04 diciembre 2020

LA FUERZA INTEOR QUE HAY EN TU INTERIOR ES MAS FUERTE, POR DURA QUE CUALQUIER OBTACULO QUE TE PONGA LA VIDA

LA FUERZA INTEOR  QUE HAY EN TU INTERIOR ES  MAS FUERTE, POR DURA QUE  CUALQUIER OBTACULO QUE TE PONGA LA VIDA


En los campos de concentración, las pequeñas cosas se convertían en grandes cosas. Y también en señales premonitorias. “Cuando veíamos a un camarada fumar sus propios cigarrillos en vez de cambiarlos por alimentos, ya sabíamos que había renunciado a confiar en su fuerza para seguir adelante y que, una vez perdida la voluntad de vivir, rara vez se recobraba”, contó el psiquiatra Viktor Frankl sobre su estancia en los campos de concentración nazis de Auschwitz y Dachau.

Frankl se dio cuenta de que en los campos de concentración no siempre sobrevivían los más jóvenes y fuertes. Muchas personas que aparentemente no tenían ninguna probabilidad de sobrevivir, superaron aquel horror. ¿La clave? Una vida interior rica apuntalada por un sentido, una meta futura, algo por lo cual luchar y a lo cual aferrarse.

No busques fuera, mira dentro

Nuestra sociedad – al menos la sociedad que fuimos hasta hace poco – vivía completamente volcada hacia afuera. Nos animaba a buscar las satisfacciones de nuestra insatisfacción interior en las cosas. Nos animaba a mantenernos continuamente ocupados. Haciendo siempre más. Comprando siempre más. En un estado de narcotización continua que enajenaba el pensamiento y nos alejaba cada vez más de nosotros mismos.

De repente todo eso se ha detenido y muchos se han quedado sin asideros, experimentando un auténtico síndrome de abstinencia. Abstinencia de ese flujo constante de estímulos exteriores con el que se adormecía la conciencia.

Sin embargo, para afrontar las situaciones límite necesitamos desarrollar una vida interior más rica. Mirar dentro. Ser consciente de uno mismo. Dejar de volcarse hacia afuera en busca de fuerzas y encontrar esa fuerza en nuestro interior. Se trata de asumir el reto. El tiempo que nos tocó vivir. Las condiciones particulares de cada uno.

Esa intensificación de la vida interior” nos permite “refugiarnos contra el vacío, la desolación y la pobreza espiritual de la existencia” cuando las cosas se tuercen, aseguraba Frankl.

Alimentar esa vida interior no implica cerrar los ojos ante la realidad, sino encontrar cobijo y consuelo yendo más allá de lo que podemos ver y tocar. “Las personas con una vida intelectual rica sufrieron muchísimo, pero el daño causado a su ser íntimo fue menor porque eran capaces de aislarse del terrible entorno retrotrayéndose a una vida de riqueza interior y libertad espiritual”, explicó el psiquiatra.

Busca tu sentido

Cuando debemos enfrentarnos a desafíos extremos, muchas veces la fuerza mental apuntala la fuerza física. La capacidad para seguir adelante pase lo que pase, surge de que tengamos un motivo para luchar. Y de que seamos capaces de aferrarnos a este con uñas y dientes. Como diría Nietzsche: “quién tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”.

El sentido de la vida, ese motivo para luchar es único e inalienable. Es la única posesión que nos queda cuando nos reducimos a la existencia desnuda, cuando tocamos fondo 

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