psicología desarrollo
personal
* LAS TERRIBLES CONSECUENCIAS DE LA
INDIFERENCIA
A veces, la indiferencia y la frialdad hacen más daño que una aversión declarada”. De hecho, no hay nada más desconcertante y dañino que sentir un vacío emocional, sobre todo si este proviene de personas que nos resultan significativas. Tampoco es casualidad que la indiferencia emocional esté catalogada como una de las formas de violencia encubiertas y sea penalizada por la ley, sobre todo en el caso de la educación de los niños. Pero ¿por qué la indiferencia es tan dañina?
¿Qué sucede cuándo somos víctimas
de la indiferencia?
1. Abre una puerta al desconcierto. Por muy poco que esperemos de los demás, por muy
bajas que sean nuestras expectativas, siempre esperamos que las personas que nos rodean reaccionen de alguna
forma ante nuestras necesidades y emociones. Por eso, cuando no obtenemos una
respuesta, nos sentimos desconcertados e intranquilos. La inacción y la indiferencia
nos afectan porque desestructuran nuestra manera de comprender el mundo y las
relaciones sociales, lo cual nos genera incertidumbre y desasosiego.
2. Aumenta la inseguridad personal. Cuando otra persona nos pasa por alto, dejamos de
recibir una retroalimentación. Por tanto, no logramos comprender qué piensan de
nosotros y tampoco sabemos cómo reaccionar. Debemos recordar que las relaciones
interpersonales son como un refinado baile de movimientos en el cual nos vamos
ajustando en dependencia de las respuestas del otro. Además, en la infancia,
conformamos nuestra autoimagen en base a la imagen que los demás tienen de
nosotros por lo que, si solo obtenemos como respuesta la indiferencia, es
probable que nos sintamos muy inseguros.
3. Provoca una baja autoestima. En realidad, la indiferencia no es una ausencia de
respuesta, la indiferencia también transmite un mensaje y este nos indica que
somos "demasiado poco" como para generar una reacción intensa en los
demás. Obviamente, cuando esta situación se repite a lo largo de los años,
suele repercutir en nuestra autoestima, haciendo que nos menospreciemos.
4. Incrementa el nivel de
ansiedad. Tener que descifrar en todo
momento lo que la otra persona siente o piensa es muy estresante. Es mucho más
fácil saber que una persona reacciona de manera agresiva ante determinados
comportamientos y que brinda afecto en ciertas circunstancias. La indiferencia
nos obliga a buscar continuamente respuestas y ese proceso puede ser muy
agotador, mucho más que lidiar con alguien permanentemente enfadado o
deprimido.
5. Potencia la sensación de
soledad. La indiferencia es el vacío por
lo que no es extraño que provoque una profunda sensación de soledad, sobre todo
si esta proviene de figuras que deberían profesarnos cariño, como pueden ser
los padres, los hijos o la pareja. Y la soledad es el preludio
de múltiples problemas, tanto a nivel psicológico como físico.
¿Cómo lidiar con la indiferencia?
No
podemos obligar a las personas a que nos traten de una manera diversa y abandonen
su actitud indiferente. Sin embargo, cuando se trata de alguien realmente
importante y significativo para nosotros, podemos esforzarnos por conocerle
mejor y poner en práctica comportamientos que hagan resonancia con su sistema
emocional.
En
muchas ocasiones las personas que se muestran indiferentes lo hacen porque
otras, a su vez, lo han hecho con ellas. La indiferencia es la única manera de
relacionarse que conocen. Otras veces se comportan de esta manera porque temen
implicarse demasiado emocionalmente y salir heridas. En ese caso, el secreto
radica en demostrarles que eres una persona de fiar, que no les defraudarás.
Sin embargo, en
algunos casos la mejor estrategia consiste en establecer una distancia de
seguridad y rodearte de personas positivas que realmente te valoren por tus
cualidades y te hagan sentir bien. Recuerda que no puedes elegir a tu familia,
pero sí a tus amigos y, sobre todo, no olvides que solo tú tienes el poder para
darles poder sobre ti.
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