Psicología /desarrollo personal
LAS LEYES QUE GOBIERNAN LAS
EMOCIONES
La Ley del significado
situacional. Esta ley nos indica que
las emociones derivan de las situaciones que vivimos, pero va un paso más allá
para afirmar que generalmente las situaciones similares generarán respuestas
emocionales muy parecidas. Es decir, las cosas que nos enfadan, probablemente
nos continuarán enfadando durante mucho tiempo; si tememos a los insectos
probablemente nos continuaremos asustando ante los mismos… aunque variemos la
intensidad de la respuesta emocional, existe una gran posibilidad de que
idénticas situaciones despierten siempre la misma emoción.
La Ley de la preocupación. Nosotros sentimos porque nos preocupamos,
porque mostramos cierto interés hacia algo o alguien. Las emociones se despiertan
porque algo nos resulta particularmente significativo y halla un eco en nuestro
sistema de valores.
La Ley de la realidad aparente. Todo lo que a nosotros nos parezca real,
despertará respuestas emocionales reales. En otras palabras, la forma en la
cual interpretamos las más diversas situaciones determinará nuestra
emocionalidad. Esta es la razón por la cual los filmes o los libros de mala
calidad no despiertan nuestras emociones, porque los asumimos como hechos
irreales mientras que un buen libro o un excelente filme nos hace vivenciar la
ficción cual si fuese un hecho real en el cual nos involucramos emocionalmente.
La Ley la Ley de la habituación. Nuestra respuesta emocional decrece cuando nos
vamos acostumbrando a los eventos, es como si desarrollaramos cierto umbral de
sensibilidad que aumenta con la repetición. Tal es el caso del personal médico
que se acostumbra a la muerte.
La Ley del cambio. Al contrario de la ley de la habituación, esta
ley hace referencia a que, cuando vivenciamos un cambio, respondemos de manera
altamente emociógena ante el mismo.
La Ley de las emociones
comparadas. A lo largo de la vida
desarrollamos un marco de referencia emocional con el cual, muchas veces de
manera inconsciente, comparamos nuestras respuestas emocionales y la intensidad
de estas. De esta forma controlamos la intensidad emocional y no mostramos
un overreacted.
La Ley de la asimetría hedónica. Aunque según la ley de la habituación la
recurrencia debe minimizar el impacto emocional de los hechos; hay algunas circunstancias
que se escapan a esta regla. Así, hay cosas a las cuales no nos acostumbramos y
cada vez que nos debemos enfrentar a las mismas activamos una emoción
igualmente fuerte. Sin embargo, estos hechos suelen tener implicaciones
negativas como puede ser la pérdida de un ser querido o la pérdida del trabajo
mientras que aquellos hechos que despiertan emociones positivas son más
influenciados por el hábito, observándose respuestas cada vez más pobres ante
los mismos. En resumen: tenemos una tendencia a acostumbraros a los hechos felices,
pero ante el dolor nos mostramos igualmente emocionales.
La Ley de conservación de los
momentos emocionales. Los eventos
mantienen su poder emocional a través de los años si no los revaloramos
nuevamente a la luz de las nuevas experiencias. Así, a menos que reflexionemos
sobre la verdadera importancia de haber desaprobado un antiguo examen, éste
seguirá acechándonos desde nuestra memoria para activarse en cualquier momento
como un recuerdo vergonzoso o doloroso.
La Ley del cierre. Tendemos a responder de forma absoluta ante
nuestras emociones y éstas nos guían a un camino u otro totalmente
antagónico. En otras palabras, cuando estamos tomados emocionalmente vemos las
cosas en blanco y negro por lo cual nuestros comportamientos o posibles
decisiones no tendrán matices. De ahí que el conocimiento popular aconseje
tomar las decisiones cuando pase la borrasca emocional.
La. Ley del cuidado y las
consecuencias. Las personas normalmente
tienen la posibilidad de reconsiderar sus emociones y modificarlas en relación
con sus posibles consecuencias. Por ejemplo, la ira puede provocar sentimientos
violentos dirigidos hacia otras personas, pero somos capaces de valorar lo que
sentimos, delimitar responsabilidades y reorganizar nuestro comportamiento.
Desgraciadamente esta es una de las leyes que no siempre se cumple.
1 La. Ley de la descarga
brillante. Sabemos que el impacto
emocional de los acontecimientos depende en gran medida de nuestra
interpretación de estos. Así, las personas tienden a reinterpretar las
situaciones para disminuir el impacto emocional negativo de las mismas. El
problema radica en que usualmente generamos una reinterpretación ilusoria.
La. Ley de la gran ganancia. Cuando una situación negativa puede brindarnos
una ganancia emocional, tendemos a reinterpretarla y utilizarla a nuestro
favor. Quizás el ejemplo más común es cuando nos percatamos de que con nuestro
enojo podemos hacer que las demás personas respeten nuestra orden.
Por
supuesto, podemos discrepar de algunas de estas leyes, pero les pido que las
analicen como el primer intento de brindarle una sistematización al complejo
mundo de las emociones. Así, aunque no las tomemos al pie de la letra, pueden
servirnos como punto de partida para reflexionar sobre cómo se manifiestan en
cada uno de nosotros.
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