18 mayo 2010

Afición

“Afición” La Euforia que llevamos dentro. Cuando la situación es incontrolable y el entorno lo enardece todo a su vera, estamos en el momento culminante, apareciendo casi por carencia, el factor fulminante del imprevisto cobra vida. Toda nuestra realidad se transforma en súbita emoción, como por arte de magia y el aire lo envolviera todo, en un manto de comodidad y sosiego. Apareciendo como una ofensiva de abrazos y gestos hacia el Olimpismo de la solidaridad, que como si de una guerra lícita se tratara, aparece para demostrarnos de lo que somos capaces con nuestro espíritu y vislumbrando nuestras posibilidades ante un futuro inhóspito. El triunfo aparece como una serpiente al uso, para capacitarnos ante lo cruel y lo absurdo, debilitándonos si no fuéramos capaces de asimilarlo. Estamos capacitados de alegrarnos si ganamos, como de entristecernos cuando fallamos ante nuestro adversario. También de cansarnos ante la animadversión como de fatigarnos ante el fracaso expuesto en el terreno de juego, casi sin quererlo, nos independizamos ante el juego de la pasión exhibida, sin menosprecios, que somos todos nosotros. No nos importa perder como tampoco ganar, aunque nunca viene mal, cuando todo se acerca a un mismo destino. Si somos o no mal perdedores, ese debe ser nuestro único obstáculo, ya que tu precaria inteligencia puede suponer para ti un problema. Todos formamos parte del mismo equipo, en el mismo juego, en el mismo sitio donde lo dejamos para pensarlo detenidamente, con los mismos contrincantes, con los mismos jugadores, con los mismos lugareños, en donde pensamos que sería lo correcto, del modo que nos equivocaríamos continuamente. Si no sabes cuál es el valor de la participación, no vale la pena que formemos parte de ella. Mantente al margen si puedes y no hullas si no tienes escapatoria. Reconoce la derrota si fuera necesario y no corras porque eso es de mediocres. Mira pasar la vida delante de ti y sé razonable como nadie lo haría como tú. De eso no te quepa la menor duda, no hay límites que valgan, ni tampoco procesos que perduren en el tiempo. Ojala me equivoque pero el juego que conlleva riesgo, hace tiempo que ha acabado. No importan los participantes, ni siquiera los contrincantes, porque ya se saben cuáles van a ser sus destinatarios con su oportuno desenlace. Durante hora y media perdemos la personalidad que se nos refleja en nuestro rostro con la rabia, a veces, de la impotencia y en otras ocasiones, de la euforia. La pregunta que tenemos que hacernos es si nuestras acciones pueden repercutir en nuestro destino. La cuestión que debiéramos hacernos constantemente es de cuántas personas honestas nos rodean en nuestro entorno. La duda en la que debiéramos indagar siempre sería saber cuáles son nuestros sueños y metas. Dejamos de ser seres humanos y nos transformamos en animales de la selva, metidos de lleno en nuestra jungla particular de cristal, en la que todas las figuras que participan son de porcelana y las demás de marfil. Recopiladas de errores y dudas a las que tendríamos que llegar a debatir, para cuestionarnos realmente nuestras vidas. Si estuviésemos solos, formaríamos parte de un mísero fragmento de vida, en cambio, cuando estamos rodeados de los nuestros, somos la afición, la que nos rodea siempre con un buen corazón, lleno de riqueza y esplendor. 17/05/2010 Dts.

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