09 julio 2020
URIOSIDADES
DE LA PSICOLOGÍA
Las
emociones son experiencias relativamente fugaces y más o menos conscientes que
se caracterizan por una intensa actividad mental que genera un alto grado de
placer o displacer. Todos experimentamos emociones, pero no todos somos capaces
de reconocerlas y gestionarlas.
De hecho,
existen personas que tienen un autoconocimiento emocional muy limitado, aunque
experimentan muchas emociones, no son capaces de reconocerlas con precisión. El
problema es que no saber qué emoción se está experimentando también nos impide
gestionarla de la manera más adecuada.
Al
contrario, conocer todas las emociones y sentimientos nos permitirá afinar
nuestra conciencia emocional. Si solo
conoces una o dos notas musicales, serán las únicas que escucharás ya que les
prestarás más atención. Si las conoces todo tu universo musical se expandirá.
Lo mismo ocurre en el plano de los sentimientos y emociones.
Ni los sentimientos son tan
emocionales ni el pensamiento es tan racional
Solemos
pensar que las emociones y el pensamiento son procesos antagónicos que se
excluyen o molestan. Sin embargo, lo cierto es que en cada emoción hay una
pizca de razón y en cada pensamiento hay una dosis de sentimiento.
Aunque
actuemos guiándonos por las emociones que estamos experimentando en ese
momento, en realidad también estamos reaccionando a un proceso mental complejo
que ha ocurrido en un segundo plano: la interpretación cognitiva que hemos
hecho del evento.
Lo cierto
es que no reaccionamos ante la realidad, sino ante el significado que le
conferimos a esa realidad, y en ese caso influyen desde nuestras expectativas y
necesidades hasta nuestros pensamientos. Por tanto, las emociones no son
simplemente reacciones ante el medio sino también ante la valoración que
hacemos de lo que nos está sucediendo.
Por
ejemplo, si una persona nos tira un vaso de agua encima, la reacción emocional
más congruente sería la sorpresa ya que es un evento inesperado. Sin embargo,
cuando comenzamos a pensar en las intenciones de esa persona y nuestra mente
racional se ponga en marcha, podemos reaccionar con enfado, pensando que lo
hizo a propósito. Así, la ira no es una reacción emocional ante lo sucedido
sino ante nuestra interpretación de lo que ha sucedido.
Diferencia entre emociones y
sentimientos
Conocer la
diferencia entre emociones y sentimientos no es un mero ejercicio
epistemológico o linguístico, nos ayudará a comprender mejor nuestras
reacciones y comportamientos, permitiéndonos regular nuestras respuestas afectivas
para lograr un mayor bienestar.
¿Qué son las emociones? Son
reacciones de valencia afectiva ante determinados estímulos, que pueden ser
externos, algo que vemos o vivimos, o internos, como un pensamiento o un
recuerdo. Las emociones desatan un conjunto de respuestas hormonales y neuroquímicas
que producen un estado de activación, impulsándonos a la acción inmediata.
¿Qué son los sentimientos? Los
sentimientos generan las mismas respuestas fisiológicas y psicológicas que las
emociones, pero tienen incorporada una evaluación consciente. Es decir,
implican la toma de conciencia y valoración de la emoción y la experiencia
afectiva que estamos viviendo.
Por tanto,
las principales diferencias entre emociones y sentimientos son:
1.
Duración. Las
emociones son estados transitorios que vienen y van con relativa rapidez. Los
sentimientos, en cambio, son estados afectivos más estables a lo largo del
tiempo. La alegría, por ejemplo, es una emoción, mientras que el amor es un
sentimiento.
2.
Orden de
aparición. Los sentimientos son el resultado de las emociones, de manera que
estas suelen antecederlos. La alegría, por ejemplo, puede transformarse en
felicidad y la atracción en amor.
3.
Intensidad. Las
emociones suelen ser más intensas que los sentimientos ya que su principal objetivo
es predisponernos a la acción. Los complejos procesos de valoración que suelen
intervenir en los sentimientos le restan un poco de intensidad.
4.
Nivel de
procesamiento. Las emociones se dan de forma inconsciente, generando una respuesta
casi inmediata, mientras que los sentimientos, al demandar más tiempo para su
formación, se procesan de manera consciente.
5.
Grado de
regulación. Las emociones son estados afectivos difíciles de controlar ya que
generan reacciones psicofisiológicas automáticas. No podemos contener
completamente emociones como el miedo o la alegría, por ejemplo, ya que apenas
las experimentemos estas se manifestarán a través de microexpresiones. Los
sentimientos, al contrario, se pueden gestionar mejor a lo largo del tiempo,
buscando estrategias para expresarlos de manera más asertiva.
No
obstante, emociones y sentimientos suelen ser difíciles de separar en la
práctica ya que allí donde hay un sentimiento suele haber diferentes emociones
y viceversa.
Comprender
las diferencias entre emociones y sentimientos nos ayuda, sin embargo, a no
sentirnos culpables por nuestras primeras reacciones emocionales. También nos
enseña a no aferrarnos a ellas, de manera que aquellas desagradables puedan
desaparecer de forma tan natural como han aparecido.
¿Cuántas emociones existen?
En Psicología
existe cierto consenso general en hablar de 6 tipos de emociones básicas: el
miedo, la ira, el asco, la tristeza, la sorpresa y la alegría. Sin embargo, las
investigaciones más recientes han mostrado que el rostro humano es capaz de
crear más de 7.000 expresiones diferentes que reflejan una gran variedad
emocional.
Por tanto,
las emociones básicas son simplemente la base sobre la cual construimos
sentimientos y emociones más complejos y sutiles que matizan nuestras
experiencias.
Lista de emociones y sentimientos
básicos y complejos
Emociones y sentimientos positivos
1.
Alegría
2.
Amor
3.
Afecto
4.
Compasión
5.
Generosidad
6.
Gozo
7.
Júbilo
8.
Esperanza
9.
Admiración
10.
Libertad
11.
Logro
12.
Justicia
13.
Agradecimiento
14.
Aceptación
15.
Acompañamiento
16.
Bondad
17.
Apreciacion
18.
Benevolencia
19.
Orgullo
20.
Amabilidad
21.
Alivio
22.
Empatía
23.
Integridad
24.
Humildad
25.
Apego
26.
Aprobación
27.
Concentración
28.
Suficiencia
29.
Armonía
30.
Honestidad
31.
Templanza
32.
Tolerancia
33.
Motivación
34.
Felicidad
35.
Firmeza
36.
Fortaleza
37.
Autonomía
38.
Honorabilidad
39.
Solidaridad
40.
Optimismo
41.
Satisfacción
42.
Seguridad
43.
Comprensión
44.
Simpatía
45.
Cariño
46.
Pasión
47.
Estima
48.
Entusiasmo
49.
Respeto
50.
Paz
51.
Placer
52.
Compromiso
53.
Fervor
54.
Encanto
55.
Competencia
56.
Plenitud
57.
Omnipotencia
58.
Euforia
59.
Éxtasis
60.
Ilusión
61.
Apoyo
62.
Contento
63.
Interés
64.
Confianza
65.
Alborozo
66.
Cuidado
67.
Dignidad
68.
Enérgico
69.
Vitalidad
70.
Complacencia
Emociones y sentimientos negativos
1.
Tristeza
2.
Melancolía
3.
Abandono
4.
Aburrimiento
5.
Abuso
6.
Necesidad
7.
Ausencia
8.
Desmotivación
9.
Susto
10.
Amargura
11.
Angustia
12.
Agresión
13.
Agobio
14.
Vacilación
15.
Ansiedad
16.
Asco
17.
Venganza
18.
Valentía
19.
Fastidio
20.
Vergüenza
21.
Vacío
22.
Hastío
23.
Hostilidad
24.
Humillación
25.
Menosprecio
26.
Mezquindad
27.
Temor
28.
Terquedad
29.
Terror
30.
Traición
31.
Molestia
32.
Abrumado
33.
Lástima
34.
Manipulación
35.
Miedo
36.
Fobia
37.
Fracaso
38.
Fragilidad
39.
Frustración
40.
Furia
41.
Soledad
42.
Imperturbabilidad
43.
Parálisis
44.
Rencor
45.
Rabia
46.
Recelo
47.
Pudor
48.
Desprotección
49.
Miseria
50.
Pavor
51.
Preocupación
52.
Prepotencia
53.
Pesimismo
54.
Incongruencia
55.
Pena
56.
Pereza
57.
Pesadumbre
58.
Odio
59.
Enfado
60.
Engaño
61.
Estrés
62.
Perdido
63.
Enjuiciamiento
64.
Enojo
65.
Envidia
66.
Ofendido
67.
Espanto
68.
Entristecimiento
69.
Estupor
70.
Impaciencia
71.
Desconfianza
72.
Impotencia
73.
Desconcierto
74.
Incapacidad
75.
Incompatibilidad
76.
Incomprensión
77.
Desventura
78.
Indignación
79.
Inestabilidad
80.
Infelicidad
81.
Inferioridad
82.
Injusticia
83.
Destrucción
84.
Desamor
85.
Insatisfacción
86.
Inseguridad
87.
Insuficiencia
88.
Intolerancia
89.
Ira
90.
Irritación
91.
Celos
92.
Culpabilidad
93.
Censura
94.
Cólera
95.
Contrariedad
96.
Dependencia
97.
Depresión
98.
Derrota
99.
Desaliento
100.
Desamparo
101.
Desánimo
102.
Desasosiego
103.
Desconsideración
104.
Abatimiento
105.
Desconsuelo
106.
Desdicha
107.
Resquemor
108.
Desencanto
109.
Desesperación
110.
Desgano
111.
Desilusión
112.
Desolación
113.
Petrificación
114.
Desorientación
115.
Desprecio
116.
Hambruna
117.
Desprestigio
118.
Desvalimiento
119.
Devaluación
120.
Dolor
121.
Disgusto
122.
Lástima
123.
Desidia
124.
Disforia
125.
Exasperación
126.
Remordimiento
127.
Agravio
128.
Obnubilación
129.
Aflicción
130.
Decepción
Emociones ambivalentes
1.
Nostalgia
2.
Añoranza
3.
Lujuria
4.
Unidad
5.
Atracción
6.
Alarma
7.
Asombro
8.
Valentía
9.
Alteración
10.
Soberbia
11.
Vulnerabilidad
12.
Valoración
13.
Tentación
14.
Paciencia
15.
Sorpresa
16.
Ambivalencia
17.
Ternura
18.
Deseo
19.
Timidez
20.
Tranquilidad
21.
Arrepentimiento
22.
Paranoia
23.
Turbación
24.
Frenesí
25.
Confusión
26.
Serenidad
27.
Sometimiento
28.
Sumisión
29.
Sosiego
30.
Rebeldía
31.
Rechazo
32.
Pertenencia
33.
Compromiso
34.
Dicha
35.
Repugnancia
36.
Resentimiento
37.
Reserva
38.
Persecución
39.
Obligación
40.
Ostentación
41.
Excitación
42.
Dominación
43.
Extrañeza
44.
Inconformidad
45.
Incredulidad
46.
Resignación
47.
Indiferencia
48.
Intrepidez
49.
Intriga
50.
Invasión
51.
Impulsividad
52.
Calma
53.
Consuelo
54.
Inquietud
55.
Correspondencia
56.
Curiosidad
57.
Cercanía
58.
Congoja
59.
Titubeante
60.
Desdén
61.
Regocijo
62.
Exaltación
63.
Condescendencia
64.
Ecuanimidad
65.
Apatía
66.
Inspiración
67.
Seriedad
68.
Trance
69.
Obstinación
70.
Arrojo
71.
Perplejidad
En esta
lista de emociones y sentimientos se hace referencia a emociones positivas,
negativas y variables, pero en realidad todas las emociones y sentimientos
pueden llegar a ser negativos o positivos según la manera en que los
experimentemos y expresemos. Además, ni siquiera son todas las emociones que
existen ya que también hay otros estados emocionales que hemos experimentado
pero que en nuestro idioma no tienen una traducción literal, como la
promoia y el awumbuk.
06 julio 2020
EL BOMBARDEO MEDIÁTICO NOS DESESTABILIZA EMOCIONALMENTE Y NOS PUEDE CREAR PROBLEMAS DE SALUD
PSICOLOGÍA
SIN RESERVAS
EL BOMBARDEO MEDIÁTICO NOS DESESTABILIZA EMOCIONALMENTE Y NOS PUEDE CREAR PROBLEMAS
DE SALUD
El 15 de
abril de 2013, mientras cientos de corredores llegaban a la línea de meta en el
maratón anual de Boston, dos bombas explotaron. Tres personas murieron ese
día, incluido un niño de ocho años. Cientos resultaron heridas.
Los medios
de comunicación de todo el mundo le dieron seguimiento. Durante días.
Transmitieron las terribles imágenes de la detonación, el caos, el dolor de las
víctimas. Las personas que vivieron aquel atentado sufrieron daños
psicológicos, pero Alison Holman y sus colegas de la Universidad de California
descubrieron que también hubo otro grupo de personas afectadas.
Tras
entrevistar a 4.675 adultos comprobaron que las personas que no habían vivido
la explosión en carne propia, pero habían consumido 6 o más horas de noticias
al día durante la semana posterior, también presentaban signos de estrés
postraumático.
Los
investigadores concluyeron que “la exposición repetida a los medios relacionada
con los bombardeos se asoció con un mayor estrés agudo que la exposición
directa. La cobertura mediática después de traumas colectivos puede
difundir ampliamente el estrés agudo”.
Por tanto,
les quedó claro que todos subestimamos los efectos de las noticias en nuestra
salud mental. Y ni siquiera somos plenamente conscientes de que las noticias
también cambian la visión que tenemos de la realidad, influyen en nuestras
actitudes, moldean nuestras opiniones y, en última instancia, determinan nuestros
comportamientos e incluso pueden afectar nuestra salud.
Sumergidos
en un flujo constante de noticias
La pandemia
actual y el confinamiento nos han expuesto como ninguna otra situación a los
medios de comunicación, que se han convertido en nuestra única ventana al mundo
en un periodo de gran incertidumbre y soledad. Justo cuando más vulnerables
psicológicamente hemos estado, los medios de noticias han alcanzado cifras
récord de audiencia.
A los medios
de comunicación tradicionales se han sumado otros canales – redes sociales,
podcast y blogs – que siempre están disponibles y han terminado por sumirnos en
un auténtico maremágnum de noticias desde que nos levantábamos hasta que nos
acostábamos.
De hecho,
uno de los primeros estudios realizados sobre la cobertura mediática que se ha
realizado de la pandemia de Covid-19 reveló que el consumo de los nuevos medios
de comunicación generaba síntomas más agudos de depresión, ansiedad y estrés,
en comparación con los medios de comunicación tradicionales. Los investigadores
de la Universidad Normal de Tianjin también comprobaron que la forma de
presentar las noticias cuenta. Aquellas que enfatizaban los aspectos más
positivos o mostraban el contenido de manera más neutral nos desestabilizaban
menos.
Imbuidos en
ese flujo constante de información/desinformación, no es extraño que hayamos
caído en un círculo vicioso particularmente peligroso. Cuando creemos que
existe una amenaza para nuestra vida o estabilidad, nos preocuparemos y
queremos recopilar la mayor cantidad de datos posible para comprender “mejor”
lo que está sucediendo y tomar decisiones informadas.
El problema
es que eso nos conduce a consumir más noticias que, cuando son contradictorias
o sensacionalistas, en vez de aclararnos nos sumen aún más en la confusión.
De hecho,
investigadores de la Universidad de California comprobaron que las personas más
preocupadas por las consecuencias de los eventos suelen consumir más noticias
durante el periodo previo a que ocurran, lo cual se revierte en un peor
desempeño psicológico cuando el problema finalmente se materializa. Es decir,
consumir más noticias no suele prepararnos mejor para los problemas que se
avecinan.
Eso, por
supuesto, no significa que debamos estar desinformados. Pero quizá deberíamos
acercarnos a las noticias con una actitud más cauta y crítica.
Las noticias
aprovechan nuestros sesgos
Una de las
razones por la cual los efectos de las noticias son tan potentes es nuestro “sesgo
de negatividad”. Se trata de nuestra tendencia a prestar más atención a las
cosas negativas que suceden a nuestro alrededor. Es probable que ese sesgo se
deba a que necesitamos protegernos del peligro, razón por la cual nos centramos
más en las noticias negativas y descartamos rápidamente las positivas.
Sin embargo,
un sesgo no es la realidad, es una percepción limitada de la misma. De hecho,
investigadores de la Universidad de Carolina del Norte comprobaron que las
noticias económicas que transmiten los medios a menudo son más sombrías que la
realidad, de manera que terminan influyendo negativamente sobre nuestras
expectativas de futuro. Muchas noticias, por ende, deforman nuestra percepción
del mundo – no necesariamente para mejor.
Las noticias
también hacen leva en el “efecto marco o encuadre”, un fenómeno psicológico que
indica que la manera en que nos presentan un hecho o elección influye en la
forma en que pensamos al respecto.
En 2016 dos
investigadores de la Universidad de Bournemouth presentaron a un grupo de
personas la misma noticia, pero encuadrada de manera diferente, para evaluar su
percepción sobre el nivel de riesgo de un país.
Descubrieron,
por ejemplo, que decir que un ataque terrorista era causado por “al-Qaeda y
los grupos islámicos radicales asociados” preocupaba mucho más a las
personas que referirse de manera más vaga a un “grupo separatista rebelde
nacional”, aunque ambos titulares tienen el mismo significado y sus
consecuencias eran las mismas.
Un estudio
del Moffitt Cáncer Center en Florida
descubrió que las noticias también nos llevan a malinterpretar la incidencia de
diferentes tipos de cáncer. De hecho, solemos pensar que el cáncer cerebral es
mucho más común porque está sobre representado en los medios de comunicación, mientras
otros, como los tumores en el sistema reproductivo, que ocurren con más
frecuencia incluso entre las personas que conocemos, nos parecen menos comunes.
Esa percepción sesgada podría hacer que subestimemos nuestro nivel de riesgo y
pasemos por alto los primeros signos de advertencia. Eso significa que los
efectos de las noticias también se extienden a nuestra salud.
Los efectos
de las noticias en nuestra salud
Una
investigación realizada en el Hospital Louis-H. La Fontaine de Montreal
comprobó que leer noticias negativas durante apenas 10 minutos produce un
aumento de cortisol, la hormona del estrés, en las mujeres. Esas noticias
también son recordadas con mayor nitidez, lo cual significa que nuestro cerebro
las percibe como una amenaza.
Otro estudio
desarrollado en la Universidad de Misuri comprobó que las noticias negativas
aumentan nuestro ritmo cardíaco, lo cual podría tener implicaciones graves para
nuestra salud a largo plazo si nos exponemos continuamente a un alud de
noticias negativas día tras día. De hecho, la exposición de 4 horas o más a la
cobertura mediática sobre los atentados del 11 de septiembre aumentó hasta en
un 53% las probabilidades de tener problemas cardiovasculares durante los tres
años posteriores y otros problemas de salud.
No es
extraño. Vemos las mismas noticias, una y otra vez. Sabemos que no es ficción.
Hay alguien que está sufriendo o que lo está pasando mal. Y eso termina dejando
una huella emocional que puede tener un impacto en nuestra salud.
Otro estudio
desarrollado en la Universidad de Texas comprobó que la exposición a los medios
de comunicación fue un factor predictor de los niveles de ansiedad. Estas
personas reportaban niveles más bajos de optimismo y una mayor angustia
psicológica.
En realidad,
el problema no es la noticia en sí, sino su repetición. El bombardeo. Los
nuevos detalles traumáticos que se añaden para llamar la atención. Porque hace
mucho tiempo que las noticias se han olvidado de su objetivo principal,
informar, y se han convertido en una fuente de entretenimiento más a la que es
necesario añadir drama para mantenernos pegados a las pantallas. De hecho, tras
analizar las noticias en 14 países, psicólogos de la Universidad Nacional de
Taiwán alertaron de que el tratamiento sensacionalista de las mismas ha
aumentado exponencialmente en los últimos años.
Y nadie es
inmune. Aunque algunos sean más sugestionables que otros, psicólogos de la
Universidad Abierta de los Países Bajos constataron que las noticias afectan
nuestro estado de ánimo, generando emociones negativas y borrando las
positivas, independientemente de nuestras características de personalidad.
Por tanto,
en la era de la infoxicación, necesitamos asumir una actitud proactiva, que
quizá signifique reducir el consumo de noticias y/o elegir fuentes fiables que
realmente nos informen en vez de limitarse a generar alarma o añadir detalles
morbosos. Nuestra salud mental y física nos lo agradecerá.
Fuentes:
Gorvett, Z.
(2020) How the news changes the way We think and behave. En: BBC.
Hoog, N.
& Verboon, P. (2020) Is the news Making us unhappy? The influence of daily
news exposure on emotional states. British Journal of Psychology; 111(2): 157-173.
01 julio 2020
SI CREES QUE TODO TE VA MAL TENGO UNA FÓRMULA PARA CAMBIAR TU SENSACIÓN
SI CREES QUE TODO TE VA MAL TENGO UNA FÓRMULA PARA CAMBIAR TU SENSACIÓN
Y es un horror.
Hay momentos en la vida en las que suceden mil cosas desagradables.
Todas. A la vez. Ahí es cuando te preguntas: ¿y qué narices le hice yo al
Universo para que me lo pague de esta manera?
El famoso Karma. A mí me tiene harta. Hartísima. Seguro que me entiendes:
intentas ser mejor persona; te fijas mucho en cómo hablas de los demás (soltar
porquería por la boca sólo sirve para que te ensucies por dentro); procuras no
joderle vida a nadie (y seguramente no lo consigues del todo porque uno no
siempre es consciente de ello) y ayudas al que lo necesita (dentro de tus
posibilidades). Pero el Karma- tu Karma, mi Karma, nuestro Karma- parece estar
pasándolo de maravilla, jugando a veteasaberqué. A veces me da la
sensación de que se trata de una partida para dos pero que juega solo: hace una
jugada, se levanta, se sienta en la silla de enfrente y vuelve a jugar.
De lo contrario, no me explico.
El Karma juega en su tiempo libre, así que cuando está de vacaciones, es
un sinvivir: se te rompe la nevera; tu novio te deja; tu jefe parece haber
apostado a ver cuánto tiempo aguantarías bajo presión (suele ganar, el muy
cabrón); caes enferma, encadenando un catarro con una apendicitis y la regla...
Y, por si fuera poco, la Agencia Tributaria te exige devolverle un dinero que
no tienes.
Sí, sé que contado así, puede parecer ordinario. Pero a mí no se me
ocurre ser poética y literaria cuando hablo de las malas pasadas de la vida.
Porque llamarlas “desgracias” es muy de primer mundo, y decir que son
"unas simples circunstancias no favorables" es quitarle peso al
asunto. Yo no me doblego ante las circunstancias, pero sí me afectan estas
malas pasadas de la vida. Sobre todo, si llegan todas a la vez (y es como suelen
llegar).
Y hay días en los que cuesta ser positiva. Esos días de “todo mal todo el
rato”. Yo lo intento, de todas maneras. Por ejemplo, pienso en los que lo pasan
verdaderamente mal, pero no me sirve de nada, porque en vez de tranquilizarme,
sufro por ellos. O decido que no tengo motivos reales para quejarme, pero
entonces me deprimo todavía más. Incluso intento buscarle cosas positivas a mi
vida y… ¡No las encuentro! Cuando la nube negra se instala encima de mí, dejo
de ver el horizonte.
Pero hace unos meses conocí a Nico.
Quedamos para cenar los cuatro: yo con mi chico y mi amigo con el suyo.
Nico, el novio de mi amigo, resultó ser escultor, pintor, arquitecto... Hace un
montón de cosas y todas las hace bien. Le va bien. Se le ve bien. Y tiene mucho
trabajo, haciendo algo que le apasiona: crear. Vamos, algo increíble,
teniendo en cuenta cómo están las cosas hoy en día.
Pero lo que más fascinada me tenía era su actitud ante la vida. No diría
que Nico es una persona excesivamente positiva o extremadamente optimista. Qué
va. Nico es lineal. Muy raro para un artista, lo sé.
Hablamos de las frustraciones, de cómo vemos la vida y la gente, del
cambio, de por qué unos viven y otros parecen estar sobreviviendo rodeados de
cosas.
Así que le conté mis agobios cotidianos y le hablé de esa
sensación de que mi Karma me odia y ni siquiera sé por qué.
Y entonces Nico me dijo algo que me hizo ver las cosas de otra manera.
Puede que te parezca demasiado simple, pero a veces las cosas más sencillas son
las que nos hacen cambiar de mentalidad. O lo que llega a ser la teoría de la
navaja de Ockham: "En igualdad de condiciones, la explicación más
sencilla suele ser la más probable."
La comparación que hizo Nico me pareció simplemente fantástica. Y quiero
compartirla contigo.
“La vida es así: hoy todo va bien, mañana parece que todo va mal. Y
cuando las cosas dejan de funcionar, nos dedicamos a repasarlas una y otra vez
y esperar- desesperadamente- que las cosas mejoren. Pero esto es como cuando
alguien te ha enviado un paquete a través de una agencia de transporte. Sabes
que te va a llegar, pero te pasas el día mirando fijamente en el ordenador
siguiendo el trayecto del paquete: ha salido, ha llegado a la aduana, sigue en
la aduana, parece que está en reparto, no llega… Desatiendes muchas cosas
cotidianas por seguir el proceso de entrega del paquete. Te pones
nerviosa porque quieres recibirlo ya, aún sabiendo que, tarde o temprano,
llegará. Y cuando por fin llega, te das cuenta de que tienes que hacer
mil cosas que no habías hecho estos días, porque has pasado semanas pegada a la
pantalla. Las cosas buenas llegarán: hoy, mañana o de aquí a una semana o un
mes, y no sirve de nada estar histérica siguiendo su trayecto. Dedícate a hacer
lo que toca hacer, y ya está. Porque el paquete está de camino”.
Desde entonces yo ya no espero mi “paquete”, me ocupo de mis cosas y,
cuando todo va mal, me centro en lo que tengo que hacer. Y el paquete llega,
tenía razón Nico. El mío, por cierto, me lo han entregado esta misma mañana,
cuando ya no me acordaba de que tenía que llegar.
Y es que pasamos mucho tiempo en un “stand by” emocional, esperando que
algo bueno suceda. Años de cola para acceder a la ventanilla de “Recompensas
del Karma”. Pero el día que llega nuestro turno, resulta que no lo habían
enviado a domicilio.
Que desperdicio de vida.
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