SEÑALES OCULTAS DEL ESTRÉS QUE REVELAN QUE ESTÁS AL
LÍMITE DE ESTRÉS, AUNQUE NO LO SEPAS
Todos sabemos que el estrés puede pasarnos factura. Sin embargo, no todos somos capaces de detectar las señales ocultas del estrés. Generalmente cuando nos damos cuenta de su presencia es demasiado tarde porque llevamos arrastrando ese estrés por meses o incluso años.
El estilo de vida moderno no nos ayuda precisamente a darnos
cuenta de las señales ocultas de estrés. En una sociedad “siempre activa” que
prioriza la producción y el consumo, el estrés permanente puede convertirse en
el estado normal para sus miembros. No nos percatamos de que nuestras agendas
se van llenando sin dejar un hueco libre para el descanso y corremos de un lado
a otro cada vez con más prisa para poder con todo, cuando en realidad lo que
necesitamos es reducir la velocidad.
Imbuidos en ese entorno, muchas veces nuestra propia
velocidad nos confunde. Las señales para detectar el estrés no nos resultan tan
evidentes, sino que pasan desapercibidas. Estamos demasiado ocupados haciendo
malabares con la vida fuera como para prestar la debida atención a la vida
interior. Mientras eso ocurre, el estrés sigue creciendo hasta afectar
nuestro equilibrio mental y nuestra salud física. Por eso es
importante aprender a reconocer las señales ocultas de estrés.
Las principales señales para detectar el estrés en la
vida cotidiana
1. Te
has vuelto más olvidadizo. El estrés afecta la memoria y la atención. Por
eso, si últimamente te has vuelto más olvidadizo, es probable que la causa sea
el exceso de tensiones cotidianas y las preocupaciones. Si estás estresado,
también te costará más concentrarte y cometerás más errores en tu día a día.
2. Todo
te molesta. Si en los últimos tiempos estás más irritable, el menor ruido
te molesta o la más pequeña equivocación de los demás te pone de los nervios,
es probable que se deba al estrés. El estrés te deja con los nervios a flor de
piel, por lo que puedes volverte una persona hipersensible.
3. Estás
cansado permanentemente. El estrés consume recursos mentales y
físicos. Por eso, una de sus primeras señales es el agotamiento y la fatiga. Es
probable que las tareas más sencillas comiencen a consumir más energía de lo
habitual o que incluso te levantes agotado. Ni siquiera los días de descanso
cumplen su cometido, sino que a menudo te dejan más drenado.
4. Tus
hábitos son menos saludables. Si últimamente eliges alimentos menos
saludables o te saltas el entrenamiento, es posible que se deba al estrés. El
estrés agota el autocontrol, de manera que serás más propenso a elegir el
camino fácil. De hecho, es probable que te descubras actuando en contra de tus
propios valores simplemente porque no tienes fuerza de voluntad.
5. Reaccionas
de manera más agresiva. El estrés genera un estado de hipervigilancia.
El cerebro se comporta como si estuviera en peligro, por lo que es probable que
reacciones de manera más agresiva y pierdas el control más a menudo.
6. Procrastinas
más. Una de las señales ocultas de estrés es la procrastinación. Es
probable que pospongas tareas que no llevan más de cinco minutos o que evites
tomar decisiones. Eso se traduce en desorganización e ineficiencia, de manera
que es probable que las obligaciones comiencen a amontonarse y terminen
generando más estrés.
7. Casi
nada te divierte. El estrés lo permea todo. Los glucocorticoides
producidos en ese estado interfieren en los niveles de serotonina en el cerebro
y afectan tu capacidad para experimentar placer y mantenerte motivado. Por eso,
es probable que comiences a percibir como una molestia u obligación aquellas
actividades que antes disfrutabas, como jugar con tu hijo o salir con los
amigos.
8. Bebes
más agua de lo habitual. La necesidad de beber más agua es una de las
señales físicas del estrés. El estrés hace que el cuerpo bombee hormonas
continuamente, lo cual sobrecarga las glándulas suprarrenales, las encargadas
de generar una hormona llamada aldosterona que ayuda a regular los niveles de
líquidos en el cuerpo. Cuando la fatiga suprarrenal progresa, la producción de
aldosterona cae y provoca ese deseo de beber.
9. Estás
durmiendo poco. El estrés provoca cambios en la dinámica de
sueño-vigilia. Es probable que duermas menos de lo habitual y que te cuesta
conciliar el sueño. Notarás que tardas más en quedarte dormido cuando vas a la
cama, a pesar de que estés cansado, debido a que la ansiedad y las
preocupaciones no te abandonan.
10. Comienzas
a tener pesadillas. El contenido de los sueños refleja a menudo lo que
vives durante el día. Por eso, una señal oculta del estrés son las pesadillas o
sueños raros que te dejan agotado. Eso se debe a que durante el sueño el
cerebro intenta procesar las emociones negativas que experimentaste durante el
día, de manera que si estabas estresado, el contenido de tus sueños lo
reflejará.
11. Estás
sudando más. Cuando estás estresado, tu cuerpo genera más adrenalina
ya que el cerebro piensa que estás en peligro. Eso puede hacer que las
glándulas sudoríparas se vuelvan hiperactivas, lo cual se traduce en una mayor
sudoración en circunstancias en las que no sudabas.
12. Tomar
decisiones se ha convertido en una misión imposible. Cuando estás
estresado no solo te cuesta tomar las decisiones importantes, sino también las
más pequeñas, como elegir qué comer o qué película ver. El problema es que el
estrés consume tus recursos cognitivos, de manera que te quedas sin energía
mental para valorar las opciones y sus consecuencias, lo cual conduce a
una parálisis decisional.
13. Comienzas
a tener problemas físicos. El estrés se refleja en el cuerpo. Por eso,
si llevas tiempo estresado no es extraño que comiences a padecer problemas
como dolor de cabeza emocional, contracturas musculares, trastornos
gastrointestinales o problemas en la piel. También es probable que notes que
pierdes más cabellos de lo habitual.
14. Enfermas
con más frecuencia. El estrés afecta tu sistema inmunitario haciendo
que seas más propenso a enfermar. Cuando estás tenso, a tu cuerpo le resulta
más difícil luchar contra los agentes infecciosos, por lo que es probable que
termines contagiándote y que los síntomas sean más intensos y la convalecencia
más larga.
15. Ha
cambiado tu apetito y tu peso. Una de las señales ocultas de estrés se
encuentra en la cocina. Cuando estás estresado tu apetito cambia. Hay personas
que pierden el apetito, pero otras comen mucho más ya que intentan compensar
esas emociones negativas con la comida. Como resultado, notarás que tu peso
corporal varía en pocas semanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario