Desarrollo Personal
*UNA DESILUSIÓN NO ES MÁS QUE UNA SITUACIÓN QUE TE AYUDA A SALIR DEL
LUGAR INCORRECTO
De hecho, ¿sabías que las personas que se sienten decepcionadas
continuamente tienen un riesgo mayor de padecer problemas físicos y/o
emocionales? Estas personas suelen tener más dolores de cabeza y dificultades
gastrointestinales, así como estrés crónico y depresión.
La buena noticia es que la desilusión, como todo en la vida, tiene dos caras: puedes dejar que te suma en la tristeza más profunda o aprender la lección y seguir adelante. Tú decides.
La buena noticia es que la desilusión, como todo en la vida, tiene dos caras: puedes dejar que te suma en la tristeza más profunda o aprender la lección y seguir adelante. Tú decides.
La
desilusión se alimenta de la brecha entre tus expectativas y la realidad
La desilusión es una forma de tristeza, una sensación de pérdida que se
produce como resultado de una brecha dolorosa entre tus expectativas y la
realidad. Te decepcionas cuando tus esperanzas no encuentran respaldo en la
realidad. De hecho, el filósofo Eric Hoffer dijo que "la decepción es
una especie de bancarrota: la bancarrota de un alma que ha gastado demasiado en
esperanza y expectativa".
Si te preparas para obtener lo mejor y que todo marche sobre ruedas, los
contratiempos que encontrarás a lo largo del camino te desmotivarán y
decepcionarán. Cuando crees que “necesitas” tener algo para ser feliz o sentirte
satisfecho, estás preparando el terreno para la desilusión. Cuando alimentas
demasiadas expectativas, te estás preparando para una gran desilusión.
Por supuesto, no siempre podemos evitar la desilusión ya que nuestro
cerebro está programado para anticiparse a los eventos y muchas veces esperamos
lo mejor. Confiamos en que el proyecto que tanto nos ilusiona y en el que hemos
invertido tanto tiempo y esfuerzo llegue a buen puerto. Confiamos en que los
demás se comporten correctamente. Confiamos en que nuestra pareja nos
apoye…
Sin embargo, a veces las cosas se tuercen. Entonces sobreviene la
decepción. No podemos evitarlo, pero podemos decidir cómo reaccionar. Aunque
las desilusiones no son agradables, nos brindan una información muy valiosa
sobre nosotros mismos, nuestras expectativas y las otras personas. Cada
desilusión llega con una enseñanza, depende de nosotros aprovecharla.
Obviamente, quedarse atascado en la decepción no es una buena idea. El
evento ya ha sucedido. Es pasado. No puedes volver atrás para cambiarlo. Puedes
reflexionar sobre lo ocurrido, y es conveniente que lo hagas para que saques
alguna enseñanza, pero no puedes olvidar que estás mirando por un espejo
retrovisor. Cuando conduces, de vez en cuando debes mirar por el espejo
retrovisor, pero durante la mayor parte del trayecto debes mantener la vista al
frente, en el futuro. Si miras demasiado hacia atrás, te expones a tener un
accidente con consecuencias más graves.
La desilusión también es una gran maestra de vida, simplemente te está
diciendo que, por algún motivo, has terminado en el lugar erróneo. La
desilusión te alerta de que estás viviendo una situación que no te agrada y,
por tanto, debería convertirse en un agente de cambio, un motivo para
reaccionar y salir de ese sitio donde no te sientes a gusto. En vez de
lamentarte, deberías preguntarte por qué has terminado ahí y, sobre todo, qué
puedes hacer para no regresar a ese lugar.
Los 4
jinetes del apocalipsis de la desilusión
1. ¿Qué?
Creer que solo una cosa puede brindar felicidad
La exposición constante a la publicidad transmite la idea de que solo
podemos ser felices si tenemos determinadas cosas. De esta forma, podemos
comenzar a supeditar nuestra felicidad al nivel adquisitivo. Sin darnos cuenta,
dejamos que las cosas determinen cuán felices somos. Y cuando no logramos
alcanzar lo que deseamos, nos sentimos desilusionados e infelices.
Lo curioso es que obtener determinadas cosas no es garantía de felicidad.
De hecho, a menudo cuando alcanzamos algunas cosas, nos damos cuenta de que no
nos reportan la alegría y satisfacción que esperábamos. La satisfacción que nos
brindan las cosas es muy efímera. Al contrario, las experiencias que
disfrutamos nos reportan una felicidad más duradera. Por tanto, es una falacia
pensar que solo podremos ser felices si alcanzamos determinadas cosas.
2.
¿Quién? Creer que solo existe una persona que puede satisfacer nuestros
deseos
Las mayores desilusiones suelen provenir de nuestras relaciones
interpersonales. Cuando esperamos que los demás se comporten de cierta manera y
no lo hacen, nos sentimos decepcionados. El problema, obviamente, radica en
nuestras expectativas.
En muchos casos, somos víctima del “Efecto Halo”, según el cual,
atribuímos arbitrariamente cualidades positivas o negativas a las personas de
acuerdo con nuestras primeras impresiones. En práctica, hacemos inferencias a
partir de características aisladas, sobre cómo se comportarán esas personas.
Cuando esas expectativas no se cumplen, nos sentimos decepcionados. Cuando
depositamos esperanzas en una persona y esta no las satisface, nos
desilusionamos.
No podemos escapar del efecto halo, pero podemos ser conscientes de su existencia.
En vez de pensar: “debería interesarse por mí” y sentirnos mal si no sucede,
deberíamos preguntarnos: “¿qué podemos hacer para que esa persona se interese
por mí?”. En el fondo, se trata de asumir las riendas de la situación, siendo
conscientes de que existe un margen para la decepción, en vez de limitarnos a
alimentar expectativas.
3. ¿Cuándo?
Establecer un límite de tiempo para obtener lo que deseamos
No solo albergamos expectativas sobre lo que queremos conseguir sino
también sobre el lapso de tiempo en el que lo queremos obtener. Por desgracia,
una sociedad que gira a una velocidad de vértigo, donde las necesidades se
satisfacen rápidamente apenas aparecen, nos ha hecho pensar que debemos tenerlo
todo, inmediatamente. Si no alcanzamos nuestras metas rápidamente, nos sentimos
desilusionados, creemos que hemos fracasado.
No nos damos cuenta de que muchas veces la vida no nos dice “No” sino tan
solo “Espera”. Todos tenemos nuestro propio ritmo, compararnos con los demás es
totalmente contraproducente. No debemos ponernos límites de tiempo demasiado
cortos, sobre todo cuando nuestros sueños son muy ambiciosos. La vida no es una
carrera de velocidad sino de resistencia. Por tanto, no te impongas límites de
tiempo arbitrarios y poco realistas. Aprende a aplicar más el concepto de Wu-Wei.
4. ¿Cómo?
Hemos arreglado ideas sobre cómo se van a unir todas.
Quizá la expectativa más difícil a la que debemos renunciar para evitar
las desilusiones se refiere al cómo debemos hacer las cosas, cómo debemos
sentir y pensar y cómo deben comportarse los demás. Es normal que cuando nos
planteemos ciertas metas o nos involucremos en una relación, establezcamos una
hoja de ruta. Esa hoja de ruta prevé cómo irá todo.
La vida se encargará de hacernos saber que no podemos controlar todo. Si
tienes esquemas muy bien elaborados y te aferras a ellos, tendrás más
probabilidades de sentirte desilusionado. Existen diferentes caminos para
alcanzar el mismo objetivo, tenemos que mantenernos abiertos a todas las
posibilidades. Si la vida no funciona según tu guión, no significa que no
puedas obtener lo que quieres, sino tan solo que debes cambiar la
estrategia.
De hecho, Abraham Maslow explicó que una de las características de las
personas autorrealizadas es la habilidad para distinguir los medios de los
fines. Estas personas son capaces de mantenerse enfocadas en sus objetivos,
estando abiertas a diferentes medios para conseguirlos. La vida te cambia las
reglas del juego continuamente, la clave está en saber adaptarse y aprovechar
las oportunidades.
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