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LA GRATITUD TE PUEDE CAMBIAR LA VIDA RADICALMENTE
La gratitud es una pieza clave en la filosofía budista,
pero en Occidente apenas hemos comenzado a redescubrir su enorme poder. De hecho,
la gratitud es uno de los caminos que nos conduce a la felicidad y su práctica
puede cambiar radicalmente nuestra vida porque nos permite adoptar una
perspectiva diferente, más centrada en el aquí y ahora, focalizada en lo que
tenemos, más que en lo que nos falta.
En los últimos años la Psicología científica también se ha
comenzado a interesar por la gratitud, dando lugar a una serie de estudios que
demuestran su importancia para mejorar nuestro bienestar emocional.
Siete efectos de la gratitud que cambiarán tu vida
1. Te
hará más feliz. La gratitud se experimenta de formas diferentes: hay
personas que cuentan sus dones, otras disfrutan lo que la vida les ha dado y
otras deciden compartir con los demás. Sin embargo, no importa qué forma
adopte, se ha comprobado que el mero hecho de sentirse agradecidos nos permite
ser más felices.
En un estudio realizado en la Universidad de California los
psicólogos les pidieron a algunos participantes que, durante 10 semanas,
hicieran una lista de las cosas por las que podían sentirse agradecidos. Otros
simplemente debían escribir sobre un tema neutro. Al cabo de ese tiempo, se
apreció que las personas que habían practicado la gratitud referían sentirse un
25% más felices y satisfechas con la vida.
2.
Te reportará mayor satisfacción. La
gratitud no implica solamente sentirse mejor sino también pensar mejor. En
otras palabras, no se trata de una sensación efímera sino de una forma de
pensar que perdura a lo largo del tiempo y que genera cambios en nuestra
actitud y visión del mundo.
Por eso, las personas que tienen motivos para sentirse
agradecidos y los reconocen, también se sienten más satisfechos con su vida. Y
es que la gratitud nos incita a cambiar el prisma a través del cual vemos el
mundo, nos permite darnos cuenta de las cosas que tenemos y nos enseña a
centrarnos en los aspectos positivos, más que en las carencias. Al respecto,
Erich Fromm afirmó: “si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo
que te falta tampoco lo serás”.
3.
Hará que los demás estén más dispuestos a
ayudarte. Cuando damos las gracias, no solo estamos expresando nuestra
gratitud, sino que también estamos motivando a esa persona a ayudarnos de
nuevo. Cuando le agradecemos a alguien su ayuda le estamos diciendo que
reconocemos su esfuerzo y que este ha sido importante para nosotros.
En un estudio realizado en la Universidad de Pennsilvania se
pudo apreciar que cuando las personas recibían un simple correo electrónico de
agradecimiento aumentaba su disposición a volver a ayudar, de un 32% hasta un
66%, casi el doble. También se apreció que lo que motivaba a las personas a
brindar su apoyo era saber que eran apreciados y valiosos para alguien.
4.
Te ayudará a combatir el materialismo. Todos
necesitamos determinadas cosas para vivir, pero en algunas ocasiones el deseo
de tener más escapa a nuestro control. Obviamente, la sociedad también se
encarga de exacerbar ese consumismo. Sin embargo, ir en pos de las posesiones
solo nos asegura una gran dosis de estrés y una insatisfacción permanente.
El problema radica en que el consumismo y el materialismo
nos llevan a centrarnos continuamente en lo que no tenemos, más que en
sentirnos satisfechos con lo que ya hemos logrado. Por eso, una excelente
estrategia para combatir ese materialismo es practicar la gratitud. Ten siempre
en mente la frase de Epicuro: “No eches a perder lo que tienes deseando lo
que no tienes; recuerda que lo que tienes ahora fue una vez algo que solo
deseabas”.
5.
Aumentará tu autocontrol. No es
cierto que las emociones afectan negativamente nuestra razón, o al menos no
siempre. Para tomar buenas decisiones no siempre es necesario “calcular” y
tener la “mente fría”. De hecho, sentirnos agradecidos nos guía a tomar mejores
decisiones.
En un estudio desarrollado en la Northeastern
University los psicólogos le dijeron a las personas que les darían 54
dólares inmediatamente, o 80 dólares dentro de 30 días. Antes de tomar una
decisión generaron diferentes estados emocionales: alegría, gratitud o
neutralidad. Curiosamente, solo las personas que experimentaron gratitud
decidieron aplazar la recompensa. El secreto radica en que al sentirnos
agradecidos nos despojamos del egoísmo y nos vestimos de paciencia, potenciando
el autocontrol.
6.
Mejorará tu salud. La gratitud
disminuye el estrés cotidiano. Cuando nos sentimos agradecidos, percibimos que
todo funciona bien en nuestro mundo, es como si nuestro «yo» estuviera en
perfecta sintonía con el universo. Por eso, no es extraño que la gratitud
termine impactando positivamente nuestra salud física.
De hecho, un estudio realizado en la Grant MacEwan
University descubrió que dedicar tan solo 15 minutos a listar las
razones por las que podemos sentirnos agradecidos, antes de dormir, mejora
cualitativamente la calidad del sueño. También se ha apreciado que las personas
que practican la gratitud mantienen hábitos de vida más sanos y tienen una
mayor esperanza de vida.
7.
Te ayudará a ser más resiliente. Si
tenemos en cuenta que, antes o después la adversidad tocará a nuestra puerta,
comprenderemos la importancia de desarrollar estrategias para lidiar con los
problemas y el sufrimiento que estos pueden ocasionar. La gratitud es una forma
para desarrollar la resiliencia.
Reconocer aquellas cosas por las que podemos sentirnos
agradecidos, incluso en los peores momentos, es una habilidad esencial para
lidiar mejor con los problemas y adoptar una actitud resiliente. Así lo han
demostrado diferentes estudios, entre ellos uno realizado con los veteranos de
la guerra de Vietnam, en el cual se apreció que aquellos que experimentaban
gratitud eran menos propensos a sufrir estrés postraumático.
Tres ejercicios sencillos para desarrollar la gratitud
La buena noticia es que la gratitud es un sentimiento que se
puede cultivar. Solo debes proponértelo. De hecho, considera que el peor enemigo
de la gratitud es el hábito. Cuando nos acostumbramos a algo y lo damos por
sentado, dejamos de percibir su importancia y disminuye nuestra satisfacción.
Es como cuando entramos a una habitación y percibimos el olor a pan recién
horneado, pero al poco tiempo, nos acostumbramos y dejamos de olerlo. En ese
caso, tendremos que salir de la habitación y volver a entrar para percibir con
la misma intensidad el aroma. Con la gratitud sucede algo similar, a veces es
necesario dirigir conscientemente la vista hacia los motivos que tenemos para
sentirnos agradecidos.
1. Lleva
un diario de la gratitud. Se trata de un diario muy peculiar porque no
es necesario que escribas demasiado, solo debes anotar las razones por las
cuales puedes sentirte agradecido. Cada vez que te venga a la mente un motivo,
por pequeño que sea, escríbelo. Quizás al principio te resulte difícil porque
la tendencia natural es a centrarse solo las grandes metas pero a medida que
vayas desarrollando ese sentimiento, te asombrará descubrir miles de razones
por las cuales puedes sentirte agradecido.
2. Encuentra
cada día en 3 motivos por los cuales sentirte agradecido. Lo ideal es
que todas las noches, antes de irte a la cama, pienses en tres razones por las
que puedes experimentar gratitud. Deben ser cosas que te han sucedido a lo
largo del día. Es probable que haya jornadas en las que todo ha salido mal, te
resultará más difícil encontrar esas razones, pero si te esfuerzas, descubrirás
que existen. El simple hecho de estar vivos y saludables son razones más que
suficientes para sentirse agradecidos.
3. Mira
al futuro. Un secreto para potenciar la gratitud consiste en mirar al
futuro, para apreciar el presente. De hecho, un estudio muy curioso realizado
en el Pomona Collegede California desveló que lo que hace tan
valiosos los pensamientos sobre la gratitud es la perspectiva de que
determinadas experiencias terminarán. Cuando miras al futuro y te das cuenta de
que quizás muchas de las cosas de las que disfrutas hoy, no estarán mañana, te
sentirás enormemente agradecido. Pensar en las pérdidas no implica adoptar una
actitud pesimista, sino que nos ayuda a apreciar más lo que tenemos y a
disfrutarlo, mientras podamos.
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