12 julio 2019
RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA: UNA TÉCNICA PARA CONTROLAR LA ANSIEDAD
Psicología/Tratamientos
Psicológicos
El ritmo de vida frenético, el
estrés, las ropas demasiado estrechas, la prisa, la falta de conciencia sobre
el funcionamiento del cuerpo, el escaso ejercicio físico… todos estos son
factores que se entrelazan para crear patrones de respiración caracterizados
por un ritmo acelerado y una escasa intensidad; en otras palabras, una
respiración más superficial.
Generalmente sólo utilizamos una
parte de nuestra capacidad pulmonar, con frecuencia la parte superior de los
pulmones, facilitando una respiración eminentemente torácica en la cual la
intervención del diafragma es poco relevante. Este tipo de respiración no
permite alcanzar una oxigenación adecuada, como la que se obtiene con la
respiración más completa.
Cuando respiramos de manera
inadecuada nuestros tejidos obtienen una menor oxigenación, se evidencia un
mayor trabajo cardíaco y una mayor intoxicación general del organismo, lo cual
facilita la aparición de la ansiedad y la fatiga física. Así, desde tiempos
inmemorables se utiliza la respiración diafragmática como una técnica para
controlar la ansiedad.
Para practicar este tipo de
respiración, debemos asumir una postura cómoda, recostado en la cama o sentado
en un sillón, con los ojos cerrados y en un lugar y momento en el que no
tengamos estímulos que puedan distraernos.
Primer ejercicio
El objetivo de este ejercicio es
dirigir el aire a la parte inferior de los pulmones. Para ello, podemos colocar
una mano en el vientre y otra sobre el pecho; de esta forma percibiremos mejor
los efectos de cada inspiración y respiración.
Posteriormente debemos tomar el aire
por la nariz y tratar de dirigirlo en cada inspiración hacia la parte inferior
de los pulmones. Esta acción debe provocar que se mueva la mano colocada en el
vientre, pero no la que está situada sobre el pecho.
Esta parte del ejercicio es
probablemente la más compleja, por lo que es importante que se repita tantas
veces como sea necesario hasta que se domine totalmente.
Segundo ejercicio
Desde el momento en que seamos
capaces de dirigir el aire a la parte inferior de los pulmones, el segundo
objetivo es aprender a dirigirlo a la parte inferior-media de los mismos.
En primer lugar, se debe dirigir el
aire hacia la parte inferior, al igual que en el primer ejercicio, tratando de
que no se mueva la mano situada sobre el pecho; la diferencia es que, ahora, en
la misma inspiración, también se dirigirá el aire a la parte media, notándose
cómo se hincha el estómago.
Tercer ejercicio
Llegado a este punto, es el momento
de realizar una inspiración completa. En un primer momento, se dirige el aire a
la parte inferior (ejercicio 1), luego a la parte media (ejercicio 2) y
finalmente al pecho; todo ello en la misma inspiración.
Una vez realizados correctamente
estos ejercicios, se manejará el ciclo completo de la inspiración.
Cuarto ejercicio
En esta ocasión el objetivo radica
en combinar la inspiración con una correcta espiración. Así, después de
realizar la inspiración en tres tiempos, soltaremos el aire por la boca, con
los labios ligeramente cerrados y emitiendo un ligerísimo sonido.
El tiempo de la espiración puede ser
aproximadamente el doble del de la inspiración (si logras contar hasta 10 o más
en el momento de la expiración es perfecto). Al principio puede parecer un poco
complicado pero deteniéndose el tiempo necesario en la realización de cada uno
de estos ejercicios, al final los resultados valen la pena. Una imagen que
puede ayudar a comprender el proceso de la respiración diafragmática es la
siguiente:
Finalmente, debo puntualizar que
para que esta técnica tenga efectos sobre la ansiedad, se debe practicar al menos
dos veces al día durante 10 minutos. Si bien debe aclararse que la reducción
visible de la ansiedad comienza a notarse una vez que hemos llegado a cierto
nivel de automatización de la respiración, ya que es la única forma para
relajarnos mentalmente.
Una vez que se ha practicado
suficientemente, se podrá realizar también de pie o incluso caminando. Lo cual
amplía las posibilidades terapéuticas de la técnica, siendo muy útil para
controlar las crisis de angustia o la ira.
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