- VIRTUD /VINDICACIÓN / filosofía
No digas que el tiempo pasado fue mejor que el presente. Las virtudes son las
que hacen los buenos tiempos, y los vicios los que los vuelven malos (San
Agustín) VINDICACIÓN
VINDICACIÓN: Virtud de quién tiene autoridad, por la cual se aplica una pena a quién a faltado contra otro u otros (Cf. II-II, 108). El fin de la pena impuesta es el bien del que peca y el bien la comunidad dañada, esto es: “la corrección del pecador, la tranquilidad de los demás, la conservación de la justicia y el honor debido a Dios” (II-II, 108, 1, c).
Cuando
la injuria cae sobre otra persona, y ello además implica una ofensa contra Dios
y contra la Iglesia, el que tiene autoridad debe exigir reparación de esta
(Cf. II-II, 108, 1, c).
Cuando
la injuria recaen sobre uno mismo, “esta debe ser tolerada con paciencia, si
así conviene que se haga” (II-II, 108, 1, rta 4). Pero esto no implica la
omisión de la vindicta. La vindicación como virtud, sigue y ordena la
inclinación natural humana de rechazar las injurias y violencias, y defenderse
de lo nocivo (Cf. II-II, 108, 2, c).
Las
penas de la vindicación implican el temor servil; pero esto no es contrario al
Evangelio. “La ley del Evangelio es ley de amor. Por tanto, no se debe
atemorizar con castigos a quienes hacen el bien por amor, que son los que,
hablando con propiedad, pertenecen al Evangelios, sino solamente a quienes no
se siente movidos a hacer el bien por amor, los cuales, aunque forman parte
de la Iglesia en cuanto al número, no ocurre otro tanto en cuanto al
mérito” (II-II, 108, 1, rta 3).
Vicios
opuestos
“A
la vindicación se oponen dos vicios. Por exceso, el pecado de crueldad
o impiedad, que se excede en la medida del castigo. Otro, por defecto,
cuando alguno es demasiado remiso en la aplicación del castigo
merecido, por lo cual dice Prov. 13, 24: el que excusa la vara, quiere mal
a su hijo” (II-II, 108, 2, rta 3).
Pero
el vicio se da principalmente por la mala intención de quién actúa: el odio, el
deseo de mal, la complacencia en el castigo. Lo que principalmente debe
intentar la vindicación es el bien del otro o los otros (II-II, 108, 1, c). La
intención mala en el castigo es propia de la venganza. “No hay
razón que justifique el que peque yo contra otro, porque este primero pecó
contra mí, lo que sería dejarse vencer por el mal, cosa que prohíbe el Apóstol
cuando dice: no se dejen vencer por el mal, antes bien, venzan al mal a
fuerza de bien (Rom 12, 21)” (II-II, 108, 1, c).
“Los
que hacen el bien, no tiene nada que temer de los gobernantes, pero sí los que
obran mal. Si no quieres sentir temor de la autoridad, obra bien y recibirás su
elogio. Porque la autoridad es un instrumento de Dios para tu bien” (Rom 13,
3-4).
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