21 abril 2022

SILENCIO Y SUEÑO: DOS NECESIDADES DE LA MENTE QUE SE HAN VUELTO UN LUJO

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SILENCIO Y SUEÑO: LAS DOS NECESIDADES DE LA MENTE QUE SE HAN VUELTO UN LUJO



Si miramos al pasado, nos daremos cuenta de que vivimos en un mundo de lujos. Tenemos cosas que nos facilitan la vida que nuestros bisabuelos ni siquiera podían imaginar. Y la industria se las ingenia para producir cada vez más cosas, que prometen facilitarnos aún más la vida, hacernos más felices y exitosos. Bombardeados por ese frenesí de estímulos, es fácil olvidar y descuidar las cosas más esenciales y necesarias de la vida, como el silencio y el sueño, dos necesidades de la mente que se están convirtiendo en lujos.


La mercantilización del sueño

En el imaginario colectivo se ha asentado la idea de que dormir poco es digno de admiración y una señal de éxito puesto que significa que esa persona está muy ocupada, probablemente transformando su tiempo en dinero. Cuando nos encontramos con alguien y nos dice que no tiene ni un minuto libre, asumimos que se trata de una persona «exitosa». Este fenómeno ha alcanzado un nivel tal que en Tokio se practica lo que se conoce como inemuri, que significa literalmente “estar presente mientras dormimos”.

Esa práctica surgió a finales de los años ’80, en medio de la burbuja económica que estaba convirtiendo a Japón una gran potencia. Entonces los japoneses llevaban una vida laboral tan activa que no tenían tiempo para dormir. Las personas de negocios tenían jornadas de 24 horas, por lo que comenzaron a practicar el inemuri donde pudieran, en el transporte público o en el trabajo, solo para darle un pequeño descanso a su mente mientras aprovechaban al máximo su tiempo.

Sin embargo, a medida que los científicos comprenden mejor qué ocurre durante el sueño, alertan de que es imprescindible para nuestra salud física y emocional. Durante el sueño nuestro cerebro reprocesa las experiencias que hemos vivido durante el día, las reorganiza en la memoria y les resta parte de su impacto emocional, lo cual nos permite levantarnos al día siguiente con una perspectiva más objetiva y la mente más fresca.

También se ha apreciado que durante el sueño el cerebro se deshace de las sustancias de deshecho de su metabolismo, esas mismas sustancias que se han relacionado con la aparición de enfermedades neurodegenerativas como las demencias. Por eso, podemos afirmar que dormir poco y mal encoge y envenena nuestro cerebro, literalmente.

La industria lo sabe, por lo que ya estén apareciendo empresas que mercantilizan el sueño. Existen compañías que cuentan con salones de siesta para que sus empleados puedan descansar sin salir de la oficina. Y en las grandes urbes se abren centros conocidos como “retiros del sueño”, como Siesta&Go que ya se encuentra presente en más de cinco grandes capitales del mundo, donde los ocupados trabajadores pagan por horas para poder echar una siesta.

 

También están surgiendo nuevas aplicaciones que nos prometen ayudarnos a dormir, hay colchones inteligentes que nos “aseguran” un sueño reparador y hasta se han creado máscaras para dormir que monitorizan las ondas cerebrales y estados REM.

El problema es que todos estos inventos se venden como una ventaja para mejorar nuestro desempeño y ser más eficaces en el trabajo. Así se cierra un círculo vicioso: la tecnología y el estilo de vida que nos han arrebatado el sueño nos venden tecnología para que consigamos dormir en aras de seguir manteniendo el mismo estilo de vida. ¡Es insensato! Sobre todo porque para dormir mejor solo sería necesario aprender a desconectar.

Debemos recordar que dormir mal, que no significa solo dormir poco sino en un entorno ruidoso que provoca despertares continuos, equivale a apilar un fardo de enfermedades, estrés y mal humor. Algunas personas serán más resistentes que otras, pero si no le das a tu sueño la importancia que merece, acabará costándote muy caro en términos de salud.

La tendencia a priorizar el dinero sobre la salud, pensando que este puede resolverlo todo es uno de los peores errores que podemos cometer en la vida. Nos hemos desecho del sueño a favor de otros sueños: el sueño del éxito, el sueño de tener más cosas, el sueño de ser mejores… Y no estoy segura de que salgamos ganando en ese cambio.

¿Cómo nos robaron el silencio?

Nuestro mundo se rige por la economía, nos guste o no. Por eso se piensa que lo fundamental es generar más ingresos, aunque eso no significa necesariamente generar más prosperidad. Sin embargo, en el afán de producir más ganancias, hemos atiborrado nuestros espacios de objetos ruidosos y de tecnología que perturba los ciclos naturales de sueño y vigilia. Así el silencio también se ha convertido en un producto de lujo.

Desde siempre, el silencio ha sido valuado y el ruido aborrecido. Hace mucho tiempo, en Síbari, se obligaba a los artesanos cuya profesión era ruidosa a vivir fuera de los muros de la ciudad. Sin embargo, hoy vivimos y trabajamos en ciudades ruidosas llenas de objetos que, obviamente, dejan una huella sonora.

Mientras tanto, la industria se encarga de hacer del silencio su mayor reclamo vendiéndonos electrodomésticos silenciosos a precios casi prohibitivos que solo puedes pagar a costa de dormir menos para trabajar más. American Airlines, por ejemplo, comercializa su «Admirals Club» realizando una asociación entre el lujo, el éxito y el silencio: «Acceda a nuestros salones Admirals Club, un oasis de paz lejos del ajetreo del aeropuerto. Relájese en un ambiente tranquilo y sofisticado «. Y no son los únicos, Finlandia, por ejemplo, se publicita como un destino de turismo silencioso.

08 abril 2022

pIlares sobre los que se construye la tolerancia al estrés

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tolerancia al estrés

pIlares sobre los que se construye la tolerancia al estrés


    algunas características de las personas tolerantes al estrés comparten que les ayudan a algunas características lidiar con la tensión y los problemas:
  • 1.      Anticipación de la experiencia. “El efecto de lo que no se busca es aplastante, pues al peso del desastre se suma lo inesperado. El hecho de que fuera imprevisto intensifica la reacción de una persona. Por eso debemos asegurarnos de que nada nos coja por sorpresa. […] Debemos prever todas las posibilidades y fortalecer el espíritu para afrontar las cosas que puedan ocurrir si no queremos sentirnos abrumados y aturdidos. […] Todo el mundo se enfrenta con mayor valentía a algo para lo cual se ha preparado durante mucho tiempo. Aquellos que no están preparados, por otro lado, reaccionarán mal ante los acontecimientos más insignificantes”, escribió Séneca hace siglos. Las personas tolerantes al estrés son capaces de anticiparse a las experiencias negativas y prepararse psicológicamente para ellas.

    2.      Desvirtuar la atención de la emoción negativa. Cuando atravesamos un mal momento, es normal que toda nuestra atención se enfoque en lo que nos ocurre. Sin embargo, de esta manera podemos terminar maximizando los problemas, sumergiéndonos en el bucle tóxico que crea nuestra mente y se alimenta de las quejas. Las personas con mayor tolerancia al estrés, en cambio, no se obsesionan con las circunstancias adversas o las sensaciones aversivas, son capaces de reconducir su atención. No es que se olviden de la adversidad, simplemente saben redistribuir sus recursos atencionales para no obsesionarse con lo que les ocurre y poder seguir adelante con cierta dosis de normalidad.

    3.      Reevaluación de la situación como aceptable. Cuando estamos sumidos en una situación estresante, podemos caer en el error de pensar que todo es peor de lo que es. La frustración y la angustia pueden convertirse en un cristal a través del cual vemos el mundo de manera distorsionada. Eso puede hacernos creer que todo es más insoportable o terrible. Las personas tolerantes al estrés no disfrutan de las situaciones adversas, pero son capaces de disminuir su impacto a un nivel aceptable que les permite seguir gestionando su día a día y recuperar la normalidad en la medida de lo posible. Pueden lograrlo porque son capaces de ver el panorama general. Comprenden que probablemente el problema que les preocupa hoy será intrascendente o habrá pasado en un mes o un año. Eso les permite valorar sus preocupaciones bajo una luz más realista.

    4.      Capacidad para regular el comportamiento. Las personas con tolerancia al estrés son capaces de mantener un grado de autocontrol adecuado que impide que las emociones negativas influyan demasiado en su comportamiento. Así mantienen un nivel de funcionamiento adaptativo incluso en medio de la tormenta. Su nivel de autorregulación impide que se produzca un secuestro emocional, de manera que no llegan a tocar fondo emocionalmente, sino que incluso en los momentos más difíciles son capaces de mantener una rutina. Curiosamente, a menudo esa rutina es lo que les permite aliviar la carga que están llevando sobre sus hombros para restar impacto a la adversidad.

    5.      Diálogo interior positivo. Cuando las cosas van mal, es difícil ver la luz al final del túnel. Es más fácil caer por el desfiladero de los pensamientos negativos y los peores augurios. Sin embargo, las personas con tolerancia al estrés mantienen un diálogo interno positivo. No son optimistas ingenuos. Saben que las cosas pueden estar mal o incluso son conscientes de que pueden empeorar, pero se dan ánimos y confían en sus capacidades para afrontar lo que ocurra. Se dicen: “Puedo hacerlo”, “soy una persona fuerte”, “esto pasará”, “ya me he levantado antes y puedo volver a hacerlo”. Ese diálogo interior positivo les brinda la fuerza que necesitan para seguir adelante hasta que el temporal amaine.

     

    Fuente: Lero, T. M. et. Al. (2010) Distress Tolerance and Psychopathological Symptoms and Disorders: A Review of the Empirical Literature among Adults. Psychol Bull; 136(4): 576–600.