29 octubre 2018

El Mito de Atalanta e Hipómenes


El Mito de Atalanta e Hipómenes

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EL MITO DE ATALANTA E HIPÓMENES
Imagen que contiene exterior, cielo, edificio

Descripción generada con confianza muy altaUn día una os
a benevolente encontró una niña recién nacida, llamada Atalanta, al pie de la montaña, que había sido abandonada por su padre por ser mujer.
La osa la crió como a uno de sus hijos y le enseñó a cazar y a recoger miel y bayas. Una vez que creció se convirtió en una seguidora de Diana la cazadora; vivía sola y era muy feliz recorriendo los bosques y los campos inundados de sol.

Apolo, apoyaba su modo de vida y le recomendó que no se casara nunca para no perder su identidad.
Sin embargo, siempre vivía rodeada de pretendientes.
Cansada de tener que enfrentar esta situación y para liberarse de ellos organizó un plan. Confiando en su destreza física, los desafió a competir con ella en una carrera; y el que la pudiera vencer se casaría con ella, pero el que fuera vencido perdería la vida.
Estaba segura qué con esta condición nadie querría participar, ya eran lo suficientemente duras como para desalentar a cualquier candidato, sin embargo, muchos hombres estuvieron dispuestos a perder la vida.
Un día un extranjero llamado Hipómenes, pasó por esa región y se enteró de la competencia. Se burló de los hombres que participaban, pero en cuanto conoció a la bella Atalanta también quiso arriesgarse para lograr ser su esposo.
Era el nieto de Neptuno, dios del mar, un orgulloso e intrépido caballero que la impresionó por su arrogante presencia.
Atalanta le pidió que se fuera porque temía por la vida de ese gallardo joven que la había conmovido y del que se estaba enamorando.
Sin embargo, a pesar de sus súplicas él no quiso ceder y con gran pesar tuvo que consentir en competir con él.
Hipómenes le rogó a la diosa Venus que lo ayudara y ésta decidió hacerlo y así tener la oportunidad de castigar a Atalanta por despreciar al amor.
Venus cortó tres manzanas de oro de un árbol sagrado y se las dio al audaz caballero para que se las fuera arrojando a la joven durante la carrera para distraerla y alejarla del camino. Era la única manera de ganarle, porque era más veloz que el mismo viento.
Las dos primeras manzanas lograron hacer retroceder a Atalanta para recogerlas llegando estar los dos a la par; pero la tercera manzana era la última oportunidad, por lo tanto, Hipómenes trató de lanzarla lo más lejos posible.
Atlanta se disponía a ignorarla para no perder la carrera, pero en ese momento de la decisión Venus tocó su corazón y le hizo abandonar el camino para recogerla, perdiendo así la carrera.
Hipómenes ganó así la competencia gracias a la ayuda de Venus, logrando ser el primero en ganar el premio, que le permitía tomar a Atalanta como esposa.
Pero con el afán de ganar la carrera, Hipómenes olvidó agradecerle a Venus el apoyo, quien, enfurecida por su falta de agradecimiento, con la ayuda de Diana, la diosa de la Luna urdió un castigo para la pareja por haberla ignorado.
Cuando ambas diosas los encontraron juntos en el bosque recostados sobre la hierba a la luz de la luna, decidieron convertirlos en animales.
Fue así que esa misma noche sus cuerpos comenzaron a experimentar grandes cambios y se transformaron lentamente en dos poderosos leones.
Cuando se despertaron a la madrugada, comenzaron a rugir y no tuvieron más remedio que salir a cazar para poder subsistir.
A partir de entonces, Atalanta e Hipómenes vivieron juntos para siempre en las profundidades del bosque convertidos en leones y dominados por la luna.

25 octubre 2018

RRORES, ¡PARA APRENDER DE NUESTROS ERRORES!

desarrollo personal psicología
ERRORES, ¡PARA APRENDER DE NUESTROS ERRORES! 
Desde que somos pequeños la sociedad nos va inculcando que cometer errores es algo negativo, algo que debemos evitar a toda costa pues el verdadero camino al éxito está exento de equivocaciones y transcurre de un logro a otro. Sin embargo, se trata de una creencia errónea que se convierte en un obstáculo en nuestro camino. De hecho, no hay nadie que haya podido escapar de los errores porque estos también forman parte del aprendizaje.
Los errores nos hacen ser quiénes somos y, en última instancia, nos convierten en personas más resilientes. Los errores nos permiten aumentar nuestra tolerancia a la frustración, nos obligan a madurar y, sobre todo, nos enseñan cuáles son las estrategias que no debemos seguir y qué camino es el más indicado.
Sin embargo, cuando no sabemos asumir los errores, estos se convierten en obstáculos en nuestro camino porque laceran nuestra autoestima y nos hacen mantenernos en nuestra zona de confort, donde nos sentimos seguros y a salvo, pero también nos anquilosamos.
5 consejos para aprender de nuestros errores
1. Asume tus errores. El temor a cometer errores es tan grande que muchas personas intentan negarlos a toda costa poniendo la responsabilidad en el otro o en causas externas. Sin duda, se trata de una estrategia muy cómoda y fácil pero no nos permitirá crecer. Cuando asumimos nuestros errores estamos dando un paso de gigante en el camino del Crecimiento Personal porque aceptamos que podemos equivocarnos y asumimos nuestra cuota de responsabilidad. 
2. Identifica dónde te equivocaste. No es suficiente con aceptar que hemos cometido un error, si queremos aprender de este, debemos reflexionar sobre los hechos que nos llevaron a equivocarnos. Solo entonces podremos aprovechar la oportunidad que nos brinda el error para crecer. Pregúntate qué ha sucedido y descubre en qué punto has fallado. Descubrir las razones te permitirá no volver a cometer el mismo error en el futuro.
3. Libérate de la sensación de culpa. A menudo, después que analizamos un error y asumimos nuestra cuota de responsabilidad, comenzamos a sentir culpabilidad. Sin embargo, la culpa es una de las sensaciones más limitantes y dañinas que podemos experimentar. Reflexionar sobre un error no implica comenzar una cacería de brujas sino emprender un camino de crítica constructiva. El hecho de que nos hayamos equivocado no implica que seamos peores personas o que nuestra valía haya disminuido, nos tendremos que esforzar más la próxima vez, ahora teniendo a nuestras espaldas la ayuda de una experiencia más enriquecedora. Recuerda que un error puede marcar tu vida por completo, haciéndote una persona más infeliz consumida por la culpa o, al contrario, puede ayudarte a crecer. 
4. Apóyate en los que te rodean. A veces estamos tan inmersos en una situación que no logramos valorarla con objetividad, en estos casos la opinión de quienes nos rodean es inestimable. No sientas vergüenza de reconocer que te equivocaste e incluso de pedir disculpas o ayuda para identificar qué hiciste mal. De hecho, te asombraría descubrir que reconocer tus errores te puede sumar puntos en vez de restarlos, es lo que se conoce como el Efecto Pratfall, según el cual, las personas que se equivocan nos resultan más simpáticas ya que las percibimos como más cercanas.

5. Diversifica tus intereses. En ocasiones estamos tan obsesionados con la perfección y con lograr nuestras metas en un área en particular (como el trabajo o la relación de pareja) que olvidamos por completo el resto de los aspectos de nuestra vida. Por eso, cuando nos equivocamos en una de esas áreas “sagradas”, el mundo se nos viene encima. Sin embargo, cuando aprendemos a darle a cada cosa su justa medida y nos involucramos en diferentes actividades, comenzamos a comprender que un error no es el fin del mundo ni mucho menos.

23 octubre 2018

NO POR MUCHO CRITICAR, EL OTRO SE CONVENCE MÁS RÁPIDO

Psicología de la comunicación
NO POR MUCHO CRITICAR, EL OTRO SE CONVENCE MÁS RÁPIDO
• La crítica no siempre es positiva, hay críticas que esconden resentimiento, frustración y hasta una dosis de envidia. Sin embargo, hay otras críticas, las críticas constructivas, que pueden ayudar a crecer o a enmendar errores.
• No obstante, para que una crítica sea bien recibida y produzca un cambio positivo en la persona, no solo debe ser sincera, verídica y con buenas intenciones, sino que también se debe expresar de la manera adecuada y en el momento justo. Si alguno de estos ingredientes falla, es probable que la crítica sea recibida con recelo y no cumplirá su cometido.
Por eso, a la hora de realizar una crítica, es importante que seamos conscientes de que no por mucho criticar, cambia el otro más temprano, aunque tengamos razón.
• La frustración de la persona que critica
• A menudo la persona que critica sabe que tiene razón, por lo que insiste en su punto de vista. Sin embargo, cuando nota que la otra parte no es receptiva, o al menos no tanto como desearía, comienza a sentirse frustrada.
• Sin embargo, el problema radica en que cuando la crítica se repite suele convertirse en reproche, de manera que quien critica termina acumulando frustración y tensión, que después descarga en el otro. Obviamente, cuando aparecen los reproches la persona pierde el control y no se da cuenta de que ha entrado en una espiral negativa. En este punto la crítica comienza a ser destructiva, se transforma en esa gota que cae continuamente y que termina por desbordar el vaso.
• La persona que critica no se da cuenta de que está insistiendo en la dirección errónea, de que aunque tenga razón y quiera ayudar al otro, sus palabras, actitud o simplemente su insistencia, están siendo contraproducentes.
• El enfado de quien es criticado
• Por otra parte, la persona que es criticada suele percibir esas palabras como un ataque y se pone a la defensiva. Obviamente, ese estado mental no le permite vislumbrar cuánto puede haber de cierto en la crítica. Como resultado, esa persona puede sentirse vulnerable, culpable o enfadada, pero es bastante improbable que se sienta propensa al cambio.
• Tampoco se le puede culpar porque los reproches suelen ser repetitivos y tienen una enorme carga emocional que termina siendo difícil de soportar. Además, a menudo se convierten en generalizaciones erróneas que solo expresan resentimiento.
• Algunos ejemplos comunes de reproches que una vez pudieron ser críticas constructivas son: “Siempre haces lo mismo”, “A estas alturas ya deberías saberlo” o “¿No piensas cambiar nunca?” Esos reproches se pueden acompañar de palabras hirientes que producen heridas emocionales muy difíciles de reparar.
• Molesta y desgasta pero no propicia el cambio
• Al final, las críticas repetidas bajo forma de reproches simplemente acaban desgastando la relación, sin resolver nada. Cuanto más critica una parte, más se cierra la otra, haciendo que la comunicación sea cada vez más difícil.
• En cierto punto, cada cual comienza a vivir en su mente. Quien critica piensa que el otro no tiene en cuenta sus opiniones y necesidades, y se lamenta por ello. Quien es criticado piensa que el otro no le estima lo suficiente y no le comprende, y se siente mal por ello.
• ¿Cómo salir de ese círculo vicioso?
• Ante todo, es importante que asumas tu grado de responsabilidad. Si quieres que una persona tenga en cuenta tu opinión, debes plantearla de manera respetuosa, sin herir al otro ni intentar imponer tu punto de vista.
• Si esa persona no te escucha a la primera, puedes repetir tu crítica, pero asegurándote de que no se convierta en un reproche. Dí lo que piensas sin emitir juicios de valor, expresa cómo te hace sentir ese comportamiento o actitud y brinda una posible solución.
• He aquí los 5 puntos fundamentales de una crítica constructiva:
• 1. Ve directo al punto, no lances indirectas. En muchas ocasiones las personas se ven obligadas a repetir la crítica simplemente porque no se atreven a decir abiertamente lo que piensan y lanzan indirectas, con la esperanza de que el otro las capte. Sin embargo, de esta forma solo se genera malestar. Si algo te molesta, te hace sentir mal o crees que necesita ser cambiado, dilo de manera clara, directa y asertiva.
2. Expresa tus sentimientos y hazte responsable por tus emociones. A veces las críticas son percibidas como ataques, por lo que una excelente estrategia para lograr que la otra persona sea más receptiva consiste en conectar emocionalmente. Y para ello, debes expresar cómo te sientes. Por ejemplo, en vez de decir: “me sacas de quicio”, una frase con la que culpas al otro, puedes decir: “cuando llegas tarde, me pongo nervioso”, de manera que distribuyes la responsabilidad y enfatizas en el aspecto que te gustaría cambiar.
• 3. Concretiza, no generalices. Nadie puede cambiar por completo, sería pedirle peras al olmo. Por eso, si dices algo como “eres insoportable”, la otra persona no sabrá cómo reaccionar ni qué esperas de ella. Al contrario, la clave radica en ser lo más específico posible. Por ejemplo, puedes decir: “En estos días he notado que estás enojado, ¿te pasa algo?”.
• 4. Céntrate en el presente, no rebusques en el pasado. El pasado es pasado, no podemos cambiarlo y, si bien puede servir como un punto de apoyo, la crítica será mejor recibida si se centra en el presente o mira el futuro en vez de rebuscar en los errores del ayer. Por tanto, en vez de decir: “siempre llegas tarde”, puedes decir “me gustaría que no volvieras a llegar tarde. ¿Crees que puedes hacerlo?”.
5. Sé amable. Aunque a veces resulta difícil controlar las emociones, es importante evitar la ironía en las críticas y usar el tono adecuado. A veces un simple "por favor", "lo siento" o "gracias" pueden predisponer positivamente a la otra persona a escuchar lo que tienes que decir.
Por último, recuerda que la otra persona es libre de decidir si aceptar o no tú crítica. Una vez que te has cerciorado de que ha comprendido qué desearía que cambie y por qué, debes dejarle espacio para que reflexione y tome una decisión. Insistir no servirá de mucho.

NO ES LO QUE SE DICE SINO CÓMO SE DICE

Psicología de la comunicación
NO ES LO QUE SE DICE SINO CÓMO SE DICE
Comunicación
Entre lo que pienso,
Lo que quiero decir,
Lo que creo decir,
Lo que digo,
Lo que quieres oir,
Lo que oyes,
Lo que crees entender,
Lo que quieres entender,
Y lo que entiendes…
¡Hay 9 probabilidades de no entenderse!
Sin duda, la comunicación humana es complicada y el lenguaje es fuente de malos entendidos. Y es que no basta con elegir las palabras adecuadas, nuestra comunicación no verbal también dice mucho. De hecho, todos somos, en mayor o menor medida, expertos en comunicación extraverbal. Sin saberlo, nuestro cerebro decodifica esas pequeñas señales y activa la alarma cuando aparece una incongruencia o sentimos que estamos siendo atacados.
Por eso, en muchas ocasiones no se trata de lo que dices, sino de cómo lo dices. A veces no son las palabras sino el tono de voz o los gestos los que marcan la diferencia. De hecho, el sarcasmo puede cambiar completamente el significado de las mejores palabras. De la misma manera, no podemos convencer a alguien de que no estamos enfadados si nuestra actitud desvela que nos sentimos molestos e incómodos.
Por otra parte, hay ocasiones en que transmitimos un buen mensaje, pero no elegimos el tono o las palabras adecuadas. Por ejemplo, una crítica puede ser constructiva si utilizamos las palabras adecuadas pero esa misma crítica puede ser destructiva y minar la autoestima de la persona si usamos el tono erróneo.
¿Cuál es la solución?
Para comunicar, no es suficiente con hablar, es necesario ser escuchado, y ni siquiera basta con ser escuchado, es imprescindible ser comprendido y aceptado. Esto significa que, más allá del mensaje que quieres transmitir, para conectar con otra persona es imprescindible que te pongas en su lugar.
No se trata de comunicar de forma artificial, escondiendo nuestras emociones, todo lo contrario, la clave radica en comunicar desde nuestra esencia. De hecho, el principal problema es que a veces intentamos esconder lo que realmente pensamos o sentimos, y nuestro interlocutor se da cuenta de que el mensaje que transmitimos no es auténtico.
Por supuesto, tampoco debemos dejar que las emociones se conviertan en un flujo imparable que rompa los diques y dañe la relación, sobre todo cuando se trata de la ira o la frustración. Debemos aprender a canalizar nuestras emociones de manera que nuestro mensaje sea auténtico y que, a la vez, tenga un efecto positivo sobre la otra persona.
No es lo mismo decir: “no vales para nada” que “no has hecho bien el trabajo, la próxima vez podrías intentar…”. Tampoco es lo mismo decir: “siempre haces lo mismo” a “me has hecho daño, quisiera que la próxima vez tuvieras en cuenta mi opinión”.
Por supuesto, estos cambios en la manera de comunicar no se logran de la noche al día. Es necesario practicar y, sobre todo, aguzar los sentidos para comprender el impacto emocional que están teniendo nuestras palabras en la otra persona. De esta forma podremos suavizar el mensaje cuando sea preciso o incluso podremos mostrar nuestra vulnerabilidad, si la ocasión lo demanda.
Recuerda que la clave está en comunicarnos desde nuestra esencia, con afecto y respetando al otro.

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21 octubre 2018

LA FRUSTRACIÓN

desarrollo personal psicología
LA FRUSTRACIÓN
Me atrevería a jurar que no existe persona que no haya conocido la frustración. Es difícil no frustrarse cuando las cosas no salen como habíamos planeado o cuando tanto esfuerzo no da sus frutos. En algunos casos, la frustración se convierte en una compañera de viaje indeseada que nos deja con las emociones a flor de piel y nos apaga las ganas.
Cuando tenemos la sensación de darnos golpes contra un muro, es fácil terminar agotados emocionalmente. De hecho, alimentar la frustración, o pasar de una frustración a otra, se convierte en una bomba de tiempo emocional que estallará de la peor manera en cualquier momento. La frustración sostenida genera residuos emocionales invisibles que se van acumulando y nos llenan de energía negativa. Por eso es fundamental aprender a desarrollar una buena tolerancia a la frustración.
¿Qué es la frustración?
La frustración se experimenta como un estado de malestar, a menudo acompañado con una sensación de impotencia o fracaso. Aparece cuando no conseguimos alcanzar nuestros proyectos, sueños, metas, deseos… o simplemente cuando no logramos llevar a buen término una actividad.
De hecho, la frustración es una reacción común en los niños ya que, debido al escaso desarrollo de sus habilidades, a menudo encuentran obstáculos que les impiden terminar con éxito la tarea que tienen por delante. Cuando no pueden hacer algo y se dan cuenta de esa limitación, sobreviene la frustración.
Desde esta perspectiva, la frustración es un sentimiento negativo provocado por el deseo de hacer algo o lograr algo y la imposibilidad de conseguirlo. Por tanto, es una reacción natural, aunque ello no significa que sea beneficiosa o saludable.
Los tipos de frustración y nuestras reacciones
Existen dos tipos de frustración:
- Frustración interna, que surge de los desafíos que nos planteamos, de la incapacidad para lograr nuestros objetivos y metas, de los sueños fallidos y las necesidades insatisfechas. Este tipo de frustración se debe fundamentalmente a no haber medido bien nuestras fuerzas y capacidades, de habernos propuesto metas poco realistas.
- Frustración externa, la cual proviene de las circunstancias que se escapan de nuestro control y nos impiden alcanzar nuestras metas o satisfacer nuestras necesidades. Generalmente se trata de obstáculos del medio difíciles de sortear que no pudimos prever.
La frustración puede generar diferentes respuestas, las cuales variarán según la importancia de las expectativas frustradas, nuestros recursos psicológicos para afrontar la situación y el nivel de disonancia cognitiva que experimentemos. Las reacciones más comunes son:
- Aislarse. Muchas personas, cuando se sienten frustradas, prefieren aislarse de la situación o personas que la defraudaron, poniendo un muro de por medio. Se trata de una reacción de escape y evitación, para evitar los sentimientos negativos. También es común que aparezca la apatía y el desinterés.
- Obsesionarse. La frustración también puede generar una reacción opuesta; es decir, la persona puede obsesionarse con lo ocurrido, intentando buscar culpables o chivos expiatorios, siendo incapaz de pasar página, es como si se quedara en bucle.
- Agresividad. Muchas veces la frustración se expresa a través de comportamientos agresivos o amenazadores, que son una manifestación del sentimiento de impotencia.
- Regresión. Consiste en comportarse de manera inmadura e infantil ya que no se cuenta con las herramientas adecuadas para hacer frente a la desilusión o el desengaño. A menudo esta reacción a la frustración conlleva la negación de lo ocurrido.
Las consecuencias de la frustración
Es perfectamente comprensible que nos sintamos frustrados si después de haber pasado un año completo estudiando no hayamos podido pasar el examen. También es comprensible que nos sintamos frustrados si hemos perdido algo muy valioso. Sin embargo, cuanto antes logremos solucionar esa discrepancia entre la realidad y lo esperado, mejor, porque sumirse en un estado de frustración es muy dañino.
En realidad, el problema no es la emoción sino lo que hacemos con ella. Si no aprendemos a lidiar con la frustración esta se apoderará de nuestras vidas y las convertirá en un verdadero infierno de desesperanza, amargura, resentimiento y rencor.
La frustración no solo nos desestabiliza emocionalmente sino que también genera muchas dudas. Primero comenzamos preguntándonos si “¿lo lograré la próxima vez?”, después pasamos a una afirmación dubitativa “quizás fracase de nuevo” para terminar con una rotunda afirmación que pone fin a nuestros sueños y nos sume en el inmovilismo total “no lo lograré, soy un fracaso”.
De hecho, este es el mayor problema de la frustración: genera una falta de motivación y fomenta una autoimagen negativa y de escaso valor convirtiéndose en una profecía que se autocumple. Es decir, si pensamos de antemano que vamos a fracasar en un proyecto, tendremos más posibilidades de fracasar porque asumiremos una actitud derrotista.
La tolerancia a la frustración
La frustración es una respuesta primaria o instintiva, una reacción natural cuando se interpone algún obstáculo en nuestro camino o no podemos alcanzar el objetivo que nos habíamos propuesto. Todos nos sentimos frustrados de vez en cuando, pero se trata de un estado reversible.
No obstante, hay personas que tienen una baja tolerancia a la frustración, lo cual significa que se desaniman ante el menor percance y no son capaces de reestructurar sus patrones de pensamiento y comportamiento para cambiar sus objetivos o las vías para alcanzarlos. Estas personas tienen un pensamiento rígido y a menudo alimentan expectativas muy alejadas de la realidad, razón por la cual se frustran con más frecuencia.
Las personas con una baja tolerancia a la frustración normalmente:
- Tienen dificultades para gestionar sus emociones, por lo que a menudo estas toman el mando.
- Son impacientes, impulsivas y tan exigentes que desarrollan una actitud egocéntrica.
- Quieren satisfacer sus necesidades inmediatamente, por lo que reaccionan mal cuando tienen que esperar, generalmente con ataques de ira.
- Tienen un pensamiento rígido y dicotómico, suelen pensar que las cosas son blancas o negras.
- Tienen poco margen para el cambio ya que pretenden que el mundo se adapte a sus necesidades y expectativas.
- Se desmotivan con facilidad ante el primer obstáculo.
- Son más propensas a desarrollar trastornos emocionales como la ansiedad y la depresión.
¿Cómo superar la frustración?
La respuesta está en la aceptación. Básicamente, una persona frustrada es una persona que tiene muchas cuentas pendientes con su pasado y que tiene poco conocimiento de sí misma, o que se conoce pero no se acepta.
La aceptación que permite liberar la frustración es un proceso que ocurre a nivel profundo, no es una aceptación a nivel lógico y racional sino a nivel emocional. Por ejemplo, probablemente sabes qué pasará si no consigues terminar lo que te propones, conoces las posibilidades, pero no las aceptas. Porque una cosa es conocer y otra muy diferente aceptar a nivel emocional.
Por tanto, en vez de preguntarte: ¿qué sucedería si no lo consigo?, pregúntate: ¿puedo vivir sin lograr lo que me propongo?, ¿existen otros caminos para lograrlo? y ¿cómo me afecta emocionalmente no lograr mi meta? Solo entonces comenzarás a aceptar la aparente derrota y la convertirás en una victoria.
La aceptación radical parte de comprender un antiguo proverbio chino que dice: “un copo de nieve nunca cae en el lugar equivocado”. Eso significa que no tiene sentido luchar contra lo que ya ha ocurrido, y que muchas veces tampoco tiene sentido intentar encontrarle un significado. Algunas cosas suceden, debemos aprender a aceptarlas y seguir adelante, intentando minimizar en la medida de lo posible su impacto.
Por otra parte, también es vital aprender a aceptar nuestras limitaciones. No cabe dudas de que es importante esforzarse por lograr un objetivo pero llega un punto en que también es necesario abandonar o replantearse las metas asumiendo una perspectiva más realista.
Podemos convertir esta frase del famoso psicólogo que dedicó parte de su vida a estudiar las emociones humanas, William James, en nuestro mantra: “Aceptar lo que ha sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia”.
Y no debemos olvidarnos de crear espacios de reconstrucción positivos que nos permitan llenarnos de una energía más dinámica y motivadora. Es cierto que a veces las cosas no salen como las habíamos planeado, pero también hay muchas pequeñas y grandes cosas por las cuales sentirnos agradecidos y que normalmente damos por sentado.
Aprender a centrarnos en esas cosas, quizá llevando un diario de la gratitud, nos ayudará a compensar los malos tragos y recargar nuestra batería emocional con una energía más positiva que actuará como un escudo ante los momentos frustrantes.
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3 SITUACIONES DE LAS ESTOICAS PARA NO IMPLICARTE EN DISCUSIONES INSIGNIFICANTES Y ESTÚPIDAS

Psicología de la comunicación
3 SITUACIONES DE LAS ESTOICAS PARA NO IMPLICARTE EN DISCUSIONES INSIGNIFICANTES Y ESTÚPIDAS

Muchas de las discusiones y peleas que tenemos a diario se desencadenan por cosas insignificantes o incluso estúpidas, cosas por las cuales ni siquiera vale la pena discutir. En otros casos el problema está en nuestro interlocutor y en su incapacidad para contemplar cualquier punto de vista que no sea el suyo.
No obstante, cuando nos dejamos arrastrar por las emociones y nos sumergimos en esas discusiones interminables que no conducen a ninguna parte, perdemos nuestra paz interior y se afecta nuestro equilibrio mental. Y no vale la pena. Ya lo había dicho Séneca: “una discusión prolongada es un laberinto en el que la verdad siempre se pierde”. 

Guía estoica para no perder la paz discutiendo por nimiedades 

1. Lo que la gente dice, refleja más de ellas que de ti 

Epicteto, uno de los filósofos estoicos más famosos, enseñaba que las cosas externas que nos suceden están fuera de nuestro control y, por tanto, deberíamos aprender a reaccionar asumiendo una distancia psicológica que nos proteja de sus efectos negativos. No somos responsables de esas cosas, pero somos responsables de cómo reaccionamos ante ellas. 

Nos aconseja: “Cuando cualquier persona te trate mal o hable mal de ti, recuerda que lo hace porque cree que es su deber. Por tanto, es incapaz de seguir aquello que te parece correcto a ti, solo hace lo que le parece correcto a ella. En este mismo sentido, si esta persona se equivoca en su opinión, es ella quien se lastima, pues es ella quien se ha engañado. Si una persona supone que una proposición verdadera es falsa, la proposición no es afectada, es la persona quien se ha engañado a sí misma. Si actúas siguiendo esta lógica, serás más ecuánime en tu temperamento con aquel que te injuria pues podrás decirte en cada ocasión: ‘es solo su opinión’”. 

 

Esto no significa que debemos permitir que nos insulten o humillen, tan solo significa que debemos mantener el control sobre nuestras reacciones porque cada vez que te enfadas, le cedes el control a la otra persona, cada vez que dejas que alguien te arrebate tu equilibrio emocional, pierdes. 

 Epicteto, al contrario, nos anima a no tomarlos las cosas de manera personal y asumir una distancia reflexiva que nos permita responder con ecuanimidad. Debemos entender que algunas personas pueden ser ofensivas porque se sienten débiles, simplemente por ignorancia o porque no saben reaccionar de otra manera. Eso no significa excusar su comportamiento porque nadie tiene el derecho de acusar o insultar a los demás, tan solo significa que nos alzamos por encima de ese nivel y rechazamos involucrarnos en discusiones absurdas o insignificantes que no llegarán a buen puerto. Significa actuar con inteligencia y aplicar la máxima de Séneca: “importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti”. 

2. No prestes atención a lo que no vale la pena 

Marco Aurelio, otro de los grandes filósofos estoicos, pensaba que la clave está en nuestra atención y en el significado que le atribuimos a los sucesos. Predicaba la serenidad basada en el autocontrol.
“El valor de la atención varía en proporción al objeto en que se centra. Es mejor que no dediques más atención y tiempo del que merecen a las cosas pequeñas e insignificantes […] Si te amas tanto a ti mismo, préstale más atención a lo que piensas sobre ti que a lo que opinan los demás […] Decide que no te dañarán, y no serás dañado. Decide que no te sentirás dañado, y no lo serás”. 

En su discurso hay dos puntos importantes que se convierten en valiosas enseñanzas para escapar de las discusiones inútiles. Ante todo, debemos aprender a no prestarle más atención de la que merecen a las críticas destructivas, las opiniones injustas o las ideas rígidas. Si le seguimos dando vueltas en nuestra mente, incluso cuando la discusión terminó, tan solo estaremos alimentando el malestar y la frustración. Debemos aprender a dar a cada cosa la importancia que merece. Ni más ni menos.
El segundo punto interesante en el discurso de Marco Aurelio se refiere al empoderamiento. Nadie puede dañarnos sin nuestro consentimiento. Por tanto, cuando nos enfadamos y nos enzarzamos en discusiones inútiles, es porque alguien ha tocado uno de nuestros puntos sensibles. Ese es un buen momento para preguntarnos por qué hemos discutido de algo tan intrascendente, crecer y no volver a cometer ese error en el futuro. 

3. Prepárate para lo peor de la mejor manera 
Séneca ha sido considerado como el máximo representante del estoicismo, en sus diferentes escritos nos ha dejado algunas perlas de sabiduría que podemos aplicar para evitar que las discusiones inútiles nos roben la paz de espíritu. En las célebres “Cartas de un Estoico” aconseja:
“El efecto de lo que no se busca es aplastante, pues al peso del desastre se suma lo inesperado. El hecho de que fuera imprevisto intensifica la reacción de una persona. Por eso debemos asegurarnos de que nada nos tome por sorpresa. […] Debemos prever todas las posibilidades y fortalecer el espíritu para afrontar las cosas que puedan ocurrir si no queremos sentirnos abrumados y aturdidos. […] Todo el mundo se enfrenta con mayor valentía a algo para lo cual se ha preparado durante mucho tiempo. Aquellos que no están preparados, por otro lado, reaccionarán mal ante los acontecimientos más insignificantes”. 
Séneca se refería a la importancia de controlar nuestras expectativas, que muchas veces se encuentran en la base de esas discusiones sin sentido. Si esperamos que todas las personas que encontramos sean abiertas y flexibles de pensamiento, cuando encontremos a personas rígidas que no quieren escuchar nos sentiremos frustrados. Al contrario, contemplar esa posibilidad nos permitirá comprender inmediatamente que la discusión no tiene sentido.
También podemos prepararnos mentalmente para afrontar determinadas discusiones. Aprender técnicas de comunicación asertiva, por ejemplo, nos permitirá mantener la calma y reenfocar positivamente la conversación. La clave radica en ser conscientes de que no vivimos en un mundo ideal y que no podemos cambiar a algunas personas, por lo que solo queda preguntarnos si dejaremos que nos arrebaten nuestra tranquilidad con discusiones que no conducen a ningún sitio o simplemente actuamos de manera más inteligente y ponemos punto final.

14 octubre 2018


PROVERBIOS CHINOS LLENOS DE SABIDURÍA


La cultura oriental nos deja grandes perlas de sabiduría que se han transmitido de una generación a otra llegando hasta nuestros días. Muchos de estos proverbios chinos pueden convertirse en auténticos mantras para los momentos más difíciles o iluminarnos cuando tengamos que tomar una decisión importante en nuestra vida. También pueden ser ese recordatorio que de vez en cuando necesitamos para no perder la calma y mantener el equilibrio mental.

Refranes chinos para enfrentar la vida de forma más equilibrada

1. Distintas cerraduras se deben abrir con diferentes llaves.
No existen soluciones mágicas, lo que funcionó en ciertas circunstancias puede no funcionar en otras situaciones. La vida cambia continuamente, por lo que no tiene sentido aferrarse al pasado. Cada problema que enfrentamos es diferente, incluso nosotros mismos no somos la misma persona, por lo que debemos analizar todas las opciones posibles, con la mente abierta, para encontrar la mejor solución.

2. No puedes impedir que las aves de la preocupación vuelen sobre tu cabeza, pero puedes evitar que construyan un nido. 
La vida nos planteará continuamente nuevos desafíos. Tarde o temprano la adversidad llamará a nuestra puerta. no podemos evitarlo, pero podemos decidir cómo reaccionar ante lo que nos sucede. Podemos asumir que los problemas son piedras en el camino y quedarnos estancados en ese malestar y sufrimiento o, al contrario, podemos asumirlos como retos que nos ayuden a crecer. 
3. El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora. 
Si queremos lograr un cambio o emprender un nuevo proyecto, el mejor momento es ahora. Pensar que es demasiado tarde es una excusa para quedarnos en nuestra zona de confort. Este proverbio chino nos recuerda que solo tenemos el presente, por lo que lamentarnos por lo que no hicimos no tiene ningún sentido. En su lugar, debemos pensar en lo que podemos hacer y poner manos a la obra.
6. Quien busca la venganza debe cavar dos tumbas. 
La venganza es uno de esos sentimientos que se alimenta con la esperanza de hacer sufrir a quien nos hizo daño, pero en realidad solo nos daña a nosotros. Alimentar la venganza implica quedarse prisioneros del pasado, regodearnos en el sufrimiento, sin ser capaces de avanzar porque estamos recomidos por el rencor. 
7. El que teme sufrir ya sufre el temor. 
Algunas cosas en la vida son inevitables, pero si pensamos demasiado en ellas las estaremos anticipando, al experimentarlas en nuestra mente estaremos sufriendo por adelantado. El propio temor para sufrir ya implica el sufrimiento, por lo que es mejor aprender a fluir y no anticiparse a las desgracias, que muchas veces ni siquiera llegan. Este proverbio chino nos alerta de que muchas veces es peor la preocupación que el hecho en sí mismo.
8. Es mejor encender una vela que maldecir en la oscuridad. 
A veces, cuando la adversidad toca a nuestra puerta, su golpe es tan grande que nos confunde. Las expectativas rotas, el dolor y la frustración pueden ser tan grandes que nos bloquean y hacen que nos quedemos atrapados en una espiral de quejas sin sentido. Sin embargo, llorar sobre la leche derramada no sirve de nada, no solo no soluciona el problema, sino que nos sume en un estado de ánimo aún más negativo. Por eso, debemos asegurarnos de buscar soluciones, en vez de limitarnos a quejarnos de brazos cruzados por nuestra mala suerte o los golpes del destino.
9. Cuando el sabio apunta a la luna, el necio solo ve el dedo. 
Este proverbio chino se refiere a la incapacidad para ver más allá de los pequeños detalles y desarrollar una visión global. Muchas veces, ya sea por la frustración, la falta de perspectiva o nuestras creencias limitantes, nos detenemos en detalles sin importancia y los convertimos en obstáculos. Cuando nos aferramos a esos pequeños detalles nos estamos cerrando el paso, sin darnos cuenta de que lo más importante es el objetivo final y que, para alcanzarlo, pueden existir múltiples caminos.
10. Un viaje de diez mil kilómetros empieza por un solo paso. 
Un paso no te llevará muy lejos, pero al menos te sacará de donde estás. Toda aventura, por muy grande que sea, siempre comienza con el primer paso, que a menudo es el más difícil ya que implica tomar la decisión de salir de la zona de confort y atreverse a explorar territorios desconocidos.
11. Cava el pozo antes de tener sed. 
No es necesario esperar a que la adversidad nos golpee para desarrollar la resiliencia, podemos ir preparando nuestra mochila de herramientas psicológicas para la vida mucho antes. Este refrán chino nos anima a ser precavidos y desarrollar una actitud proactiva, en vez de limitarnos a reaccionar ante lo que nos ocurre. Si cavamos el pozo antes de tener sed, podremos planificar mejor todo el proceso, si lo hacemos urgidos por una necesidad aumentarán las probabilidades de que cometamos errores o incluso de que no seamos capaces de terminar de cavar ese pozo. 
12. El agua hace flotar el barco, pero también puede hundirlo. 
Este proverbio chino nos recuerda la filosofía del yin y yang: cada cosa contiene lo “negativo” y “positivo”, y en muchas ocasiones todo depende de cómo lo miremos. Nada es intrínsecamente malo o bueno, depende de cómo lo usemos y del significado que le confiramos. 
13. Las grandes almas tienen voluntades, las débiles tan solo deseos. 
Muchas personas pasan gran parte de su vida añorando algo, sin decidirse jamás a alcanzarlo. En muchos casos, la diferencia entre quien cumple sus sueños y quien se queda añorando consiste precisamente en la fuerza de voluntad y la decisión de ir a por ese deseo. Todo deseo se queda en sueño si no se traduce en objetivos y pasos concretos. 
14. El que ha desplazado la montaña es porque comenzó quitando las pequeñas piedras. 
El esfuerzo constante tiene sus frutos, aunque tarden en llegar. Muchas veces nos centramos solo en las grandes tareas, sin darnos cuenta de que detrás de las metas más ambiciosas hay mucho trabajo duro y sistemático. Ser conscientes de que poco a poco se puede llegar lejos nos animará a lo largo del camino y nos permitirá alcanzar grandes objetivos en la vida. 
15. De las nubes más negras cae el agua más limpia. 
Incluso los momentos más oscuros encierran una oportunidad. Cuando estamos atravesando por una mala racha y el malestar nos impide apreciar la parte positiva, necesitamos detenernos en el camino y pensar en este proverbio chino. A veces todo cambia cuando cambiamos la perspectiva, y la adversidad puede convertirse en una excelente oportunidad para crecer, cambiar el rumbo y atrevernos a hacer cosas que en otras circunstancias ni siquiera nos habríamos planteado.
10 frases geniales para dejar de preocuparse por lo que los demás piensan de tiAprendemos a ser nosotros mismos a través de los demás. Primero nos miramos en los ojos de las personas que nos rodean,

11 octubre 2018

EL CANSANCIO “DESCONECTA” EL CEREBRO

EL CANSANCIO “DESCONECTA” EL CEREBRO


Cuando estamos cansados no funcionamos igual. No solo nos cuesta mucho más hacer las cosas sino que cometemos más errores, somos más lentos y nos sentimos más irritables. Cuando estamos agotados la memoria también nos juega malas pasadas, es más probable que olvidemos las llaves o el teléfono al salir de casa o incluso que tengamos lagunas mentales.

Ahora un grupo de neurocientíficos de las universidades de California y Tel Aviv nos brinda una explicación a estos molestos fenómenos: el cansancio en realidad “apaga” el cerebro. La falta de sueño y el agotamiento afectan la capacidad de las neuronas para codificar la información y traducirla en una respuesta adecuada. En otras palabras, no son capaces de conectarse y comunicar entre sí con eficacia. Esto significa que el agotamiento que sientes no solo es psicológico, también hay un cansancio cerebral de fondo.

El agotamiento afecta las descargas neuronales

En el experimento participaron personas de diferentes edades que sufrían epilepsia. Estas personas se mantuvieron despiertas durante toda la noche, para generar el típico cansancio que se produce por la falta de descanso. 

Al día siguiente les pidieron que clasificaran una serie de imágenes lo más rápido posible. La tarea era muy sencilla ya que solo necesitaban diferenciar las imágenes de rostros de personas, animales y lugares. 

Mientras lo hacían, una serie de electrodos que habían implantado en su cerebro para detectar el origen de sus crisis epilépticas captaban las descargas neuronales en tiempo real. De hecho, debemos recordar que para poder interpretar cualquier tipo de estímulo proveniente del medio, las neuronas necesitan conectarse entre sí, enviando señales que deben ser recibidas y decodificadas por otras neuronas creando una gran red en el cerebro.

Los investigadores se centraron en las neuronas del lóbulo temporal ya que es la zona del cerebro relacionada con la percepción visual y la memoria. Comprobaron que a medida que aumentaba el cansancio, disminuía la capacidad de las personas para clasificar las imágenes. 

Lo interesante es que las descargas neuronales también disminuían su ritmo, las neuronas tardaban mucho más en recibir y transmitir los mensajes. Además, las señales de transmisión eran mucho más débiles, como si hubiesen perdido potencia.

De hecho, otro estudio realizado en la Universidad de Wisconsin sugiere que esas neuronas incluso pueden llegar a “desconectarse” por completo. La falta de sueño y el cansancio hacen que grupos de neuronas de la corteza se duerman, literalmente.

¿Cómo se produce el cansancio cerebral?

Cuando estamos cansados, las tareas cotidianas demandan un esfuerzo 10 veces mayor y podemos sentir una especie de niebla mental que nos impide pensar con claridad. Sin embargo, no solo se ralentiza nuestro funcionamiento cognitivo sino que el cansancio cerebral incluso puede crear falsos recuerdos. 

Así lo comprobaron investigadores de la Universidad de California, quienes les pidieron a un grupo de personas que vieran fotos de un supuesto crimen y leyeran un informe en el que se contradecían esas imágenes. Las personas más agotadas fueron más propensas a crear una historia ficticia, recordando solo los datos del informe y descartando las imágenes, que eran pruebas más fehacientes.

Esto se debe, entre otros factores, a que la falta de sueño y el cansancio hacen que el cerebro pierda sus filtros. Los filtros son los que nos ayudan diferenciar la información relevante de aquella que no lo es, permitiéndonos mantenernos focalizados en lo que realmente importa. Así lo comprobaron neurocientíficos de la Universidad de Pensilvania con neuroimagen funcional, quienes apreciaron que el agotamiento y la falta de sueño afectan las sinapsis de las neuronas de las regiones frontales y parietales involucradas en el control, así como las que se encuentran en las áreas de procesamiento secundario de la información sensorial y el tálamo.

Según una teoría de neurocientíficos de la Universidad de Gotemburgo, el problema se debe a que cuando perdemos esos filtros debido al cansancio cerebral, se activan regiones más amplias de la corteza. Se produce una actividad más inespecífica, como se puede apreciar en las imágenes a continuación. 

 

El problema es que esa gran activación, sumada al cansancio, conduce a un fenómeno de bloqueo. Las neuronas simplemente no logran “mantener el ritmo” y se desconectan. En algunos casos, ese proceso puede dar pie a la muerte neuronal.

Esto significa que deberíamos tomarnos mucho más en serio el sueño y el descanso. No se trata únicamente de ser más productivos sino también de cuidar la salud de nuestro cerebro.