21 diciembre 2018

PENSAMIENTOS DE MARCO AURELIO PARA SACAR LA FUERZA QUE LLEVAS DENTRO

PSICOLOGÍA MOTIVADORAS
 PENSAMIENTOS DE MARCO AURELIO PARA SACAR LA FUERZA QUE LLEVAS DENTRO


En un mundo saturado de estímulos y ansiedad donde las relaciones son cada vez más efímeras, incluida la relación con nosotros mismos, el estoicismo se erige como una filosofía redentora. Esta corriente de pensamiento que surgió en el 300 a.C. y que muchos consideran la “primera guía de autoayuda de la historia de la humanidad” parte de tres preceptos clave: desarrollar nuestro “yo”, preocuparnos por los demás y distanciarnos de las posesiones. 

 Uno de los mayores exponentes del estoicismo fue Marco Aurelio, un emperador romano que en su libro “Meditaciones” abordó diferentes temas, con algunos de los cuales podemos sentirnos plenamente identificados incluso a siglos de distancia. Los pensamientos de Marco Aurelio nos animan a escudriñar en nuestro interior, aprender a bastarnos por nosotros mismos y dejar de preocuparnos tanto por lo que dicen o piensan los demás.

 Los consejos de Marco Aurelio para una vida más plena, feliz y equilibrada 

1. Tu felicidad depende de tus pensamientos 

“La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella […] Tu felicidad depende de la calidad de tus pensamientos; por tanto, actúa como corresponde y ten cuidado de no entretenerte en nociones inadecuadas para la virtud y la naturaleza razonable. 

 “Recuerda que todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad […] Si estás afligido por algo externo, ese dolor no se debe al acontecimiento en sí, sino al significado que le das, y tienes el poder de eliminarlo en cualquier momento […] Tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto y encontrarás la fuerza”. 

Los filósofos estoicos abogaban por el autoconocimiento como vía para alcanzar la felicidad. Creían que gran parte de nuestra infelicidad y frustración es autoprovocada pues no solemos reaccionar a los acontecimientos sino a la idea que nos formamos de ellos. Se trata de aprender a separar los hechos de nuestras expectativas e intentar mirarlos desde otra óptica más provechosa para nosotros. 

 

2. No malgastes tu energía criticando, úsala para crecer 

 

“La incapacidad para observar lo que pasa por la mente de otra persona rara vez hace que un hombre sea infeliz, pero aquellos que no observan los movimientos de su propia mente, no pueden sino ser infelices […] No malgastes lo que te queda de vida conjeturando sobre los demás, a no ser que busques un bien común. Imaginar qué están haciendo y por qué, qué están pensando y qué planean, te aturde y te aparta de tu guía interior. 

 “Siempre me he preguntado por qué si nos amamos más que al resto de las personas, le damos menos valor a nuestras opiniones que a las ajenas”. 

 Estos pensamientos de Marco Aurelio nos animan a centrarnos en nuestro Desarrollo Personal y dejar de preocuparnos por lo que piensan los demás. Dedicar tiempo y energía a rumiar las palabras y actitudes de los otros es inútil. Es más provechoso dedicar ese tiempo y energía a mejorar como personas. De hecho, debemos ser conscientes de que solo podemos influir en sus pensamientos, actitudes y comportamientos a través de nuestro ejemplo. No es casualidad que Marco Aurelio afirmara: “No pierdas tiempo discutiendo sobre cómo debe ser un buen hombre. Sé uno”. 

 3. Acepta lo que puedes controlar y deja ir lo que no puedes controlar

 “Es ridículo no intentar evitar tu propia maldad, lo cual es posible, y en cambio intentar evitar la de los demás, lo cual es imposible […] Siempre tienes la opción de no tener opinión. No necesitas estar nervioso o molestar tu alma por cosas que no puedes controlar. Estas cosas no están pidiendo que las juzgues. Déjalas en paz”. 

 

Una de las enseñanzas más valiosas de los estoicos consiste en aprender a distinguir la diferencia entre lo que podemos controlar y aquello que se escapa de nuestro control, por lo cual no merece la pena perder la paz interior. Curiosamente, al dejar ir esa necesidad de control, nos liberamos y alcanzamos un nuevo estado de equilibrio mental que nos ayuda a que todas las cosas fluyan mejor. Después de todo, en las propias palabras de Marco Aurelio: “En ninguna parte puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo como en la intimidad de su alma”. 

4. VIve el presente, plenamente 

“No actúes como si fueras a vivir 10.000 años. La muerte pende sobre ti. Mientras estés vivo, mientras sea posible, mejora como persona […] No es a la muerte a lo que el hombre debe temer, sino a no haber vivido nunca”. 

 Este pensamiento de Marco Aurelio no es pesimista, al contrario, nos anima a ser plenamente conscientes de nuestra mortalidad para que podamos extraer el zumo a cada día. El hecho de vivir mirando continuamente al futuro o con la vista puesta en el pasado nos arrebata el presente. Por eso, consideraba que no debemos temer a la muerte, sino a no haber vivido, a haber pasado toda nuestra vida demasiado imbuidos en cosas que no nos aportan nada, no nos permiten conectar con nuestra esencia o incluso se convierten en obstáculos que nos impiden alcanzar nuestros sueños. 

5. Prepárate para lo peor, de la mejor manera 

 “Comienza cada día diciéndote a ti mismo: Hoy me reuniré con la interferencia, la ingratitud, la insolencia, la deslealtad, la mala voluntad y el egoísmo”. 

 

Una de las mayores enseñanzas de los estoicos se refiere a la importancia de controlar nuestras nuestras expectativas, que muchas veces se encuentran en la base de nuestra ira o frustración. Marco Aurelio no nos anima a desarrollar un pensamiento pesimista sino a no alimentar expectativas irreales, de manera que la realidad no nos golpee con tanta fuerza. Nos anima a prepararnos para lo peor de la mejor manera, para que nada nos tome por sorpresa y no nos sintamos tan abrumados o abatidos cuando la adversidad toque a nuestra puerta. Se trata de prever todas las posibilidades, incluso aquellas que no nos gustan, y prepararnos para ese eventual escenario.


20 diciembre 2018

A VECES NO SE CAE POR DEBILIDAD, SINO POR HABER SIDO DEMASIADO FUERTE

PSICOLOGÍA/TRASTORNOS PSICOLÓGICOS
AGOTAMIENTO PSICOLÓGICO : A VECES NO SE CAE POR DEBILIDAD, SINO POR HABER SIDO DEMASIADO FUERTE

A veces nos derrumbamos por haber sido demasiado fuertes, por haber soportado demasiado, por haber estado disponibles durante demasiado tiempo, por haber asumido demasiadas responsabilidades… Cuando hay muchos “demasiados” en nuestra vida, es normal que suframos un profundo agotamiento psicológico.
El agotamiento psicológico suele ser un proceso lento, se va acumulando gota a gota sin darnos cuenta. El problema es que termina “estallando”, a menudo por situaciones sin importancia a las que en otras circunstancias ni siquiera les hubiéramos prestado atención. La gota que colma el vaso puede ser absolutamente cualquier cosa que nos ponga frente a frente con la imposibilidad de seguir adelante. Entonces nos desplomamos, literal o metafóricamente.
¿Qué es el agotamiento psicológico y cuáles son sus causas?
El agotamiento psicológico es un estado de extremo cansancio mental y emocional, que a menudo también se acompaña de la sensación de falta de fuerza física. Ese estado de desgaste extremo está provocado por un desbordamiento de los recursos emocionales y/o cognitivos. En otras palabras: no damos más de nosotros. A menudo se experimenta como una especie de inercia física y mental, una sensación de “pesadez” que envuelve el día a día.
Las causas del agotamiento psicológico son variadas, aunque en muchos casos se aprecia una constante: dar demasiado y recibir muy poco. El agotamiento psicológico aparece como resultado de una entrega constante y hasta desmesurada, ya sea en al trabajo, a los demás, a un proyecto que nos apasiona, pero también nos consume, a los problemas cotidianos, a las tareas del día a día…
Al mismo tiempo, no recibimos prácticamente nada a cambio que pueda equilibrar la balanza. No podemos descansar y relajarnos lo suficiente, no pasamos tiempo de calidad a solas con nosotros mismos y no recibimos suficiente atención, cariño y comprensión de las personas cercanas. En práctica, es como si solo sacáramos energía de nuestro cajero emocional pero no nos preocupáramos por hacer ingresos periódicos.
En otros casos ese cansancio mental está provocado por demasiados cambios en muy poco tiempo, aunque estos sean positivos. Sin embargo, al ocurrir tan rápido, no podemos gestionarlos y nos sentimos desbordados. En estos casos, aunque aparentemente tengamos todo lo que deseamos, en nuestra mente tenemos encendido una especie de sensor que nos indica que algo está fallando.
 Cansancio mental: Síntomas premonitorios del agotamiento 
1. Pérdida de energía. La sensación de agotamiento psicológico suele reflejarse primero a nivel físico, por lo que es normal que te sientas sin energías, incluso apenas te levantas por la mañana, de manera que cuando abres los ojos piensas que no podrás afrontar la jornada.
 2. Irritabilidad. Uno de los síntomas más evidentes del agotamiento psicológico es el nerviosismo, la irritabilidad y la hipersensibilidad ya que pierdes el autocontrol. A la vez, comienzas a interpretar los estímulos como si fueran amenazas, lo cual te lleva a reaccionar poniéndote a la defensiva. 
3. Insomnio. A menudo detrás del agotamiento psicológico se esconden problemas no resueltos, que dan vueltas una y otra vez en tu mente, de manera que no te dejan conciliar un sueño reparador. 
 4. Anhedonia. Incapacidad para disfrutar de los pequeños placeres de la vida, las cosas que antes disfrutabas ya no te animan, es como si de repente el mundo hubiera perdido sus colores. En algunos casos, puedes sentir como si flotaras en una especie de limbo lejano que te distancia de la realidad.
 5. Pérdida de la motivación. Cuando estás extremadamente agotado, simplemente no encuentras la motivación para involucrarte en nuevos proyectos o hacer esas cosas que antes te apasionaban. Cualquier tarea te parece titánica y desarrollas una profunda apatía hacia el mundo. También suelen aparecer sentimientos de desencanto, desilusión y desesperanza.
6. Fallos de memoria. La atención es uno de los primeros procesos psicológicos que se afectan cuando estás agotado, lo cual también conduce a despistes frecuentes. Es probable que olvides los recados, que no recuerdes donde dejaste las llaves o que incluso te resulte difícil recordar qué comiste el día anterior. Esto se debe a que tu mente está demasiado saturada como para seguir procesando y almacenando información a nivel consciente. 
 7. Lentitud de pensamiento. El agotamiento psicológico también afecta los procesos cognitivos, por lo que puedes percibir que piensas con mayor lentitud o que te cuesta muchísimo trabajo pensar. Lo que antes hacías rápidamente, te cuesta mucho más y a veces incluso te resulta difícil darle un sentido lógico a las ideas en la mente o seguirle la pista a un discurso largo. 
¿Quiénes son más vulnerables al agotamiento psicológico?
Todos podemos agotarnos psicológicamente, sobre todo cuando atravesamos situaciones de la vida particularmente estresantes, pero existen algunas características de personalidad que nos pueden hacer más vulnerables a ese agotamiento mental.
- Perfeccionismo. Las personas perfeccionistas, que se exigen mucho a sí mismas, terminan añadiendo un peso extra sobre sus hombros que a la larga representa más estrés.
 - Dificultad para delegar. Las personas que quieren asumir todas las tareas, porque creen que los demás no sabrán hacerlas o no estarán a la altura, son más propensas a sufrir agotamiento psicológico debido a un exceso de responsabilidades.
- Sensibilidad extrema. Las personas que son muy empáticas e hipersensibles son más propensas a sufrir un estado de agotamiento emocional debido a que a menudo asumen los problemas de los demás como propios, sin ser capaces de establecer una distancia psicológica de protección.
 - Incapacidad para relajarse. A algunas personas, por las características de su sistema nervioso, les cuesta más relajarse y desconectar que a otras. Es como si su cerebro trabajara a mil revoluciones por minuto constantemente. Sin embargo, a la larga, eso termina pasando factura.
Remedios para el cansancio mental: Las 5 reglas a seguir
Cada uno debe hallar su propio remedio para el cansancio mental, lo cual significa que debes detectar qué está consumiendo tu energía y enfrentar ese problema, quizá desde una perspectiva diferente. Recuerda que a veces un cambio de perspectiva basta para cambiarlo todo, sin que nada cambie.
 No obstante, he aquí 5 reglas generales que deberías seguir para lidiar con el agotamiento psicológico:
1. Descansa. Para ser eficaz y productivo, necesitas descansar. En la vida, es fundamental encontrar un equilibrio entre el trabajo y las obligaciones y el tiempo libre y el descanso. Asegúrate de encontrar el tiempo para relajarte, de manera que se convierta en un hábito cotidiano y puedas prevenir el agotamiento psicológico.
2. Prioriza. El día tiene 24 horas, aunque quieras no puedes alargarlo. Por tanto, debes aprender a priorizar teniendo en cuenta no solo las cosas que parecen ser urgentes sino también aquellas que más te apasionan y te brindan satisfacción. Llenar tu jornada con tareas que generan agobio y estrés también causa un profundo cansancio mental, por lo que debes asegurarte de encontrar un equilibrio.
3. Exígete menos. Sé un poco más realista, no eres un superhombre o una supermujer. A veces no pasa nada si te equivocas, si las cosas no salen perfectas o si las aplazas. Se trata simplemente de que no te añadas una presión innecesaria.
 4. Sé compasivo contigo mismo. Se trata de relacionarte contigo mismo asumiendo una actitud más positiva y compasiva. Consiste en modular el discurso que mantienes contigo brindándote confianza y tranquilidad, en vez de recriminarte y criticarte duramente. Un discurso que añada más estrés y malestar se convertirá en el combustible que alimente el agotamiento psicológico.

5. Reencuéntrate. El agotamiento psicológico suele crear a nuestro alrededor una capa compuesta por preocupaciones, presiones, deberes, angustias y autoexigencias que, a la larga, hace que nos olvidemos de nosotros mismos. Por eso, es importante que encuentres un espacio para estar a solas contigo, unos momentos del día en los que simplemente respires con tranquilidad y conectes con tus necesidades, sueños y anhelos.

18 diciembre 2018

LOS RUMORES TERMINAN CUANDO LLEGAN A OÍDOS INTELIGENTES


Psicología Social    LOS RUMORES TERMINAN CUANDO LLEGAN A OÍDOS INTELIGENTES

 “¡No te vas a creer de lo que me acabo de enterar! Te lo voy a contar, pero no se lo digas a nadie”. 
Cuando escucho esto, lo primero que pienso es: “Si nadie se puede enterar, mejor ni me lo cuentes”. Pero claro, luego recuerdo que el rumor tiene una función de pegamento social y soporto estoicamente durante un tiempo prudencial como para poder cambiar la conversación sin parecer demasiado grosera. 
Sin embargo, los rumores son tan antiguos como la humanidad. Y su mecanismo de base siempre es el mismo: hay una persona que inventa el rumor desvirtuando la realidad, se lo sirve en bandeja de plata a la persona chismosa para que lo difunda y un tercer ingenuo se lo cree sin ofrecer ninguna resistencia. Por suerte, el rumor se estrella contra la barrera que representa el oído de una persona inteligente que comprende que no tiene ningún sentido prestar atención a las habladurías y mucho menos difundirlas. 
Los rumores fungen como un pegamento social 
Gordon Allport explicaba que los rumores sirven para que las personas se cohesionen entre sí y se posicionen frente a alguien más, generalmente el objeto del rumor. En práctica, el acto de contar un rumor adquiere un carácter íntimo, de manera que la persona chismosa le está diciendo a su interlocutor que le estima lo suficiente como para revelarle un “secreto”, aunque la mayoría de las veces se trata de un secreto a voces. 
En muchos casos, el rumor contiene una alarma implícita, es una indicación de que la opinión pública está en contra de algo, por tanto, se convierte en una especie de “advertencia de amigo”. Desde esta perspectiva, nos permite posicionarnos e integrar el grupo que se ha formado contra la persona o entidad que representa los antivalores que se deben combatir. En esos casos, el rumor sería una especie de “carta de invitación” al club. 
Sin embargo, debemos tener cuidado porque en muchos casos los rumores se convierten en un mecanismo de control social que le otorga poder a quien lo difunde. Dado que la persona chismosa posee “información privilegiada”, también adquiere cierto poder sobre el grupo receptivo que le cree, un poder que le permitirá manipularlos. 
Los rumores canalizan las incertidumbres, miedos y ansiedades 
Los rumores sirven para canalizar las incertidumbres y ansiedades de las personas. De hecho, para que los rumores surjan y sean creíbles, debe existir un contexto de ambigüedad. Allport propuso una ley según la cual, el rumor es proporcional a su importancia y ambigüedad. En otras palabras, la difusión del rumor dependerá de la importancia que le confieren al asunto las personas implicadas y del grado de desconocimiento sobre el tema. 
Eso significa que para que un rumor se difunda, tiene que hacer cierta resonancia en nuestras creencias y expectativas.
Un ejemplo perfecto fue lo que le sucedió a la compañía P&G en 1980. Se difundió que su logotipo, en el que se apreciaba un hombre en la luna, en realidad representaba a un diablo con cuernos y con el número “666” oculto. Las personas comenzaron a pensar que la compañía apoyaba a sectas satánicas y dejaron de comprar sus productos, causándole pérdidas millonarias. 
En realidad, el rumor fue difundido por cuatro compañías de la competencia, que llamaban a los católicos a unirse para afrontar esa perversidad, pero es obvio que encontró terreno fértil en una época en que las personas estaban obsesionadas con los mitos egipcios. P&G los llevó a juicio y tuvieron que resarcirle con 19 millones de dólares, pero el daño ya estaba hecho, muestra de ello fue que en 1991 la compañía eliminó los detalles supuestamente diabólicos y en 1995 cambiaron por completo su logo. 
Otro ejemplo del daño que puede causar un rumor fue el caso del refresco “Tropical Fantasy”, que apenas salió al mercado fue un éxito de ventas debido a que su precio era mucho más bajo que el de sus competidores. Sin embargo, muy pronto se difundió el rumor de que la bebida había sido creada por el Ku Klux Klan para dañar la calidad del semen de los afroamericanos. A partir de ese momento, sus ventas se desplomaron un 70%. 
Aquel rumor era absurdo, pero se “basaba” en el hecho de que muchas de las máquinas expendedoras de la compañía se encontraban en barrios pobres donde vivían afroamericanos. Por supuesto, aquello no era un complot, sino que se debía a una mera estrategia comercial ya que la empresa, Brooklyn Bottling, pretendía posicionar su producto entre las clases menos favorecidas. No obstante, la marca tardó años en recuperarse de aquel rumor. 
El rumor se detiene con inteligencia 
Estos ejemplos nos demuestran que los rumores se difunden cuando percibimos que son creíbles (incluso las historias más ridículas). Cuando los rumores hacen palanca en la ansiedad o en un miedo intenso, es menos probable que los analicemos lógicamente o que contrastemos su verosimilitud. 
Un rumor es una forma de manipulación emocional, por lo que la mejor arma para hacerle frente es la inteligencia y la lógica. Informarse, sin caer en sesgos cognitivos, también es fundamental ya que el rumor se ceba de la ambigüedad y el desconocimiento. 
Según Allport, el rumor se crea pasando por estos tres procesos, de manera que solo persiste apenas un 30% de la realidad: 
1- Nivelación. El rumor se acorta, restándole detalles y complejidad a la historia, lo cual ayuda a su difusión. 
2- Agudización. Se enfatizan y exageran ciertas características del rumor, para lograr que sea más memorable. 
3- Asimilación. Se distorsiona según los prejuicios, las parcialidades, los intereses y las agendas preexistentes de las personas que quieren difundir el rumor, para lograr que haga resonancia emocional. 
Por tanto, ante el rumor, lo mejor es actuar con inteligencia. Cuando te cuenten algo que invoca una consecuencia esperada (los rumores de deseos) o que aluda a consecuencias temidas o decepcionantes (los rumores temibles), piénsatelo dos veces antes de creerlo y, sobre todo, no lo difundas. 

17 diciembre 2018

¡NECESITO FUERZAS PARA SEGUIR ADELANTE!


Psicología/Desarrollo Personal
¡NECESITO FUERZAS PARA SEGUIR ADELANTE!
Hay ocasiones en la vida en las que nos sentimos estancados. Puede tratarse de un problema de salud del que
nos estamos tratando , una relación de pareja que ya no funciona, unas deudas que han dejado de tener sentido o incluso podemos sentirnos estancados en nuestro Desarrollo Personal.
La emoción inicial que nos inspiraba ha desaparecido. Su lugar ha sido ocupado por la confusión, el abatimiento y el desgano. Nos sentimos abrumados y atrapados, una sensación terrible que genera a su vez angustia, inseguridad, agobio y desesperanza. ¿Qué hacer en esos casos?
¿Cómo encontrar la fuerza que necesitas para seguir adelante?
1. Da un paso atrás
Puede parecer un contrasentido, pero cuando necesitas fuerza para seguir adelante a veces hay que dar un paso atrás. Al asumir una distancia psicológica de la situación podemos aplicar la máxima de Einstein: "Ningún problema se puede resolver desde el mismo nivel de conciencia que lo creó".
La idea es que generes un nivel de pensamiento diferente que te permita evaluar tu situación actual desde otro punto de vista, a ser posible desapegado, que te ayude a ver las cosas en perspectiva y con más objetividad.
Esta técnica de visualización te ayudará a comprender la importancia de dar un paso atrás: “Imagina que estás perdido en el bosque. Podrías seguir avanzando buscando la salida. Podrías entrar en pánico y caminar en círculos. Podrías regresar por donde viniste. También podrías simplemente quedarte donde estás con la esperanza de que llegue pronto la ayuda.
Imagina, en cambio, que puedes detenerte, respirar profundamente y alejarte de tu situación. Imagina que puedes volar por encima de todo como si estuvieras en un helicóptero y mirarte a ti mismo entre los árboles. ¿Qué verías al cambiar la perspectiva? Una ruta diferente que antes no podías divisar”.
Otra forma para "alejarte" consiste en analizar la situación en que te encuentras como si fueras un observador neutral. Imagina que eres otra persona. ¿Qué ideas o consejos te darías a ti mismo?
2. Sé específico
Es difícil avanzar si no entiendas por qué estás atascado. Si intentas seguir, es probable que des palos de ciego y te hagas daño. La clave radica en ser específico e identificar qué está sucediendo realmente. Debes poner en palabras lo que ocurre, para poder comprenderlo y superarlo. Después de todo, un problema bien definido puede contener su propia solución.
Si quieres encontrar un camino, el primer paso es entender cuál es el problema subyacente, lo que te mantiene atrapado. Cuando se profundiza un poco más en el problema, desafío o bloqueo, las soluciones suelen aparecer.
Por ejemplo, existe una gran diferencia entre el pensamiento: “Me siento estancado” y “Me siento estancado porque me abruman tantos detalles” o “Me siento estancado porque me preocupa lo que los demás pensarán sobre mí”.
Hazte preguntas como: “¿Qué se interpone en el camino?” Cuando encuentres una respuesta, sigue preguntándote: “¿Qué más se interpone en mi camino?” Hasta que llegues al problema real. Ten en cuenta que generalmente las primeras respuestas no son las más profundas, tendrás que excavar para hallar la verdadera causa.
Una buena idea consiste en llevar un diario terapéutico. A veces es más fácil escribir los problemas porque asumes una actitud más distante que te permite expresar lo que te preocupa sin tu autocensura.
3. Encuentra tu "por qué"
A veces puedes sentirte estancado porque has perdido de vista el panorama general y, lo que es importante, has olvidado tu “por qué”, la razón por la cual te involucraste en ese viaje y tomaste esas decisiones. En muchas ocasiones los grandes proyectos demandan mucho trabajo duro, y es normal que todas esas tareas y hábitos hagan que pierdas la perspectiva.
En ese caso, es necesario que te recuerdes por qué comenzaste, qué motivos o pasiones te han llevado hasta ese punto. ¿Cuáles eran los objetivos que querías alcanzar en tu vida? ¿Por qué quieres lograr eso que te has propuesto?
Cuando activas tu intención y propósito original, recuperas la motivación intrínseca para seguir adelante. Conectarte a esa razón más profunda te mantendrá en movimiento y te permitirá sortear los obstáculos y afrontar los tiempos difíciles.
Pregúntate: ¿Por qué es esto importante para mí?, ¿Por qué empecé esto? ¿Qué estoy intentando lograr? Leer estas frases de motivación para seguir adelante también te ayudará a encontrar la fuerza que necesitas.
4. Suelta lo que no funciona
¿Alguna vez has caminado por el barro, se te ha atascado la bota y se te ha salido el pie? Cuando te pasa algo así, generalmente tienes dos opciones: volver a ponerte la bota y seguir avanzando con dificultad, repitiendo la frustración mientras te atascas continuamente, o puedes quitarte la bota y seguir adelante.
Lo mismo ocurre en la vida. Cuando nos atascamos, a menudo preferimos quedarnos con los pies en el barro con tal de no abandonar nuestras botas. Seguimos repitiendo lo que no funciona. La bota representa esas creencias limitantes, viejos hábitos o historias que estamos reviviendo.
Por eso, a veces para seguir adelante debemos practicar el desapego, soltar aquello que se ha convertido en un lastre para poder despegar. A veces tenemos que deshacernos de nuestro equipaje emocional porque algunas de las cosas a las que nos apegamos son precisamente las que nos mantienen atrapados y nos impiden volar.
Debemos recordar que en la vida hay cosas mutuamente excluyentes. Eso significa que no podemos tenerlo todo sino que debemos renunciar a algunas cosas. Pregúntate: ¿Qué te está frenando? ¿Un viejo hábito, una creencia limitante, una emoción o un pensamiento recurrente negativo? ¿Qué necesitas para desapegarte?
5. Haz un brainstorming de opciones
A veces puedes sentirte estancado porque no ves ninguna salida a tu situación actual, sientes que no tienes ninguna opción. Te resulta imposible ver la luz al final del túnel. En esos casos, al generar ideas y posibilidades, expandes tu mente y abres tu pensamiento para encontrar una nueva solución. Cuando logras ver opciones potenciales dejarás de sentirte atrapado y te sentirás más animado.
Ni siquiera tienes que tomar una decisión, se trata de dejar que la mente creativa se expanda y vea todas las posibilidades que existen. Es posible que te hayas sumergido demasiado buscando lo "correcto" y hayas eliminado todo lo que no te parecía perfecto. Sin embargo, la búsqueda de la perfección puede generar una cantidad enorme de estrés e incluso crea una parálisis por análisis.
La realidad es que no hay un único camino. Hay muchas posibilidades que podrían funcionar para la situación en la que te encuentras, solo tienes que abrir la mente. Por tanto, haz una lista de todas las soluciones posibles, aunque te parezcan poco realistas o incluso tontas.
Si no estás contento con tu relación, ¿qué puedes hacer? Probablemente hay muchas más opciones de las que has considerado. ¿Cuáles son? Cuantos más dejes volar tu imaginación, mejor. Luego, activa la mente racional y analiza con detenimiento todas esas soluciones. ¿Hay ideas que merece la pena explorar?
Entonces y solo entonces puedes identificar el camino a seguir.
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16 diciembre 2018

ESTRATEGIAS PARA CONTROLAR LOS ATAQUES DE PÁNICO


PSICOLOGÍA /TRATAMIENTOS PSICOLÓGICOS
ESTRATEGIAS PARA CONTROLAR LOS ATAQUES DE PÁNICO

Muchísimas personas padecen de ataques de pánico con frecuencia. De hecho, este es uno de los trastornos de ansiedad más comunes y suele generar mucha tensión y estrés en quienes lo padecen, afectando su calidad de vida en sentido general. Por eso, en esta ocasión os propongo 5 estrategias para aprender a controlar los ataques de pánico.

1. Aísla la preocupación de base

La ansiedad y los ataques de pánico generalmente se desencadenan a partir de una ligera preocupación que va transformándose en una red masiva de preocupaciones que llegan a colmar nuestra estabilidad emocional. Por ejemplo, un ataque de pánico puede comenzar con una simple idea negativa como: “El informe que entregue ayer no estaba muy bueno, seguro que le decepcionaré”, pero a este pensamiento le suceden otras ideas igualmente negativas: “Mi jefe me odia”, “No me dará otra oportunidad”, “Me van a despedir”. 

Así, se va entretejiendo un entramado de ideas que poco a poco comienzan a aumentar nuestra ansiedad para terminar en una crisis de pánico en toda regla. Obviamente, si en vez de dejarnos envolver por esa tela de araña, nos detenemos en la primera idea y le ponemos coto, nos sentiremos mucho más tranquilos y el ataque de pánico no sobrevendrá.

2. No te involucres en la situación

Cuando los niños tienen una rabieta lo que en realidad están buscando es la atención del adulto. Por eso, la peor estrategia es gritarles o consolarlos porque de esta manera le estamos dando lo que querían: la atención. Por tanto, es muy probable que la próxima vez vuelvan a utilizar esta técnica. No obstante, si en vez de prestarles atención hacemos caso omiso de su comportamiento, este se extinguirá.

Pues bien, cuando estamos al borde de un ataque de pánico nuestro cerebro actúa como un niño pequeño que está a punto de tener una rabieta descomunal. Si comenzamos a pensar en la situación que provocó estas sensaciones es muy probable que no hagamos sino empeorarlas. Al contrario, si optamos por obviar lo que nos ha resultado tan molesto, es probable que la ansiedad comience a disminuir. 

De hecho, en diferentes investigaciones se ha apreciado que en las personas que sufren de ataques de pánico existe una ruptura en los patrones normales de procesamiento de las emociones, lo cual les impide suprimir con facilidad sus emociones negativas. Por tanto, mientras más lo intentan, más se activa la amígdala, o sea, el centro del miedo, potenciando así pensamientos cada vez más negativos y una reacción fisiológica consecuente con estos.

 3. No sobreestimes las amenazas, ni subestimes tus capacidades

Los ataques de pánico aparecen siempre ante la sensación de que existe una amenaza, pero no ante una amenaza común sino una amenaza sobrestimada; o sea, ante la exageración de un peligro. A esto se le suma que subestimamos nuestra capacidad para hacerle frente a esta amenaza, lo cual da como resultado el ataque de pánico. 

No obstante, si fuésemos capaces de percibir las amenazas en su grado real de peligrosidad y nos sintiésemos capaces de enfrentarlas, seguramente nuestros niveles de ansiedad serían mucho más bajos. Por eso, cada vez que percibas una amenaza, cuestiónate si es realmente tan peligrosa como crees. Además, piensa que muchísimas personas se han enfrentado a situaciones similares así que tú también podrás hacerlo.

4. Dale a tu mente un descanso

¿Has intentado evitar las situaciones que te generan ansiedad? ¿Has hecho todos los ejercicios que tienes a mano para evitar las crisis de pánico? ¿Has intentado percibir las amenazas como algo natural? ¿A pesar de todos estos esfuerzos sigues teniendo frecuentes ataques de pánico? Si tus respuestas son positivas pues entonces es tiempo de darle un descanso a tu mente para retomar después de algunos días el tratamiento. 

De hecho, uno de los estudios psicológicos más famosos se realizó en la década de los ’80 y consistía en pedirles a las personas que no pensasen en un oso blanco. Si no le hubiesen puesto esta condición era probable que a nadie se le ocurriese pensar en un oso blanco pero como no podían hacerlo, esta imagen fue recurrente. A veces, cuando nos esforzamos por evitar una idea, esta termina siendo más fuerte por lo que lo mejor es tomar una pausa y relajarte.

5. Aprende a convivir con la ansiedad

Usualmente nos sentimos ansiosos ante diversas situaciones que se presentan en nuestra vida cotidiana. Lo normal es que intentemos evadirlas porque el solo hecho de imaginarlas ya nos hace sentir incómodos, como si algo nos amenazara. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado qué pasaría si te acostumbrases a esas situaciones, si se convirtieran en algo habitual? Lo más probable es que te adaptarías y el miedo terminaría por desaparecer porque dejarías de considerarlas como situaciones amenazantes. Dicho así pudiera parecer una locura, pero este es el principio de una de las técnicas más eficaces de la terapia cognitivo-conductual para eliminar las fobias: la desensibilización sistemática. En esencia, se trata de que te acostumbres a las situaciones que te generan ansiedad, hasta que te des cuenta de que no representan un peligro.


10 diciembre 2018

PENSAMIENTOS DE CONFUCIO QUE TE ILUMINARÁN

PENSAMIENTOS DE CONFUCIO QUE TE ILUMINARÁN
Frases motivadoras

Conocido en Occidente por el título de respeto con el que se referían a él, que se deriva de Kong Fu Zi (Kong, el Sabio), su verdadero nombre era Kong Zi. Confucio fue un teórico social y fundador de un sistema ético, pero sobre todo un gran filósofo cuyas enseñanzas resuenan a lo largo del tiempo. 
¿Quién fue Confucio? 
Con 20 años trabajaba en los graneros estatales y cuidaba cabras mientras estudiaba, algo que hizo durante toda su vida. Luego trabajó para la administración del Estado de Lu, como educador y político, llegando a ser Ministro de Justicia a los 52 años. Durante este periodo, Confucio impulsó varias reformas que condujeron a una administración de justicia imparcial. Sin embargo, dimitió del cargo porque no estaba de acuerdo con la política que seguía el príncipe, y se dedicó en lleno a la enseñanza. 
De hecho, sus discípulos crearon lo que hoy conocemos como confucianismo o confucionismo. Para este método es fundamental que estemos en sintonía con el universo, para lo cual necesitamos estudiar y mirar dentro de nosotros. Es decir, solo podemos estar en equilibrio si realizamos un ejercicio de introspección que nos lleve a un conocimiento pleno de uno mismo. Por eso, muchos de los pensamientos de Confucio giran en torno a la introspección y la necesidad de conocerse. 
Proverbios chinos de Confucio 
A Confucio, nada humano le era ajeno. Sus frases y máximas pueden convertirse en guías que iluminen nuestro comportamiento, sobre todo cuando atravesamos etapas difíciles. Otros de sus pensamientos son auténticas brújulas morales. 
1. Tenemos dos vidas: la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una. 
2. Los caminos son para disfrutar del viaje, no para llegar al destino. 
Entre todos los pensamientos de Confucio, quizá estos sean dos de los más profundos. El filósofo chino nos anima a abrazar nuestra mortalidad, a darnos cuenta de que solo tenemos una vida y somos nosotros quienes decidimos cómo vivirla. También nos anima a estar plenamente presentes, no con la vista puesta continuamente en un futuro que no sabemos si llegará. De hecho, también dijo que “la belleza está en todas partes, pero todos no son capaces de verla”, quizá porque estamos demasiado ocupados o preocupados. 
3. Si odias a una persona, entonces te ha derrotado. 
4. Antes de emprender el viaje de la venganza, cava dos tumbas. 
5. Olvida los agravios, pero jamás olvides la benevolencia. 
Para Confucio, la ira, el rencor y el deseo de venganza son sentimientos que nos consumen. Es como tomar veneno esperando que quien muera sea el otro. Por eso, consideraba que cuando sucumbimos a estas emociones en realidad entregamos nuestro poder al otro y nos convertimos en su víctima. 
6. No importa cuán lentos vayas, siempre y cuando no te detengas. 
7. El hombre que mueve montañas comenzó cargando pequeñas piedras. 
8. Un viaje de mil millas comienza con el primer paso
Estos pensamientos de Confucio nos recuerdan que paso a paso se llega lejos. Nos animan a dar el primer paso, aunque sea pequeño y atemorice, además de recordarnos que todo gran proyecto demanda sacrificios.
9. El mal no radica en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas. 
10. Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, estarás peor que antes.
Para Confucio, los errores forman parte del aprendizaje, por lo que no hay nada de malo en ellos, siempre que aprendamos la lección e intentemos subsanarlos. Para este filósofo, lo verdaderamente dramático es darnos cuenta de nuestras fallas y no intentar solucionarlas. 
11. El sabio busca lo que quiere en sí mismo, las personas ignorantes lo buscan en los demás. 
12. Aprender sin reflexionar es malgastar energía. 
Confucio promulgaba la introspección, lo cual significa que debemos buscar las respuestas en nuestro interior. Nos alerta del peligro que representa adaptarse a las respuestas de los demás y asumir sus puntos de vista sin reflexionar. 
13. Instruye solo a aquellos que buscan el conocimiento después de haber descubierto su ignorancia
14. Existen tres vías para ser sabios: la primera y más noble es la reflexión, la segunda y más fácil es la imitación y la tercera y más amarga es la experiencia. 
Estas frases de Confucio, que recuerdan los principios básicos del taoísmo y el budismo, nos recuerda que el maestro llega cuando el aprendiz está preparado. Significa que si la persona no se encuentra receptiva y reconoce que necesita ayuda, nuestras palabras y actos caerán en saco roto. 

15. No pretendas apagar con fuego un incendio ni remediar con agua una inundación. 

16. Las malas hierbas no son las que ahogan la semilla, sino la negligencia del campesino. 
Puede parecer un contrasentido o incluso una locura, pero en el plano psicológico ocurre con frecuencia, respondemos con ira a la ira y con violencia a la violencia. Confucio nos anima a salir de ese círculo vicioso y a no buscar culpables que funjan como chivos expiatorios sino a pensar qué dosis de responsabilidad tenemos y cómo podemos cambiar la situación desde una perspectiva más racional. 
17. Respétate a ti mismo y los demás te respetarán. 
18. Si no quieres hacer algo, no lo impongas a los demás. 
19. Exígete mucho y espera poco de los demás. 
Estos pensamientos de Confucio se pueden resumir en una máxima: no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti. Si quieres respeto, tienes que comenzar por respetarte a ti mismo y respetar a los demás. No puedes ser extremadamente indulgente contigo mismo y poner la vara muy alta para los demás. Al contrario, para evitar desilusiones, lo mejor es enfocarse en el crecimiento personal y reducir las expectativas sobre los demás ya que estas suelen ser fuentes de conflictos y desengaños. 
20. El hombre que hace una pregunta, puede parecer estúpido durante un minuto. Aquel que no la hace será estúpido toda su vida. 
Muchas veces evitamos preguntar por miedo a parecer incapaces y desconocedores, pero es aún peor esconder la ignorancia y seguir arrastrándola durante toda la vida. Por eso Confucio nos anima a preguntar lo que nos inquieta o desconocemos. 
21. Una persona debe avergonzarse si sus palabras son mejores que sus actos. 
Esta máxima de Confucio nos anima a reflexionar sobre la distancia que puede existir entre nuestras palabras y actos. De hecho, cuando la distancia entre lo que decimos y lo que hacemos es demasiado grande, podemos caer en la hipocresía, dando lecciones morales que no seguimos. 

22. Tu vida es el resultado de tus pensamientos. 

Aunque puede parecer exagerado, lo cierto es que nuestra vida es el resultado de los patrones de pensamiento que aplicamos un día tras otro. Esos patrones de pensamiento pueden generar creencias limitantes que nos impiden alcanzar determinadas metas o se vuelven ideas recurrentes que afectan nuestro bienestar. Al contrario, los patrones de pensamientos positivos dan lugar a comportamientos adaptativos que nos permiten vivir de manera más equilibrada. 
23. No uses un cañón para matar un mosquito. 

A veces reaccionamos de manera desproporcionada ante las cosas que nos ocurren, de manera que solo empeoramos las cosas o gastamos energía inútilmente. Este pensamiento de Confucio nos anima a dosificar nuestra energía y responder de manera comedida ante cada situación. 
24. La auténtica sabiduría es conocer la dimensión de nuestra ignorancia. 

25. El inicio de la sabiduría consiste en comenzar a llamar a las cosas por su nombre. 

Sabiduría no es sinónimo de inteligencia. Lo sabemos. Para ser sabios, según Confucio, primero debemos ser conscientes de la dimensión de nuestra ignorancia. Solo cuando reconocemos que necesitamos aprender, abrimos la mente a otras ideas o formas de hacer. Ese nivel de autoconocimiento nos permite dejar de escudarnos tras las excusas y finalmente llamar a las cosas por su nombre.

04 diciembre 2018

QUÉ ES UN “YO FUERTE” Y CÓMO DESARROLLARLO.


SEGÚN Sigmund Freud

 QUÉ ES UN “YO FUERTE” Y CÓMO DESARROLLARLO.
Psicología

Vivimos en la época de la alienación de los deseos. Y no es una buena noticia. Si le preguntamos a la mayoría de las personas qué quieren, es probable que no sepan responder. La gente anda tan ocupada y preocupada, vive con tanta prisa, que ha perdido la conexión con su “yo” más profundo y se limita a desear aquello que quieren los demás. 
Tal parece que el ejercicio de desear demandase demasiada energía, una energía que preferimos destinar a tareas más intrascendentes pero que nos mantienen mentalmente ocupados, para que ni siquiera sospechemos que no somos capaces de desear por nuestra cuenta y riesgo. 
Sin embargo, ¿cómo una persona puede hacer lo que desea, si desconoce sus deseos? Si no sabemos lo que queremos, corremos el riesgo de convertirnos en un engranaje más que alimenta una sociedad consumista donde solo valemos por lo que tenemos y no por lo que somos.
Noam Chomsky nos había advertido: "El sistema perfecto sería una sociedad basada en una díada, en un par. Ese par eres tú y tu televisión, o tal vez ahora, tú e Internet. Un lugar donde se presenta cómo debería ser la vida apropiada, el tipo de aparatos que deberías tener. Recordándote que debes gastar tu tiempo y esfuerzo para conseguir esas cosas que no necesitas y que no quieres y que, probablemente, terminarás tirando. Pero eso es lo necesario para una vida digna".
Freud también vislumbró en su tiempo ese riesgo. Afirmó que "el precio que pagamos por nuestra avanzada civilización es la pérdida de la felicidad a través de la intensificación del sentimiento de culpa", culpa porque no tenemos lo que se supone que deberíamos tener, o por no haber alcanzado el éxito esperado, culpa por no poder con todos los compromisos e incluso por desear lo que no desean los demás, en caso de que nos atrevamos a hacerlo.

Una vía para salir de ese laberinto, ser más auténticos y a la vez vivir de manera más plena y equilibrada, es desarrollar el "yo fuerte" que propuso Freud.

El “yo fuerte” de Freud 
Esta idea se encuentra en una de sus obras póstumas, “Esquema del psicoanálisis”. La perfiló a sus 82 años, después de huir del régimen nazi, pero la dejó inconclusa ya que tuvo que someterse a una operación importante debido al cáncer que padecía. 

No obstante, antes de profundizar en el concepto de “yo fuerte” es necesario comprender cómo funciona el aparato psíquico desde la perspectiva freudiana: 

- Ello. Contiene “todo lo heredado, lo que se trae con el nacimiento, lo establecido constitucionalmente; en especial, entonces, las pulsiones que provienen de la organización corporal, que encuentran en el ello una primera expresión psíquica, cuyas formas son desconocidas para nosotros”. Básicamente, se trata de los impulsos más básicos que responden a nuestras necesidades primarias. 
- Yo. Es la parte del ello que se ha desarrollado debido a la relación con el mundo, la cual termina mediando entre el ello y el mundo exterior. Se trataría de nuestra identidad, de la imagen que tenemos de nosotros mismos. 
- Superyó. Es una instancia dentro del “yo” que sería la prolongación de la dependencia hacia los padres. Se trata de todas las reglas, normas, leyes y valores que hemos interiorizado y que, de cierta forma, controlan el ello. Freud indica que “en la medida en que este superyó se separa del yo o se contrapone a él, es un tercer poder que el yo se ve precisado a tomar en cuenta”. 
Así, en nuestro “yo” conviven dos fuerzas que no solo pueden ser contradictorias sino incluso excluyentes entre sí. Por un lado, el ello busca satisfacer las necesidades básicas de manera urgente, sin preocuparse por los planes a largo plazo, porque no conoce ni el mañana ni la angustia. Por otro lado, el superyó refrena al “ello” haciendo cálculos y teniendo en cuenta la sociedad porque siempre tiene la vista puesta en el futuro. 
Como resultado de esas fuerzas y su desequilibrio, no es extraño que muchas personas se sientan divididas o fragmentadas y terminen con un “yo debilitado”. 
El “yo fuerte”, al contrario, es aquel que “cumple al mismo tiempo los requerimientos del ello, del superyó y de la realidad objetiva, es decir, sabe reconciliar entre sí sus exigencias”. Se trata de un yo equilibrado. 
Ese yo ya no se encuentra a merced del ello ni del superyó, de las necesidades básicas ni de la represión, sino que es un yo capaz de crecer sin sentirse sometido a sus instintos o a la cultura. 
¿Cómo desarrollar un “yo fuerte”? 
Nuestro camino para fortalecer al yo debilitado parte de la ampliación de su conocimiento de sí mismo. Sabemos que esto no es todo, pero es el primer paso. La pérdida del autoconocimiento implica para el yo una pérdida de poder e influencia, es el primer indicio tangible de que se encuentra cohibido y coartado por las demandas del ello y el superyó”, escribió Freud,
Se trata de un duro trabajo ya que implica equilibrar los instintos, las normas y las demandas del medio. 
Primero debemos comprender que “el yo aspira al placer y quiere evitar el displacer. Ante un acrecentamiento de displacer respondemos con angustia”. Eso significa que tenemos que entender cómo solemos reaccionar, los mecanismos que se desatan automáticamente en nuestro interior cuando nos enfrentamos a ciertas situaciones del medio. Implica tomar conciencia de nuestras respuestas automáticas de nerviosismo cuando tenemos que dar un discurso, por ejemplo, o de nuestra ira cuando las cosas no salen según las habíamos planeado. 
En segundo lugar, debemos superar las resistencias que nos plantea el superyó. Se trata de otro desafío importante ya que, aunque seamos “independientes” de nuestros padres, en realidad aún mantenemos una relación de dependencia, sujeción y represión respecto a su autoridad. De hecho, es probable que la voz represora que escuchas en tu mente sean frases que te dijeron tus padres u otras figuras de poder en tu infancia. 
El superyó nos somete a esas normas y reglas para ganarnos la aceptación y el amor, no solo de nuestros padres sino también de la sociedad. Por tanto, para desarrollar un “yo fuerte” necesitamos sobreponernos a ese temor, atrevernos a ser nosotros mismos aún a riesgo de perder la aprobación de algunas personas cercanas. 
No debemos olvidar que “cuanto más acosado se sienta el yo, más tenazmente se aferrará, casi aterrorizado, a la anticatexis con el fin de proteger su precaria existencia contra nuevas irrupciones”, según Freud. Significa que cuando nos sentimos atacados, sea por el motivo que sea, activamos una resistencia, la cual demanda una gran dosis de energía. 
Cuando destinamos tanta energía a luchar contra el ello o el superyó, nuestro yo se debilita. Solo podemos superar esas resistencias cuando nos conocemos y aceptamos. En ese momento, el ello y el superyó dejan de ser obstáculos y trabajan en armonía con un “yo fuerte”.
Entonces ocurre un auténtico milagro: reencontramos nuestra capacidad para desear y amar. Y es en el ejercicio de búsqueda de la autenticidad que nuestro yo se fortalece y alcanzamos la libertad en todos los sentidos. 
Fuente: Freud, S. (1991) Esquema del Psicoanálisis. En Obras Completas de Sigmund Freud vol. XXIII (133-210). Buenos Aires: Amorrortu Editores.