LA RIQUEZA DE LA COMA
13 noviembre 2021
Dolor de cabeza emocional
Psicología Trastornos psicológicos / Dolor de cabeza
emocional
Dolor
de cabeza emocional
¿Te duele la cabeza a menudo y no sabes por qué?
A veces, aunque tomes un analgésico, el dolor
de cabeza persiste.
¿En las últimas semanas el dolor de cabeza se
ha convertido en tu compañero permanente?
En esos casos podría tratarse de un dolor de
cabeza emocional, de manera que podrías ser tú mismo quien lo causa.
De hecho, el dolor de cabeza es uno de los
trastornos del sistema nervioso más comunes: se estima que un 47% de los
adultos han sufrido por lo menos una cefalea a lo largo del último año. No
obstante, existen diferentes tipos de dolor de cabeza, aunque el más común está
vinculado con nuestro estado emocional, con las tensiones cotidianas. ¿Qué se
encuentra realmente detrás de esos dolores de cabeza continuos que a veces nos
dejan fuera de combate?
La cefalea
tensional
La cefalea tensional es el dolor de cabeza más
común. Ataca aproximadamente al 70% de la población, lo cual indica que en
algún que otro momento, es probable que la hayas sufrido. Lo usual es que
comience en la adolescencia y es más común en las mujeres.
¿Cuáles son sus síntomas principales?
– El dolor persiste durante varias horas pero
en ocasiones puede durar incluso varios días. En algunos casos puede llegar a
convertirse en un problema crónico y altamente discapacitante. De hecho, si el
dolor de cabeza aparece al menos dos veces a la semana durante algunos meses,
puede catalogarse como crónico.
– Sensación de opresión en la cabeza, se trata
de un dolor sordo, no pulsátil.
– El dolor es generalizado; es decir, no se
concentra en una sola parte de la cabeza sino a ambos lados. Aunque
generalmente se irradia hasta el cuello y los hombros.
– No causan náuseas ni vómitos.
Esta cefalea suele estar provocada por
problemas de índole osteomuscular en la zona del cuello, sobre todo debido a la
tensión o contracción de los mismos. Como consecuencia, el dolor de cabeza
tensional tiene un alto componente emocional ya que normalmente reaccionamos al
estrés, la ansiedad o incluso la depresión con una tensión corporal.
¿Cuál es la
relación entre las emociones y el dolor de cabeza?
A lo largo de una jornada experimentamos muchas
emociones, aunque no siempre somos conscientes de ello y, por supuesto, no
todas son beneficiosas. La tensión provocada por un contratiempo,
la ansiedad, la ira y la tristeza no solo inciden en nuestro estado de
ánimo sino que también generan cambios a nivel metabólico.
Por ejemplo, se conoce que el estrés genera
grandes picos de cortisol, una hormona que provoca cambios fisiológicos tales
como un aumento de la presión arterial, una mayor tensión muscular y una
dilatación de las venas. Además, cuando estamos tristes, ansiosos o tensos,
disminuyen los niveles de endorfinas, unas hormonas vinculadas con la
relajación que pueden prevenir la aparición del dolor de cabeza. A la misma
vez, disminuye nuestra tolerancia emocional ante los problemas y nuestro umbral
del dolor disminuye. Todos estos cambios a nivel físico y emocional causan el
dolor de cabeza o lo acentúan.
En realidad, cada una de las emociones que
experimentamos provoca cambios en nuestro cuerpo que se expresan a través de
diferentes señales. Muchas de las emociones negativas se expresan a través del
dolor físico y son una señal de alarma. Por eso, en ocasiones en vez de tomar
simplemente un analgésico para aliviar el dolor, deberíamos preguntarnos qué está
sucediendo.
Ese dolor de cabeza emocional es un signo que
nos indica que debemos hacer un alto en nuestro estilo de vida cotidiano y
replantearnos algunas cosas. Quizás estás trabajando más de lo que podría
considerarse saludable, o te estás tomando alguna situación a la tremenda, o
simplemente necesitas tomarte una pausa. De cualquier forma, el dolor de cabeza
emocional no es algo que se deba obviar.
¿Cómo evitar
el dolor de cabeza emocional?
Una pista nos llega de un estudio realizado en
la Universidad de Ohio en el que se analizó el rol de los factores emocionales
en la aparición del dolor de cabeza recurrente. Después de analizar a 291
personas, 117 de las cuales sufrían dolores de cabeza a menudo, descubrieron
que estas estaban sometidas a situaciones cotidianas muy estresantes que
escapaban de su control.
No obstante, lo más interesante es que las
personas que no sufrían dolores de cabeza recurrentes, también vivían algunas
de estas situaciones. Sin embargo, utilizaban estrategias de afrontamiento más
eficaces y le restaban impacto emocional a los problemas. Al contrario, quienes
sufrían dolores de cabeza, tendían a culparse por los problemas y a recluirse
en sí mismos, negando la ayuda que les brindaban otras personas. Esto nos
indica que no son las situaciones en sí las que provocan el dolor de cabeza
sino nuestra interpretación de las mismas y nuestra reacción emocional ante
ellas.
De hecho, no es el único estudio que ha llegado
a estas conclusiones. Psicólogos de la Universidad de Missouri-Saint Loui les
dieron seguimiento a más de 500 jóvenes durante un periodo de seis meses y
notaron que aquellos que reportaban más a menudo dolor de cabeza también eran
quienes tenían mayores niveles de ansiedad y una tendencia a la victimización.
Cuando la ansiedad y el sentimiento de culpa disminuían, también
lo hacían los dolores de cabeza.
Por tanto, para evitar el dolor de
cabeza emocional es necesario que:
1. Desarrolles un locus de control interno,
lo cual significa que debes dejar de culparte y comenzar a tomar el control de
tu vida, allí donde puedas.
2. Aprendas a manejar las emociones
negativas, como la ira, de manera que no se acumulen y no te dañen.
Para lograrlo, el primer paso es reconocerlas, vivenciarlas y, por último,
dejarlas ir. La técnica de visualización “las hojas del río” te
resultará muy útil.
3. Reencuadres los problemas,
percatándote de que las situaciones en sí mismas no son estresantes, es el
significado que les confieres. Es de gran ayuda que aprendas a distanciarte
emocionalmente de las situaciones, como si fueras un espectador externo.
4. Destines cada día al menos dos horas
a la relajación. Puedes practicar meditación, ejercicios de
respiración o incluso escuchar música tranquilamente o leer un buen libro. Lo
importante es que durante ese tiempo liberes tu mente de los problemas
cotidianos.
5. Dejes de rumiar las preocupaciones
y, en su lugar, adoptes una actitud más proactiva. Es importante que
seas consciente que pensar en los problemas una y otra vez no lo solucionará.
En su lugar, debes esforzarte por encontrar soluciones y ponerlas en práctica.
Fuente:
White, K. S. & Farrell, A. D. (2006)
Anxiety and Psychosocial Stress as Predictors of Headache and Abdominal Pain in
Urban Early Adolescents. Journal
of Pediatric Psychology; 31(6): 582-596.
08 noviembre 2021
EL EFECTO REBOTE: NADA SE FIJA TAN INTENSAMENTE COMO LO QUE DESEAS OLVIDAR
El efecto rebote es uno de los fenómenos psicológicos que más influye en nuestra vida. También es uno de los más desconocidos. Por eso caemos en sus redes una y otra vez. Dejamos que nos arrebate nuestro equilibrio mental. Y permitimos que nos haga tomar malas decisiones porque no somos conscientes de su influjo.
SEÑALES OCULTAS DEL ESTRÉS QUE MUESTRAN QUE ESTÁS AL LÍMITE DE EXTRES, AUNQUE NO LO SEPAS
psicología / Desarrollo estrés ansiedad
SEÑALES OCULTAS DEL ESTRÉS QUE MUESTRAN QUE ESTÁS AL
LÍMITE DE EXTRES, AUNQUE NO LO SEPAS
Todos sabemos que el estrés puede pasarnos factura. Sin embargo, no todos somos capaces de detectar las señales ocultas del estrés. Generalmente cuando nos damos cuenta de su presencia es demasiado tarde porque llevamos arrastrando ese estrés por meses o incluso años.
El estilo de vida moderno no nos ayuda precisamente a darnos cuenta de las
señales ocultas de estrés. En una sociedad “siempre activa” que prioriza la
producción y el consumo, el estrés permanente puede convertirse en el estado
normal para sus miembros. No nos percatamos de que nuestras agendas se van
llenando sin dejar un hueco libre para el descanso y corremos de un lado a otro
cada vez con más prisa para poder con todo, cuando en realidad lo que
necesitamos es reducir la velocidad.
Imbuidos en ese entorno, muchas veces nuestra propia velocidad nos
confunde. Las señales para detectar el estrés no nos resultan tan evidentes,
sino que pasan desapercibidas. Estamos demasiado ocupados haciendo malabares
con la vida fuera como para prestar la debida atención a la vida interior.
Mientras eso ocurre, el estrés sigue creciendo hasta afectar
nuestro equilibrio mental y nuestra salud física. Por eso es
importante aprender a reconocer las señales ocultas de estrés.
Las principales señales para detectar el estrés en la
vida cotidiana
- Te
has vuelto más olvidadizo. El estrés afecta la memoria y la atención. Por
eso, si últimamente te has vuelto más olvidadizo, es probable que la causa
sea el exceso de tensiones cotidianas y las preocupaciones. Si estás
estresado, también te costará más concentrarte y cometerás más errores en tu
día a día.
- Todo
te molesta. Si en los últimos tiempos estás más irritable, el menor ruido te
molesta o la más pequeña equivocación de los demás te pone de los nervios,
es probable que se deba al estrés. El estrés te deja con los nervios a
flor de piel, por lo que puedes volverte una persona hipersensible.
- Estás
cansado permanentemente. El estrés consume recursos mentales y
físicos. Por eso, una de sus primeras señales es el agotamiento y la
fatiga. Es probable que las tareas más sencillas comiencen a consumir más
energía de lo habitual o que incluso te levantes agotado. Ni siquiera los
días de descanso cumplen su cometido, sino que a menudo te dejan más
drenado.
- Tus
hábitos son menos saludables. Si últimamente eliges alimentos menos
saludables o te saltas el entrenamiento, es posible que se deba al estrés.
El estrés agota el autocontrol, de manera que serás más propenso a elegir
el camino fácil. De hecho, es probable que te descubras actuando en contra
de tus propios valores simplemente porque no tienes fuerza de voluntad.
- Reaccionas
de manera más agresiva. El estrés genera un estado de
hipervigilancia. El cerebro se comporta como si estuviera en peligro, por
lo que es probable que reacciones de manera más agresiva y pierdas el
control más a menudo.
- Procrastinas
más. Una
de las señales ocultas de estrés es la procrastinación. Es probable que
pospongas tareas que no llevan más de cinco minutos o que evites tomar
decisiones. Eso se traduce en desorganización e ineficiencia, de manera
que es probable que las obligaciones comiencen a amontonarse y terminen
generando más estrés.
- Casi
nada te divierte. El estrés lo permea todo. Los
glucocorticoides producidos en ese estado interfieren en los niveles de
serotonina en el cerebro y afectan tu capacidad para experimentar placer y
mantenerte motivado. Por eso, es probable que comiences a percibir como
una molestia u obligación aquellas actividades que antes disfrutabas, como
jugar con tu hijo o salir con los amigos.
- Bebes
más agua de lo habitual. La necesidad de beber más agua es una de
las señales físicas del estrés. El estrés hace que el cuerpo bombee
hormonas continuamente, lo cual sobrecarga las glándulas suprarrenales,
las encargadas de generar una hormona llamada aldosterona que ayuda a
regular los niveles de líquidos en el cuerpo. Cuando la fatiga suprarrenal
progresa, la producción de aldosterona cae y provoca ese deseo de beber.
- Estás
durmiendo poco. El estrés provoca cambios en la dinámica de sueño-vigilia. Es
probable que duermas menos de lo habitual y que te cuesta conciliar el
sueño. Notarás que tardas más en quedarte dormido cuando vas a la cama, a
pesar de que estés cansado, debido a que la ansiedad y las preocupaciones
no te abandonan.
- Comienzas
a tener pesadillas. El contenido de los sueños refleja a menudo
lo que vives durante el día. Por eso, una señal oculta del estrés son las
pesadillas o sueños raros que te dejan agotado. Eso se debe a que durante
el sueño el cerebro intenta procesar las emociones negativas que
experimentaste durante el día, de manera que, si estabas estresado, el
contenido de tus sueños lo reflejará.
- Estás
sudando más. Cuando estás estresado, tu cuerpo genera más adrenalina ya que
el cerebro piensa que estás en peligro. Eso puede hacer que las glándulas
sudoríparas se vuelvan hiperactivas, lo cual se traduce en una mayor
sudoración en circunstancias en las que no sudabas.
- Tomar
decisiones se ha convertido en una misión imposible. Cuando estás estresado no
solo te cuesta tomar las decisiones importantes, sino también las más pequeñas,
como elegir qué comer o qué película ver. El problema es que el estrés
consume tus recursos cognitivos, de manera que te quedas sin energía
mental para valorar las opciones y sus consecuencias, lo cual conduce a
una parálisis decisional.
- Comienzas
a tener problemas físicos. El estrés se refleja en el cuerpo. Por eso,
si llevas tiempo estresado no es extraño que comiences a padecer problemas
como dolor de cabeza emocional, contracturas musculares, trastornos
gastrointestinales o problemas en la piel. También es probable que notes
que pierdes más cabellos de lo habitual.
- Enfermas
con más frecuencia. El estrés afecta tu sistema inmunitario
haciendo que seas más propenso a enfermar. Cuando estás tenso, a tu cuerpo
le resulta más difícil luchar contra los agentes infecciosos, por lo que
es probable que termines contagiándote y que los síntomas sean más
intensos y la convalecencia más larga.
04 noviembre 2021
PERSONAS QUE SE ENTROMETEN EN LAS RELACIONES DE LOS DEMÁS
Psicología/PAREJA
Y SENSUALIDAD
PERSONAS QUE SE ENTROMETEN EN LAS RELACIONES DE LOS DEMÁS
Todos tenemos una opinión. Es de sabios saber cuándo darla y cuándo callar. De
hecho, en lo que respecta a temas tan personales como las relaciones de pareja,
lo más sensato suele ser no opinar, a menos que nos pidan consejo.
Por desgracia, hay personas que no se limitan a opinar, sino
que se inmiscuyen en la relación llegando a hacer daño. Esas personas no solo
se creen con derecho a juzgar la relación, sino que pueden calumniar o sembrar
discordia para que la relación se resquebraje.
De hecho, existen muchas maneras de inmiscuirse en una
relación de pareja. No siempre se trata de ataques directo a la persona, muchas
veces son dardos envenenados que se lanzan continuamente. Las personas
entrometidas, por ejemplo, pueden hacer hincapié en todas las necesidades que
nuestra pareja no satisface completamente. O pueden decirnos que estamos
invirtiendo demasiado en esa relación o recordarnos que podemos aspirar a
mejores opciones. Ponen en marcha una guerra de desgaste en la que el objetivo
es minar la relación atacando su valor.
La tendencia a sabotear las relaciones de amigos y
familiares
Ahora un grupo de psicólogos de las universidades de
California y Azusa Pacific ha analizado el perfil psicológico de las personas
que intentan sabotear las relaciones de los demás. Estos investigadores
pidieron a 1 206 personas que pensaran en un amigo que mantenía actualmente una
relación romántica que no les gustaba o desaprobaban. Luego debían indicar
con qué frecuencia interferían en esa relación de la pareja y a continuación
completaron un cuestionario de personalidad.
En una segunda parte, reclutaron a otras 2 180 personas y
les pidieron que seleccionaron a un miembro de la familia que tenía o mantenía
una relación que no les gustaba. Esos participantes también indicaron cuántas
veces interfirieron en la relación y rellenaron un test de personalidad.
Los psicólogos comprobaron que las personas con mayor
tendencia a interferir en las relaciones de sus amigos o familiares compartían
dos rasgos de la “tríada oscura” de la personalidad.
¿Qué es la tríada oscura?
En 2002, los psicólogos Delroy Paulhus y Kevin Williams
profundizaron en la mente de quienes calificaríamos popularmente como “malas
personas” y descubrieron una serie de características comunes a las que
denominaron “tríada oscura de la personalidad”. Ese núcleo oscuro de la
personalidad está compuesto por el narcisismo, la psicopatía y el
maquiavelismo.
Específicamente, las personas que intentan torpedear las
relaciones románticas de sus allegados comparten dos rasgos: el narcisismo y la
psicopatía.
La persona narcisista se caracteriza por su egoísmo y una
necesidad constante de reconocimiento y admiración por parte de los demás. Se
creen especiales y necesitan una atención constante, por lo que pueden sentirse
celosas de ese “otro” que les arrebata el cariño del amigo o familiar.
Por eso, suelen creer que tienen derecho a inmiscuirse en
las relaciones de pareja de las personas que conforman su círculo de
confianza: los amigos más cercanos y los miembros de la familia. De cierta
forma, “se sienten autorizados a influir negativamente en las relaciones de
pareja que no les agradan”, como explican los investigadores. Las personas
narcisistas creen que “saben lo que es mejor para los demás” y se
sienten con derecho a dinamitar las relaciones que pueden hacerles sombra.
Por otra parte, las personas con rasgos psicopáticos se
caracterizan por su insensibilidad emocional y falta de empatía. Ese rasgo las
convierte en manipuladoras por excelencia de los sentimientos de los demás.
“Las personas con tendencias psicopáticas pueden
disfrutar interfiriendo negativamente en la relación de un amigo o familiar
porque así daña a la pareja romántica que no le gusta. El daño que sufre el ser
querido se considera simplemente un daño colateral”, según los
investigadores.
Estas personas también suelen carecer de sentimientos de
culpa y actúan de manera impulsiva. No se ponen reparos para esquivar los
códigos morales o éticos si con ello consiguen sus propósitos.
No obstante, vale aclarar que estas personas no sufren un
trastorno de personalidad, tan solo tienen lo que se conoce como rasgos
acentuados de personalidad. O sea, pueden tener una tendencia narcisista o
psicopática más acentuada que los demás, pero sin caer en la psicopatología.
¿Cómo reaccionar ante las personas que se entrometen en
las relaciones?
La relación de pareja es cosa de dos. Si desde fuera notamos
que una persona se inmiscuye demasiado en esa vida íntima, es importante
reaccionar rápido, pero con cautela.
Ante todo, debemos preguntarnos si su perspectiva es válida.
A fin de cuentas, la implicación emocional en una relación puede impedirnos ver
determinados comportamientos tóxicos que podrían estar dañándonos. Por tanto,
es importante que reflexionemos sobre la posible veracidad de sus comentarios.
No obstante, si pensamos que el objetivo de esa persona es
sabotear una relación de pareja equilibrada, saludable y satisfactoria, es
importante ponerle coto antes de que sea demasiado tarde. Lo mejor es ser
tajante, sin llegar a ser groseros, pero asegurándonos de no dejar espacio a
las interpretaciones ni a futuras intromisiones.
Fuente:
Collisson, B. et. Al. (2021) Meddling friends and family:
Dark Tetrad traits predict interference in disliked couples’ romantic
relationships. Journal
of Social and Personal Relationships; 38(7): 2008-2028.