psicología desarrollo personal
VIVIR SIN PENITENCIAS: LA TEORÍA DE LA PLAZA DE APARCAMIENTO LIBRE DE LA VIDA
VIVIR SIN PENITENCIAS: LA TEORÍA DE LA PLAZA DE APARCAMIENTO LIBRE DE LA VIDA
“No aparques a un
kilómetro de tu destino solo porque pienses que no vas a encontrar una plaza
libre más cerca. Ve exactamente a donde quieres estar. Si no hay espacio,
siempre tendrás la oportunidad de dar media vuelta. En otras palabras: no te
des por satisfecho demasiado rápido en tu vida.
“Haz lo que te
apasiona, haz lo que realmente te importa. No pongas en práctica el Plan B, el
plan de seguridad, hasta que no hayas intentado el Plan A”.
Estas fueron las
palabras de Catherine Drew Gilpin Faust en uno de los discursos de graduación
de los estudiantes de la Universidad de Harvard. Y la profesora Faust sabe muy
bien de lo que habla ya que ha sido la primera mujer en asumir el puesto de
rector en esa universidad. En este discurso perfiló su “Teoría de la plaza de
aparcamiento libre de la vida”.
Y es que cuando
hablamos de decisiones importantes en la vida, esas que marcan nuestro destino,
es importante reflexionar y elegir un camino del que no podamos arrepentirnos
más tarde, es fundamental plantearnos la meta más ambiciosa y luchar por
conseguirla. De esta forma no habrá espacio para frases como “si aquella vez
hubiera…” o “qué habría pasado si…”
Eres tus metas y tu camino, no descuides ninguno
Luchar por tus
sueños y atreverte a alcanzarlos es la clave para vivir sin arrepentimientos.
Sin embargo, también encierra un peligro mortal.
Por ejemplo, imagina
que tienes un sueño muy ambicioso y que trabajas sin descanso para alcanzar tus
objetivos. Te entregas en cuerpo y alma, día tras día, para alcanzar el añorado
éxito. Sin embargo, es probable que cuando llegues a la meta te sientas vacío
por dentro, que no consigas la satisfacción que soñabas y, por consiguiente,
ello te llevará a preguntarte si realmente has hecho bien, si ha valido la pena
tanto sacrificio. En ese preciso instante quizás te cuestiones si no habrías
invertido mejor esos años en disfrutar de otros placeres de la vida, en vez de
entregarte 100% a tu sueño.
De hecho, un estudio
muy interesante realizado en el University College London demostró sin
lugar a dudas algo que probablemente ya sabes: que somos pésimos prediciendo
nuestras reacciones emocionales ante las situaciones futuras. En este
experimento los psicólogos reclutaron a 47 personas y les dieron £10, que
debían compartir como quisieran con un desconocido que se encontraba en otra
habitación. Sin embargo, les dijeron que, si el extraño rechazaba su oferta,
ambos se irían con las manos vacías. A continuación, les preguntaron cómo se
sentirían si eso ocurriese.
Obviamente, todo
estaba preparado para que el desconocido rechazara la oferta y las personas
perdieran el dinero porque el objetivo era evaluar la precisión con la que los
participantes podían predecir sus emociones ante el rechazo.
Asombrosamente, la
mayoría de los participantes se sintieron menos decepcionados de lo que
esperaban.
A continuación,
estos investigadores reclutaron a 27 estudiantes y les pidieron que predijeran
cómo se sentirían si sacaban una nota baja o alta en uno de los exámenes de fin
de curso. Los investigadores regresaron después del examen y les preguntaron
cómo se sentían. Una vez más, se apreció que habían sobreestimado los
sentimientos, tanto los negativos como los positivos.
Estos experimentos
nos demuestran que solemos exagerar el impacto emocional de las situaciones,
pensando que nos sentiremos mejor o peor. Por eso, después de haber añorado
durante mucho tiempo un sueño, cuando finalmente este se cumple, no nos
sentimos tan felices como esperábamos. Darnos cuenta de ello puede ser
devastador, sobre todo si hemos empleado mucho tiempo en ese proyecto y hemos
hecho que muchas de nuestras ilusiones descansen sobre esa meta.
Por eso, aunque es
cierto que debemos apuntar alto, que debemos luchar por nuestros sueños y no
darnos por satisfechos, no es menos cierto que debemos aprender a disfrutar el
camino. Es importante encontrar un equilibrio porque de lo contrario, corremos
el riesgo de llegar vacíos a nuestra meta.
Esto significa que
mientras seguimos el camino hacia nuestros sueños, también debemos aprender a
valorar lo que tenemos, aquí y ahora. No se trata de una contradicción, sino de
evitar vivir con frustración, a la espera permanente de que los sueños se hagan
realidad.
Esto también
significa que debemos ahorrar nuestra energía y esfuerzos. No se trata de
encontrar siempre la mejor plaza de aparcamiento, a como dé lugar. En nuestro
día a día, podemos deshacernos de esa tendencia obsesiva por lograr la
perfección y contentarnos simplemente con una buena plaza, porque buscar
continuamente la mejor opción, esa que satisfaga todos nuestros requisitos, no
solo nos hace perder un tiempo valioso, sino que puede ser muy frustrante.
¿Qué enseñanzas nos deja la teoría de la plaza de
aparcamiento libre para la vida?
No temas al
fracaso o a equivocarte, porque
siempre podrás regresar a tu zona de confort. Recuerda que no hay peor
arrepentimiento que el de los sueños que dejaste escapar porque no tuviste
coraje para atraparlos en su momento.
- Cuando se trata de grandes sueños, no apuestes
inmediatamente por el “Plan B”,
atrévete a arriesgar porque solo así sabrás de qué eres capaz. Cuando te
obligas a dar un paso más, expandes tu potencial y das lo mejor de ti.
- Si fracasas, no te avergüences, los errores son humanos y forman parte del
aprendizaje. Simplemente acepta la experiencia, no te desanimes y ponte manos a
la obra nuevamente para buscar un proyecto más realista y abordable.
- Mientras persigues tus sueños, recuerda disfrutar el
presente, porque es lo único que
tienes. No dejes que la promesa del futuro te arrebate la felicidad de la que
puedes disfrutar ahora mismo. Mira al futuro con esperanza, no con frustración.
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