09 julio 2020


URIOSIDADES DE LA PSICOLOGÍA
LISTA DE EMOCIONES Y SENTIMIENTOS

Las emociones son experiencias relativamente fugaces y más o menos conscientes que se caracterizan por una intensa actividad mental que genera un alto grado de placer o displacer. Todos experimentamos emociones, pero no todos somos capaces de reconocerlas y gestionarlas.

De hecho, existen personas que tienen un autoconocimiento emocional muy limitado, aunque experimentan muchas emociones, no son capaces de reconocerlas con precisión. El problema es que no saber qué emoción se está experimentando también nos impide gestionarla de la manera más adecuada.

Al contrario, conocer todas las emociones y sentimientos nos permitirá afinar nuestra conciencia emocional. Si solo conoces una o dos notas musicales, serán las únicas que escucharás ya que les prestarás más atención. Si las conoces todo tu universo musical se expandirá. Lo mismo ocurre en el plano de los sentimientos y emociones.

Ni los sentimientos son tan emocionales ni el pensamiento es tan racional

Solemos pensar que las emociones y el pensamiento son procesos antagónicos que se excluyen o molestan. Sin embargo, lo cierto es que en cada emoción hay una pizca de razón y en cada pensamiento hay una dosis de sentimiento.

Aunque actuemos guiándonos por las emociones que estamos experimentando en ese momento, en realidad también estamos reaccionando a un proceso mental complejo que ha ocurrido en un segundo plano: la interpretación cognitiva que hemos hecho del evento.

Lo cierto es que no reaccionamos ante la realidad, sino ante el significado que le conferimos a esa realidad, y en ese caso influyen desde nuestras expectativas y necesidades hasta nuestros pensamientos. Por tanto, las emociones no son simplemente reacciones ante el medio sino también ante la valoración que hacemos de lo que nos está sucediendo.

Por ejemplo, si una persona nos tira un vaso de agua encima, la reacción emocional más congruente sería la sorpresa ya que es un evento inesperado. Sin embargo, cuando comenzamos a pensar en las intenciones de esa persona y nuestra mente racional se ponga en marcha, podemos reaccionar con enfado, pensando que lo hizo a propósito. Así, la ira no es una reacción emocional ante lo sucedido sino ante nuestra interpretación de lo que ha sucedido.

Diferencia entre emociones y sentimientos

Conocer la diferencia entre emociones y sentimientos no es un mero ejercicio epistemológico o linguístico, nos ayudará a comprender mejor nuestras reacciones y comportamientos, permitiéndonos regular nuestras respuestas afectivas para lograr un mayor bienestar.

¿Qué son las emociones? Son reacciones de valencia afectiva ante determinados estímulos, que pueden ser externos, algo que vemos o vivimos, o internos, como un pensamiento o un recuerdo. Las emociones desatan un conjunto de respuestas hormonales y neuroquímicas que producen un estado de activación, impulsándonos a la acción inmediata.

¿Qué son los sentimientos? Los sentimientos generan las mismas respuestas fisiológicas y psicológicas que las emociones, pero tienen incorporada una evaluación consciente. Es decir, implican la toma de conciencia y valoración de la emoción y la experiencia afectiva que estamos viviendo.

Por tanto, las principales diferencias entre emociones y sentimientos son:

1.      Duración. Las emociones son estados transitorios que vienen y van con relativa rapidez. Los sentimientos, en cambio, son estados afectivos más estables a lo largo del tiempo. La alegría, por ejemplo, es una emoción, mientras que el amor es un sentimiento.

2.      Orden de aparición. Los sentimientos son el resultado de las emociones, de manera que estas suelen antecederlos. La alegría, por ejemplo, puede transformarse en felicidad y la atracción en amor.

3.      Intensidad. Las emociones suelen ser más intensas que los sentimientos ya que su principal objetivo es predisponernos a la acción. Los complejos procesos de valoración que suelen intervenir en los sentimientos le restan un poco de intensidad.

4.      Nivel de procesamiento. Las emociones se dan de forma inconsciente, generando una respuesta casi inmediata, mientras que los sentimientos, al demandar más tiempo para su formación, se procesan de manera consciente.

5.      Grado de regulación. Las emociones son estados afectivos difíciles de controlar ya que generan reacciones psicofisiológicas automáticas. No podemos contener completamente emociones como el miedo o la alegría, por ejemplo, ya que apenas las experimentemos estas se manifestarán a través de microexpresiones. Los sentimientos, al contrario, se pueden gestionar mejor a lo largo del tiempo, buscando estrategias para expresarlos de manera más asertiva.

No obstante, emociones y sentimientos suelen ser difíciles de separar en la práctica ya que allí donde hay un sentimiento suele haber diferentes emociones y viceversa.

Comprender las diferencias entre emociones y sentimientos nos ayuda, sin embargo, a no sentirnos culpables por nuestras primeras reacciones emocionales. También nos enseña a no aferrarnos a ellas, de manera que aquellas desagradables puedan desaparecer de forma tan natural como han aparecido.

¿Cuántas emociones existen?

En Psicología existe cierto consenso general en hablar de 6 tipos de emociones básicas: el miedo, la ira, el asco, la tristeza, la sorpresa y la alegría. Sin embargo, las investigaciones más recientes han mostrado que el rostro humano es capaz de crear más de 7.000 expresiones diferentes que reflejan una gran variedad emocional.

Por tanto, las emociones básicas son simplemente la base sobre la cual construimos sentimientos y emociones más complejos y sutiles que matizan nuestras experiencias.

Lista de emociones y sentimientos básicos y complejos

Emociones y sentimientos positivos

1.      Alegría

2.      Amor

3.      Afecto

4.      Compasión

5.      Generosidad

6.      Gozo

7.      Júbilo

8.      Esperanza

9.      Admiración

10. Libertad

11. Logro

12. Justicia

13. Agradecimiento

14. Aceptación

15. Acompañamiento

16. Bondad

17. Apreciacion

18. Benevolencia

19. Orgullo

20. Amabilidad

21. Alivio

22. Empatía

23. Integridad

24. Humildad

25. Apego

26. Aprobación

27. Concentración

28. Suficiencia

29. Armonía

30. Honestidad

31. Templanza

32. Tolerancia

33. Motivación

34. Felicidad

35. Firmeza

36. Fortaleza

37. Autonomía

38. Honorabilidad

39. Solidaridad

40. Optimismo

41. Satisfacción

42. Seguridad

43. Comprensión

44. Simpatía

45. Cariño

46. Pasión

47. Estima

48. Entusiasmo

49. Respeto

50. Paz

51. Placer

52. Compromiso

53. Fervor

54. Encanto

55. Competencia

56. Plenitud

57. Omnipotencia

58. Euforia

59. Éxtasis

60. Ilusión

61. Apoyo

62. Contento

63. Interés

64. Confianza

65. Alborozo

66. Cuidado

67. Dignidad

68. Enérgico

69. Vitalidad

70. Complacencia

Emociones y sentimientos negativos

1.      Tristeza

2.      Melancolía

3.      Abandono

4.      Aburrimiento

5.      Abuso

6.      Necesidad

7.      Ausencia

8.      Desmotivación

9.      Susto

10. Amargura

11. Angustia

12. Agresión

13. Agobio

14. Vacilación

15. Ansiedad

16. Asco

17. Venganza

18. Valentía

19. Fastidio

20. Vergüenza

21. Vacío

22. Hastío

23. Hostilidad

24. Humillación

25. Menosprecio

26. Mezquindad

27. Temor

28. Terquedad

29. Terror

30. Traición

31. Molestia

32. Abrumado

33. Lástima

34. Manipulación

35. Miedo

36. Fobia

37. Fracaso

38. Fragilidad

39. Frustración

40. Furia

41. Soledad

42. Imperturbabilidad

43. Parálisis

44. Rencor

45. Rabia

46. Recelo

47. Pudor

48. Desprotección

49. Miseria

50. Pavor

51. Preocupación

52. Prepotencia

53. Pesimismo

54. Incongruencia

55. Pena

56. Pereza

57. Pesadumbre

58. Odio

59. Enfado

60. Engaño

61. Estrés

62. Perdido

63. Enjuiciamiento

64. Enojo

65. Envidia

66. Ofendido

67. Espanto

68. Entristecimiento

69. Estupor

70. Impaciencia

71. Desconfianza

72. Impotencia

73. Desconcierto

74. Incapacidad

75. Incompatibilidad

76. Incomprensión

77. Desventura

78. Indignación

79. Inestabilidad

80. Infelicidad

81. Inferioridad

82. Injusticia

83. Destrucción

84. Desamor

85. Insatisfacción

86. Inseguridad

87. Insuficiencia

88. Intolerancia

89. Ira

90. Irritación

91. Celos

92. Culpabilidad

93. Censura

94. Cólera

95. Contrariedad

96. Dependencia

97. Depresión

98. Derrota

99. Desaliento

100.                    Desamparo

101.                    Desánimo

102.                    Desasosiego

103.                    Desconsideración

104.                    Abatimiento

105.                    Desconsuelo

106.                    Desdicha

107.                    Resquemor

108.                    Desencanto

109.                    Desesperación

110.                    Desgano

111.                    Desilusión

112.                    Desolación

113.                    Petrificación

114.                    Desorientación

115.                    Desprecio

116.                    Hambruna

117.                    Desprestigio

118.                    Desvalimiento

119.                    Devaluación

120.                    Dolor

121.                    Disgusto

122.                    Lástima

123.                    Desidia

124.                    Disforia

125.                    Exasperación

126.                    Remordimiento

127.                    Agravio

128.                    Obnubilación

129.                    Aflicción

130.                    Decepción

Emociones ambivalentes

1.      Nostalgia

2.      Añoranza

3.      Lujuria

4.      Unidad

5.      Atracción

6.      Alarma

7.      Asombro

8.      Valentía

9.      Alteración

10. Soberbia

11. Vulnerabilidad

12. Valoración

13. Tentación

14. Paciencia

15. Sorpresa

16. Ambivalencia

17. Ternura

18. Deseo

19. Timidez

20. Tranquilidad

21. Arrepentimiento

22. Paranoia

23. Turbación

24. Frenesí

25. Confusión

26. Serenidad

27. Sometimiento

28. Sumisión

29. Sosiego

30. Rebeldía

31. Rechazo

32. Pertenencia

33. Compromiso

34. Dicha

35. Repugnancia

36. Resentimiento

37. Reserva

38. Persecución

39. Obligación

40. Ostentación

41. Excitación

42. Dominación

43. Extrañeza

44. Inconformidad

45. Incredulidad

46. Resignación

47. Indiferencia

48. Intrepidez

49. Intriga

50. Invasión

51. Impulsividad

52. Calma

53. Consuelo

54. Inquietud

55. Correspondencia

56. Curiosidad

57. Cercanía

58. Congoja

59. Titubeante

60. Desdén

61. Regocijo

62. Exaltación

63. Condescendencia

64. Ecuanimidad

65. Apatía

66. Inspiración

67. Seriedad

68. Trance

69. Obstinación

70. Arrojo

71. Perplejidad

En esta lista de emociones y sentimientos se hace referencia a emociones positivas, negativas y variables, pero en realidad todas las emociones y sentimientos pueden llegar a ser negativos o positivos según la manera en que los experimentemos y expresemos. Además, ni siquiera son todas las emociones que existen ya que también hay otros estados emocionales que hemos experimentado pero que en nuestro idioma no tienen una traducción literal, como la promoia y el awumbuk.


06 julio 2020

EL BOMBARDEO MEDIÁTICO NOS DESESTABILIZA EMOCIONALMENTE Y NOS PUEDE CREAR PROBLEMAS DE SALUD


PSICOLOGÍA SIN RESERVAS
EL BOMBARDEO MEDIÁTICO NOS DESESTABILIZA EMOCIONALMENTE Y NOS PUEDE CREAR PROBLEMAS DE SALUD

 

El 15 de abril de 2013, mientras cientos de corredores llegaban a la línea de meta en el maratón anual de Boston, dos bombas explotaron. Tres personas murieron ese día, incluido un niño de ocho años. Cientos resultaron heridas. 

Los medios de comunicación de todo el mundo le dieron seguimiento. Durante días. Transmitieron las terribles imágenes de la detonación, el caos, el dolor de las víctimas. Las personas que vivieron aquel atentado sufrieron daños psicológicos, pero Alison Holman y sus colegas de la Universidad de California descubrieron que también hubo otro grupo de personas afectadas.

Tras entrevistar a 4.675 adultos comprobaron que las personas que no habían vivido la explosión en carne propia, pero habían consumido 6 o más horas de noticias al día durante la semana posterior, también presentaban signos de estrés postraumático.

Los investigadores concluyeron que “la exposición repetida a los medios relacionada con los bombardeos se asoció con un mayor estrés agudo que la exposición directa. La cobertura mediática después de traumas colectivos puede difundir ampliamente el estrés agudo”. 

Por tanto, les quedó claro que todos subestimamos los efectos de las noticias en nuestra salud mental. Y ni siquiera somos plenamente conscientes de que las noticias también cambian la visión que tenemos de la realidad, influyen en nuestras actitudes, moldean nuestras opiniones y, en última instancia, determinan nuestros comportamientos e incluso pueden afectar nuestra salud.

Sumergidos en un flujo constante de noticias

La pandemia actual y el confinamiento nos han expuesto como ninguna otra situación a los medios de comunicación, que se han convertido en nuestra única ventana al mundo en un periodo de gran incertidumbre y soledad. Justo cuando más vulnerables psicológicamente hemos estado, los medios de noticias han alcanzado cifras récord de audiencia.

A los medios de comunicación tradicionales se han sumado otros canales – redes sociales, podcast y blogs – que siempre están disponibles y han terminado por sumirnos en un auténtico maremágnum de noticias desde que nos levantábamos hasta que nos acostábamos.

De hecho, uno de los primeros estudios realizados sobre la cobertura mediática que se ha realizado de la pandemia de Covid-19 reveló que el consumo de los nuevos medios de comunicación generaba síntomas más agudos de depresión, ansiedad y estrés, en comparación con los medios de comunicación tradicionales. Los investigadores de la Universidad Normal de Tianjin también comprobaron que la forma de presentar las noticias cuenta. Aquellas que enfatizaban los aspectos más positivos o mostraban el contenido de manera más neutral nos desestabilizaban menos.

Imbuidos en ese flujo constante de información/desinformación, no es extraño que hayamos caído en un círculo vicioso particularmente peligroso. Cuando creemos que existe una amenaza para nuestra vida o estabilidad, nos preocuparemos y queremos recopilar la mayor cantidad de datos posible para comprender “mejor” lo que está sucediendo y tomar decisiones informadas.

El problema es que eso nos conduce a consumir más noticias que, cuando son contradictorias o sensacionalistas, en vez de aclararnos nos sumen aún más en la confusión.

De hecho, investigadores de la Universidad de California comprobaron que las personas más preocupadas por las consecuencias de los eventos suelen consumir más noticias durante el periodo previo a que ocurran, lo cual se revierte en un peor desempeño psicológico cuando el problema finalmente se materializa. Es decir, consumir más noticias no suele prepararnos mejor para los problemas que se avecinan.

Eso, por supuesto, no significa que debamos estar desinformados. Pero quizá deberíamos acercarnos a las noticias con una actitud más cauta y crítica.

Las noticias aprovechan nuestros sesgos

Una de las razones por la cual los efectos de las noticias son tan potentes es nuestro “sesgo de negatividad”. Se trata de nuestra tendencia a prestar más atención a las cosas negativas que suceden a nuestro alrededor. Es probable que ese sesgo se deba a que necesitamos protegernos del peligro, razón por la cual nos centramos más en las noticias negativas y descartamos rápidamente las positivas.

Sin embargo, un sesgo no es la realidad, es una percepción limitada de la misma. De hecho, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte comprobaron que las noticias económicas que transmiten los medios a menudo son más sombrías que la realidad, de manera que terminan influyendo negativamente sobre nuestras expectativas de futuro. Muchas noticias, por ende, deforman nuestra percepción del mundo – no necesariamente para mejor. 

Las noticias también hacen leva en el “efecto marco o encuadre”, un fenómeno psicológico que indica que la manera en que nos presentan un hecho o elección influye en la forma en que pensamos al respecto. 

En 2016 dos investigadores de la Universidad de Bournemouth presentaron a un grupo de personas la misma noticia, pero encuadrada de manera diferente, para evaluar su percepción sobre el nivel de riesgo de un país.

Descubrieron, por ejemplo, que decir que un ataque terrorista era causado por “al-Qaeda y los grupos islámicos radicales asociados” preocupaba mucho más a las personas que referirse de manera más vaga a un “grupo separatista rebelde nacional”, aunque ambos titulares tienen el mismo significado y sus consecuencias eran las mismas.

Un estudio del Moffitt  Cáncer Center en Florida descubrió que las noticias también nos llevan a malinterpretar la incidencia de diferentes tipos de cáncer. De hecho, solemos pensar que el cáncer cerebral es mucho más común porque está sobre representado en los medios de comunicación, mientras otros, como los tumores en el sistema reproductivo, que ocurren con más frecuencia incluso entre las personas que conocemos, nos parecen menos comunes. Esa percepción sesgada podría hacer que subestimemos nuestro nivel de riesgo y pasemos por alto los primeros signos de advertencia. Eso significa que los efectos de las noticias también se extienden a nuestra salud.

Los efectos de las noticias en nuestra salud

Una investigación realizada en el Hospital Louis-H. La Fontaine de Montreal comprobó que leer noticias negativas durante apenas 10 minutos produce un aumento de cortisol, la hormona del estrés, en las mujeres. Esas noticias también son recordadas con mayor nitidez, lo cual significa que nuestro cerebro las percibe como una amenaza.

Otro estudio desarrollado en la Universidad de Misuri comprobó que las noticias negativas aumentan nuestro ritmo cardíaco, lo cual podría tener implicaciones graves para nuestra salud a largo plazo si nos exponemos continuamente a un alud de noticias negativas día tras día. De hecho, la exposición de 4 horas o más a la cobertura mediática sobre los atentados del 11 de septiembre aumentó hasta en un 53% las probabilidades de tener problemas cardiovasculares durante los tres años posteriores y otros problemas de salud.

No es extraño. Vemos las mismas noticias, una y otra vez. Sabemos que no es ficción. Hay alguien que está sufriendo o que lo está pasando mal. Y eso termina dejando una huella emocional que puede tener un impacto en nuestra salud.

Otro estudio desarrollado en la Universidad de Texas comprobó que la exposición a los medios de comunicación fue un factor predictor de los niveles de ansiedad. Estas personas reportaban niveles más bajos de optimismo y una mayor angustia psicológica.

En realidad, el problema no es la noticia en sí, sino su repetición. El bombardeo. Los nuevos detalles traumáticos que se añaden para llamar la atención. Porque hace mucho tiempo que las noticias se han olvidado de su objetivo principal, informar, y se han convertido en una fuente de entretenimiento más a la que es necesario añadir drama para mantenernos pegados a las pantallas. De hecho, tras analizar las noticias en 14 países, psicólogos de la Universidad Nacional de Taiwán alertaron de que el tratamiento sensacionalista de las mismas ha aumentado exponencialmente en los últimos años.

Y nadie es inmune. Aunque algunos sean más sugestionables que otros, psicólogos de la Universidad Abierta de los Países Bajos constataron que las noticias afectan nuestro estado de ánimo, generando emociones negativas y borrando las positivas, independientemente de nuestras características de personalidad.

Por tanto, en la era de la infoxicación, necesitamos asumir una actitud proactiva, que quizá signifique reducir el consumo de noticias y/o elegir fuentes fiables que realmente nos informen en vez de limitarse a generar alarma o añadir detalles morbosos. Nuestra salud mental y física nos lo agradecerá.

Fuentes:

Gorvett, Z. (2020) How the news changes the way We think and behave. En: BBC.

Hoog, N. & Verboon, P. (2020) Is the news Making us unhappy? The influence of daily news exposure on emotional states. British Journal of Psychology; 111(2): 157-173.


01 julio 2020

SI CREES QUE TODO TE VA MAL TENGO UNA FÓRMULA PARA CAMBIAR TU SENSACIÓN


Psicología desarrollo personal
SI CREES QUE TODO TE VA MAL TENGO UNA FÓRMULA PARA CAMBIAR TU SENSACIÓN


No voy a ser yo la primera persona en este planeta que a veces (bueno, muchas veces) tiene la sensación de que todo le va mal. Más allá de que lo mío podría ser un simple caso de hipocondría, la sensación es la que es. La tengo. La noto. La vivo.
Y es un horror.
Hay momentos en la vida en las que suceden mil cosas desagradables. Todas. A la vez. Ahí es cuando te preguntas: ¿y qué narices le hice yo al Universo para que me lo pague de esta manera?
El famoso Karma. A mí me tiene harta. Hartísima. Seguro que me entiendes: intentas ser mejor persona; te fijas mucho en cómo hablas de los demás (soltar porquería por la boca sólo sirve para que te ensucies por dentro); procuras no joderle vida a nadie (y seguramente no lo consigues del todo porque uno no siempre es consciente de ello) y ayudas al que lo necesita (dentro de tus posibilidades). Pero el Karma- tu Karma, mi Karma, nuestro Karma- parece estar pasándolo de maravilla, jugando a veteasaberqué. A veces me da la sensación de que se trata de una partida para dos pero que juega solo: hace una jugada, se levanta, se sienta en la silla de enfrente y vuelve a jugar.
De lo contrario, no me explico.
El Karma juega en su tiempo libre, así que cuando está de vacaciones, es un sinvivir: se te rompe la nevera; tu novio te deja; tu jefe parece haber apostado a ver cuánto tiempo aguantarías bajo presión (suele ganar, el muy cabrón); caes enferma, encadenando un catarro con una apendicitis y la regla... Y, por si fuera poco, la Agencia Tributaria te exige devolverle un dinero que no tienes.
Sí, sé que contado así, puede parecer ordinario. Pero a mí no se me ocurre ser poética y literaria cuando hablo de las malas pasadas de la vida. Porque llamarlas “desgracias” es muy de primer mundo, y decir que son "unas simples circunstancias no favorables" es quitarle peso al asunto. Yo no me doblego ante las circunstancias, pero sí me afectan estas malas pasadas de la vida. Sobre todo, si llegan todas a la vez (y es como suelen llegar).
Y hay días en los que cuesta ser positiva. Esos días de “todo mal todo el rato”. Yo lo intento, de todas maneras. Por ejemplo, pienso en los que lo pasan verdaderamente mal, pero no me sirve de nada, porque en vez de tranquilizarme, sufro por ellos. O decido que no tengo motivos reales para quejarme, pero entonces me deprimo todavía más. Incluso intento buscarle cosas positivas a mi vida y… ¡No las encuentro! Cuando la nube negra se instala encima de mí, dejo de ver el horizonte.
Pero hace unos meses conocí a Nico.
Quedamos para cenar los cuatro: yo con mi chico y mi amigo con el suyo. Nico, el novio de mi amigo, resultó ser escultor, pintor, arquitecto... Hace un montón de cosas y todas las hace bien. Le va bien. Se le ve bien. Y tiene mucho trabajo, haciendo algo que le apasiona: crear. Vamos, algo increíble, teniendo en cuenta cómo están las cosas hoy en día.
Pero lo que más fascinada me tenía era su actitud ante la vida. No diría que Nico es una persona excesivamente positiva o extremadamente optimista. Qué va. Nico es lineal. Muy raro para un artista, lo sé.
Hablamos de las frustraciones, de cómo vemos la vida y la gente, del cambio, de por qué unos viven y otros parecen estar sobreviviendo rodeados de cosas.
Así que le conté mis agobios cotidianos y le hablé de esa sensación de que mi Karma me odia y ni siquiera sé por qué.
Y entonces Nico me dijo algo que me hizo ver las cosas de otra manera. Puede que te parezca demasiado simple, pero a veces las cosas más sencillas son las que nos hacen cambiar de mentalidad. O lo que llega a ser la teoría de la navaja de Ockham: "En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable."
La comparación que hizo Nico me pareció simplemente fantástica. Y quiero compartirla contigo.
“La vida es así: hoy todo va bien, mañana parece que todo va mal. Y cuando las cosas dejan de funcionar, nos dedicamos a repasarlas una y otra vez y esperar- desesperadamente- que las cosas mejoren. Pero esto es como cuando alguien te ha enviado un paquete a través de una agencia de transporte. Sabes que te va a llegar, pero te pasas el día mirando fijamente en el ordenador siguiendo el trayecto del paquete: ha salido, ha llegado a la aduana, sigue en la aduana, parece que está en reparto, no llega… Desatiendes muchas cosas cotidianas por seguir el proceso de entrega del paquete. Te pones nerviosa porque quieres recibirlo ya, aún sabiendo que, tarde o temprano, llegará. Y cuando por fin llega, te das cuenta de que tienes que hacer mil cosas que no habías hecho estos días, porque has pasado semanas pegada a la pantalla. Las cosas buenas llegarán: hoy, mañana o de aquí a una semana o un mes, y no sirve de nada estar histérica siguiendo su trayecto. Dedícate a hacer lo que toca hacer, y ya está. Porque el paquete está de camino”.
Desde entonces yo ya no espero mi “paquete”, me ocupo de mis cosas y, cuando todo va mal, me centro en lo que tengo que hacer. Y el paquete llega, tenía razón Nico. El mío, por cierto, me lo han entregado esta misma mañana, cuando ya no me acordaba de que tenía que llegar.
Y es que pasamos mucho tiempo en un “stand by” emocional, esperando que algo bueno suceda. Años de cola para acceder a la ventanilla de “Recompensas del Karma”. Pero el día que llega nuestro turno, resulta que no lo habían enviado a domicilio.
Que desperdicio de vida.