Filosofía VIRTUD/ HUMILDAD
- HUMILDAD Filosofía VIRTUD/ HUMILDAD
Es la Virtud que
modera el ánimo para que no aspire con desorden a cosas grandes. Implica
dos cosas: un recto conocimiento de sí mismo, que actúa como norma
directiva, y la moderación del deseo de grandeza. La humildad reconoce las
limitaciones e impide la sobreestimación de lo que se es, se tiene y se
puede. Es una justa valoración de uno mismo y de los otros.
- A
la humildad se opone por exceso la soberbia y, por defecto, la estima baja
de sí. La soberbia desea más de lo que se es o se puede.
Es un amor desquiciado a todo lo propio. Para exaltarse a sí mismo, el
soberbio desprecia al otro y lo rebaja. Cree merecer más de lo que tiene y
se atribuye los dones que de Dios ha recibido. La estima baja de
sí es una pequeñez de espíritu. Por ella se aspira
desordenadamente a cosas más bajas a la propia dignidad.
- SAN MARTÍN DE PORRES
- EL MÁS HUMILDE DE LOS SANTOS
- PERO CUANDO FALTA EL AMOR PROPIO...
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TRATADO SOBRE LOS GRADOS DE HUMILDAD Y SOBERBIA, SAN BERNARDO
- LA HUMILDAD DE DIOS
- “Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús.
Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad como algo que
debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo tomando la
condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y
presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia
la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2, 6 -11).
- LETANÍAS DE LA HUMILDAD, CARDENAL MERRY DEL
VAL
- LAS VIRTUDES Y LA HUMILDAD
- “La oración” es la humildad del hombre que reconoce
su profunda miseria y la grandeza de Dios, a quien se dirige y adora, de
manera que todo lo espera de El y nada de sí mismo.
“La fe” es la humildad de la razón, que renuncia a su propio criterio y se
postra ante los juicios y la autoridad de la Iglesia.
“La obediencia” es la humildad de la voluntad, que se sujeta al querer
ajeno, por Dios.
“La castidad” es la humildad de la carne, que se somete al espíritu.
“La mortificación” exterior es la humildad de los sentidos.
“La penitencia” es la humildad de todas las pasiones, inmoladas al Señor.
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- PENSAMIENTOS SOBRE LA HUMILDAD
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- Esas depresiones, porque ves o porque descubren
tus defectos, no tienen fundamento... Pide la verdadera humildad. Si
te conocieras, te gozarías en el desprecio, y lloraría tu corazón ante la
exaltación y la alabanza. No eres humilde cuando te humillas, sino
cuando te humillan y lo llevas por Cristo (JOSÉ MARÍA ESCRIBÁ, SURCO).
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- SENTENCIAS DE LOS PADRES DEL DESIERTO SOBRE LA
HUMILDAD
- Decía el abad Antonio: «He visto tendidos sobre la
tierra todos los lazos del enemigo, y gimiendo he dicho: "¿Quién
podrá escapar de todos ellos?". Y oí una voz que respondía: "La
humildad"».
- «El comienzo de la salvación es condenarse a si
mismo» (ABAD EVAGRIO)
- «La puerta de Dios es la humildad. Nuestros Padres
tuvieron que sufrir muchas humillaciones y entraron alegres en la ciudad
de Dios; La humildad y el temor de Dios superan a todas las virtudes»
(ABAD JUAN).
- «Cuanto más se acerca el hombre a Dios, más pecador
se ve. Por eso, Isaías, al ver a Yahvé decía: "¡Ay de mí que estoy
perdido, pues soy un hombre de labios impuros!"». -Is 6,5- (ABAD
MATOES)
- Preguntaron a un anciano: «¿Qué es la humildad?». Y
respondió: «Perdonar al hermano que ha pecado contra ti antes de que te
pida perdón».
- Un hermano preguntó a un anciano: «¿En qué consiste
el progreso de un hombre?». Y el anciano le contestó: «En la humildad.
Cuanto más se abaja un hombre más se eleva a la perfección».
- LOS PASOS DE LA HUMILDAD
por la contemplación de la Santísima Trinidad
- El credo como oración de la humildad
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- 1) Reconocimiento de sí mismo como creado por el
Padre, por la contemplación admirada del universo creado.
- 2) Reconocimiento de sí mismo como salvado por el
Hijo, por la contemplación admirada del pesebre y de la cruz.
- 3) Reconocimiento de sí mismo como iluminado y
animado por el Espíritu Santo, por la contemplación admirada de la Iglesia
de Dios.
- Agustín Siena
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LA HUMILDAD DE MARÍA
- No se lee que María estuviera al lado de su Hijo en
Jerusalén cuando entró con tantos honores y entre palmas y vítores; pero,
por el contrario, cuando su Hijo moría, estuvo presente en el Calvario a
la vista de todos, sin importarle la deshonra, ante la plebe, de darse a
conocer como la madre del condenado que moría como criminal con muerte
infamante (SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, LAS VIRTUDES DE
MARÍA).
- SIGNOS DE SOBERBIA, JOSÉ MARÍA ESCRIBÁ
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- LOS BENEFICIOS DE LA HUMILDAD
- Algunas veces conviene mucho, para guardar mayor
humildad, que otros sepan nuestros defectos y los reprendan. Cuando un
hombre se humilla por sus defectos, entonces fácilmente aplaca a los
otros, y sin dificultad satisface a los que le odian. Dios defiende y
libra al humilde; al humilde ama y consuela; al hombre humilde se inclina;
al humilde concede gracia, y después de su abatimiento le levanta a gran
honra. (TOMÁS DE KEMPIS, LA IMITACIÓN DE CRISTO).
- LOS CATEDRÁTICOS, LA SOBERBIA
REFRANES SOBRE LA HUMILDAD
- A
cama corta, encoger las piernas.
- Nadie
ve su joroba.
- Escucha
a tus enemigos y advertirás tus errores.
- La
espiga, cuanto más madura, más se inclina.
- Siempre
encuentra el que teje, otro mejor tejedor (José Hernández).
- Dime
de qué presumes, y te diré de qué careces.
- Al
hombre más fuerte, lo tapa la tierra.
- Todos
se quejan de su memoria, nadie de su inteligencia.
- Ten
más de lo que muestras; habla menos de lo que sabes (W. Shakespeare).
- En
el mar calmado, todos son pilotos.
- Más
vale doblarse que quebrarse.
- Nunca
es poco lo suficiente.
- El
éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano.
- Cuando
más hondo es el río, hace menos ruido.
- Aquél
que defectos tenga, disimule los ajenos (José Hernández).
- Orgullo,
riqueza y hermosura, son nada en la sepultura.
- No
porque todos somos del barro, se iguala la olla con el jarro.
- Aún
no ensillamos, y ya cabalgamos.
- No
por mucho madrugar, se amanece más temprano.
- Hoy
creemos ser algo; mañana no seremos nada.
- Cuando
un hombre se enriquece, su mujer le parece fea, y su casa chica.
- Sólo
sé que no sé nada (Sócrates).
- No
hay nadie sin defecto en esta vida (S. Tomás de Aquino).
- El
camino más seguro a la dignidad es la humildad.
- Todos
son generales, después de la guerra.
- Si
quieres ser grande, comienza por ser pequeño.
- Zapatero
a tus zapatos (Apeles).
- No
se agrande, aparcero, que parada no es estación.
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