Psicología /desarrollo personal
EL MAYOR OBSTÁCULO QUE DEBEMOS SUPERAR PARA SER LIBRES, SEGÚN GIKOVATE
EL MAYOR OBSTÁCULO QUE DEBEMOS SUPERAR PARA SER LIBRES, SEGÚN GIKOVATE
Ser libres es una de nuestras mayores aspiraciones. También es una de nuestras principales frustraciones. Es difícil resistir el impacto cuando chocamos con el muro de una sociedad que empuja hacia la normalización y la estandarización. Entonces vivimos la contradicción del individuo que busca su libertad y la sociedad que se encarga de delimitar las fronteras de esa libertad. ¿Podemos escapar de esa paradoja?
Según Flavio Gikovate, un
psicólogo brasileño que se dedicó a analizar los problemas que afrontamos en
nuestra vida social, estaríamos enfocando mal el asunto porque “más que los
factores externos, son los conflictos interiores los que nos impiden ser libres”.
El secreto, por tanto, estaría en nuestro interior. Pero para descubrirlo
necesitamos cambiar radicalmente nuestra perspectiva y modo de pensar.
La proyección de nuestros
conflictos internos
“Existe una antigua tendencia
a intentar atribuir a factores externos la imposibilidad de alcanzar nuestros
mayores anhelos. Siempre ha sido más fácil y atractivo pensar de este modo que
suponer seriamente la existencia de obstáculos internos.
“Es mucho más fácil mantener
esta actitud y proyectar en otros (personas o instituciones) aquella actitud
que se nos oponga, en lugar de asumir el hecho de que ambas nos pertenecen. De
este modo una contradicción interna se transforma en un conflicto externo por
medio de la proyección en otra persona de uno de los componentes del
dilema”.
Gikovate apunta que uno de los
primeros obstáculos que debemos vencer para ser libres consiste en dejar de
proyectar nuestras inseguridades en el mundo exterior. La mayoría de las
personas muestran una tendencia a huir de su intimidad, tienen miedo a estar a
solas consigo mismas.
El miedo a estar a solas con
nosotros mismos
“El hombre, al no soportar la
convivencia con su propia condición – lo que incluye también sus
contradicciones – trata de ocuparse lo más posible de cosas externas. Este
resulta un modo eficaz de olvidarse de sí mismo.
“Siempre se hace difícil
convivir con dudas, dilemas y contradicciones, y así se llega a conclusiones
precipitadas, muchas veces cobardes, que suelen atribuirse a las presiones que
ejerce el medio externo. Esas presiones, evidentemente, existen. […] Lo que hay
que discutir es si su peso decisivo es tan grande como el que se le pretende
atribuir”.
La sociedad intenta imponer sus normas
y reglas, las personas a nuestro alrededor nos presionan y a nuestro paso
aparecen obstáculos continuamente. Nadie lo pone en duda. No obstante, ¿son
esos obstáculos realmente la principal causa de la limitación de nuestra
libertad o son una excusa para no atrevernos a ir más allá? El hecho de que el
camino sea más difícil no significa que no se pueda recorrer.
El autoconocimiento como vía
para alcanzar la libertad
Gikovate afirma que “son las
dudas y contradicciones las que impiden una actitud efectiva hacia el camino de
la libertad, lo que equivale a una falta de convicción en los propios
conceptos. Esa convicción solo podrá existir en aquellos que asuman por
completo sus contradicciones, sin recurrir al fácil expediente de proyectar uno
de sus componentes”.
Por tanto, la libertad, que para
Gikovate “significa esencialmente coherencia entre ideas, conceptos y
comportamiento objetivo”, se debe buscar a través de un ejercicio de
introspección profundo. Solo si nos conocemos y sabemos lo que queremos,
tendremos la fuerza suficiente para elegir la libertad.
“Todas las personas necesitan
saber hasta qué punto le fascinan las cosas materiales que nuestra sociedad
ofrece para el consumo y qué precio está dispuesta a pagar para acceder a
ellas. Negar la fascinanción que estas ejercen puede inducir increíbles
equívocos y provocar grandes frustraciones […] Pagar cualquier precio por ellas
podrá llevar a un equívoco aún más grave: una persona podría darse cuenta de
que se está muriendo de tedio a pesar de estar rodeada de todo lo que
desea”.
“Nuestras reflexiones oscilan
entre el hedonismo y el ascetismo, y será necesario llegar de modo firme a una
convicción antes de que podamos pensar en una acción libre y consecuente. Solo
así podremos fortalecernos íntimamente para oponer resistencia a las presiones
del medio y abrir nuestro camino. Si no somos capaces de esto, de nada servirá
acusar a la estructura social de esclavizante y opresora. Solo estaremos
justificándonos por no asumir nuestra propia incompetencia”.
Por tanto, el principal enemigo
de nuestra libertad somos nosotros mismos. Y solo podemos superar ese
“obstáculo” haciendo las paces con nuestro “yo”, tomando decisiones conscientes
que nos permitan perseguir nuestros sueños, independientemente de los
obstáculos que aparezcan en nuestro camino, que serán muchos.
Cuando realizamos ese ejercicio
de autoconocimiento, cuando realmente conectamos con nuestras necesidades,
ocurre el milagro porque, de repente, las presiones sociales pierden gran parte
de su peso. Después de todo, la sociedad nos ata solo en la medida en que
permitimos que nos ate.
Gikovate cierra sus reflexiones
con un mensaje optimista: “si las personas que viven de modo coherente y
consistente fueran más felices y se sintieran más realizadas, esto podría tener
consecuencias sociales insospechadas”.
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