11 diciembre 2020

SEÑALES QUE INDICAN QUE NO TE QUIERES LO SUFICIENTE

psicología /desarrollo personal  

SEÑALES QUE INDICAN QUE NO TE QUIERES LO SUFICIENTE


 


La vida es demasiado corta como para malgastarla preocupándose excesivamente por lo que piensan los demás. Cuando nos sentimos seguros de nosotros mismos y proyectamos una imagen de confianza y serenidad, son las otras personas quienes desean estar a nuestro lado. Al contrario, cuando buscamos desesperadamente su aprobación terminamos convirtiéndonos en una persona sin carácter, que no sabe lo que quiere y cuya felicidad depende de los otros.

Por eso, es importante mantenerse atentos a esas sutiles señales que indican que no nos amamos lo suficiente, indicadores de que no nos aceptamos tal como somos, quizá porque nos sentimos inadecuados o creemos que no somos lo suficientemente buenos. 

Sin embargo, recuerda que para que los demás te acepten, primero debes aceptarte tu; para que los demás te amen, primero debes amarte. El trabajo empieza por casa.

Una persona que no se acepta, no logra amarse

1. No te sientes libre para ser quién eres. Si no crees que eres lo suficientemente bueno, es probable que no te sientas libre para mostrarte tal cual eres porque te avergüenzas, como resultado, gastas una cantidad enorme de energía intentando ser una persona que no eres, solo para agradar a los demás y obtener su aprobación.

2. No pasas tiempo a solas. Si siempre necesitas estar rodeado de personas, porque no te sientes bien a solas, es probable que en el fondo te sientas incómodo contigo mismo y te moleste lo que encuentras cuando buceas en tu interior. En ese caso, tendrás que aprender a valorar y disfrutar de tu compañía.

3. No expresas tus ideas. Si te pliegas a menudo a las opiniones de los demás, aunque no estés de acuerdo con ellas, es probable que en el fondo se esconda una falta de autoestima. Quizá crees que tus ideas no son lo suficientemente interesantes como para ser tenidas en cuenta, o temes expresarlas.

 

4. No te mimas. Dentro de nosotros habita un pequeño niño que necesita ser consolado y mimado a cada rato. Cada vez que te mimas y te das un pequeño capricho, te estás diciendo que te consideras una persona valiosa, digna de esas pequeñas satisfacciones, si no lo haces, es probable que no te sientas bien contigo mismo.

5. No valoras tus logros. Muy pocos logran ser Premios Nobel, pero cada persona es valiosa y aporta algo en el entorno en el que se desenvuelve. Si no logras ver tus logros, es probable que se deba a que no te amas lo suficiente y tiendes a menospreciar cada cosa que consigues.

6. Te tratas con demasiada rudeza. Ser críticos con uno mismo es bueno, nos permite identificar nuestros errores y crecer. Sin embargo, ser excesivamente rudos en nuestros juicios, hasta el punto de denigrarnos, simplemente indica que no nos amamos y nos estamos castigando por ser quienes somos.

-No cuidas tu cuerpo. El cuerpo es nuestro templo, no debemos obsesionarnos con tener una figura perfecta pero tampoco debemos descuidar la práctica de actividad física y la dieta. La falta de cuidado personal a menudo indica una falta de amor más profunda, señala que no consideramos que somos lo suficientemente buenos como para dedicarnos tiempo y esfuerzo.

Ø  No te motivas. Todos podemos fallar, pero la diferencia entre quienes logran sus objetivos y quienes se quedan a mitad radica en su autoconfianza y en su capacidad para motivarse cuando las cosas van mal. Por supuesto, no se trata de convertirse en optimistas ingenuos, pero sí de encontrar esas teclas que nos motivan y aprender a pulsarlas cuando necesitamos una dosis extra de motivación.

Ø  No confías en ti. La autoconfianza es fundamental para desarrollar una autoestima sana. Las personas que no se aman lo suficiente normalmente tampoco son capaces de confiar en sus capacidades y se menosprecian con frecuencia. Por tanto, si a menudo te dices que no puedes lograrlo o que no eres capaz, esas son señales de alarma de que necesitas cambiar la relación que mantienes contigo mismo. 

Ø  No te abres a los demás. Las personas que no se aman lo suficiente normalmente tienen problemas para abrirse a los demás y entregarse completamente en las relaciones. Como piensan que no son merecedoras de amor, se encierran en un caparazón, para que nadie pueda descubrir esa falta de estima.

10 diciembre 2020

LA ENORME DIFERENCIA ENTRE MATAR EL TIEMPO y “APROVECHAR EL TIEMPO”

desarrollo personal  
psico

LA ENORME DIFERENCIA ENTRE MATAR EL TIEMPO y “APROVECHAR EL TIEMPO”






“Matar el tiempo” se ha convertido en uno de los imperativos de nuestra sociedad. Aburridos, aterrados por los minutos que corren, nos sentimos obligados a echar mano a cualquier entretenimiento o actividad que nos ayude a enajenarnos del incesante paso de las manecillas del reloj, como si así pudiéramos conjurar nuestra propia mortalidad, como si pudiéramos olvidar que el tiempo es la materia de la cual está hecha la vida. 

“Matar el tiempo” se ha convertido en uno de los imperativos de nuestra sociedad. Aburridos, aterrados por los minutos que corren, nos sentimos obligados a echar mano a cualquier entretenimiento o actividad que nos ayude a enajenarnos del incesante paso de las manecillas del reloj, como si así pudiéramos conjurar nuestra propia mortalidad, como si pudiéramos olvidar que el tiempo es la materia de la cual está hecha la vida.

Aquello a lo que dedicamos nuestro tiempo es en definitiva a lo que asignamos nuestra vida. Y esta tiene una duración limitada, aunque no nos agrada que nos lo recuerden. Somos seres finitos, con un comienzo y un final, inmersos en un tiempo que pasa inexorable. Matar el tiempo es en realidad dilapidar o consumir parte de nuestra vida.

«Quien gestiona bien su tiempo, gestiona bien su vida. Y quien no encuentra tiempo para reflexionar, planificar o programar, difícilmente podrá sacar adelante ningún proyecto de cierta envergadura. Tal vez no encuentre tiempo ni para sí mismo”, escribió el psicólogo Guillermo Ballenato.

¿Qué diferencia a las personas que matan el tiempo de aquellas que lo aprovechan?

“Matar el tiempo” significa llenar las horas vacías como buenamente podamos, indiscriminadamente, con un ocio inútil o una actividad desenfrenada – lo mismo da – porque ambos encierran la semilla de la inconsciencia.

Matar el tiempo es, en el fondo, la actitud indolente de quien no es consciente de su finitud, o de quien le teme tanto que necesita esconderse tras lo intrascendente para acallar sus propios demonios interiores, para no encararse con la necesidad de poner rumbo a su vida y descubrir qué es lo que disfruta realmente, qué es lo que quiere hacer y, sobre todo, qué es lo que no quiere hacer.

Quien mata el tiempo está imbuido en una especie de hiperkinesia cotidiana que le arrebata toda posibilidad contemplativa y la capacidad para demorarse y disfrutar, como escribiera el filósofo Byung-Chul Han. “Así los acontecimientos se desprenden con rapidez los unos de los otros, sin dejar una marca profunda, sin llegar a convertirse en una experiencia”. Se vive sin vivir.

Por otra parte, aprovechar el tiempo no significa, ni mucho menos, trabajar continuamente o estar permanentemente ocupados sino dedicarse de manera plena y consciente a aquellas cosas que realmente son útiles, nos permiten disfrutar o nos aportan algo para crecer como personas – y eso también implica descansar, relajarse o dedicarse al dolce far niente.

La diferencia entre perder y aprovechar el tiempo radica en el objetivo y la actitud con la cual emprendemos ciertas actividades. Si leemos un libro porque realmente disfrutamos de la lectura, nos aporta conocimiento o nos permite crecer, estaremos “aprovechando el tiempo”. Si solo lo leemos porque estamos aburridos, porque no se nos ocurre nada mejor que hacer, porque es lo que tenemos a mano y cuando lo cerramos, automáticamente olvidamos todo, entonces estaremos “matando el tiempo”.

No mates el tiempo, ¡aprovéchalo!

Dicen que las últimas palabras de la Reina Isabel I de Inglaterra en su lecho de muerte fueron: “Todo cuanto poseo por un momento de tiempo”. La clave para aprender a valorar nuestro tiempo en su justa medida – sin obsesionarnos con su paso, pero tampoco dilapidándolo inconscientemente – consiste en aceptar nuestra mortalidad, comprender que cada día es un regalo precioso compuesto por 1 440 minutos que transcurren uno detrás del otro, de manera silenciosa e inexorable, hasta que, llegados a cierto punto de la vida, el tiempo deja de correr para empezar a volar, precipitadamente, sin asideros a los cuales aferrarse.

Debemos evitar el error de pensar que “quien vive el doble de rápido puede disfrutar en la vida del doble de opciones”. Debemos desterrar la idea de que “la aceleración de la vida hace que esta se multiplique y se acerque al objetivo de una vida plena”, porque una vida plena no se mide en términos de cantidad sino de sentido. No se vive más por hacer más. Se vive más cuando se disfruta más. Cuando las cosas que hacemos tienen un sentido para nosotros. Es por eso que, “quien intenta vivir con más rapidez, también acaba muriendo más rápido”, matando el tiempo con un ocio que no aporta nada más que la inconsciencia de desconectarse de la realidad, según Han.

En su lugar, necesitamos comprender que solo cuando somos plenamente conscientes de nuestra finitud logramos extraer el máximo de cada minuto. Entonces, y solo entonces, dejamos de matar el tiempo para empezar a aprovecharlo en esas cosas que realmente nos aportan y nos permiten vivir experiencias más plenas, alargando el instante presente todo cuanto podamos.

09 diciembre 2020

CÓMO DESARROLLAR EL BALANCE MENTAL

Sicología desarrollo personal

CÓMO DESARROLLAR EL BALANCE MENTAL

 


El equilibrio mental es fundamental para nuestro bienestar, tanto emocional como físico. Sin embargo, a menudo lo descuidamos o no le prestamos la atención suficiente. Somos previsores en muchas áreas de nuestra vida, cuidamos nuestra dieta, nos mantenemos en forma y aseguramos nuestras posesiones más valiosas, pero a veces nos olvidamos de nuestro equilibrio psicológico y lo dejamos completamente al azar convirtiéndonos así en víctimas de las circunstancias.

¿Qué es el balance mental mental? 

El balance mental es un estado de bienestar que resulta de liberar la mente de sus tendencias aflictivas y negativas, dándose cuenta de su potencial en términos de sabiduría, compasión y creatividad. Es un estado en el que los afectos y pensamientos contribuyen al bienestar personal, de manera que nos sentimos plenos y en paz para poder desarrollar al máximo nuestro potencial.

Alcanzar el equilibrio mental no significa que nos desharemos por completo de los pensamientos y emociones negativas ya que, de una forma u otra, siempre estaremos expuestos a la adversidad y los problemas. Desarrollar el equilibrio mental significa no permitir que esas situaciones generen tantos pensamientos y emociones negativas que inclinen demasiado la balanza como para hacernos sentir mal.

Los 4 tipos de equilibrio psicológico: ¿Cómo desarrollarlos? 

1.      balance conativo 

La conación se refiere a la intención y la voluntad, así como su puesta en práctica. No implica simplemente plantearse un objetivo o desear algo sino comprometerse con su consecución. No se limita al deseo de dejar de fumar sino que significa comprometerse y cambiar de verdad.

El equilibrio conativo es fundamental para el equilibrio mental porque si desarrollamos deseos y aspiraciones irreales o no hacemos nada para alcanzar nuestras metas, terminaremos frustrados y sufriendo un elevado nivel de angustia psicológica.

Por otra parte, experimentar un déficit conativo; es decir, no desear nada ni comprometernos con ninguna meta suele generar apatía, desmotivación y, en última instancia, un vacío existencial que nos hará profundamente infelices. Estancarnos en la abulia conduce a la desilusión y la desesperación.

La clave consiste en desarrollar objetivos y deseos basados en la realidad y orientados a nuestra felicidad, con los que podamos comprometernos y llevar a buen término, facilitará nuestro equilibrio psicológico. No obstante, para desarrollar el equilibrio conativo no basta con cambiar unas metas por otras, tenemos que poner en marcha un ejercicio de introspección que nos permita descubrir lo que queremos en realidad y comprometernos con esas metas.

2        balance atencional 

La voluntad sin la capacidad para mantener la atención conduce a un desequilibrio. De hecho, el equilibrio atencional es fundamental para rendir de manera óptima y no caer en la hiperactividad o la hipoactividad.

La hiperactividad atencional ocurre cuando la mente está excesivamente excitada, lo que genera un estado de agitación y distracción compulsiva. Ese nivel de atención no es funcional y no nos permite cumplir nuestros objetivos, al contrario, conduce a la dispersión. En el extremo opuesto hallamos la hipoactividad atencional, un estado de laxitud que nos mantiene desconcentrados y también nos impide alcanzar nuestras metas ya que la mente divaga sin rumbo.

Esos desequilibrios se remedian a través de la atención plena, que sería un nivel de atención sostenida y voluntaria enfocada en una actividad u objeto, sin distracciones. Ese tipo de atención no está dirigida únicamente hacia el externo, sino que también implica la capacidad para escudriñar dentro de uno mismo y ser capaces de conducir suavemente la atención hacia lo que nos interesa cuando nos distraemos, sin enfadarnos, irritarnos o frustrarnos.

Esa atención se puede cultivar de diferentes maneras, aunque uno de los métodos más eficaces es la meditación mindfulness.

3 balance cognitivo 

El equilibrio cognitivo implica comprometerse con el mundo de la experiencia sin realizar suposiciones o albergar ideas preconcebidas sobre los eventos que puedan dar pie a malinterpretaciones o distorsiones de la realidad. Significa estar presentes sin juzgar ni criticar, simplemente viviendo la experiencia.

El equilibrio cognitivo implica deshacerse de los estereotipos y prejuicios, así como de los sesgos cognitivos, o al menos ser conscientes de su existencia para comprender la diferencia entre la realidad y nuestras expectativas o fantasías, ese mundo que hilamos en nuestra mente y que suele dar pie a malinterpretaciones o reacciones emocionales exageradas fuera de contexto.

El budismo nos ofrece un ejemplo claro de desequilibrio cognitivo: confundir una cuerda enrollada con una serpiente. ¿Cómo es posible? Esa confusión se debe a que, en vez de limitarnos a constatar la realidad, no prestamos la suficiente atención y proyectamos nuestros miedos o expectativas, convirtiendo la cuerda en una serpiente.

En la vida cotidiana confundimos continuamente nuestras expectativas, ideas y prejuicios con la realidad, proyectando sobre los hechos nuestros miedos y esperanzas. Eso genera un desequilibrio ya que no respondemos a la realidad tal cual es, sino que reaccionamos ante la historia que hemos construido en nuestra mente. Ese desequilibrio cognitivo puede conducirnos a luchar contra molinos de viento, haciendo que perdamos una energía valiosísima.

Para desarrollar el equilibrio cognitivo debemos poner a prueba continuamente nuestras creencias y pensamientos. Debemos preguntarnos si estamos reaccionando ante lo que nos ocurre o si estamos exagerando los hechos debido a que están influyendo nuestras expectativas o ideas preconcebidas. Se trata de un profundo trabajo de reestructuración cognitiva que implica cambiar las creencias limitantes por otras más adaptativas y flexibles.

4-balance Equilibrio emocional 

El equilibrio emocional es el resultado del balance entre el equilibrio conativo, atencional y cognitivo. Cuando nos planteamos metas realistas y nos comprometemos con su consecución, mantenemos bajo control nuestras expectativas y nos concentramos en lo que realmente importa, el equilibrio emocional es un resultado natural del equilibrio entre deseos, pensamientos y acciones.

Tener un buen equilibrio emocional no implica asumir una actitud indiferente y fría sino ser conscientes de las emociones que estamos experimentando, comprender su influjo y ser capaces de gestionarlas y expresarlas asertivamente.

De hecho, para mantener el equilibrio mental es tan negativa la ira como la euforia extrema ya que ambos estados se convierten en unas gafas que nos impiden ver nítidamente la realidad. El equilibrio emocional es el resultado de una adecuada regulación de los afectos, del autoconocimiento y la madurez psicológica.

Para desarrollarlo es necesario trabajar la Inteligencia Emocional y asumir que las emociones no son enemigos a combatir sino señales a tener en cuenta, tan valiosas como la lógica y la razón.

¿Por qué deberías invertir en tu balance mental? 

Desarrollar un buen equilibrio mental te ayudará a afrontar los problemas. Cuando cuentas con las herramientas psicológicas necesarias y tienes una visión más ponderada, lograrás lidiar con las dificultades sin venirte abajo. Eso significa que la adversidad te hará menos daño y que podrás salir antes de ese estado. Sin duda, es una inversión que vale la pena.

Fuente:

Wallace, B.A. & Shapiro, S. L. (2006) Mental balance and well-being: building bridges between Buddhism and Western psychology. Am Psychol; 61(7): 690-701.

CÓMO DESARROLLAR EL BALANCE MENTAL

 

El equilibrio mental es fundamental para nuestro bienestar, tanto emocional como físico. Sin embargo, a menudo lo descuidamos o no le prestamos la atención suficiente. Somos previsores en muchas áreas de nuestra vida, cuidamos nuestra dieta, nos mantenemos en forma y aseguramos nuestras posesiones más valiosas, pero a veces nos olvidamos de nuestro equilibrio psicológico y lo dejamos completamente al azar convirtiéndonos así en víctimas de las circunstancias.

¿Qué es el balance mental mental? 

El balance mental es un estado de bienestar que resulta de liberar la mente de sus tendencias aflictivas y negativas, dándose cuenta de su potencial en términos de sabiduría, compasión y creatividad. Es un estado en el que los afectos y pensamientos contribuyen al bienestar personal, de manera que nos sentimos plenos y en paz para poder desarrollar al máximo nuestro potencial.

Alcanzar el equilibrio mental no significa que nos desharemos por completo de los pensamientos y emociones negativas ya que, de una forma u otra, siempre estaremos expuestos a la adversidad y los problemas. Desarrollar el equilibrio mental significa no permitir que esas situaciones generen tantos pensamientos y emociones negativas que inclinen demasiado la balanza como para hacernos sentir mal.

Los 4 tipos de equilibrio psicológico: ¿Cómo desarrollarlos? 

1.      balance conativo 

La conación se refiere a la intención y la voluntad, así como su puesta en práctica. No implica simplemente plantearse un objetivo o desear algo sino comprometerse con su consecución. No se limita al deseo de dejar de fumar sino que significa comprometerse y cambiar de verdad.

El equilibrio conativo es fundamental para el equilibrio mental porque si desarrollamos deseos y aspiraciones irreales o no hacemos nada para alcanzar nuestras metas, terminaremos frustrados y sufriendo un elevado nivel de angustia psicológica.

Por otra parte, experimentar un déficit conativo; es decir, no desear nada ni comprometernos con ninguna meta suele generar apatía, desmotivación y, en última instancia, un vacío existencial que nos hará profundamente infelices. Estancarnos en la abulia conduce a la desilusión y la desesperación.

La clave consiste en desarrollar objetivos y deseos basados en la realidad y orientados a nuestra felicidad, con los que podamos comprometernos y llevar a buen término, facilitará nuestro equilibrio psicológico. No obstante, para desarrollar el equilibrio conativo no basta con cambiar unas metas por otras, tenemos que poner en marcha un ejercicio de introspección que nos permita descubrir lo que queremos en realidad y comprometernos con esas metas.

2        balance atencional 

La voluntad sin la capacidad para mantener la atención conduce a un desequilibrio. De hecho, el equilibrio atencional es fundamental para rendir de manera óptima y no caer en la hiperactividad o la hipoactividad.

La hiperactividad atencional ocurre cuando la mente está excesivamente excitada, lo que genera un estado de agitación y distracción compulsiva. Ese nivel de atención no es funcional y no nos permite cumplir nuestros objetivos, al contrario, conduce a la dispersión. En el extremo opuesto hallamos la hipoactividad atencional, un estado de laxitud que nos mantiene desconcentrados y también nos impide alcanzar nuestras metas ya que la mente divaga sin rumbo.

Esos desequilibrios se remedian a través de la atención plena, que sería un nivel de atención sostenida y voluntaria enfocada en una actividad u objeto, sin distracciones. Ese tipo de atención no está dirigida únicamente hacia el externo, sino que también implica la capacidad para escudriñar dentro de uno mismo y ser capaces de conducir suavemente la atención hacia lo que nos interesa cuando nos distraemos, sin enfadarnos, irritarnos o frustrarnos.

Esa atención se puede cultivar de diferentes maneras, aunque uno de los métodos más eficaces es la meditación mindfulness.

3 balance cognitivo 

El equilibrio cognitivo implica comprometerse con el mundo de la experiencia sin realizar suposiciones o albergar ideas preconcebidas sobre los eventos que puedan dar pie a malinterpretaciones o distorsiones de la realidad. Significa estar presentes sin juzgar ni criticar, simplemente viviendo la experiencia.

El equilibrio cognitivo implica deshacerse de los estereotipos y prejuicios, así como de los sesgos cognitivos, o al menos ser conscientes de su existencia para comprender la diferencia entre la realidad y nuestras expectativas o fantasías, ese mundo que hilamos en nuestra mente y que suele dar pie a malinterpretaciones o reacciones emocionales exageradas fuera de contexto.

El budismo nos ofrece un ejemplo claro de desequilibrio cognitivo: confundir una cuerda enrollada con una serpiente. ¿Cómo es posible? Esa confusión se debe a que, en vez de limitarnos a constatar la realidad, no prestamos la suficiente atención y proyectamos nuestros miedos o expectativas, convirtiendo la cuerda en una serpiente.

En la vida cotidiana confundimos continuamente nuestras expectativas, ideas y prejuicios con la realidad, proyectando sobre los hechos nuestros miedos y esperanzas. Eso genera un desequilibrio ya que no respondemos a la realidad tal cual es, sino que reaccionamos ante la historia que hemos construido en nuestra mente. Ese desequilibrio cognitivo puede conducirnos a luchar contra molinos de viento, haciendo que perdamos una energía valiosísima.

Para desarrollar el equilibrio cognitivo debemos poner a prueba continuamente nuestras creencias y pensamientos. Debemos preguntarnos si estamos reaccionando ante lo que nos ocurre o si estamos exagerando los hechos debido a que están influyendo nuestras expectativas o ideas preconcebidas. Se trata de un profundo trabajo de reestructuración cognitiva que implica cambiar las creencias limitantes por otras más adaptativas y flexibles.

4-balance Equilibrio emocional 

El equilibrio emocional es el resultado del balance entre el equilibrio conativo, atencional y cognitivo. Cuando nos planteamos metas realistas y nos comprometemos con su consecución, mantenemos bajo control nuestras expectativas y nos concentramos en lo que realmente importa, el equilibrio emocional es un resultado natural del equilibrio entre deseos, pensamientos y acciones.

Tener un buen equilibrio emocional no implica asumir una actitud indiferente y fría sino ser conscientes de las emociones que estamos experimentando, comprender su influjo y ser capaces de gestionarlas y expresarlas asertivamente.

De hecho, para mantener el equilibrio mental es tan negativa la ira como la euforia extrema ya que ambos estados se convierten en unas gafas que nos impiden ver nítidamente la realidad. El equilibrio emocional es el resultado de una adecuada regulación de los afectos, del autoconocimiento y la madurez psicológica.

Para desarrollarlo es necesario trabajar la Inteligencia Emocional y asumir que las emociones no son enemigos a combatir sino señales a tener en cuenta, tan valiosas como la lógica y la razón.

¿Por qué deberías invertir en tu balance mental? 

Desarrollar un buen equilibrio mental te ayudará a afrontar los problemas. Cuando cuentas con las herramientas psicológicas necesarias y tienes una visión más ponderada, lograrás lidiar con las dificultades sin venirte abajo. Eso significa que la adversidad te hará menos daño y que podrás salir antes de ese estado. Sin duda, es una inversión que vale la pena.

Fuente:

Wallace, B.A. & Shapiro, S. L. (2006) Mental balance and well-being: building bridges between Buddhism and Western psychology. Am Psychol; 61(7): 690-701.

GENEROSIDAD/ LA PALABRA MÁS IMPORTANTE PARA TENER ÉXITO

GENEROSIDAD/ LA PALABRA MÁS IMPORTANTE PARA TENER ÉXITO




La vida está llena de paradojas. Una de las que más me gusta es que cuanto más das, más recibes. Parece una contradicción, pero no lo es. Esto lo hemos oído cientos de veces, sin embargo, luego muy poca gente lo aplica.

Por eso, hay una palabra que es la más importante del diccionario para tener éxito, y que te puede chocar; esa palabra es GENEROSIDAD. No es casual que Aristóteles dijese hace ya algunos siglos que «la generosidad es un egoísmo inteligente». Intentaremos explicarlo a continuación.

Si te fijas en la Lista Forbes de las personas más ricas del mundo, siempre aparecen empresarios. No aparecen deportistas, cantantes, escritores u otro tipo de personas, por mucho dinero que ingresen. Los que aparecen siempre en esa lista son empresarios. 

Esto nos lleva a una pregunta: ¿Porque es así? Básicamente por dos conceptos que van unidos:

1. CONCEPTO ‘VALOR’: 

¿Qué es un empresario? Un solucionador de problemas; un empresario es alguien que hace más fácil la vida a la gente. ¿Y por qué se la hace más fácil? Básicamente por tres motivos:

— Lo que hace es mejor (factor calidad).

— Lo que hace es más barato (factor precio).

— Lo que hace es diferente (factor diferenciación).

 

El otro día en el post 5 claves para emprendedores de Richard Branson, ya apuntábamos que este conocido emprendedor británico pone en práctica la ‘teoría de la frustración’: «¿Qué es un negocio? Un negocio consiste en montar algo que marque una diferencia en los demás y que estén dispuestos a pagar por ella. Lo que un aspirante a emprendedor debe preguntarse es: ¿qué te frustra a ti?, ¿qué frustra a los consumidores?, ¿cómo se puede solucionar? Y si creen que pueden solucionarlo con un negocio... entonces tienen un negocio. No tiene sentido crear nada si no es fruto de la frustración de encontrarte con cosas que no te gusta cómo funcionan, que los demás no hacen bien. Si no eres capaz de agitar un mercado maduro y hacerlo mejor que otros, no tienes entre manos un buen motor para emprender».

 

La riqueza siempre está asociada al VALOR. Pregúntate siempre cómo aportarle valor a la gente, esto es, cómo darle ‘más’ por ‘menos’. Y cuando lo consigas, después continúa preguntándote como seguir aportando VALOR. Cuanto más valor aportes, mejores oportunidades aparecerán en la vida. Cuanto más estudies, investigues, formes para aumentar el valor de lo que ofreces a tu público, más serás demandado. 

2. CONCEPTO ‘CANTIDAD’

Una vez que consigues aportar valor, hazlo para el mayor número de gente que te sea posible. No limites tus aspiraciones, porque si tienes algo que ofrecer bueno y no lo das a conocer al mayor número de personas posibles, el mundo se está perdiendo algo valioso.

Imagínate que tu sueño es ser conferenciante. Has estudiado alguna disciplina a fondo, la conoces al detalle, y quieres ofrecer todo lo que sabes a tu audiencia porque piensas que les puede ser útil en su vida. Sin embargo, cuando te imaginas dando conferencias, probablemente te veas delante de una audiencia de 100, 200 ó 300 personas y sólo dando conferencias en tu país. Lo hemos dicho muchas veces: la gente se fija metas pequeñas porque se siente pequeña, no porque lo sea; y en eso se convierte.

¿Por qué si tienes algo valioso que ofrecer no lo ofreces a tanta gente como te sea posible: 1.000, 2.000 ó 3.000 personas de audiencia en un macro evento? ¿Por qué si tienes algo valioso que ofrecer no lo ofreces en tantos países como te sea posible?

Ya sabes que la Facturación es igual al Precio por la Cantidad: F = P x Q. Lo que ganas no es otra cosa que el precio de lo que vendes por el número de unidades vendidas. Por tanto, cuantas más unidades vendas de tus productos/servicios, más ganancias obtendrás.

De ello ya hablamos en Los 4 factores clave para tu éxito comercial. Siempre pregúntate cómo puedes hacer lo que haces para más gente. De eso se trata. En definitiva, a mayor vocación de servicio, mayores ganancias. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, cambia el enfoque del ‘cuánto gano’ al ‘cómo sirvo’:

Cuanto más valor aportes y a más gente, 

mejor te irá en la vida y más ganarás

04 diciembre 2020

LA FUERZA INTEOR QUE HAY EN TU INTERIOR ES MAS FUERTE, POR DURA QUE CUALQUIER OBTACULO QUE TE PONGA LA VIDA

LA FUERZA INTEOR  QUE HAY EN TU INTERIOR ES  MAS FUERTE, POR DURA QUE  CUALQUIER OBTACULO QUE TE PONGA LA VIDA


En los campos de concentración, las pequeñas cosas se convertían en grandes cosas. Y también en señales premonitorias. “Cuando veíamos a un camarada fumar sus propios cigarrillos en vez de cambiarlos por alimentos, ya sabíamos que había renunciado a confiar en su fuerza para seguir adelante y que, una vez perdida la voluntad de vivir, rara vez se recobraba”, contó el psiquiatra Viktor Frankl sobre su estancia en los campos de concentración nazis de Auschwitz y Dachau.

Frankl se dio cuenta de que en los campos de concentración no siempre sobrevivían los más jóvenes y fuertes. Muchas personas que aparentemente no tenían ninguna probabilidad de sobrevivir, superaron aquel horror. ¿La clave? Una vida interior rica apuntalada por un sentido, una meta futura, algo por lo cual luchar y a lo cual aferrarse.

No busques fuera, mira dentro

Nuestra sociedad – al menos la sociedad que fuimos hasta hace poco – vivía completamente volcada hacia afuera. Nos animaba a buscar las satisfacciones de nuestra insatisfacción interior en las cosas. Nos animaba a mantenernos continuamente ocupados. Haciendo siempre más. Comprando siempre más. En un estado de narcotización continua que enajenaba el pensamiento y nos alejaba cada vez más de nosotros mismos.

De repente todo eso se ha detenido y muchos se han quedado sin asideros, experimentando un auténtico síndrome de abstinencia. Abstinencia de ese flujo constante de estímulos exteriores con el que se adormecía la conciencia.

Sin embargo, para afrontar las situaciones límite necesitamos desarrollar una vida interior más rica. Mirar dentro. Ser consciente de uno mismo. Dejar de volcarse hacia afuera en busca de fuerzas y encontrar esa fuerza en nuestro interior. Se trata de asumir el reto. El tiempo que nos tocó vivir. Las condiciones particulares de cada uno.

Esa intensificación de la vida interior” nos permite “refugiarnos contra el vacío, la desolación y la pobreza espiritual de la existencia” cuando las cosas se tuercen, aseguraba Frankl.

Alimentar esa vida interior no implica cerrar los ojos ante la realidad, sino encontrar cobijo y consuelo yendo más allá de lo que podemos ver y tocar. “Las personas con una vida intelectual rica sufrieron muchísimo, pero el daño causado a su ser íntimo fue menor porque eran capaces de aislarse del terrible entorno retrotrayéndose a una vida de riqueza interior y libertad espiritual”, explicó el psiquiatra.

Busca tu sentido

Cuando debemos enfrentarnos a desafíos extremos, muchas veces la fuerza mental apuntala la fuerza física. La capacidad para seguir adelante pase lo que pase, surge de que tengamos un motivo para luchar. Y de que seamos capaces de aferrarnos a este con uñas y dientes. Como diría Nietzsche: “quién tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”.

El sentido de la vida, ese motivo para luchar es único e inalienable. Es la única posesión que nos queda cuando nos reducimos a la existencia desnuda, cuando tocamos fondo 

03 diciembre 2020

¿CÓMO RECUPERARSE CUANDO TOCAS FONDO EMOCIONALMENTE?

 ¿CÓMO RECUPERARSE CUANDO TOCAS FONDO EMOCIONALMENTE

 

La vida no siempre nos sonríe. A veces se tuerce y retuerce. Nos asesta duros golpes de los cuales es difícil recuperarse. Cuando nada nos sale bien y el andamio que sustentaba la estructura de nuestra vida se desmorona, no es extraño que terminemos tocando fondo.

Entonces sentimos que nos deslizamos – lenta pero inexorablemente – por un túnel sin asideros. Caemos sin resistencia. Sin autoestima a la cual aferrarse. Sin esperanzas. Con la certeza de que ya no tenemos nada que perder – y tampoco nada que ganar.

No es una experiencia agradable. No cabe duda. Pero tras tocar fondo emocionalmente, debemos asegurarnos de no quedarnos atrapados en ese agujero indefinidamente. Justo en ese momento, cuando más hundidos y destrozados estamos, podemos usar esa experiencia para fortalecernos y crecer.

Caemos por la fuerza de gravedad, pero nos levantamos con la fuerza de voluntad

Cuando tocamos fondo emocionalmente tenemos dos opciones: quedarnos paralizados en ese agujero o comenzar el ascenso. Aunque parezca irracional, lo cierto es que en ciertas circunstancias la perspectiva de quedarse ahí abajo puede ser tentadora. A todo se acostumbra uno. Y estar en ese agujero, por cuanto oscuro, frío y angustioso que sea, nos libera finalmente de la necesidad de luchar, nos da permiso para deponer las armas y bajar las manos, ya inertes y sin fuerzas. De cierta forma, ese agujero se convierte en un respiro de todos los problemas que nos condujeron hasta el fondo. Y eso se agradece.

Por otra parte, el peso psicológico que arrastramos también nos arrebata las fuerzas para subir y nos nubla la mente, de manera que somos incapaces de vislumbrar una salida, aunque la tengamos justo delante de nuestros ojos. Sin embargo, quedarnos en el fondo del pozo implica una muerte segura – en el sentido metafórico y a veces también literal. Por eso, apenas reunamos un ápice de fuerza, necesitamos emprender la escalada.

Cinco lecciones muy valiosas que aprendemos al tocar fondo

Si no sabemos nadar para mantenernos a flote, acabaremos tocando fondo. Aunque la sensación de ahogo no nos guste y no sepamos cuándo podremos salir, el fondo nos permitirá coger impulso y emprender un viaje de autodescubrimiento y evolución personal. Podemos sacar algo bueno de esa terrible experiencia.

1.      Concientizamos las verdaderas implicaciones de las decisiones que hemos ido tomando en la vida. Tocar fondo nos enseña que no somos inmunes a los golpes de la vida y nos permite comprender el alcance de todos y cada uno de los pasos que hemos ido dando. Nos ayuda a quitarnos la venda de los ojos y detectar las decisiones incorrectas que nos llevaron hasta ese punto del camino. A su vez, nos ayuda a aceptar la responsabilidad por nuestras decisiones, contribuyendo a que nos demos cuenta de que quejarnos, buscar culpables o inventar excusas no tiene ningún sentido.

28 octubre 2020

Psicología/ desarrollo personal                                                                
NO NACEMOS SIENDO IGNORANTES, APRENDEMOS A SER IGNORANTES


Siempre hemos pensado que ignorar es un verbo pasivo. La ignorancia es la falta de conocimientos, un estado de desinformación o una carencia de comprensión. Por tanto, calificamos a una persona como “ignorante” cuando desconoce o no comprende algo. 

Ese carácter pasivo implica que, de cierta forma, esa persona no es responsable de su ignorancia, simplemente arrastra consigo esa “carencia”. Es curioso, sin embargo, que no apliquemos el calificativo de ignorante a los niños, a pesar de que estos no suelen dominar los mismos conocimientos de los adultos. 

Eso significa que la ignorancia parte de un presupuesto: algo que deberíamos conocer pero no sabemos, un camino que debíamos haber recorrido pero no lo hicimos. Entonces la ignorancia abandona su significado pasivo para tener una acepción activa que implica no reconocer algo o actuar como si no se supiera. Caemos en lo que se conoce como “ignorancia motivada”. 

¿Qué es la ignorancia motivada? 

La ignorancia motivada es cuando elegimos, de manera más o menos consciente, no saber más, no profundizar, no comprender. Esa ignorancia es terriblemente peligrosa porque suele conducir a posturas extremas y cercena nuestra capacidad para seguir creciendo y madurando. Cuando decidimos ser ignorantes, alguien más decidirá en nuestro lugar. Nos convertimos en personas manipulables.