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PERSONAS ARROGANTES:SOBERBIA QUE NACE DE LA IGNORANCIA E INSEGURIDAD
PERSONAS ARROGANTES:SOBERBIA QUE NACE DE LA IGNORANCIA E INSEGURIDAD
Si hiciéramos esta
pregunta en un grupo de 10, 100 o 1000 personas, no debería sorprendernos que
nadie levantase la mano.
A la mayoría de la
gente no le gustan las personas arrogantes, entre otras cosas porque nos hacen
sentir mal, nos menosprecian y generan la sensación de inferioridad. De hecho,
la arrogancia es una creencia de superioridad y autoestima exagerada que se
manifiesta con afirmaciones excesivas y presuntuosas.
Sin embargo, la
actitud arrogante se desarrolla muy temprano en la vida. Un estudio realizado
en la Universidad de Yale descubrió que los niños pequeños de entre 5 y 7 años
ya muestran cierto pensamiento arrogante pues creen que pueden saber más de los
adultos. En algún momento a lo largo del desarrollo, abandonamos esa postura
egocéntrica y nos formamos una imagen más objetiva de nosotros mismos y del
mundo.
Al parecer, la
persona arrogante no da ese paso madurativo, sigue creyendo que puede ganar
siempre y, lo que es aún peor, cree que merece ganar siempre. Esto nos indica
que, en la base de la arrogancia se esconde una actitud infantil y un problema
de autoestima. De hecho, creerse superiores suele ser un mecanismo de
defensa que demuestra que en realidad esa persona no tiene tanta confianza
en sí misma. Al respecto, Fulton John Sheen dijo que “la arrogancia es la
manifestación de la debilidad, el miedo secreto hacia los rivales”.
¿Cómo es una persona arrogante?
La persona arrogante
puede parecer atractiva y agradable al inicio ya que suele transmitir una
imagen de seguridad y confianza. Por eso, es normal que caigamos en sus redes,
hasta que nos damos cuenta de que todo comienza a girar a su alrededor y
dejamos de sentirnos bien en su compañía ya que cada vez nos sentimos más
pequeños y menospreciados.
1.
Deseo exagerado de recibir elogios
Un rasgo distintivo
de la gente arrogante es que buscan constantemente la admiración de los demás.
La arrogancia se alimenta de los halagos, por lo que estas personas siempre
intentarán sacar a colación sus logros, ya sean reales o ficticios. Por eso, no
les gustan las personas seguras que se muestran indiferentes y no caen rendidas
a sus pies.
2.
Hablar constantemente de sí mismo
La arrogancia está
íntimamente vinculada al egocentrismo. Por eso, el tema preferido de una
persona arrogante versa sobre sí misma. Esta persona intentará acaparar la
conversación para atraer la atención sobre sí. Cuando el tema cambia, intentará
reconducirlo hacia sus logros, aunque ello implique interrumpir a los demás.
Obviamente, esta persona no muestra mucha empatía, asume las relaciones
interpersonales en un solo sentido: los demás deben dar y ella solo debe
limitarse a recibir.
3.
No reconocer los errores ni aceptar las
críticas
La gente arrogante
defiende su autoestima a capa y espada, por lo que no suele reconocer sus
errores. Nunca se equivocan y siempre encuentran una justificación cuando les
hacen notar algún error o defecto. La culpa siempre es de otra persona o de las
circunstancias, no asumen sus responsabilidades. Por supuesto, tampoco aceptan
las críticas. Cuando ven venir una crítica, asumen una actitud defensiva y ni
siquiera escuchan lo que les dicen.
4.
El perdón no existe en su vocabulario
Dado que las
personas arrogantes no hacen nada mal, les resulta muy difícil pedir perdón o
disculparse. Para ellos, el problema siempre radica en la otra persona, por lo
que no es extraño que aunque se hayan equivocado, esperen o incluso demanden
una disculpa. Esa actitud arrogante es una de las que más problemas genera en
sus relaciones interpersonales y la que hace saltar todas las alarmas.
5.
Intolerancia hacia lo diferente
Las personas
arrogantes critican a los demás, enfatizan los errores y debilidades de quienes
no cumplen con sus altos estándares. El problema es que su autoestima se
apuntala sobre los “defectos” ajenos ya que necesitan hacer sentir inferiores a
los demás para sentirse superiores. En la base de esa intolerancia se encuentra
un pensamiento arrogante y dicotómico. A menudo estas personas piensan que las
cosas solo se pueden hacer de un modo, lo cual revela una falta de profundidad
y perspicacia para apreciar la diversidad. De hecho, la peor arrogancia es la
que proviene de la ignorancia.
6.
Sobrecompensar las debilidades
En el cuadro que
dibuja cómo es una persona arrogante no puede faltar el temor a que los demás
descubran sus puntos débiles, por lo que adoptará una estrategia para
sobrecompensarlos con actitudes arrogantes. Por eso, suelen hablar alto,
quieren imponer sus ideas sin dar lugar al diálogo y ocultan sus inseguridades
tras comportamientos que denotan poder. “El saber y la razón hablan, la
arrogancia y la ignorancia gritan”, dijo Arturo Graf.
7.
Actitud intimidante
Se ha comprobado que
la gente arrogante también es socialmente dominante. Estas personas no tienen
reparos para expresar su ira, sobre todo contra los más débiles emocionalmente,
hasta el punto que llegan a usar estrategias de intimidación para imponer sus
puntos de vista y hacer valer su “superioridad”. A menudo la actitud arrogante
e intimidante se sustenta en técnicas de intimidación
intelectual.
¿Cómo tratar a una persona arrogante?
Si permites que las
personas arrogantes entren en tu vida y les das demasiada importancia, pueden
terminar haciendo añicos tu autoestima, haciéndote sentir inferior y de escasa
valía. Sin embargo, dado que no puedes escapar de ellas, lo más inteligente es
aprender a lidiar con sus actitudes arrogantes.
1.
No cedas el control. Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu
consentimiento. Por tanto, se trata de detectar los mecanismos psicológicos que
pone en marcha la persona arrogante y no permitir que hagan mella en ti.
Aprende a darle a cada comentario o actitud, la importancia que merece, ni más
ni menos. No culpes al otro por hacerte sentir inferior, en su lugar pregúntate
qué botón ha tocado en tu interior que necesitas reforzar. Puedes aprovechar
esa experiencia para conocerte mejor y crecer.
2.
No le sigas el juego. La soberbia se alimenta de los elogios y la
admiración. Por tanto, la actitud arrogante se combate eliminando el
combustible que le permite crecer. Eso significa que no debes dejarte
impresionar por sus supuestos logros y capacidades. También significa que no
debes permitir que te haga sentir poca cosa. Para tratar con una persona
arrogante debemos ser conscientes de que todos somos diferentes, tenemos
distintas capacidades y debilidades. Y eso no nos hace mejores ni peores que
los demás.
3.
Defiende tu postura. Es importante saber qué batallas merece la
pena luchar y cuáles solo nos reportarán un malestar innecesario. Cuando valga
la pena, mantente firme en tu postura. Si ves que no es posible mantener una
discusión civilizada, puedes zanjar el tema diciendo que respetas su postura,
pero no la compartes.
4.
Haz que se mire al espejo. Si las palabras o actitudes de la persona
arrogante te han dañado, no tengas miedo en colocarla delante de un espejo, en
el sentido figurado. Explícale lo que piensas de su actitud y los efectos que
ha tenido sobre ti. No se trata de asumir un tono recriminatorio y acusativo
sino de expresar tu opinión y sentimientos, de manera que esa persona pueda
darse cuenta del daño que causa con su actitud arrogante.
5.
Ríete. El sentido del humor es una excelente coraza contra las personas que, de
manera consciente o inconsciente, quieren hacernos daño. Por tanto, usa el
sentido del humor como un arma a tu favor para proteger tu integridad
psicológica. Encontrarle el lado absurdo a los comentarios y actitudes de las
personas prepotentes te ayudará a no sentirte intimidado.
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