07 enero 2020

CUANTAS MENOS COSAS HAGA UN JUGUETE, MÁS COSAS HARÁ LA MENTE DEL NIÑO

Psicología Infantil
CUANTAS MENOS COSAS HAGA UN JUGUETE, MÁS COSAS HARÁ LA MENTE DEL NIÑO
Hace décadas, los juguetes eran un privilegio del que todos los niños no podían disfrutar. Sin embargo, suplían su falta recurriendo a la imaginación, de manera que cualquier otro objeto de uso cotidiano podía convertirse en un juguete. En los últimos años, los niños tienen tantos juguetes que prácticamente no les prestan atención, y estos son cada vez más sofisticados. Quizá estamos equivocando el camino porque más no es sinónimo de mejor.
Por supuesto, no se trata de privar a los niños de los juguetes ya que estos no solo son una fuente de diversión sino también de aprendizaje, pero debemos tener presente que como regla general mientras más cosas haga un juguete, menos hará la mente del niño. El juego libre es esencial durante la infancia, por lo que los padres y maestros deben proporcionar a los pequeños más juguetes que estimulen su fantasía y creatividad, en vez de apostar por juguetes híper tecnológicos que promuevan un juego demasiado estructurado.
La importancia del juego libre en un mundo estructurado al milímetro
En el juego, los niños ponen a prueba muchas habilidades que son fundamentales para su desarrollo, desde habilidades físicas y manuales hasta habilidades cognitivas y sociales. También desarrollan sus habilidades emocionales, mientras juegan los niños aprenden cómo regular su miedo e ira y, por tanto, desarrollan el autocontrol emocional, algo que luego le servirá para mantener la calma en situaciones amenazantes de la vida real.
Las actividades estructuradas, como los deportes, los juegos de mesa con reglas y los juguetes tecnológicos, también son herramientas de desarrollo útiles, pero no cumplen la misma función que el juego libre. El juego libre está centrado en el niño, es iniciado por el niño y controlado por el niño, no requiere la participación de los adultos. Por tanto, ese juego es fluido; los niños determinan y controlan las reglas, deciden cómo juegan y cómo evoluciona el juego. Eso hace que las reglas cambien a medida que evoluciona la actividad, lo cual significa que es un proceso espontáneo e intrínsecamente gratificante para los niños, que solo juegan por la diversión, centrándose plenamente en el aquí y ahora.
El juego libre también demanda que los niños cambien y se ajusten a las nuevas circunstancias. De hecho, ese es uno de sus principales beneficios: contribuye a desarrollar la flexibilidad cognitiva, la adaptabilidad y la capacidad de respuesta. Las investigaciones demuestran que el juego libre estimula las capacidades creativas y la habilidad para resolver problemas a largo plazo. Al eliminar este tipo de juego poniendo reglas y estableciendo límites, disminuyen estas experiencias. 
En el juego libre no estructurado los niños no solo ponen a prueba sus habilidades para adaptarse a las circunstancias cambiantes, sino que además desarrollan sus habilidades sociales y de resolución de conflictos, aprendiendo a escuchar las necesidades de los demás y hacer valer las suyas. En esa negociación constante necesitan alcanzar un equilibrio para que el juego continúe, lo cual también les obliga a ponerse en el lugar del otro y desarrollar la empatía y las habilidades de comunicación. Para seguir jugando, ambos niños deben sentirse satisfechos, lo cual les obliga a ceder un poco, de manera que aprenden a solucionar los conflictos desde técnicas ganar-ganar.
Por último, pero no menos importante, el juego libre libera su imaginación, de manera que buscan maneras creativas para entretenerse y aprenden a lidiar con el aburrimiento sin sentirse frustrados. Se ha demostrado que el aburrimiento ocasional es un potente motor impulsor de la creatividad, además de servir a los niños para que aprendan a gestionar su tiempo libre.

Por eso, ahora que se acerca la temporada de regalos, si quieres elegir un juguete realmente desarrollador, la clave radica en que sea sencillo. A continuación, podrás encontrar algunos ejemplos.
7 juguetes que estimulan la fantasía y la creatividad infantil
1. Rompecabezas Magnético Se trata de un juguete educativo ideal para los niños mayores de 3 años, ya que contiene piezas pequeñas. Está compuesto por 100 piezas que los niños pueden organizar a su gusto para formar diferentes escenarios. Lo interesante es que, aunque se trata de un rompecabezas, deja espacio a la creatividad y, mientras los niños intentan “encajar” las piezas, van aprendiendo a dibujar los muñecos en la misma pizarra.
2. Bloques magnéticos de construcción
Se trata de piezas magnéticas muy fáciles de unir con las que los niños podrán dar vida a sus ideas en 3D. Este conjunto en especial consta de 72 piezas, algunas triangulares y otras cuadradas, y sus colores brillantes están pensados para llamar la atención de los más pequeños, ya que se puede usar a partir de los 3 años de edad, estimulando su creatividad hasta límites insospechados. Por supuesto, los imanes son seguros y sostienen muy bien las estructuras que se construyan. 
3. Tubos flexibles
Se trata de uno de los juguetes más sencillos y originales que he visto en los últimos tiempos. Está compuesto por tubos flexibles y accesorios para permitir que el niño pueda crear todo tipo de figuras originales. Dado que lo pueden usar a partir de los 3 años, con la supervisión de un adulto, permite comenzar a explorar las formas y más adelante, a medida que crezca, podrá crear figuras más complejas en 3D. Es uno de esos juegos que crece junto con el niño y de los que nunca se aburren ya que todo lo que necesitan es ingenio para darle vida a nuevas formas.
Piezas de construcción
Este juguete en especial es ideal para desarrollar la motricidad fina, la creatividad y la capacidad para resolver problemas. Con las diferentes piezas se pueden crear lo mismo imágenes en 2D o 3D, en dependencia de la edad del pequeño. De hecho, se puede comenzar a utilizar desde los 3 años con la supervisión de un adulto. El niño podrá unir las diferentes piezas usando tornillos y tuercas, construyendo todo lo que pueda imaginar, combinando colores y formas.
. Tablero de setas
Era uno de mis juegos preferidos cuando era pequeña ya que el único límite era la fantasía. Y cuando terminaba de componer una figura, ya estaba pensando en la siguiente. Este juguete desarrolla la imaginación, la coordinación ojo-mano y la creatividad. Lo pueden usar los niños mayores de 3 años con la supervisión de un adulto ya que las piezas son bastante pequeñas. Solo tendrá que ir colocando las pequeñas setas hasta formar una figura, o un cuadro mucho más complejo, jugando a combinar los diferentes colores.
6. Bonches
Este juego de ensamblaje está causando furor entre los más pequeños ya que el único límite es su fantasía. Está recomendado para niños de más de 6 años ya que está compuesto por piezas de plástico de diferentes colores que se unen fácilmente por contacto gracias a unos ganchos alargados que funcionan como si fueran velcros. Este paquete tiene 1000 piezas de diferentes colores e incluye desde ojitos hasta gafas, sombreros y alas, para que los niños puedan crear cualquier personaje que imaginen. 
7. Bolas Magnéticas de Descompresión

Este juguete ya es para niños mayorcitos, o para los adultos que aún tienen alma de niño y no se resignan a dejar de jugar. Se trata de un cubo compuesto por 216 bolas de acero inoxidable e imantadas. Lo más interesante es que podemos llevarlo con nosotros y los niños pueden usarlo en su tiempo libre o divertirse con sus amigos creando distintas formas. De hecho, no solo es divertido y estimula la creatividad, sino que también contribuye a aliviar el estrés. La cantidad de figuras que se pueden formar es tal que incluso existen vídeos en YouTube donde los adolescentes comparten esa pasión.

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