PSICOLOGÍA/ INTELIGENCIA
UN ESTUDIO REVELA QUE EL ESTILO DE VIDA MODERNO NOS ESTÁ VOLVIENDO MÁS ESTÚPIDOS
UN ESTUDIO REVELA QUE EL ESTILO DE VIDA MODERNO NOS ESTÁ VOLVIENDO MÁS ESTÚPIDOS
Nuestro estilo de vida moderno está bajo la lupa. Cada
vez más personas se cuestionan si nuestra forma de vivir potencia la
inteligencia o, al contrario, nos hace caer en una especie de sopor mental,
como si estuviéramos en piloto automático. Los científicos también se han
planteado esta pregunta y llevan décadas analizando nuestro cociente
intelectual. Sus resultados no son esperanzadores.
Efecto Flynn: Los años en los que florecía la
inteligencia
Las pruebas para medir el cociente intelectual que se han
ido aplicando desde el siglo XX sugirieron que la inteligencia humana estaba
aumentando. Es lo que se conoce como efecto Flynn. En 1980 James R.
Flynn recopiló datos de 35 países usando los test de inteligencia
estandarizados WISC y Raven. Descubrió que el CI aumentaba una media de 3
puntos cada diez años.
¿Por qué se ha producido ese incremento en la
inteligencia?
Existen varias hipótesis. Una de ellas apunta a la
mejoría de la alimentación, la cual aporta todos los nutrientes necesarios para
que el cerebro se desarrolle y alcance su máximo potencial. Otra teoría apunta
hacia la tendencia a crear familias con menos hijos, lo cual permite brindarles
un ambiente más desarrollador a los pequeños. Una última hipótesis se refiere a
la creciente complejización del entorno, la cual actuaría como un estímulo para
la inteligencia.
El declive de la inteligencia
En 2004 investigadores de la Universidad de Oslo dieron
la voz de alarma indicando lo que podría ser el final del efecto Flynn. A
partir del análisis del cociente intelectual de 500.000 personas, observaron
que en la década de 1990 se evidenció un pico en los resultados obtenidos en
las pruebas de inteligencia, pero posteriormente ese crecimiento se detuvo e
incluso se observó una ligera disminución en los subtest de razonamiento
numérico.
No han sido los únicos, ese mismo año un grupo de
psicólogos de la Universidad de Adelaida del Sur en Australia presentaron los
resultados de 20 años de investigaciones con niños de edades comprendidas entre
los 6 y 13 años que acudieron a la misma escuela. Sus resultados indican que
desde 1981 hasta 2001 el cociente de inteligencia dejó de crecer e incluso
constataron una disminución en la velocidad de procesamiento.
¿A qué se debe esa disminución del cociente intelectual?
La teoría disgénica es una de las explicaciones más
extendidas. Según esta teoría, las personas más inteligentes y con mayor nivel
educativo suelen tener menos hijos, lo cual terminaría afectando
estadísticamente el nivel de inteligencia general. A la vez, es probable que
las personas con menor cociente intelectual tengan más hijos y estos reciban
menos educación, de manera que obtendrán resultados más bajos en los test de
inteligencia, lo que contribuiría a una disminución en los resultados con el
tiempo y un “embotamiento” de la población general.
¿La era de la «cultura chatarra»?
Un estudio más reciente llevado a cabo en la Universidad
de Michigan que evaluó los datos de más de 700 000 personas confirmó el declive
de al menos 7 puntos por generación, el cual comenzó a mediados de 1970, como
revela el gráfico que aparece a continuación. Estos investigadores afirmaron
que “el declive en la inteligencia refleja factores ambientales y no cambios en
la herencia disgénica”.
Estos psicólogos compararon precisamente el cociente
intelectual de hermanos nacidos en años diferentes y descubrieron que, en vez
de ser similares, como sugiere la teoría disgénica, las puntuaciones de CI a
menudo difieren significativamente. Esto significa que nuestra inteligencia
está determinada por la sociedad en la que crecemos, los intereses que esta
promueve y la educación que recibimos.
Si crecemos en una sociedad que promueve el pensamiento
libre – de verdad – y fomenta la creatividad, es probable que desarrollemos al
máximo nuestra inteligencia. Si la sociedad nos aleja de la reflexión
proponiéndonos contenidos exclusivamente pensados para “matar el tiempo” y nos
dicta continuamente qué debemos hacer, no tendremos la oportunidad de
desarrollar nuestras habilidades de resolución de problemas.
Hoy, más que nunca, la tecnología digital está
controlando nuestra atención de manera adictiva. A diferencia del televisor, la
“caja tonta” que se quedaba en casa, el móvil nos acompaña a todas partes,
convirtiéndose en un agente disruptor que reclama continuamente nuestra
atención sumiéndonos en un estado de “conciencia mínima”. Y sin atención, no
puede haber pensamiento crítico.
No solo consumimos comida chatarra sino también “cultura
chatarra”. Y eso se refleja en nuestra capacidad para resolver problemas,
elegir la información relevante y, en última instancia, formarnos un
pensamiento crítico. La decisión está en nuestras manos.
Fuentes:
Bratsberg, B. & Rogeberg , B. (2018) Flynn effect and
its reversal are both environmentally caused. PNAS; 115 (26): 6674-6678.
Sundet, J. M.; Barlaug, D. G. & Torjussen, T. M.
(2004) The end of the Flynn effect? : A study of secular trends in mean
intelligence test scores of Norwegian conscripts during half a century. Intelligence;
32(4): 349-362.
No hay comentarios:
Publicar un comentario