31 marzo 2020
EL SILENCIO PUEDE CAMBIAR TU VIDA
Psicología/ desarrollo personal
Estos resultados no deben sorprendernos ya que el ruido puede aumentar los
niveles de cortisol, y cuando estos se mantienen elevados a lo largo del tiempo
terminan provocando desequilibrios en el sistema inmunitario y en el
metabolismo. De hecho, si haces la prueba, te darás cuenta de que al pasar de
un sitio con mucho ruido a un lugar silencioso, tu cuerpo se relaja
automáticamente, es como si la tensión te abandonara.
esgraciadamente, muy pocas personas son conscientes de la importancia del silencio en nuestras vidas. Sin embargo, abrazar el silencio puede provocar cambios muy positivos.
2. Te permite estar más atentos a los detalles. Estar tranquilos y en silencio nos ayuda a desarrollar la atención y la concentración. De hecho, nos permite mantenernos atentos a los pequeños detalles, abriendo considerablemente nuestra percepción del mundo. Cuando estamos en un entorno ruidoso, nuestros sentidos simplemente se restringen, pero cuando comenzamos a abrazar el silencio nuestra percepción se amplía.
Münzel, T. et. Al. (2014) Cardiovascular effects of environmental noise
exposure. European Heart Journal; 829-836.H
29 marzo 2020
PSICOLOGÍA CÓMO RECUPERARSE CUANDO TOCAS FONDO EMOCIONALMENTE
Psicología/
desarrollo personal
PSICOLOGÍA CÓMO RECUPERARSE CUANDO TOCAS FONDO EMOCIONALMENTE
PSICOLOGÍA CÓMO RECUPERARSE CUANDO TOCAS FONDO EMOCIONALMENTE
Entonces sentimos que nos deslizamos – lenta pero
inexorablemente – por un túnel sin asideros. Caemos sin resistencia. Sin
autoestima a la cual aferrarse. Sin esperanzas. Con la certeza de que ya no
tenemos nada que perder – y tampoco nada que ganar.
No es una experiencia agradable. No cabe duda. Pero tras
tocar fondo emocionalmente, debemos asegurarnos de no quedarnos atrapados en
ese agujero indefinidamente. Justo en ese momento, cuando más hundidos y
destrozados estamos, podemos usar esa experiencia para fortalecernos y crecer.
Caemos por la fuerza de gravedad, pero nos levantamos con
la fuerza de voluntad
Cuando tocamos fondo emocionalmente tenemos dos opciones:
quedarnos paralizados en ese agujero o comenzar el ascenso. Aunque parezca
irracional, lo cierto es que en ciertas circunstancias la perspectiva de
quedarse ahí abajo puede ser tentadora. A todo se acostumbra uno. Y estar en
ese agujero, por cuanto oscuro, frío y angustioso que sea, nos libera
finalmente de la necesidad de luchar, nos da permiso para deponer las armas y
bajar las manos, ya inertes y sin fuerzas. De cierta forma, ese agujero se
convierte en un respiro de todos los problemas que nos condujeron hasta el
fondo. Y eso se agradece.
Por otra parte, el peso psicológico que arrastramos también
nos arrebata las fuerzas para subir y nos nubla la mente, de manera que somos
incapaces de vislumbrar una salida, aunque la tengamos justo delante de
nuestros ojos. Sin embargo, quedarnos en el fondo del pozo implica una muerte
segura – en el sentido metafórico y a veces también literal. Por eso, apenas
reunamos un ápice de fuerza, necesitamos emprender la escalada.
Cinco lecciones muy valiosas que aprendemos al tocar
fondo
Si no sabemos nadar para mantenernos a flote, acabaremos
tocando fondo. Aunque la sensación de ahogo no nos guste y no sepamos cuándo
podremos salir, el fondo nos permitirá coger impulso y emprender un viaje de
autodescubrimiento y evolución personal. Podemos sacar algo bueno de esa
terrible experiencia.
1. Concientizamos
las verdaderas implicaciones de las decisiones que hemos ido tomando en la
vida. Tocar fondo nos enseña que no somos inmunes a los golpes de la
vida y nos permite comprender el alcance de todos y cada uno de los pasos que
hemos ido dando. Nos ayuda a quitarnos la venda de los ojos y detectar las
decisiones incorrectas que nos llevaron hasta ese punto del camino. A su vez,
nos ayuda a aceptar la responsabilidad por nuestras decisiones, contribuyendo a
que nos demos cuenta de que quejarnos, buscar culpables o inventar excusas no
tiene ningún sentido.
2. Descubrimos
nuestros comportamientos desadaptativos y creencias irracionales. Tocar
fondo puede ser extremadamente iluminador. Desde ahí abajo, cuando no tenemos
mucho más que perder, podemos ver la vida desde otra perspectiva, la cual puede
sacar a colación todas las ideas irracionales que hemos ido alimentando y los
comportamientos disfuncionales que hemos puesto en práctica. Lo más interesante
es que en el fondo del pozo muchos de esos pensamientos y creencias pierden su
poder, de manera que comprendemos que tocar fondo no solo era inevitable sino
necesario para realizar un reset y deshacernos de esos
patrones de pensamiento malsanos.
3. Comenzamos
a cuestionarlo todo. Al tocar fondo comenzamos a cuestionarnos no solo
nuestras decisiones, motivaciones y creencias sino también las de los demás.
Adquirimos una mayor madurez que nos permite ver el mundo de manera más
objetiva. Esa nueva perspectiva nos ayuda a orientarnos en el mejor camino.
Tocar fondo es un golpe de realidad que nos lleva a replantearnos todo lo que habíamos dado por sentado, un ejercicio que puede abrirnos puertas insospechadas.
Tocar fondo es un golpe de realidad que nos lleva a replantearnos todo lo que habíamos dado por sentado, un ejercicio que puede abrirnos puertas insospechadas.
4. Ganamos
en humildad y compasión. Muchas veces, cuando tocamos fondo, logramos
desarrollar una actitud desapegada hacia nosotros mismos. Eso significa que
podemos vernos con más compasión, que no implica sentir pena por nosotros sino
ser conscientes de que necesitamos cuidarnos y querernos. Tocar fondo también
nos permite desarrollar una actitud más humilde ante la vida pues nos ayuda
a calmar el ego. Y nos anima a valorar las cosas más sencillas de la vida,
de manera que cuando logremos salir de ese agujero, seremos felices con mucho
menos.
5. Aprendemos
a dejar ir todo lo que nos daña. No hay nada como tocar fondo para
aprender a dejar ir todo aquello que no vale la pena o que nos daña. Ya sean
ideas, proyectos o incluso personas. Lo que en un primer momento puede parecer
un vaciamiento interior, en realidad es un ejercicio imprescindible para
deshacernos de todas aquellas cosas que nos condujeron a ese estado. Dejamos ir
lo que nos daña para dejar llegar lo que nos sanará.
Por último, pero no menos importante, tocar fondo nos
ayudará a encontrar nuestra verdadera fuerza interior. Se convertirá en una
experiencia de empoderamiento que nos acompañará por toda la vida, ayudándonos
a poner todos los problemas en perspectiva y confiando más en nuestra capacidad
para salir adelante. Tocar fondo y ser capaces de salir del pozo nos demostrará
nuestra capacidad de resistencia. Y esa es una experiencia que no se olvida.
Comenzar el ascenso
“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”,
dice una sabia frase budista. No podemos evitar caer, pero podemos detener
ese descenso hacia la depresión y comenzar la escalada. En cierto punto,
debemos dejar de cavar para salir del agujero.
El ascenso no siempre es fácil. Será paso a paso y puede
haber momentos en los que necesitemos tomarnos un respiro o incluso descender
un poco para tomar impulso. Lo importante es no cejar en el empeño o caer en el
rol de víctima impotente.
Para ello, necesitamos empezar a enfocarnos en lo positivo,
aunque sean pequeñas cosas. Mientras estábamos sumidos en la desgracia, muchas
cosas positivas pasaron a nuestro alrededor, pero no fuimos capaces de verlas.
Ahora necesitamos cambiarnos las gafas y mirar en esa dirección.
Solo necesitamos comenzar el ascenso teniendo claro que la
noche es más oscura justo antes del amanecer. Y amanecer, amanece siempre.
26 marzo 2020
Y EL AVIÓN y los ciegos✈
Psicología/ Psicología
Social
Fábula
Y EL AVIÓN y los ciegos✈
¡NADA MÁS REAL.!
Fábula
Y EL AVIÓN y los ciegos✈
¡NADA MÁS REAL.!
La empleada de la compañía aclara que, si bien es ciego, es el mejor copiloto que tiene la empresa.
Al poco rato llega el piloto, con el uniforme impecable, con gafas oscuras y un bastón blanco asistido por dos azafatas.
La encargada de la Sala de embarque avisa que, el piloto también, es ciego, pero que es el mejor piloto que tiene la compañía y que, junto con el copiloto, forman un equipo muy experimentado
Con todos a bordo, el avión comienza a corretear, tomando cada vez más velocidad y con los pasajeros aterrorizados.
El avión sigue tomando velocidad pero no despega..., continúa la carrera y sigue en tierra.
¡Cada vez el final de pista está más cerca y en una explosión de histeria general los pasajeros comienzan a gritar como poseídos!
En ese momento el avión, milagrosamente, toma altura..., entonces el piloto le dice al copiloto:
- “El día que los pasajeros no griten , nos vamos a la mierda”.
*MORALEJA:*
Así está hoy nuestro país, gobernado por ciegos que no ven, o no quieren ver la realidad,
a la espera de que el pueblo “GRITE” ...para levantar vuelo.
¡Yo creo que como no gritemos nos vamos a la mierda!
¡Aún estamos a tiempo de GRITAR!
25 marzo 2020
AMISTAD Y SILENCIO
Psicología/ Psicología
Social
AMISTAD Y SILENCIO
La amistad se nutre más de la comunicación que del silencio. Sin embargo, el
silencio es precisamente en algunos casos el medio de comunicación que utilizan
los amigos: es necesario tanto saber estar en silencio como transmitir lo que
uno lleva dentro.AMISTAD Y SILENCIO
Asistir al desvelamiento de un secreto, al desvelamiento de la intimidad de las personas, produce en el ser humano un enmudecimiento del espíritu, un sentimiento de gratitud por lo que se percibe como un don o regalo inmerecido, una impresión de estar pisando terreno sagrado. De hecho, todos podemos remitirnos a alguna ocasión en la que, en conversación íntima con un amigo, al acabar de escuchar, no hemos encontrado palabras adecuadas para decir nada. En esos casos, quizá la prueba de mayor gratitud o de "correspondencia" sea precisamente el silencio; un silencio, eso sí, cuajado de respuesta.
Hay veces en las que no se puede decir nada... porque las palabras lo estropean todo. Hay cosas que la única contestación que merecen o que exigen es el silencio; hay cosas con las que sólo puede mantenerse conversación en silencio. Porque o el lenguaje es limitado, o uno es limitado, o ambas cosas. Pero algunas cosas, si se expresan, se profanan. Así ocurre en las experiencias de encuentro: con un amigo, con un paisaje, una obra de arte. En esos momentos, pronunciar algo es mancharlo; hablar es romperlo. Algunas veces la comunicación con las cosas y también con las personas requiere como condición que haya silencio; solamente silencio. Y no un silencio para llenar, sino como medio de entendimiento.
Cuando se tiene la suerte de topar con alguien que tiene algo -poco o mucho- que decir; cuando se tiene la suerte de que esas personas te abran sus puertas y dejan que te asomes y penetres en su mundo interior, en la mayor parte de los casos sólo se puede contestar enmudeciendo. Y ese silencio quiere ser entonces un homenaje: la mayor muestra de agradecimiento y de admiración. Porque no se trata de un silencio vacío sino pletórico de contenido: no significa carencia sino plenitud.
El silencio es importante en la amistad. Estar con un amigo es también poder estar en silencio sin miedo a que éste tenga que romperse y sin sentir la necesidad perentoria de tener que llenarlo con palabras. No hay verdadera amistad entre dos amigos si no saben disfrutar y valorar su silencio. El silencio es en sí mismo un espacio y un tiempo para compartir. Rico de contenido y esencialmente valioso porque supone una íntima comunión de espíritus.
LA INTERIORIDAD
La amistad está también muy relacionada con la interioridad. Entre dos amigos ésta es más rica y sólida cuanta mayor sea la intimidad, la interioridad de cada uno de ellos. Hay quienes tienen un gran mundo interior; tienen mucho que decir porque son personas que integran en sí todo lo que hay a su paso: una frase que ha dicho en clase el profesor, la actitud de tal o cual persona, la satisfacción de haber llegado al pico de la montaña, la crisis que le produce una situación difícil de trabajo, un libro que ha leído, la experiencia de la madurez.
Así es como las personas se van enriqueciendo por dentro y como su interioridad cobra cada vez mayor volumen: integrando la experiencia, la vivencia personal y las de las otras personas. Aprendemos también a través de las vivencias de los demás, de la experiencia ajena. Quien está atento a su alrededor aprovecha todo intensamente.
Se puede aprender a sentir de un modo distinto al propio; se puede aprender a pensar de manera diferente a la que uno piensa; se puede aprender a valorar cosas que yo no valoro. Escuchar a las personas y tratar de ser ellas, nos permite conocer el mundo desde mil perspectivas diferentes a las nuestras. Y eso conlleva ampliación personal, crecimiento, enriquecimiento, altura, perspectiva y profundidad. La interioridad rica hace que la relación entre los amigos se amplíe. Un amigo me decía este verano -hablando de otra persona-la satisfacción que le producía tratar con ella "porque es de esas personas que tienen algo que aportar".
El conocimiento que alimenta la intimidad es-una vez más-el que sabe mirar, sabe escuchar, sabe estar. La sola convivencia con las personas, o el mero estar junto a las cosas o entre las cosas (junto al mar rodeado de un bonito paisaje, o entre las obras magníficas de una biblioteca) no basta. Más de una vez las ratas habrán correteado por los pasillos de una biblioteca; sin embargo, todavía no hemos tenido ocasión de encontrarlas embelesadas frente a un libro, tras haber pasado sobre el mismo toda la noche. Para las personas, las que son capaces de ello, las cosas tienen una historia que contar, la naturaleza tiene algo que transmitir y todo lo que encuentran es capaz de darles un mensaje.
El hombre con interioridad es capaz de ver sentido a todas las cosas; y en cierto modo de darles él mismo el sentido puesto que es él quien lo capta, lo descubre y en ese sentido lo crea, lo recrea. Por eso, forma parte del "tesoro" de la amistad tener amigos con un gran mundo interior.
La amistad de las personas es un regalo. El regalo es mayor cuanta mayor sea la interioridad y la intimidad compartida. Esta debe cuidarse en ella juega un papel muy importante el saber mirar porque puede franquearnos el paso al alma del amigo.
La amistad se nutre más de la comunicación
que del silencio. Sin embargo, el silencio es precisamente en algunos casos el
medio de comunicación que utilizan los amigos: es necesario tanto saber estar
en silencio como transmitir lo que uno lleva dentro.
La amistad se nutre más de la comunicación que del silencio. Sin embargo,
el silencio es precisamente en algunos casos el medio de comunicación que
utilizan los amigos: es necesario tanto saber estar en silencio como transmitir
lo que uno lleva dentro.
PSICOLOGÍA SOCIAL,
AMISTAD Y SILENCIO
La amistad se nutre más de la comunicación que del silencio. Sin embargo, el silencio es precisamente en algunos casos el medio de comunicación que utilizan los amigos: es necesario tanto saber estar en silencio como transmitir lo que uno lleva dentro.
Asistir al desvelamiento de un secreto, al desvelamiento de la intimidad de las personas, produce en el ser humano un enmudecimiento del espíritu, un sentimiento de gratitud por lo que se percibe como un don o regalo inmerecido, una impresión de estar pisando terreno sagrado. De hecho, todos podemos remitirnos a alguna ocasión en la que, en conversación íntima con un amigo, al acabar de escuchar, no hemos encontrado palabras adecuadas para decir nada. En esos casos, quizá la prueba de mayor gratitud o de "correspondencia" sea precisamente el silencio; un silencio, eso sí, cuajado de respuesta.
Hay veces en las que no se puede decir nada... porque las palabras lo estropean todo. Hay cosas que la única contestación que merecen o que exigen es el silencio; hay cosas con las que sólo puede mantenerse conversación en silencio. Porque o el lenguaje es limitado, o uno es limitado, o ambas cosas. Pero algunas cosas, si se expresan, se profanan. Así ocurre en las experiencias de encuentro: con un amigo, con un paisaje, una obra de arte. En esos momentos, pronunciar algo es mancharlo; hablar es romperlo. Algunas veces la comunicación con las cosas y también con las personas requiere como condición que haya silencio; solamente silencio. Y no un silencio para llenar, sino como medio de entendimiento.
Cuando se tiene la suerte de topar con alguien que tiene algo -poco o mucho- que decir; cuando se tiene la suerte de que esas personas te abran sus puertas y dejan que te asomes y penetres en su mundo interior, en la mayor parte de los casos sólo se puede contestar enmudeciendo. Y ese silencio quiere ser entonces un homenaje: la mayor muestra de agradecimiento y de admiración. Porque no se trata de un silencio vacío sino pletórico de contenido: no significa carencia sino plenitud.
El silencio es importante en la amistad. Estar con un amigo es también poder estar en silencio sin miedo a que éste tenga que romperse y sin sentir la necesidad perentoria de tener que llenarlo con palabras. No hay verdadera amistad entre dos amigos si no saben disfrutar y valorar su silencio. El silencio es en sí mismo un espacio y un tiempo para compartir. Rico de contenido y esencialmente valioso porque supone una íntima comunión de espíritus.
LA INTERIORIDAD
La amistad está también muy relacionada con la interioridad. Entre dos amigos ésta es más rica y sólida cuanta mayor sea la intimidad, la interioridad de cada uno de ellos. Hay quienes tienen un gran mundo interior; tienen mucho que decir porque son personas que integran en sí todo lo que hay a su paso: una frase que ha dicho en clase el profesor, la actitud de tal o cual persona, la satisfacción de haber llegado al pico de la montaña, la crisis que le produce una situación difícil de trabajo, un libro que ha leído, la experiencia de la madurez.
Así es como las personas se van enriqueciendo por dentro y como su interioridad cobra cada vez mayor volumen: integrando la experiencia, la vivencia personal y las de las otras personas. Aprendemos también a través de las vivencias de los demás, de la experiencia ajena. Quien está atento a su alrededor aprovecha todo intensamente.
Se puede aprender a sentir de un modo distinto al propio; se puede aprender a pensar de manera diferente a la que uno piensa; se puede aprender a valorar cosas que yo no valoro. Escuchar a las personas y tratar de ser ellas, nos permite conocer el mundo desde mil perspectivas diferentes a las nuestras. Y eso conlleva ampliación personal, crecimiento, enriquecimiento, altura, perspectiva y profundidad. La interioridad rica hace que la relación entre los amigos se amplíe. Un amigo me decía este verano -hablando de otra persona-la satisfacción que le producía tratar con ella "porque es de esas personas que tienen algo que aportar".
El conocimiento que alimenta la intimidad es-una vez más-el que sabe mirar, sabe escuchar, sabe estar. La sola convivencia con las personas, o el mero estar junto a las cosas o entre las cosas (junto al mar rodeado de un bonito paisaje, o entre las obras magníficas de una biblioteca) no basta. Más de una vez las ratas habrán correteado por los pasillos de una biblioteca; sin embargo, todavía no hemos tenido ocasión de encontrarlas embelesadas frente a un libro, tras haber pasado sobre el mismo toda la noche. Para las personas, las que son capaces de ello, las cosas tienen una historia que contar, la naturaleza tiene algo que transmitir y todo lo que encuentran es capaz de darles un mensaje.
El hombre con interioridad es capaz de ver sentido a todas las cosas; y en cierto modo de darles él mismo el sentido puesto que es él quien lo capta, lo descubre y en ese sentido lo crea, lo recrea. Por eso, forma parte del "tesoro" de la amistad tener amigos con un gran mundo interior.
La amistad de las personas es un regalo. El regalo es mayor cuanta mayor sea la interioridad y la intimidad compartida. Esta debe cuidarse en ella juega un papel muy importante el saber mirar porque puede franquearnos el paso al alma del amigo.
Una vez dentro, el mundo se abre ante nosotros de un modo desconocido y luminoso que provoca en nosotros muy diversos sentimientos (admiración, compasión, respeto, etc.), pero siempre el de "desear el bien del amigo, por el amigo mismo" (Aristóteles).
AMISTAD Y SILENCIO
La amistad se nutre más de la comunicación que del silencio. Sin embargo, el silencio es precisamente en algunos casos el medio de comunicación que utilizan los amigos: es necesario tanto saber estar en silencio como transmitir lo que uno lleva dentro.
Asistir al desvelamiento de un secreto, al desvelamiento de la intimidad de las personas, produce en el ser humano un enmudecimiento del espíritu, un sentimiento de gratitud por lo que se percibe como un don o regalo inmerecido, una impresión de estar pisando terreno sagrado. De hecho, todos podemos remitirnos a alguna ocasión en la que, en conversación íntima con un amigo, al acabar de escuchar, no hemos encontrado palabras adecuadas para decir nada. En esos casos, quizá la prueba de mayor gratitud o de "correspondencia" sea precisamente el silencio; un silencio, eso sí, cuajado de respuesta.
Hay veces en las que no se puede decir nada... porque las palabras lo estropean todo. Hay cosas que la única contestación que merecen o que exigen es el silencio; hay cosas con las que sólo puede mantenerse conversación en silencio. Porque o el lenguaje es limitado, o uno es limitado, o ambas cosas. Pero algunas cosas, si se expresan, se profanan. Así ocurre en las experiencias de encuentro: con un amigo, con un paisaje, una obra de arte. En esos momentos, pronunciar algo es mancharlo; hablar es romperlo. Algunas veces la comunicación con las cosas y también con las personas requiere como condición que haya silencio; solamente silencio. Y no un silencio para llenar, sino como medio de entendimiento.
Cuando se tiene la suerte de topar con alguien que tiene algo -poco o mucho- que decir; cuando se tiene la suerte de que esas personas te abran sus puertas y dejan que te asomes y penetres en su mundo interior, en la mayor parte de los casos sólo se puede contestar enmudeciendo. Y ese silencio quiere ser entonces un homenaje: la mayor muestra de agradecimiento y de admiración. Porque no se trata de un silencio vacío sino pletórico de contenido: no significa carencia sino plenitud.
El silencio es importante en la amistad. Estar con un amigo es también poder estar en silencio sin miedo a que éste tenga que romperse y sin sentir la necesidad perentoria de tener que llenarlo con palabras. No hay verdadera amistad entre dos amigos si no saben disfrutar y valorar su silencio. El silencio es en sí mismo un espacio y un tiempo para compartir. Rico de contenido y esencialmente valioso porque supone una íntima comunión de espíritus.
LA INTERIORIDAD
La amistad está también muy relacionada con la interioridad. Entre dos amigos ésta es más rica y sólida cuanta mayor sea la intimidad, la interioridad de cada uno de ellos. Hay quienes tienen un gran mundo interior; tienen mucho que decir porque son personas que integran en sí todo lo que hay a su paso: una frase que ha dicho en clase el profesor, la actitud de tal o cual persona, la satisfacción de haber llegado al pico de la montaña, la crisis que le produce una situación difícil de trabajo, un libro que ha leído, la experiencia de la madurez.
Así es como las personas se van enriqueciendo por dentro y como su interioridad cobra cada vez mayor volumen: integrando la experiencia, la vivencia personal y las de las otras personas. Aprendemos también a través de las vivencias de los demás, de la experiencia ajena. Quien está atento a su alrededor aprovecha todo intensamente.
Se puede aprender a sentir de un modo distinto al propio; se puede aprender a pensar de manera diferente a la que uno piensa; se puede aprender a valorar cosas que yo no valoro. Escuchar a las personas y tratar de ser ellas, nos permite conocer el mundo desde mil perspectivas diferentes a las nuestras. Y eso conlleva ampliación personal, crecimiento, enriquecimiento, altura, perspectiva y profundidad. La interioridad rica hace que la relación entre los amigos se amplíe. Un amigo me decía este verano -hablando de otra persona-la satisfacción que le producía tratar con ella "porque es de esas personas que tienen algo que aportar".
El conocimiento que alimenta la intimidad es-una vez más-el que sabe mirar, sabe escuchar, sabe estar. La sola convivencia con las personas, o el mero estar junto a las cosas o entre las cosas (junto al mar rodeado de un bonito paisaje, o entre las obras magníficas de una biblioteca) no basta. Más de una vez las ratas habrán correteado por los pasillos de una biblioteca; sin embargo, todavía no hemos tenido ocasión de encontrarlas embelesadas frente a un libro, tras haber pasado sobre el mismo toda la noche. Para las personas, las que son capaces de ello, las cosas tienen una historia que contar, la naturaleza tiene algo que transmitir y todo lo que encuentran es capaz de darles un mensaje.
El hombre con interioridad es capaz de ver sentido a todas las cosas; y en cierto modo de darles él mismo el sentido puesto que es él quien lo capta, lo descubre y en ese sentido lo crea, lo recrea. Por eso, forma parte del "tesoro" de la amistad tener amigos con un gran mundo interior.
La amistad de las personas es un regalo. El regalo es mayor cuanta mayor sea la interioridad y la intimidad compartida. Esta debe cuidarse en ella juega un papel muy importante el saber mirar porque puede franquearnos el paso al alma del amigo.
Una vez dentro, el mundo se abre ante nosotros de un modo desconocido y luminoso que provoca en nosotros muy diversos sentimientos (admiración, compasión, respeto, etc.), pero siempre el de "desear el bien del amigo, por el amigo mismo" (Aristóteles).
24 marzo 2020
SILENCIO Y SUEÑO: LAS DOS NECESIDADES DE LA MENTE QUE SE HAN VUELTO LUJOS
psicología /desarrollo personal
SILENCIO Y SUEÑO: LAS DOS NECESIDADES DE LA MENTE QUE SE HAN VUELTO LUJOS
SILENCIO Y SUEÑO: LAS DOS NECESIDADES DE LA MENTE QUE SE HAN VUELTO LUJOS
La mercantilización del sueño
En el imaginario colectivo se ha
asentado la idea de que dormir poco es digno de admiración y una señal de éxito
puesto que significa que esa persona está muy ocupada, probablemente
transformando su tiempo en dinero. Cuando nos encontramos con alguien y nos
dice que no tiene ni un minuto libre, asumimos que se trata de una persona
«exitosa». Este fenómeno ha alcanzado un nivel tal que en Tokio se practica lo
que se conoce como inemuri, que significa literalmente “estar
presente mientras dormimos”.
Esa práctica surgió a finales de
los años ’80, en medio de la burbuja económica que estaba convirtiendo a Japón una
gran potencia. Entonces los japoneses llevaban una vida laboral tan activa que
no tenían tiempo para dormir. Las personas de negocios tenían jornadas de 24
horas, por lo que comenzaron a practicar el inemuri donde
pudieran, en el transporte público o en el trabajo, solo para darle un pequeño
descanso a su mente mientras aprovechaban al máximo su tiempo.
Sin embargo, a medida que los
científicos comprenden mejor qué ocurre durante el sueño, alertan de que es
imprescindible para nuestra salud física y emocional. Durante el sueño nuestro
cerebro reprocesa las experiencias que hemos vivido durante el día, las
reorganiza en la memoria y les resta parte de su impacto emocional, lo cual nos
permite levantarnos al día siguiente con una perspectiva más objetiva y la
mente más fresca.
También se ha apreciado que
durante el sueño el cerebro se deshace de las sustancias de deshecho de su
metabolismo, esas mismas sustancias que se han relacionado con la aparición de
enfermedades neurodegenerativas como las demencias. Por eso, podemos afirmar
que dormir poco y mal encoge y envenena nuestro cerebro,
literalmente.
La industria lo sabe, por lo que
ya estén apareciendo empresas que mercantilizan el sueño. Existen compañías que
cuentan con salones de siesta para que sus empleados puedan descansar sin salir
de la oficina. Y en las grandes urbes se abren centros conocidos como “retiros
del sueño”, como Siesta&Go que ya se encuentra presente en más de cinco
grandes capitales del mundo, donde los ocupados trabajadores pagan por horas para
poder echar una siesta.
También están surgiendo
nuevas aplicaciones que nos prometen ayudarnos a dormir, hay colchones
inteligentes que nos “aseguran” un sueño reparador y hasta se han creado
máscaras para dormir que monitorizan las ondas cerebrales y estados REM.
El
problema es que todos estos inventos se venden como una ventaja para mejorar
nuestro desempeño y ser más eficaces en el trabajo. Así se cierra un círculo
vicioso: la tecnología y el estilo de vida que nos han arrebatado el sueño nos
venden tecnología para que consigamos dormir en aras de seguir manteniendo el
mismo estilo de vida. ¡Es insensato! Sobre todo porque para dormir mejor solo
sería necesario aprender a desconectar.
Debemos recordar que dormir mal,
que no significa solo dormir poco sino en un entorno ruidoso que provoca
despertares continuos, equivale a apilar un fardo de enfermedades, estrés y mal
humor. Algunas personas serán más resistentes que otras, pero si no le das a tu
sueño la importancia que merece, acabará costándote muy caro en términos de
salud.
La
tendencia a priorizar el dinero sobre la salud, pensando que este puede
resolverlo todo es uno de los peores errores que podemos cometer en la vida.
Nos hemos desecho del sueño a favor de otros sueños: el sueño del éxito, el
sueño de tener más cosas, el sueño de ser mejores… Y no estoy segura de que
salgamos ganando en ese cambio.
¿Cómo nos robaron el silencio?
Nuestro mundo se rige por la
economía, nos guste o no. Por eso se piensa que lo fundamental es generar más
ingresos, aunque eso no significa necesariamente generar más prosperidad. Sin
embargo, en el afán de producir más ganancias, hemos atiborrado nuestros espacios
de objetos ruidosos y de tecnología que perturba los ciclos naturales de sueño
y vigilia. Así el silencio también se ha convertido en un producto de lujo.
Desde
siempre, el silencio ha sido valuado y el ruido aborrecido. Hace mucho tiempo,
en Síbari, se obligaba a los artesanos cuya profesión era ruidosa a vivir fuera
de los muros de la ciudad. Sin embargo, hoy vivimos y trabajamos en ciudades
ruidosas llenas de objetos que, obviamente, dejan una huella sonora.
Mientras tanto, la industria se
encarga de hacer del silencio su mayor reclamo vendiéndonos electrodomésticos
silenciosos a precios casi prohibitivos que solo puedes pagar a costa de dormir
menos para trabajar más. American Airlines, por ejemplo, comercializa su
«Admirals Club» realizando una asociación entre el lujo, el éxito y el
silencio: «Acceda a nuestros salones Admirals Club, un oasis de paz lejos
del ajetreo del aeropuerto. Relájese en un ambiente tranquilo y sofisticado«.
Y no son los únicos, Finlandia, por ejemplo, se publicita como un destino de
turismo silencioso.
Sin embargo, al igual que el sueño, nuestra mente necesitaInicio » Crecimiento
Personal » Silencio y sueño: Las 2 necesidades básicas de la mente
que se han vuelto lujos
22 marzo 2020
DEPRESION / SER PESIMISTA: ES UNA ELECCIÓN PERSONAL
lo largo de la vida todas las
personas tienen sus propias dosis cotidianas de mala suerte, desengaños y
fracasos. Algunas personas simplemente dejan ir estas vivencias mientras que
otras las acumulan y se vuelven pesimistas.
5. Ante cada pensamiento
negativo y pesimista, busca una idea positiva que te haga sentir bien.
Todos tenemos un mal día, hemos perdido a personas
que amamos o no hemos alcanzado las metas que nos proponíamos. Sin embargo, no
todos van quejándose por el mundo de su mala suerte. ¿Por qué? Simplemente
debido a que no han acumulado estas dosis de desengaño (que, por demás, van incluidas
en la vida, lo queramos o no). Estas personas han sufrido, pero han optado por
continuar adelante extrayendo lo positivo de la experiencia y esto les ha hecho
aún más fuertes. Al contrario, quienes se empeñan en ver el lado negativo de
las cosas asumen el papel de víctimas y se convierten en “pesimistas tenaces”.
Lo cierto es que no se nace pesimista, esta es una
forma de enfrentar la vida que se aprende a lo largo del tiempo, quizás porque
nos resulta mucho más fácil sentarnos a llorar las penas que enfrentarlas y
salir adelante buscando nuevas opciones. De hecho, no es casual que, de todas
las personas que he conocido, aquellas que han tenido una vida más fácil son
las más pesimistas. Y es que cuando creemos que tenemos derecho a todo y no
alcanzamos algo, es muy fácil caer en la depresión. Debemos recordar que la
resiliencia es una competencia que se va formando a lo largo de la vida pero
solo después de haber sufrido varios golpes y haber encontrado alternativas
para reponerse de ellos.
Las personas pesimistas se amarran a la desgracia y
con ello coartan su futuro, se dejan condicionar y atemorizar por las
experiencias negativas viendo siempre el vaso medio vacío. Paul Watzlawick en
su libro "El arte de amargarse la vida" retoma estos temas desde una
deliciosa perspectiva irónica con la cual pretende que cada persona reconozca
su forma errónea de afrontar las situaciones negativas de la vida:
- Créate problemas. Si no tienes suficiente con tus
propias dificultades, asume los problemas de los demás. Simplemente llénate la
vida de problemas, sin importar si son reales o no. La clave para lograrlo es
brindarle importancia a cada pequeña cosa que sucede a tu alrededor.
- Solo tú tienes razón. Lo que digan los otros
simplemente no es importante porque no comprenden cómo te sientes. Desecha cada
consejo que te den porque de seguro no merece la pena.
- El presente no merece ser vivido. Posterga
continuamente los placeres que puedes darte aquí y ahora y aplica la regla
mejor mal conocido que bueno por conocer. La clave para lograrlo está en torturarte
permanentemente pensando en todas las cosas negativas que te podrían suceder
dentro de unos cuantos años.
- Vive obsesionado. Elige una situación negativa y
tráela a tu memoria una y otra vez hasta que se convierta en un recuerdo
imborrable. De seguro los problemas del día a día pasarán desapercibidos.
- Nunca te perdones. Piensa que eres un incapaz y
aplícate todos los adjetivos negativos que te vengan a la mente. Solo tú tienes
la culpa de todo.
Sin lugar a duda este contrasentido te ha resultado
muy fuerte. Pues lo cierto es que pensamos de esta forma muchas más veces de lo
que sería sano y muchas más de lo que nos atrevemos a reconocer.
Afortunadamente, existen algunas pautas que
podemos seguir para dejar de ser pesimistas:
1. Identifica los pensamientos que te hacen sentir
mal y anótalos en un papel. Reflexiona sobre su causa, intenta deslindar por
qué piensas así. Pregúntate hasta qué punto estos pensamientos se corresponden
con la realidad. De seguro te sorprenderás al darte cuenta que este tipo de
pensamientos no tiene una base lógica.
2. Reflexiona sobre cómo este tipo de pensamientos
pesimistas determina tu estado emocional y tu comportamiento. ¿Qué haces cuando
eres optimista? Confróntalo con tu productividad cuando eres pesimista. ¿Cómo
se resienten tus relaciones interpersonales cuando te manifiestas de forma
pesimista?
3. Conoce tus límites y tus responsabilidades. Borra
la palabra culpa de tu diccionario y cámbiala por el vocablo responsabilidad.
Internaliza que no tenemos el control de todo lo que sucede a nuestro alrededor
y que la vida no se ensaña contigo, lo hace un poco con todos.
4. Aprende a escuchar de forma empática a los demás.
No compitas con tus amigos para hacerles ver que tus problemas son mayores, en
lugar de eso, escucha sus dificultades e intenta aprender sus estrategias para
lidiar con las mismas.
20 marzo 2020
SEGÚN UN ESTUDIO CUANTO MÁS GRANDE SEA LA COPA DE VINO, MÁS BEBERÁS
PSISCOLOGÍA/CURIOSIDADES
SEGÚN UN ESTUDIO CUANTO MÁS GRANDE SEA LA COPA DE VINO, MÁS BEBERÁS,
SEGÚN UN ESTUDIO CUANTO MÁS GRANDE SEA LA COPA DE VINO, MÁS BEBERÁS,
Nos gusta pensar
que tenemos todo bajo control y que somos los comandantes de nuestras vidas.
Pero a menudo muchas de las pequeñas decisiones que tomamos a diario y que por
su efecto acumulativo pueden llegar a tener un gran impacto en nuestra vida,
dependen de factores externos de los que no somos siquiera conscientes.
Nuestro entorno
influye en nuestros comportamientos y decisiones alimentarias. Algo tan
sencillo y aparentemente trivial como el tamaño de la copa puede determinar la
cantidad de vino que beberemos.
De hecho,
¿sabías que el tamaño de las copas de vino ha aumentado casi siete veces en los
últimos 300 años? No obstante, el aumento más marcado se ha producido desde
1990, momento a partir del cual se ha duplicado su tamaño. Por tanto, no es
extraño que en muchos países el consumo de vino se haya disparado.
Dime de qué
tamaño es la copa y te diré cuánto beberás
Un estudio
realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge concluyó que usar
copas más grandes en los restaurantes conduce a un aumento significativo en la
cantidad de vino que se consume.
Estos
investigadores analizaron diferentes estudios realizados entre 2015 y 2018 en
bares y restaurantes de Cambridge. El equipo utilizó copas de 300 ml como
punto de referencia para comparar las diferencias en el consumo.
Comprobaron que,
en los restaurantes, cuando el tamaño de la copa aumentaba a 370 ml, las ventas
de vino se incrementaban un 7,3%. Al contrario, la reducción del tamaño de
la copa a 250 ml produjo a una caída del 9,6% en las ventas de vino.
Los psicólogos
explican que “verter el vino de la botella a la copa, como hacemos en la
mayoría de los restaurantes, hace que aumentemos la dosis estándar, un efecto
que puede ser más acuciado según el tamaño de la copa o la botella […] Por
tanto, es probable que las personas beban más si usan copas más grandes”.
En práctica,
aunque la copa sea más grande seguiremos percibiendo que se trata de una dosis
normal, lo cual hará que bebamos más. También advierten que es difícil para el
consumidor normal diferenciar entre las copas de 250, 300 o 370 ml, lo cual nos
lleva a aumentar el consumo sin ser conscientes. De hecho, cuando las copas son
de 450 ml las personas no beben más porque notan que son mucho más grandes y
toman medidas conscientes para reducir la cantidad de alcohol, como beber más
lentamente o verter con mayor precaución.
“A todos nos
gusta pensar que somos inmunes a las influencias sutiles en nuestro
comportamiento, como el tamaño de una copa de vino, pero investigaciones como
esta muestran claramente que no es así”, indicó el estudio.
Fuentes:
Pillín, M. et.
Al. (2020) The effect of wine glass size on volume of wine sold: A mega-analysis
of studies in bars and restaurants. Addiction.
16 marzo 2020
LA CUARENTENA PUEDE TENER IMPACTOS PSICOLÓGICOS DURADEROS, PERO SON NECESARIOS
TRASTORNOS PSICOLÓGICOS
LA CUARENTENA PUEDE TENER IMPACTOS PSICOLÓGICOS DURADEROS, PERO SON NECESARIOS
LA CUARENTENA PUEDE TENER IMPACTOS PSICOLÓGICOS DURADEROS, PERO SON NECESARIOS
Todo comenzó a mitad del
siglo XIV, cuando el fantasma de la peste negra sobrevolaba Europa. El mal afectó
a los genoveses, que comenzaron a diseminarlo en los puertos donde atracaban.
Venecia, que en aquel momento era un epicentro comercial importante, se vio
afectada por la enfermedad, por lo que comenzó a dejar a los barcos que
procedieran de puertos infectados anclados durante 40 días (quaranta giorni).
Así surgió la palabra cuarentena, aunque del aislamiento preventivo ya había
hablado mucho antes Hipócrates.
Mucho tiempo ha pasado desde
entonces, pero la sombra del COVID-19 ha vuelto a activar a gran escala ese
protocolo. Ciudades enteras en China han sido puestas en cuarentena masiva,
regiones italianas están aisladas y miles de personas en todo el mundo se encuentran
autoaisladas en sus hogares.
La separación y restricción
del movimiento de quienes pueden haber estado expuestos a una enfermedad
contagiosa para determinar si se sienten mal y reducir el riesgo de que
infecten a otros ha demostrado ser una medida de contención eficaz para evitar
la propagación de enfermedades infecciosas. Sin embargo, también puede tener un
impacto psicológico duradero en algunas personas.
La factura emocional de la
cuarentena
La cuarentena puede ser una
experiencia desafiante psicológicamente. A la separación de las personas
que queremos, la imposibilidad de movernos libremente y el cambio radical de
nuestros hábitos se le suma el aburrimiento y la incertidumbre sobre el curso
de la enfermedad. Ese cóctel psicológico puede pasarnos factura.
Investigadores del King’s
College de Londres analizaron los resultados de 24 estudios realizados
en 10 países en los que se han aplicado medidas de cuarentena para controlar
brotes de enfermedades como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS),
ébola, influenza H1N1, Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS) y la
gripe equina.
Los resultados, publicados
en The Lancet, indican que los problemas más comunes asociados a la
cuarentena son el estrés postraumático y la depresión,
los cuales se pueden arrastrar incluso tres años después de la experiencia.
Otro estudio realizado en la Universidad de Columbia señaló que
algunas personas recurren a estrategias desadaptativas como el abuso de
sustancias para lidiar con estos problemas.
El estado emocional también
se resiente. La tristeza, la irritabilidad, el miedo,
la ira y la culpa son las emociones más
comunes. No obstante, la cuarentena no afecta a todos por igual. Las personas
con antecedentes de trastornos psiquiátricos y los trabajadores sanitarios
sufren un impacto psicológico mucho mayor.
Samantha Brooks, autora
principal del estudio, explicó: “Entrar en cuarentena es una experiencia
solitaria y a menudo temible. Nuestro estudio encontró que tiene efectos
psicológicos negativos. El hecho de que estos efectos perduren meses o
incluso años es especialmente preocupante e indica que se deben implementar
medidas durante el proceso de planificación de cuarentena para minimizar ese
impacto psicológico”.
¿Qué es lo que más nos
estresa en la cuarentena?
Todos no vivimos la
cuarentena de la misma forma, y todas las cuarentenas no son iguales. Existen
determinados factores que pueden agravar los efectos psicológicos de ese
aislamiento:
- Periodos de aislamiento demasiado largos. Las cuarentenas de más de 10 días suelen
provocar estados emocionales más negativos y sus repercusiones
psicológicas son mayores, según apuntó un estudio realizado en la Universidad
de Ontario. Una extensión de la cuarentena, por pequeña que sea, puede
exacerbar enormemente la frustración y la consternación.
- Información insuficiente. Uno de los factores más estresantes para
las personas en cuarentena es la escasa información sobre el propósito del
aislamiento o no tener pautas claras a seguir. Estar aislados genera una
situación de indefensión muy difícil de gestionar. Si no tenemos
información fidedigna los pensamientos catastrofistas se disparan y caemos
en un peligroso bucle de negatividad.
- Frustración y aburrimiento. El confinamiento, la pérdida de la rutina
habitual y la reducción del contacto social son algunos de los factores
más angustiantes para las personas en cuarentena, los cuales terminan
generando frustración e irritabilidad.
- Falta de suministros básicos, como alimentos y
ropa. Durante un periodo de
confinamiento las personas no pueden proveerse las cosas básicas que
necesitan, de manera que carecer de las mismas o no tener un suministro
regular agudiza aún más la sensación de falta de control.
Otro estudio publicado en la
revista Comprehensive Psychiatry reveló que haber estado expuesto
a situaciones traumáticas antes de la cuarentena, así como percibir
un elevado nivel de riesgo a enfermar aumentan las probabilidades de
sufrir un impacto emocional más fuerte y que este perdure más en el tiempo.
Una vez que termina la
cuarentena, las pérdidas económicas debido a la incapacidad
para trabajar, así como el estigma social que se puede haber
generado en torno a la enfermedad, también influyen en nuestra salud mental.
¿Cómo mitigar el impacto
psicológico de la cuarentena?
Durante los brotes de
enfermedades infecciosas importantes, la cuarentena puede ser una medida
preventiva necesaria, pero también es importante ser conscientes de sus efectos
psicológicos para intentar aliviarlos – en la medida de lo posible – sobre todo
si somos personas más vulnerables.
Existen muchos factores que
escapan de nuestro control, como el tiempo que durará la cuarentena y la
información que recibimos. Sin embargo, existen otros factores sobre los que
podemos influir para mitigar los efectos psicológicos de esa reclusión.
Como apuntara Viktor Frankl:
“cuando todas las metas han sido arrancadas de cuajo, lo único que resta es
la última de las libertades humanas: la capacidad de elegir la actitud personal
ante un conjunto de circunstancias”.
–
Prepararse psicológicamente para lo que vendrá
Hace siglos, Séneca, el
filósofo romano, nos alertaba de que “lo inesperado tiene efectos más
aplastantes, sumándose el peso del desastre”. Por eso los estoicos animaban
a prepararse para lo peor de la mejor manera. Eso significa que debemos ser
conscientes de que tarde o temprano el aburrimiento, la irritabilidad, las
preocupaciones y la angustia llamarán a nuestra puerta. En ese caso, las
técnicas de manejo del estrés como la meditación
mindfulness serán nuestros mejores aliados.
–
Detener los pensamientos catastrofistas centrándonos en nuestra fortaleza
Tener tanto tiempo libre es
terreno fértil para que se desaten los pensamientos catastrofistas. El miedo a
la enfermedad y sus consecuencias puede convertirse en una espada de doble filo
que nos hace asumir una actitud hipervigilante, la cual hará que exageremos los
síntomas e imaginemos el peor final posible. Intentar detener esos pensamientos
de manera consciente suele generar un efecto rebote. Refugiarnos en los
recuerdos felices o en los planes futuros es una buena manera de conjurarlos. Y
recordar la sabiduría de Séneca: “hay más cosas que pueden asustarnos de que
aplastarnos; sufrimos más a menudo en la imaginación que en la realidad”.
–
Encontrarle un sentido altruista
Sentir que otras personas se
beneficiarán de nuestra situación puede hacer que la cuarentena sea más fácil
de soportar. De hecho, el impacto psicológico de una cuarentena elegida será
mucho menor que el de un aislamiento obligatorio. Se trata, por tanto, de dar
un sentido a lo que nos sucede y comprender que ese aislamiento está ayudando a
mantener a otros seguros, incluidas las personas que amamos, pero también
aquellos particularmente vulnerables. Se trata de ser conscientes y responsables.
Como dijera Viktor Frankl «una situación externa excepcionalmente
difícil da al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí
mismo«.
–
Sentirnos conectados
Sentirnos conectados también
es fundamental para hacer frente a la cuarentena. Activar nuestra red social a
través de llamadas telefónicas o las redes sociales nos permite mantener el
contacto y no sentirnos tan solos. Un estudio realizado en la Universidad
Cristiana Chung Yuan reveló que participar en grupos de apoyo tras la
cuarentena facilita la conexión y el intercambio de experiencias similares que
permiten la validación y el empoderamiento.
No cabe duda de que una
cuarentena no solo trastorna nuestra rutina, sino que nos arrebata la sensación
de control y genera confusión e indefensión. En ese estado somos
particularmente vulnerables emocionalmente. Pero podemos elegir la actitud con
la que la enfrentaremos. Y eso cuenta mucho.
Fuentes:
Brooks, S. et. Al. (2020) The
psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the
evidence. The Lancet; S0140-6736(20)30460-8
Liu, X. et. Al. (2012)
Depression after exposure to stressful events: lessons learned from the severe
acute respiratory syndrome epidemic. Compr Psychiatry; 53(1):
15-23.
Wu, P. et. Al. (2008) Alcohol
abuse/dependence symptoms among hospital employees exposed to a SARS
outbreak. Alcohol Alcohol; 43(6): 706-712.
Pan, P. et. Al. (2005) A
Support Group for Home-Quarantined College Students Exposed to SARS: Learning
from Practice. The Journal for Specialists in Group Work; 30(4):
363-374.
Hawryluck, L. et. Al. (2004)
SARS control and psychological effects of quarantine, Toronto, Canada. Emerg
Infect Dis; 10(7): 1206-1212.
11 marzo 2020
LO QUE VEAS EN ESTA ILUSIÓN ÓPTICA DELATA TU EDAD
Psicología
/Percepción
LO QUE VEAS EN ESTA ILUSIÓN ÓPTICA DELATA TU EDAD
LO QUE VEAS EN ESTA ILUSIÓN ÓPTICA DELATA TU EDAD
La imagen está basada en la percepción facial: puedes ver a una
mujer joven volteada o el perfil de una mujer mayor, mirando solemnemente hacia
el lado izquierdo del dibujo. Sin embargo, solo se puede ver uno a la vez.
Pero lo más curioso de ella no solo es que puedas ver dos
personas diferentes, sino que la persona que veas primero podría tener mucho
que ver con tu edad.
Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Flinders, en
Australia, ha presentado una teoría sobre la ilusión óptica, la cual implica
que una persona joven verá primero a la mujer más joven, mientras que las
personas mayores verán a la mujer más vieja primero.
Para llegar a esta conclusión, dos psicólogos de dicha
universidad entrevistaron a 393 participantes (242 hombres, 141 mujeres) de 18
a 68 años, con una edad promedio de 32, y les mostraron la imagen durante medio
segundo.
Luego se les preguntó el sexo y la edad de la persona que vieron
y si bien la mayoría de los participantes vieron primero a la mujer más joven
–esto podría ser porque muchos de los participantes estaban en el lado más
joven– cuando los investigadores separaron el 10% más viejo y el 10% más joven
de los encuestados, encontraron que el grupo de personas de mayor edad vio
primero a la mujer mayor y el menor, a la joven.
No importa a quién hayas visto tú primero, recuerda que eres tan
joven como te sientas.
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