22 julio 2022


Gozar de una buena autoestima y de fuerza de motivación 
que puedan guiar nuestra vida hacia un propósito  queresulta esencial para tener una vida más feliz.

11 junio 2022

CONECTAR CON LOS DEMÁS DE FORMA MAS EFECTIVA!

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 ¡CONECTAR CON LOS DEMÁS DE FORMA  MAS EFECTIVA!



Conectar con los demás puede ser una experiencia muy positiva y gratificante. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de York reveló que sentir que tenemos cosas en común con los demás y saber que les importamos tiene un efecto beneficioso para nuestra salud mental. Sin embargo, establecer ese vínculo especial que une a dos personas no siempre es sencillo.

Las  claves para conectar con los demás

Para conectar con las personas, el primer paso es desnudarse, metafóricamente. O sea, es importante ser conscientes de que normalmente nos relacionamos desde nuestros prejuicios y estereotipos, los cuales a menudo se convierten en una barrera que nos impide conocer al otro. Por esa razón, es fundamental desnudarnos mentalmente, liberándonos de todo tipo de ideas preconcebidas que terminan convirtiéndose en obstáculos para desnudar el alma.

Existen tres palabras que pueden guiarnos a través de esa experiencia para favorecer un vínculo más profundo con la persona que tenemos delante: respeto, compasión y sinceridad.

1.      Respeto. Esta palabra proviene del verbo latino “spectare”, que significa “mirar”, a la que se le añade el prefijo “re” que implica duplicar la acción. Por tanto, cuando nos comportamos con respeto lo que hacemos es mirar y volver a mirar al otro, para poder verlo como una persona distinta a nosotros mismos, una persona única a la que debemos tratar con consideración y tolerancia. El respeto es, por ende, la base de todas las relaciones desarrolladoras.

2.      Compasión. Este vocablo proviene viene del griego “pathos” que suele traducirse como “sufrir”, aunque también tiene un significado más amplio que indica “todo lo que se siente o experimenta” o “estado del alma”, y el prefijo “com” significa “junto a”. Por consiguiente, cuando nos relacionamos desde la compasión no sentimos lástima por la otra persona, sino que mostramos una actitud empática, compartimos sus sentimientos. Así logramos conectar a un nivel más profundo.

3.      Sinceridad. El origen de la palabra “sincero” es muy interesante porque proviene de una práctica relativamente habitual en la época romana en la que los escultores usaban una “cera” para disimular las imperfecciones y rajaduras en el mármol de las esculturas. En aquella época, algunas personas pedían una obra “sin-cerum”, en la cual se podía apreciar la obra en la piedra tal cual, sin ningún arreglo ni añadido que la hiciera parecer perfecta. Sin duda, la sinceridad es un ingrediente esencial para conectar con los demás pues es lo que permite que nuestra esencia fluya. No tenemos que hacer nada especial ni intentar ser alguien que no somos, tan solo debemos ser auténticos.

La puesta en práctica de esas tres actitudes contribuye a desarrollar la disposición interior necesaria para establecer una verdadera conexión con otras personas, un vínculo que no se base en las apariencias sino en un deseo auténtico de conectar y mostrarnos sin máscaras, tal cual somos.

Obviamente, para lograrlo es necesario que al menos dos personas estén dispuestas a abrirse y conectar. Entonces hay que mirar al otro y volver a mirarlo para tomar consciencia de su unicidad, pero también para poder compartir el estado de su alma. Todo desde la sinceridad, sin pretender ocultar nuestras fallas o vulnerabilidades porque es precisamente eso lo que nos humaniza y acerca.

Fuente:Flett, G. L. et. Al. (2022) The Anti-Mattering Scale: Development, psychometric properties and associations with well-being and distress measures in adolescents and emerging adults. Journal of Psychoeducational Assessment; 40(1): 37–59.

09 junio 2022

LO QUE LOS DEMÁS PIENSEN DE TI ES SU REALIDAD, NO LA TUYA

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LO QUE LOS DEMÁS PIENSEN DE TI ES SU REALIDAD, NO LA TUYA


No se puede tener ningún tipo de certeza de lo que otros sienten. De la misma forma, no podemos saber lo que han vivido y lo que han aprendido o no.

Lo que otras personas piensen de ti es su realidad, no la tuya. Ellos saben tu nombre, pero no tu historia, no han vivido en tu piel, ni han calzado tus zapatos. Lo único que los demás saben de ti es lo que tú les has contado o lo que han podido intuir, pero no conocen ni a tus ángeles ni a tus demonios.

Con frecuencia nos cuesta entendernos a nosotros mismos, pero nos aventuramos valientes a descifrar el código del sentir ajeno. No se puede tener ningún tipo de certeza de lo que otros sienten. De la misma forma, no podemos saber lo que han vivido y lo que han aprendido o no.

Por lo tanto, no deberíamos darle importancia a lo que los demás dicen de nosotros, pues sus palabras obedecen a una realidad ilusoria que su mente ha creado con el afán de saberlo todo sobre nuestra vida…

21 abril 2022

SILENCIO Y SUEÑO: DOS NECESIDADES DE LA MENTE QUE SE HAN VUELTO UN LUJO

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SILENCIO Y SUEÑO: LAS DOS NECESIDADES DE LA MENTE QUE SE HAN VUELTO UN LUJO



Si miramos al pasado, nos daremos cuenta de que vivimos en un mundo de lujos. Tenemos cosas que nos facilitan la vida que nuestros bisabuelos ni siquiera podían imaginar. Y la industria se las ingenia para producir cada vez más cosas, que prometen facilitarnos aún más la vida, hacernos más felices y exitosos. Bombardeados por ese frenesí de estímulos, es fácil olvidar y descuidar las cosas más esenciales y necesarias de la vida, como el silencio y el sueño, dos necesidades de la mente que se están convirtiendo en lujos.


La mercantilización del sueño

En el imaginario colectivo se ha asentado la idea de que dormir poco es digno de admiración y una señal de éxito puesto que significa que esa persona está muy ocupada, probablemente transformando su tiempo en dinero. Cuando nos encontramos con alguien y nos dice que no tiene ni un minuto libre, asumimos que se trata de una persona «exitosa». Este fenómeno ha alcanzado un nivel tal que en Tokio se practica lo que se conoce como inemuri, que significa literalmente “estar presente mientras dormimos”.

Esa práctica surgió a finales de los años ’80, en medio de la burbuja económica que estaba convirtiendo a Japón una gran potencia. Entonces los japoneses llevaban una vida laboral tan activa que no tenían tiempo para dormir. Las personas de negocios tenían jornadas de 24 horas, por lo que comenzaron a practicar el inemuri donde pudieran, en el transporte público o en el trabajo, solo para darle un pequeño descanso a su mente mientras aprovechaban al máximo su tiempo.

Sin embargo, a medida que los científicos comprenden mejor qué ocurre durante el sueño, alertan de que es imprescindible para nuestra salud física y emocional. Durante el sueño nuestro cerebro reprocesa las experiencias que hemos vivido durante el día, las reorganiza en la memoria y les resta parte de su impacto emocional, lo cual nos permite levantarnos al día siguiente con una perspectiva más objetiva y la mente más fresca.

También se ha apreciado que durante el sueño el cerebro se deshace de las sustancias de deshecho de su metabolismo, esas mismas sustancias que se han relacionado con la aparición de enfermedades neurodegenerativas como las demencias. Por eso, podemos afirmar que dormir poco y mal encoge y envenena nuestro cerebro, literalmente.

La industria lo sabe, por lo que ya estén apareciendo empresas que mercantilizan el sueño. Existen compañías que cuentan con salones de siesta para que sus empleados puedan descansar sin salir de la oficina. Y en las grandes urbes se abren centros conocidos como “retiros del sueño”, como Siesta&Go que ya se encuentra presente en más de cinco grandes capitales del mundo, donde los ocupados trabajadores pagan por horas para poder echar una siesta.

 

También están surgiendo nuevas aplicaciones que nos prometen ayudarnos a dormir, hay colchones inteligentes que nos “aseguran” un sueño reparador y hasta se han creado máscaras para dormir que monitorizan las ondas cerebrales y estados REM.

El problema es que todos estos inventos se venden como una ventaja para mejorar nuestro desempeño y ser más eficaces en el trabajo. Así se cierra un círculo vicioso: la tecnología y el estilo de vida que nos han arrebatado el sueño nos venden tecnología para que consigamos dormir en aras de seguir manteniendo el mismo estilo de vida. ¡Es insensato! Sobre todo porque para dormir mejor solo sería necesario aprender a desconectar.

Debemos recordar que dormir mal, que no significa solo dormir poco sino en un entorno ruidoso que provoca despertares continuos, equivale a apilar un fardo de enfermedades, estrés y mal humor. Algunas personas serán más resistentes que otras, pero si no le das a tu sueño la importancia que merece, acabará costándote muy caro en términos de salud.

La tendencia a priorizar el dinero sobre la salud, pensando que este puede resolverlo todo es uno de los peores errores que podemos cometer en la vida. Nos hemos desecho del sueño a favor de otros sueños: el sueño del éxito, el sueño de tener más cosas, el sueño de ser mejores… Y no estoy segura de que salgamos ganando en ese cambio.

¿Cómo nos robaron el silencio?

Nuestro mundo se rige por la economía, nos guste o no. Por eso se piensa que lo fundamental es generar más ingresos, aunque eso no significa necesariamente generar más prosperidad. Sin embargo, en el afán de producir más ganancias, hemos atiborrado nuestros espacios de objetos ruidosos y de tecnología que perturba los ciclos naturales de sueño y vigilia. Así el silencio también se ha convertido en un producto de lujo.

Desde siempre, el silencio ha sido valuado y el ruido aborrecido. Hace mucho tiempo, en Síbari, se obligaba a los artesanos cuya profesión era ruidosa a vivir fuera de los muros de la ciudad. Sin embargo, hoy vivimos y trabajamos en ciudades ruidosas llenas de objetos que, obviamente, dejan una huella sonora.

Mientras tanto, la industria se encarga de hacer del silencio su mayor reclamo vendiéndonos electrodomésticos silenciosos a precios casi prohibitivos que solo puedes pagar a costa de dormir menos para trabajar más. American Airlines, por ejemplo, comercializa su «Admirals Club» realizando una asociación entre el lujo, el éxito y el silencio: «Acceda a nuestros salones Admirals Club, un oasis de paz lejos del ajetreo del aeropuerto. Relájese en un ambiente tranquilo y sofisticado «. Y no son los únicos, Finlandia, por ejemplo, se publicita como un destino de turismo silencioso.

08 abril 2022

pIlares sobre los que se construye la tolerancia al estrés

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tolerancia al estrés

pIlares sobre los que se construye la tolerancia al estrés


    algunas características de las personas tolerantes al estrés comparten que les ayudan a algunas características lidiar con la tensión y los problemas:
  • 1.      Anticipación de la experiencia. “El efecto de lo que no se busca es aplastante, pues al peso del desastre se suma lo inesperado. El hecho de que fuera imprevisto intensifica la reacción de una persona. Por eso debemos asegurarnos de que nada nos coja por sorpresa. […] Debemos prever todas las posibilidades y fortalecer el espíritu para afrontar las cosas que puedan ocurrir si no queremos sentirnos abrumados y aturdidos. […] Todo el mundo se enfrenta con mayor valentía a algo para lo cual se ha preparado durante mucho tiempo. Aquellos que no están preparados, por otro lado, reaccionarán mal ante los acontecimientos más insignificantes”, escribió Séneca hace siglos. Las personas tolerantes al estrés son capaces de anticiparse a las experiencias negativas y prepararse psicológicamente para ellas.

    2.      Desvirtuar la atención de la emoción negativa. Cuando atravesamos un mal momento, es normal que toda nuestra atención se enfoque en lo que nos ocurre. Sin embargo, de esta manera podemos terminar maximizando los problemas, sumergiéndonos en el bucle tóxico que crea nuestra mente y se alimenta de las quejas. Las personas con mayor tolerancia al estrés, en cambio, no se obsesionan con las circunstancias adversas o las sensaciones aversivas, son capaces de reconducir su atención. No es que se olviden de la adversidad, simplemente saben redistribuir sus recursos atencionales para no obsesionarse con lo que les ocurre y poder seguir adelante con cierta dosis de normalidad.

    3.      Reevaluación de la situación como aceptable. Cuando estamos sumidos en una situación estresante, podemos caer en el error de pensar que todo es peor de lo que es. La frustración y la angustia pueden convertirse en un cristal a través del cual vemos el mundo de manera distorsionada. Eso puede hacernos creer que todo es más insoportable o terrible. Las personas tolerantes al estrés no disfrutan de las situaciones adversas, pero son capaces de disminuir su impacto a un nivel aceptable que les permite seguir gestionando su día a día y recuperar la normalidad en la medida de lo posible. Pueden lograrlo porque son capaces de ver el panorama general. Comprenden que probablemente el problema que les preocupa hoy será intrascendente o habrá pasado en un mes o un año. Eso les permite valorar sus preocupaciones bajo una luz más realista.

    4.      Capacidad para regular el comportamiento. Las personas con tolerancia al estrés son capaces de mantener un grado de autocontrol adecuado que impide que las emociones negativas influyan demasiado en su comportamiento. Así mantienen un nivel de funcionamiento adaptativo incluso en medio de la tormenta. Su nivel de autorregulación impide que se produzca un secuestro emocional, de manera que no llegan a tocar fondo emocionalmente, sino que incluso en los momentos más difíciles son capaces de mantener una rutina. Curiosamente, a menudo esa rutina es lo que les permite aliviar la carga que están llevando sobre sus hombros para restar impacto a la adversidad.

    5.      Diálogo interior positivo. Cuando las cosas van mal, es difícil ver la luz al final del túnel. Es más fácil caer por el desfiladero de los pensamientos negativos y los peores augurios. Sin embargo, las personas con tolerancia al estrés mantienen un diálogo interno positivo. No son optimistas ingenuos. Saben que las cosas pueden estar mal o incluso son conscientes de que pueden empeorar, pero se dan ánimos y confían en sus capacidades para afrontar lo que ocurra. Se dicen: “Puedo hacerlo”, “soy una persona fuerte”, “esto pasará”, “ya me he levantado antes y puedo volver a hacerlo”. Ese diálogo interior positivo les brinda la fuerza que necesitan para seguir adelante hasta que el temporal amaine.

     

    Fuente: Lero, T. M. et. Al. (2010) Distress Tolerance and Psychopathological Symptoms and Disorders: A Review of the Empirical Literature among Adults. Psychol Bull; 136(4): 576–600.

    27 marzo 2022

    FILOSOFÍA DE LA TERCERA EDADlavejez, el porvenir inalcanzable

    FILOSOFÍA DE LA TERCERA EDAD
    lavejez, el porvenir inalcanzable
    PERSONAS DE LA TERCERA EDAD

    Los viejos, la tercera edad, los ancianos, la edad de plata… Los llamamos de distintos nombres porque quizá no sabemos cómo llamarlos. Tampoco se sabe qué hacer con ellos y la pandemia lo ha demostrado con fayecimientos, como argumentos. Son un extraño objeto de estudio para la filosofía. Son extraños para todo y para todos. Los llevamos dentro, pero nos asaltan siempre cuando los vemos desde fuera, en el espejo. Son el resultado de nuestra vida y los vecinos de nuestra muerte. ¿No deberíamos acercarnos a mirar al viejo o a la anciana que habita en ti o en nosotros? Hago una aproximación filosófica a las muchas preguntas que suscita la vejez. ¡esto es un avance del dosier escrito sobre la tercera edad.

    02 marzo 2022

    Psicología SALUD Y BIENESTARDeja de contar ovejas

    Psicología SALUD Y BIENESTAR
    Deja de contar ovejas

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    Esto es lo que debes hacer si las preocupaciones no te dejan dormir

    La alimentación y el deporte pueden ser clave

    según Jesús Matos (psicólogo experto en gestión de la tristeza y en desarrollo personal) "El sueño es un proceso automático y surge solo", 

    Vuelta para aquí. Vuelta para allá. Vuelta a la almohada, que está ya caliente. Y codazo a la pareja, que ronca. Vistazo al reloj. ‘Las 3:12, verás qué sueño mañana’. Pero si algo da vueltas es el cerebro. La mente, traicionera, que ataca sin piedad en cuanto parece que el sueño empieza a pesar con un fogonazo en forma de preocupación. Como un disparo. Pum. Y otra vez a hacer la croqueta.

    Los quebraderos de cabeza parecen aguadar en el subconsciente hasta que perciben que llega la hora de acostarse. Es entonces cuando afloran y despliegan su asfixiante estela, dispuestos a mantenernos otra noche en vela. Una delicia. Como si el día no fuera ya bastante duro como para, encima, no descansar bien por la noche.

     “El sueño es un proceso automático y surge solo, por eso resulta tan fácil alcanzarlo cuando estamos tranquilos. Pero la cosa se complica cuando arrastramos preocupaciones que no hemos logrado solucionar a lo largo del día”, comienza Jesús Matos, psicólogo experto en gestión de la tristeza y en desarrollo personal, que también sostiene que, aplicando una serie de consejos, cualquiera puede relajarse lo suficiente como para dormir a pierna  sin tener que recurrir a los fármacos.

    Haga esto antes de ponerse el pijama

    El cerebro responde ante las preocupaciones, en primera instancia, de forma automática, tratando de evitarlas

    El psicólogo enumera tres pautas. La primera, hacer deporte de forma regular: “Está demostrado que hacer ejercicio tres o cuatro veces a la semana, trascurridos dos meses y medio, es igual de efectivo para conciliar el sueño que los medicamentos para la ansiedad”, asegura. Y completa diciendo que basta un mes y medio para notar cómo la tristeza y la depresión pierden poder sobre nosotros. Por eso, anima a hacer deporte –nunca antes de acostarse, puesto que el cortisol segregado nos activa y elimina el sueño– para despejar cuerpo y mente. “¿Qué deporte? Eso no es tan importante; en función de las preferencias o capacidades de cada uno”, concluye.

    El segundo consejo pasa por preocuparse, sí, pero adrede. “Durante diez o quince minutos al día, debemos escribir en un papel aquello que sabemos que más tarde nos quitará el sueño”, sostiene el psicólogo. Su propuesta se fundamenta sobre la base de que el cerebro responde ante las preocupaciones, en primera instancia, de forma automática, tratando de evitarlas; busca distraerse para no pasarlo mal. Pero, ¿qué sucede cuando estamos en la cama? Que la mente no tiene con qué distraerse y es pasto de esos sentimientos agobiantes. “Por eso, si dedicamos unos minutos al día a preocuparnos de forma consciente, lograremos que el cerebro racionalice esos pensamientos, evitando así que estallen cuando dejemos la mente en blanco”. Que vendrán, sí; pero con menos crudeza, asegura el experto.

    La tercera pauta, y quizá la más conocida, sea la de la meditación. “Diez minutos al día, a medio plazo, nos ayudarán de forma sobresaliente”. Pero también se puede optar por poner en práctica alguna técnica de relajación, como la técnica del ‘4-7-8’ –coger aire durante cuatro segundos, retenerlo durante siete y expulsarlo por la boca de forma sostenida durante ocho– o las de relajación muscular progresiva de Jacobson o Schultz. Y jamás dé vueltas en la cama: “Si pasados 30 minutos no hemos conseguido dormirnos, es mejor levantarse y realizar cualquier actividad monótona como leer o fregar los cacharros”, concluye el psicólogo.

    Pero eso no es todo

    Debemos evitar cenar alimentos como la carne, los huevos o aquellos ricos en vitamina C

    En absoluto. Porque, a pesar de que las preocupaciones puedan estar más o menos controladas, también hay muchos trucos que tienen que ver con la alimentación, los horarios o el entorno en el que cada uno descansa. Empezando por el dormitorio, hay muchos factores a tener en cuenta.

    La Sociedad Española del Sueño (SES) enumera varios consejos: evitar la estimulación lumínica de los dispositivos electrónicos antes de acostarse –así que nada de tele, tablet o smartphone–, alejarse de los ruidos y la contaminación acústica, mantener una temperatura ambiental entre 18 y 21 grados y la habitación limpia, ordenada, además apostar por los tonos pastel como el azul, el verde y el amarillo o por los colores neutros para las paredes. También apagar el móvil o dejarlo fuera del cuarto para evitar las radiaciones electromagnéticas, elegir un colchón de firmeza media y no usar almohadas demasiado altas o de plumas y, por último, utilizar el dormitorio únicamente para descansar o para mantener relaciones sexuales.

    En cuanto a la alimentación, la SES recomienda no cenar alimentos ricos en aminoácidos tirsina y fenilalanina –traducción: carnes rojas, huevos, jamón o productos con vitamina C como kiwis y naranjas– y apostar por los de alta concentración de triptófano, como los lácteos, plátanos, pescados azules o frutos secos. Además, conviene evitar cafés, tés y bebidas estimulantes, las comidas que producen flatulencia o acidez, el consumo excesivo de alcohol o el tabaco. Porque no, el cigarro no relaja, sino que activa todavía más.

    Por último, en relación a los horarios y rutinas del sueño, la SES aconseja limitar la siesta a un máximo de 20 o 30 y, sobre todo, mantener unos ciclos regulares, sin establecer grandes cambios entre los días de trabajo y de descanso.

    ¿Y las ovejitas? “Puede ser considerada una práctica de mindfulness, de meditación, pero no servirá de nada si no se implementan el resto de consejos”, afirma el psicólogo Jesús Matos. Porque quizá lleguemos a contar una, dos, tres y cuatro ovejas, pero probablemente la quinta se yerga sobre sus dos patas traseras, saque un micrófono y empiece a darle un speech sobre todo aquello por lo que usted está realmente preocupado. Por eso, practique. Haga deporte, preocúpese adrede y ordene su cuarto, aconsejan los expertos. Así estará más cerca de levantarse al día siguiente con un pequeño y extrañamente adorable cerco de saliva sobre su almohada.