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HÁBITOS QUE SABOTEAN TU EQUILIBRIO EMOCIONAL
HÁBITOS QUE SABOTEAN TU EQUILIBRIO EMOCIONAL
La vida ya se
encarga por sí misma de ponernos ante situaciones que generan tristeza y dolor,
como la pérdida de una persona amada o los problemas económicos. No podemos
evitar esas situaciones y es normal que nuestro equilibrio emocional se vea
afectado, al menos hasta que logremos recomponer los pedazos rotos. Sin
embargo, las pequeñas decisiones que tomamos cada día tienen un Efecto Mariposa
y también afectan nuestro estado de ánimo, mucho más de lo que suponemos. Nuestros
hábitos cotidianos nos pueden hacer más felices o pueden sabotearnos y hacer
que nos sintamos frustrados, irritables o vacíos. La buena noticia es que ser
conscientes de estos hábitos es el primer paso para deshacerse de ellos.
1. Caminar con los hombros caídos y arrastrando los pies
Nuestro cerebro se
retroalimenta constantemente de las sensaciones que recibe a través del cuerpo.
Esto significa que las posturas y los gestos que hacemos sirven como
indicadores de cómo nos sentimos y pueden reforzar un estado de ánimo. Un
estudio realizado en la Witten Herdecke University desveló que cuando
las personas caminan encorvadas, con los hombros caídos, arrastrando los pies y
con movimientos mínimos de los brazos, su humor empeora. El problema es que
esta forma de caminar se relaciona con la desesperanza y la depresión, por lo
que activa recuerdos negativos y preocupaciones. La buena noticia es que en ese
mismo experimento se apreció que cuando caminamos más erguidos y moviendo más
los brazos, nuestro estado de ánimo mejora casi instantáneamente.
2. Fotografiar todo lo que encontramos a nuestro paso
Con la llegada de
las cámaras digitales hemos dejado de ver el mundo con nuestros ojos y lo
hacemos a través del objetivo. Sin embargo, esa tendencia a fotografiarlo todo
puede pasar factura a tu estado de ánimo. Así lo confirmó un estudio muy
curioso realizado en la Fairfield University en el que les pidieron a
los participantes que recorrieran un museo, algunos solo podían observar, a
otros les permitieron tomar todas las fotos que quisieran. Al final del
recorrido, las personas que tomaron fotos tenían grandes dificultades para recordar
los objetos que habían fotografiado. En la vida real esto nos indica que
podrían estar perdiéndose los pequeños detalles que hacen cada momento único y
especial. El lente de la cámara es como un velo que oscurece nuestras experiencias.
Por tanto, intenta focalizarte en el mundo y en lo que sientes, serás mucho más
feliz.
3. Procrastinar continuamente
No hay nada más
agotador que el peso de las tareas incompletas. Recordar una y otra vez esas
tareas simplemente es desgastante y nos pasa una enorme factura emocional. Un
estudio realizado en la Case Western Reserve University demostró que
aunque en un primer momento la procrastinación nos libra del estrés y la
ansiedad que generan las tareas que deseamos evitar, a la larga aumenta
considerablemente el nivel de tensión, disminuye nuestra eficacia e incluso
debilita nuestro sistema inmunitario, haciendo que seamos más propensos a
enfermar. Otro estudio realizado en la Carleton University desveló que
la sensación de culpa y vergüenza que genera la procrastinación
impide que disfrutemos de otras actividades, por lo que termina haciéndonos
sentir muy mal. La solución es muy sencilla: no dejes para mañana lo que puedes
hacer hoy.
4. No estar solo
Pasar tiempo de
calidad con los amigos y la familia es importante, el contacto cara a cara es
fundamental para prevenir la depresión y ser más felices. Sin embargo, no
encontrar tiempo para uno mismo también puede pasarnos una elevada factura
emocional. Un curioso estudio realizado en la McDonough School of Business
desveló que las personas suelen sobrevalorar cuán bien se sentirán en compañía
de los demás, para descubrir que en realidad pueden disfrutar mucho haciendo
algunas cosas solos. En muchas ocasiones nos limitamos y no hacemos cosas que
nos harían felices solo porque no tenemos compañía y nos asusta lo que puedan
pensar de nosotros, que podrían tacharnos de "raros" o
"solitarios". Sin embargo, pasar tiempo con uno mismo es
profundamente liberador y le hace mucho bien a nuestro equilibrio emocional.
5. Estar pendiente continuamente del móvil
¿Cuándo fue la
última vez que estuviste todo un día sin el móvil? Si no lo recuerdas, es una mala
señal. Estar pendiente continuamente del móvil genera una gran dosis de tensión
y estrés, aunque no siempre somos conscientes de ello. De hecho, las llamadas y
los mensajes entrantes terminan provocando una sobre estimulación que afecta
nuestra atención y memoria. Cuando sientes que tu móvil vibra o suena, pero
realmente no lo está haciendo, significa que tienes esa preocupación
continuamente en tu mente, es un foco activo en tu cerebro. Y eso no te ayuda a
relajarte. Además, según un reciente estudio realizado en la Northwestern
University Feinberg, mientras más tiempo pasamos usando el móvil, mayores
serán las probabilidades de sufrir depresión. De hecho, las personas con
depresión triplicaban el tiempo de uso de su móvil, aproximadamente 68 minutos
al día. La solución es sencilla: planifica un "sabbat electrónico"
una vez a la semana o al menos medio día.
6. Practicar la multitarea
Todos, en algún
momento, hemos sido culpables del pecado de la multitarea. Sin embargo, cuando
hacemos de la multitarea un hábito podemos auto sabotearnos. Contrario a la
creencia popular, la multitarea no ahorra tiempo. Un estudio realizado en la
Universidad de Utah desveló que los conductores tardan más en llegar a sus
destinos cuando usan sus móviles mientras conducen. De hecho, se estima que la multitarea
reduce nuestra productividad en un 40%. Sin embargo, lo peor de todo es el
saldo emocional que nos deja. Una investigación realizada en la Universidad de
California midió la frecuencia cardíaca de los trabajadores mientras trabajaban
tranquilamente o cuando eran interrumpidos por correos y llamadas que les
obligaban a estar permanentemente alertas. Se pudo apreciar que la multitarea
disparaba el estrés y el ritmo cardíaco, lo cual puede tener severas
consecuencias para nuestra salud a largo plazo. Por tanto, es mejor hacer solo
una cosa a la vez, y focalizarse en esa actividad hasta pasar a la
siguiente.
7. Tomarse la vida demasiado en serio
Hay personas que se
enfadan por todo, que siempre están dispuestas a atacar y tienen la queja
pronta. Es normal que ante determinadas circunstancias nos enfademos e
irritemos, pero si eso se convierte en nuestro estilo de afrontamiento
permanente, tendremos un gran problema. Tomarse la vida demasiado en serio y
molestarse por todo es como intentar mantener un gran balón de playa debajo del
agua. Tenemos que hacer un gran esfuerzo porque quiere salir continuamente, lo
cual nos hará tensar nuestros músculos e interrumpirá el flujo emocional. Como
resultado, no es extraño que un estudio realizado en la Universidad de Michigan
en el que le dieron seguimiento a 696 personas durante 17 años haya descubierto
que tanto quienes responden con ira como aquellos que la experimentan, pero la
reprimen, tienen tres veces más riesgo de morir de forma temprana.
Afortunadamente, la solución es sencilla: ríe más y aprende a enfrentar los
problemas con sentido del humor.
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