Psicología / Desarrollo
Personal
A PARTIR DE HOY, NO VOY A DEJAR QUE NADA NI NADIE ME DESANIME
A PARTIR DE HOY, NO VOY A DEJAR QUE NADA NI NADIE ME DESANIME
Me he propuesto invertir en mí, procurar que desde hoy
mismo nadie me quite las ganas, los ánimos, la sonrisa. Digo “no” a
permitir que alguien, sea quien sea, me desanime. Desde este momento no
importarán las nubes grises, los trenes que se retrasan o las piedras que
quieran aparecer en el camino, porque mi día es solo mío, mi vida me pertenece
y he decidido vivirla con optimismo.
Asumir este enfoque personal, este mensaje cargado de
apertura, resistencia y motivación no es algo precisamente fácil. Tal y como
nos explicaba Richard Lazarus, uno de los mayores expertos en temas de estrés y
ansiedad, cada día surgirán las más variadas y caprichosas situaciones,
imposibles de controlar en gran parte, esas que nos llenarán de contradicciones,
esas que nos ocasionarán tensión, desánimo y hasta frustración.
“No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido
descompuesto da indicios de ánimo desmalazado”
-Miguel de Cervantes-
Por otro lado, tal y como todos sabemos, el desánimo puede
tener múltiples orígenes: una palabra poco acertada por parte de nuestra
pareja, un comentario crítico de nuestro jefe o incluso ese contexto social y
político que nos rodea, tan desbaratado y circense a veces, provoca que se
nos apaguen las ganas y hasta el optimismo en un momento dado. Que esto
pase es algo normal, siempre que la frecuencia no lo haga habitual ni que la
intensidad lo haga un terremoto de una escala muy grande.
No podemos olvidar que el desánimo de ayer, sumado al
desánimo de hoy, va creando poso. Así, y en caso de permitir que ese sustrato
se vaya acumulando día tras día en el escenario de nuestra mente, lo que
ocurrirá es que alimentaremos al demonio de la indefensión, y con él a la
propia depresión. Sin embargo, hay buena noticia, porque existe un
remedio sensacional para evitar que esto llegue a suceder: aprender a pensar mejor.
Cuando el desánimo lo origina una baja autoestima
Hay personas que tienen esa habilidad, esa particular distinción:
la de “robar los ánimos”. Lo hacen de modo natural, a veces sin darse cuenta y
otras de forma declarada, con alevosía. Por ejemplo, esta práctica es bastante
común en el seno de muchas familias, ahí donde los progenitores dan
forma a una crianza y una educación basada en el desprecio,
en quitar mérito a los esfuerzos, gustos e iniciativas de los propios niños.
Son dinámicas que atentan por completo contra el desarrollo
psicosocial y emocional de los pequeños. Prácticas donde es común escuchar
frases como “nunca serás lo bastante bueno para esto o lo otro” o “con
ese carácter tuyo a ti no te va a querer nadie”. Lo más complejo de
estas situaciones es que llega un momento en la vida de ese niño,
convertido en ya en adolescente, en el que ya no necesitará escuchar esos
mensajes de su entorno familiar para vivir instalado de forma perpetua
en el jardín del desánimo.
La propia mente ya los crea, ya los codifica de forma
natural al disponer de una devastadora voz interna que le repetirá
aquello de “tú no puedes, tú no sabes, tú no mereces”. No
hará falta por tanto que nadie lo desanime, porque pocas cosas son tan
efectivas como la propia autocrítica, nada es tan peligroso al fin y al
cabo como esa educación disfuncional que alienta la construcción de una
baja autoestima.
Así, es muy posible que sean muchas las personas,
adultos hechos y derechos, que se identifiquen con esta misma situación,
con esta misma herida interior por donde se escapan todas sus oportunidades por
sentirse válidos, capaces de aspirar y lograr aquello que desean.
Debemos entender por tanto que no solo es necesario
quitar poder a todo aquel que nos desanime, a quien venga con la clara voluntad
de apagar nuestra luz, nuestra alegría y entereza. Es necesario a su vez hacer
un viaje interior para cambiar el discurso interior de esa voz crítica que osa
invalidarnos, ese enemigo de nuestra mente que se atreve también a decirnos que
no valemos para ser felices.
Tres sencillas claves para que nada ni nadie te desanime
Hace muy poco, un equipo de psicólogos británicos
liderados por Andrew Lane desarrollaron
una sencilla técnica de motivación que más tarde emitiría la BBC en
uno de sus programas de ciencia. La estrategia en sí puede parecer muy
elemental; sin embargo, no nos equivoquemos, porque en realidad nos obliga a
poner en práctica una serie de dimensiones psicológicas que no se consiguen en
un día ni en dos.
De hecho, son el resultado de un trabajo constante donde
poder hacer frente a esa voz crítica de nuestro interior, e incluso
a esas relaciones disfuncionales en las que a veces estamos
inmersos. Relaciones que, casi sin darnos cuenta, también nos roban el ánimo,
las ganas y las perspectivas. Veamos a continuación cuáles son esas tres
claves.
- Diálogo
interno con visualización. El diálogo interno es la mejor
estrategia para hacer frente a todos esos vacíos en nuestra autoestima,
para tomar conciencia de todas esas piezas sueltas que nos impiden tomar
el control sobre nuestra vida. Asimismo, el equipo de psicólogos
británicos estableció que un modo de facilitar esta técnica era añadiendo
visualizaciones positivas en nuestra mente, ahí donde hallar la calma y un
escenario seguro donde encontrarnos con nosotros mismos.
- Eres
el jefe. Al diálogo interno y a la visualización le añadimos ahora
una verbalización, una frase motivadora y de poder: “tú eres el
jefe, tú tienes el mando y el control, que nadie te desanime, que nadie te
quite ese poder”.
- Planifica. El
desánimo no solo se vence dejando a un lado a quienes osan contagiarnos
con sus amarguras, con sus críticas o malas artes. Esto es importante
tenerlo muy en cuenta, porque la mejor medicina para que nada ni nadie nos
desanime es planificando nuestros sueños, clarificando objetivos,
priorizando necesidades y deseos personales.
Al fin y al cabo, cuando uno tiene una ilusión y
motivación para alcanzarla, lo que digan y hagan los demás carece de
importancia. Alimentemos por tanto ese motor en nuestro día a día, ese
que funciona gracias a una buena autoestima y la seguridad de quien tiene claro
qué quiere en su vida y qué y a quién es mejor evitar.
“La felicidad depende de la calidad de tus pensamientos”
-Marco Aurelio-
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