesa y realizan diferentes tareas a la vez. Su ordenador, por ejemplo, suele ser un caos compuesto por diferentes ventanas y programas abiertos. Y es que lo que expresamos hacia el exterior, no es más que el reflejo de nuestra mente.
Sin embargo, cuando asumimos las tareas cotidianas desde esta perspectiva caótica y apresurada, le estamos dando una retroalimentación muy negativa al cerebro porque es como si le estuviéramos diciendo que debe funcionar aún más deprisa porque las cosas están fuera de control. Como resultado, el cerebro responde aumentando aún más los niveles de cortisol y adrenalina, que generan más ansiedad.
La solución radica en cortar ese círculo vicioso. Disminuye el ritmo y, sobre todo, dale un orden a las tareas que debes realizar a lo largo del día y prioriza las más importantes. Oblígate a bajar la marcha, verás que logras hacer mucho más, con menos estrés.
3. No dejes tareas pendientes

Una de las cosas que más aumenta nuestro estado de ansiedad es saber que tenemos tareas pendientes. De hecho, no son las tareas en sí las que nos desgastan y agotan, sino el recordatorio mental constante de que debemos hacerlas.

Los expertos en productividad personal afirman que para resolver este problema, lo mejor es aplicar la regla de los 2 minutos. En práctica, cuando surja una tarea, si esta no requiere más de 2 minutos, hazla inmediatamente ya que posponerla y recordarla consumirá más energía que llevarla a cabo. Si la tarea demanda más tiempo y no lo tienes, pregúntate si es realmente importante. Si es así, búscale un hueco en tu agenda.

Recuerda que la forma en que organices tu día repercutirá en tu estado mental. Por tanto, no dejes que las tareas se acumulen porque si las dejas para el último momento, solo estarás contribuyendo a que aumente tu nivel de ansiedad. Aprender a organizar tu vida te permitirá eliminar una gran fuente ansiógena: las tareas pendientes y las que te roban energía sin brindar ninguna recompensa a cambio.
4. Dedícate al menos una hora al día


En la sociedad en que vivimos, se premia el hacer sobre el ser. Por eso, nos sentimos obligados a correr, a no tener ni un minuto de descanso, porque es sinónimo de pereza, es la antítesis de los valores que promueve la cultura occidental
De hecho, no es extraño que las personas ansiosas siempre estén llenas de trabajo y proyectos pendientes, no tienen ni siquiera unos minutos al día para dedicarlos a sí mismos. Inmersos en ese estado de tensión constante, no le permiten a su cerebro “desconectar”, como resultado, los niveles de ansiedad se disparan.
Sin embargo, desconectar y estar a solas consigo mismo es tan importante como ser proactivos. Aunque como las personas ansiosas suelen encontrar difícil estar de brazos cruzados, una excelente alternativa consiste en dedicarle al menos una hora cada día a una actividad que realmente disfruten. De esta forma, el cerebro comienza a liberar una serie de neurotransmisores como las endorfinas, que generan un estado de bienestar y relajación
5. Cuestiona tus pensamientos negativos recurrentes

La mente de una persona ansiosa es su peor enemigo. De hecho, la ansiedad crece a raíz de los pensamientos poco realistas que la persona va desarrollando. Por eso, es fundamental que aprendas a detectarlos y que detengas su curso.
Lo más usual es que la persona ansiosa responda de manera exagerada ante las situaciones de su vida cotidiana. Hace una tormenta en un vaso de agua, piensa que un simple error tendrá consecuencias nefastas. De esta manera, añade una tensión innecesaria.
Por eso, es importante que comiences a cuestionarte esos pensamientos catastrofistas que no se ajustan a la realidad. Pregúntate: ¿Esa preocupación es realista? ¿Cuántas probabilidades existen de que se cumpla? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Cómo podría manejarlo? 
6. Asume otra perspectiva

La ansiedad está provocada, en gran medida, por el significado que le conferimos a determinadas situaciones. Por eso, una de las estrategias más eficaces para combatir la ansiedad es cambiar la manera en que pensamos en los agentes estresores.
Un estudio realizado en la Universidad de Yale les presentó a algunos dirigentes un vídeo en el que se transmitía la idea que el estrés era potenciador ya que algunas personas dan lo mejor de sí cuando están bajo presión. Durante las dos semanas siguientes estas personas no solo mejoraron su desempeño laboral, sino que reportaron menos problemas psicológicos y sus niveles de cortisol, la hormona del estrés, disminuyeron. En el grupo que seguía creyendo que el estrés es negativo no se apreciaron estos cambios.
Por ejemplo, realizar una presentación en público es estresante y genera ansiedad, pero, por otra parte, también es una oportunidad para poner a prueba nuestras habilidades y ampliar nuestra red de contactos profesionales. En este sentido, te será de gran ayuda utilizar más a menudo el “sin embargo”. Cuando descubras esos pensamientos irracionales, intenta darles una vuelta utilizando este término. Por ejemplo, si mientras estás estudiando piensas: “no voy a aprobar ese examen”. Reestructura ese pensamiento de forma positiva: “quizás no apruebe ese examen; sin embargo, me voy a esforzar para dar lo mejor de mí”.

No hay comentarios: