psicología desarrollo personal
¡LA VIDA NO ES JUSTA!
¡LA VIDA NO ES JUSTA!
Si te cállese un rayo
con indignación te preguntarías: “¿¡Dios Por qué a mí!?” A lo cual el dios de
los cielos te respondería: “¿Y por qué no?”
Lo cierto es que la
mayoría de nosotros luchamos buena parte de nuestra vida intentando aceptar que
la vida no siempre está basada en lo que consideramos “justo”. A veces no
comprendemos por qué las personas no obtienen aquello que se merecen (o que
creemos nosotros que se merecen, que no es lo mismo, pero es igual). Esperamos
que si alguien se comporta mal sea castigado y si alguien hace el bien, sea
recompensado. Pero la vida no funciona de esa manera tan sencilla. A veces esta
ecuación se aplica, a veces no.
Entonces la realidad
nos resulta difícil de aceptar porque deseamos mantener la ilusión de que todo
se rige por leyes sencillas. En otras palabras, las ecuaciones: malos actos =
castigo, buenos actos = recompensa nos brinda una sensación de control y
seguridad ya que a grosso modo sabríamos a qué consecuencias atenernos a partir
de nuestros comportamientos. Estas ecuaciones nos hacen sentir más seguros y
confiados, pero cuando constatamos que no siempre se aplican, solemos sentirnos
muy frustrados.
Obviamente, con esto
no quiero decir que las personas que se esfuerzan no obtienen recompensas. Por
ejemplo, si se hace ejercicio físico todos los días y se asume una alimentación
saludable, estaremos reduciendo al máximo (al menos estadísticamente hablando)
la posibilidad de desarrollar muchísimas enfermedades. Pero esto no es una
garantía de que no enfermaremos porque existen otros factores como la herencia
o los contaminantes del medio. En resumen, las ecuaciones lineales
anteriormente citadas pueden aplicarse y si vivimos siguiendo su lógica
tendremos grandes probabilidades de obtener beneficios o al contrario, de
buscarnos problemas. ¡Pero no siempre es así!
Lo curioso es que
nunca nos quejamos cuando hay un día soleado o cuando nos dan el aumento de
sueldo. Obviamente, nos damos cuenta de que “la vida no es justa” cuando algo
va mal pero muy pocas veces disfrutamos verdaderamente los momentos de felicidad
cuando la vida si es justa y nos recompensa.
Con esto pretendo
puntualizar el hecho de que existen personas que maximizan constantemente lo
injusto de la vida y minimizan los aspectos positivos, creándose un camino de
infelicidad permanente. Por ejemplo, si salimos a dar un paseo y comienza a
llover no debemos pensar: ¿por qué a mí? Realmente está lloviendo para todos.
Llueve o no llueve, nos guste o no, esto es algo que no podemos controlar. Por
ende, no sirve de nada cuestionarse si es más o menos justo que el día que
hemos elegido para dar un paseo es lluvioso. En este caso, en vez de amargarnos
el día, simplemente deberíamos elegir otras opciones igualmente placenteras o
quizás optar por un paraguas.
En resumen, los
pensamientos del tipo: “la vida no es justa” y “por qué a mi” en ocasiones son
formas de asumir una postura derrotista y supeditada a los agentes externos que
realmente no nos hacen más agradable la vida. Entonces, ¿cuál es el consejo?
Sal con
un paraguas. Vive cada minuto de la vida. Tómala como viene. Saca lo mejor
de cada situación.
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